jueves, 15 de septiembre de 2016

Que se acaba, que se acaba… El petróleo y sus implicaciones, por D. Lacalle

“I just want you to hurt like I do” Randy Newman.

Hace ya dos años que Diego Parrilla y yo publicamos “The Energy World Is Flat” (Wiley, La Madre de Todas las Batallas en Deusto) en el que explicábamos las fuerzas que aplanan el mundo energético. Ayer, tras meses negando la evidencia, la IEA (International Energy Agency) tuvo que volver a revisar sus estimaciones del mercado de crudo, que esperaban que se equilibrase este año solo hace un mes. Por fin reconocen que el exceso de suministro y los inventarios disparados harán que el mercado no se equilibre hasta mediados de 2017. Y como agencia diplomática que es, esa estimación tiene –como la anterior- un error fundamental, las expectativas de crecimiento de demanda asiática y el consumo de exceso de inventarios.

No salen los números. A menos que en 2017 el crecimiento económico se dispare a más del doble del de 2016 –improbable siendo amable-y la demanda de crudo crezca en más de 500.000 barriles al día por encima de las ya optimistas expectativas, es prácticamente imposible que el mercado se equilibre.

La IEA ha tenido que revisar a la baja sus expectativas de crecimiento de demanda en 100.000 barriles al día comparado con sus previsiones de hace un mes. Para que se hagan una idea, en el segundo trimestre la demanda crecía a una tasa anualizada de 1,4 millones de barriles/día y en el tercer trimestre va camino de 0,8. Lo mismo que ocurrió el año pasado y el anterior… y el anterior. Se sobreestima la demanda por el impacto de la acumulación de inventarios de China en particular.

Los inventarios en la OCDE están a máximos históricos y rompieron la barrera récord de 3,1 millones de barriles. Sobra petróleo en todos lados.

Los productores ya se han acostumbrado a los bajos precios. No sólo estamos viendo un aumento de la producción iraní a niveles pre-sanciones más rápido de lo que ninguno, incluso nosotros, estimábamos, sino que las paradas no planificadas se han resuelto.

Las plataformas operando en EEUU han aumentado durante tres meses consecutivos. El sector se ha adaptado de manera admirable y hoy, según datos de Morgan Stanley y Goldman Sachs, el 89% de la producción estadounidense es rentable a $45/barril… Cuando hace menos de dos años decían que era imposible hacerla rentable a $80. No solo han bajado los costes de servicios petroleros y los imposibles sueldos de los ingenieros –que se triplicaron en algunos casos durante la locura de 2008 a 2013- sino que aumenta.

Si recuerdan hace unos meses, comentábamos en “el petróleo en zona de peligro”  y “la debilidad del petróleo es estructural” los diferentes aspectos que hacen de las expectativas de algunos de que el precio recupere los $75-80/barril más un acto de fe que de análisis real.

Bien, todo esto, aunque convenga recordarlo, es demostrar la evidencia –aunque muchos la negaran-. Hablemos de las consecuencias.

La primera, y más evidente, es que a $40-45/barril ninguna tecnología sustitutiva es competitiva. La caída de costes y mejora de eficiencia no evita que el petróleo siga siendo, de lejos, la fuente de energía más competitiva. Esto no significa que se abandonen los esfuerzos por llevar a cabo la transición tecnológica. Todo lo contrario. La sustitución y transición a vehículos eléctricos, de gas, energías renovables, etc… no se para. Pero las empresas de esos sectores que rezan a que vuelvan los enormes precios del petróleo para justificar sus ineficiencias tienen sus días contados, y se unirán a las miles de empresas solares y de fracking que caen como moscas ante la evidencia de la inviabilidad de su modelo de negocio. Porque no es un problema de tecnología, sino de modelo endeudado y burbujero.

La segunda, y menos evidente, es ¿dónde se ha ido el supuesto estímulo de los bajos precios?

Si tomamos las estimaciones de crecimiento de las economías occidentales para 2016 y 2017 realizadas el año pasado, veremos que se esperaba un crecimiento casi un 40% superior con un precio del petróleo medio de más de $50. Ahora, hemos perdido crecimiento potencial pero los precios del petróleo son más bajos. La propia IEA lo comenta. “The stimulus from cheaper fuel is fading” (el estímulo de los precios bajos se desvanece). Y es bien evidente, como explicábamos este fin de semana en “el G20 y el estancamiento”, la saturación de deuda y el fracaso de los estímulos se unen a la sobrecapacidad para continuar alimentado de donuts a una economía mundial obesa.

Esta semana, Goldman Sachs mostraba que en China, para un crecimiento del 6% raspado, el crecimiento del crédito en los primeros seis meses supera el 35% del PIB. Lo miremos como lo queramos ver, es una cifra desproporcionada y solo puede traer un efecto negativo posterior.

Mientras algunos siguen esperando que todo se solucione con una reunión de la OPEP, esas en las que nunca hacen lo que anuncian y se saltan las cuotas,  debemos seguir analizando el mercado como una potencial en la parte media del ciclo, no como una anomalía que lleva demasiados años para ser coyuntural. La erosión de la demanda potencial vía eficiencia, sustitución y menor crecimiento es simplemente imparable. Los ganadores se están adaptando. El día 25 de Octubre presento en The Mining Show en Dubai el libro. Uno de los organizadores me comentó “la época de los $100 barril era la lotería, los que apostaron a que les tocara todos los años desaparecerán”. Y así está ocurriendo. Los ganadores son los consumidores y los eficientes.

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