Atención, aquí vas a leer un nuevo desparrame mental de Eduardo Garzón. Vigile sus pasos.
Artículo publicado en El Jueves el 14 de septiembre de 2016
¿No os ha pasado nunca que le dais un cuantioso préstamo a un colega desesperado, sabedores de que lo más probable es que nunca os devuelva el dinero –porque su modo de vida es frenético y despilfarrador–, y que cuando reconoce que no va a poder pagar le perdonáis y le seguís tratando con cariño y amor como si no hubiese pasado nada? ¿No? A mí tampoco, pero esto es lo que les ha pasado a los gobiernos del PSOE y del PP con sus colegas de la banca. “Ostras, ¿y cómo es posible esto? ¿Están locos?”, preguntarán muchos. La respuesta sería positiva si el dinero prestado hubiese sido suyo, pero es que no ha sido el caso: los respectivos gobiernos prestaron y comprometieron dinero nuestro, de todos los contribuyentes. No el suyo, que tontos no son, claro, pues sabían que las probabilidades de ser devuelto eran nulas (aunque se paseasen –con más nariz que Pinocho– por las teles diciendo lo contrario).
Bueno, a decir verdad estoy siendo muy injusto con la banca: en realidad sí nos ha devuelto a los contribuyentes una parte del dinero. ¿Cuánto? El 5,2% del total, que asciende a 51.303 millones de euros.
El volumen total de ayudas directas embolsadas a la banca es superior a todo el déficit público que tiene actualmente el Estado español, equivalente a los recortes efectuados desde 2009 en las partidas presupuestarias anuales de educación, sanidad, desempleo, vivienda, cultura y transporte juntas. ¡Toma ya! Casi nada.
Es, según cifras oficiales de la oficina de estadísticas europea, el rescate bancario más costoso de las economías más grandes de la Eurozona. No está mal para haber sido “el sistema financiero más sólido de la comunidad internacional” en palabras de Zapatero emitidas en septiembre de 2008.
“Bueno, pero las ayudas las han recibido las cajas, no los bancos”. Ya, claro, y los elefantes vuelan los martes por la noche. Casi todas las cajas han acabado absorbidas por los bancos, ergo las ayudas que recibieron aquellas se encuentran en el seno de éstos. Además, una parte considerable de las ayudas públicas fueron entregadas a los bancos en forma de avales y garantías. Sin ellas, los bancos habrían quebrado hace mucho tiempo. Estas garantías han alcanzado los 110.895 millones de euros, y aunque ya no hay riesgo de que supongan un coste, fue dinero público comprometido sin nuestro permiso a bancos (no sólo a cajas). Y el español ha sido el tercer estado de Europa con mayor volumen de garantías otorgadas al sistema financiero, solo superado por el irlandés y el griego. Por último, adivina de dónde obtienen los bancos el dinero para operar y hacer negocio con él: de una institución pública, el Banco Central Europeo, que crea el dinero de la nada y se lo entrega a los bancos barato para que lo presten caro a familias, empresas y estados. Si esto no es una ayuda pública que baje Zeus y nos parta con un rayo.
“Bueno, al menos han devuelto algo de dinero, y puede que devuelvan más”, dirán algunos. Pues mira, difícilmente podría ser peor porque el poco dinero que han devuelto lo han sacado fundamentalmente de haber vendido partes de cajas de ahorros que antes realizaban obras sociales, estimulaban la competencia entre los bancos, enfocaban su actividad a la región, y que en algunos casos pertenecían al estado (como es el caso de Bankia), con lo cual el actual sistema bancario está enormemente concentrado y es más proclive a abusar de los clientes a través de comisiones y otras artimañas. Es como si tu colega el gorrón te hubiese devuelto una pequeña parte del préstamo con dinero que ha obtenido vendiendo algunos muebles de tu casa. Absolutamente genial.
Amigo gorrón, que no necesitado ni pobre. Porque el año pasado, después de la entrega de las ayudas públicas a la banca sin ningún tipo de permiso por parte de los propietarios del dinero comprometido –nosotros–, hasta 133 banqueros españoles cobraron como mínimo más de un millón de euros cada uno de ellos. Y ese mismo años descubrimos estupefactos sucesos tan aberrantes como que el número del BBVA se jubilase con 55 años con una pensión de 4.900 euros… ¡al día!
Y que nadie se lleve a desengaños: las ayudas no han sido para la banca, las ayudas han sido para los dueños de la misma, porque éstos han despedido entre 2008 y 2015 a 77.253 empleados de rango medio y bajo; nada más y nada menos que a casi 1 de cada 3 trabajadores.
Pero aquí no ha pasado nada. Ya nadie se acuerda de las ayudas a los bancos y del coste que ha supuesto y está suponiendo para el bienestar de la mayoría social en forma de recortes en educación, sanidad, dependencia, pensiones, cultura, etc. Porque ahora todo va dabuti, ¿no? Al menos eso dicen los banqueros y sus amigos los actuales gobernantes, y ellos nunca mienten ni se aprovechan de la gente indefensa.
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