En economía y política no todo es blanco y negro, a menudo, si nos radicalizamos en una postura a raíz de una cuestión moral podemos no apreciar toda una escala de grises donde un tono puede ser infinitamente mejor que otro o viceversa.
Cuando a menudo los defensores del mercado libre indicamos cómo el mundo es muchísimo mejor desde 1850 gracias a dicho mercado para rato seguido quejarnos del socialismo intervencionista del estado y/o su típico mercantilismo, no pocos ven en ello una incoherencia, reprochando a dichos defensores del mercado libre sus argumentos en apariencia contradictorios y exigiendo que se aclaren y decidan si hay mercado libre, socialismo o mercantilismo.
La respuesta, cosa que deja perplejos a quienes preguntan es sencilla de contestar, pero implica una compleja maraña económica a tener en cuenta: Los tres.
No hay un mercado libre pleno, ni un socialismo pleno, ni un mercantilismo pleno, sino que se dan los tres al mismo tiempo en distintos sectores de la economía. Podemos tener sectores totalmente socialistas donde la intervención del estado es brutal, a tener sectores donde no hay apenas regulación alguna pasando por multitud de empresas con políticos en sus consejos de administración.
En política, pasa más o menos lo mismo. No es lo mismo tener a un potencial anarquista en el poder desmontando el estado, que tener a un libertario minarquista reduciéndolo al máximo. Al igual que no es lo mismo tener a un libertario minarquista que a un liberal clásico, ni a un liberal clásico que a un socialista.
Se puede ir de una mayor intervención del estado hacia una menor intervención del mismo sin necesariamente pasar de cero a cien en un segundo.
En ese sentido, el hecho de que la Comunidad de Madrid haya contratado a Daniel Lacalle creo que es una buena noticia, noticia que ha levantado un revuelo entre muchos libertarios que se quejan de que Lacalle no es tan anti-intervencionista como a ellos les gustaría, sino más bien un liberal muy clásico.
De haber un hipotético candidato más anti-estatista que Lacalle compitiendo con él por el puesto que le han asignado, podría entender las quejas. Pero el caso, es que Lacalle es lo más anti-estatista que tenemos en política ahora mismo, sin contar por supuesto con el partido Plib que como todo el mundo sabe no sólo no va a salir, sino que además, no deja de perder votos por motivos obvios que no vienen al caso.
El estado no se va a reducir por sí solo. Evidentemente hay que hacer batalla de ideas, hay que hacer conferencias, escribir libros, papers, medios de comunicación…hay que hacer todo lo posible para llevar las ideas de la libertad a donde podamos. De hecho, yo como anarquista que soy defiendo hacer rothbardismo cultural e ir concienciando a la gente de que si bien en economía y política hay grises a nivel moral no, y que en ese sentido, la libertad es blanca y el estado negro.
Pero eso no nos debe hacer pensar que el estado se va a reducir solo o que podemos siquiera pretender tirarlo abajo de forma violenta.
Que alguien liberal como Daniel Lacalle esté a cargo de temas económicos en puestos públicos es infinitamente mejor a que lo este un socialdemócrata, no digamos ya un socialista.
Nada me gustaría más que ver a Huerta de Soto como un Hugo Chávez a la inversa, andando por mitad de la Castellana rodeado de cámaras y señalando ministerios al grito de “¡ciérrese!”, pero no va a pasar
Cuando hayamos conseguido reducir el estado lo suficiente (si es que podemos) ya habrá tiempo de debatir si en el campo de la política son necesarios candidatos más radicales, gente que por ahora pasa desapercibida en todos los aspectos.
Mientras tanto, gente como Daniel Lacalle es lo mejor que tenemos para evitar que mientras que nosotros nos peleamos por ver si es más o menos estatista, otros avancen en su intención de crear el Gran Hermano hoy.
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