Esta semana, Maduro “subió” el salario mínimo un 50%. ¡Viva! ¿O no?
Sin embargo, los asesores “económicos” de Venezuela no quieren bolívares, cobran en euros o dólares. Qué cosa más rara. ¿Por qué será?
Venezuela continúa profundizando el desastre económico de la política monetaria y económica más ridícula de la historia.
Sí, Maduro ha “subido” el salario mínimo tres veces en un año, la última “un 50%” y, con una inflación de más del 480%, el salario real se ha desplomado y, de hecho, está muy por debajo del poder adquisitivo de hace más de diez años. Para ser un “mito neoliberal” según los gurús de Podemos, son unos hachas a la hora de crear mega inflación.
El salario mínimo en Venezuela sigue siendo el segundo más bajo del mundo detrás de Cuba, menos de 18$ al mes. Probablemente hoy, imprimiendo billetitos para nada, sea menos de esos 18$.
Recuerdo en Caracas que se contaba un chiste que decía que, del “Bolivar fuerte” -creado por el chavismo para “atajar la inflación”- lo único fuerte es su devaluación.
“Ajuste inclusivo”, lo llaman los gurús del chavismo y supone un desplome de los salarios reales. Subir el salario un 50% y crear una inflación del 480% es en realidad bajar los salarios brutalmente y empobrecer a todos.
Si además se añade un desabastecimiento del 80%, y la represión política que sufre la oposición, hablar de “justicia social” como pilar de la política del gobierno es una broma macabra.
Lo llaman “Justicia social” con un 75% de hogares en la pobreza y, según la Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar- el 48,4% de los hogares venezolanos se encuentra por debajo de la línea de pobreza en 2014, peor que en 1998, cuando Chávez llegó al poder.
Las cifras oficiales de pobreza son una broma, entre otras cosas porque asumen un poder adquisitivo de los salarios irreal en el mercado real y niegan el desabastecimiento real. De hecho, la pobreza llegaría al 81% según la Encuesta sobre Condiciones de Vida de Venezuela (Ecovi). El 28% (más de ocho millones de personas) vive en la “pobreza extrema”, el 19% son “pobres no extremos” y 34% son “nuevos pobres”. La destrucción de la clase media vía intervencionismo ha sido brutal.
Según el FMI, Venezuela es la economía con peor comportamiento de los 190 países estudiados en 2016.
“La culpa es de la caída del petróleo”, es la excusa del chavismo podemita. Curioso, cuando la cesta de crudos de Venezuela se multiplicaba por ocho, decían que el crecimiento era por la política socialista y que “incluso si ponen el petróleo a cero no pasará nada” , y cuando baja, la culpa no es de la política de la cigarra durante la bonanza.
Señores, el petróleo le ha caído por igual a toda la OPEP, y Venezuela es el único país de la organización con un salario real tan bajo, inflación de tres dígitos y escasez del 80%. El siguiente país en nivel de inflación de la OPEP tiene una tasa ¡¡¡del 15%!!!
“La culpa es del ataque capitalista al socialismo”. Curioso. Ecuador o Bolivia, países del “socialismo del siglo XXI” pero que no han llevado a cabo la delirante política expropiatoria y monetaria de Venezuela, tienen una inflación interanual que es menos de una décima parte de la venezolana.
Curiosísimo, el principal socio comercial del 2002 al 2014 es Estados Unidos, tanto en exportaciones como importaciones, según la Asociación Latinoamericana de Integración, Aladi. Y México y Colombia no solo son grandes socios comerciales, sino que han mantenido o aumentado peso entre 2006 y 2014, sea en exportaciones o importaciones. Venezuela mantiene más de 20 tratados bilaterales con más de 55 países . ¿Ataque?
Los de “crear dinero para el pueblo” siempre le echan la culpa al chivo expiatorio del enemigo exterior, no a la desastrosa política de hundimiento dirigido de la economía. Tras más de 1.200 expropiaciones en poco más de una década, el 90% de esas empresas están o en pérdidas o produciendo por debajo de los niveles previos a la confiscación chavista.
El desastre económico desabastecimiento dramático que sufre la economía venezolana es un reflejo directo de la combinación letal de expropiaciones y política monetaria delirante que se ha copiado paso por paso del desastre económico de Allende (lean El desastre económico de Allende) que llevó a una terrible dictadura represora, y del descalabro económico reciente de Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kiciloff (también amigo de Podemos) en Argentina (lean Adiós Cristina, hasta nunca). Pero, como esos ejemplos fueron un desastre, los han replicado a lo bestia. ¿No funciona? Repetir más fuerte.
“Crear dinero para el pueblo”. “Inclusivo” es incluir a todos en la miseria. Menos a los líderes, los boliburgueses que disfrutan de sus mansiones en Cocoplum, Coral Bay, Miami o los asesores que cobran en dólares.
Curioso que estos gurús de la locura económica siempre digan que la política monetaria no tiene por qué crear inflación, y siempre hundan los países que asesoran o gobiernan con un aumento brutal de la misma, pobreza, miseria y estancamiento.
No existe ningún caso de un país, y menos uno rico en materias primas, en la historia económica reciente que haya recibido tanto dinero en un periodo, y haya terminado más pobre que antes.
Durante el mandato de Chávez el precio del petróleo se disparó hasta casi multiplicarse por diez. Cuando Chávez llegó al poder cotizaba a $11 el barril. El chavismo vivió el precio del crudo multiplicarse por ocho (su cesta). Según el Banco Central de Venezuela, el gobierno obtuvo $325,000 millones dólares de exportaciones de petróleo entre 1998 y 2008 -más que el producto interior bruto interno de varios países cercanos juntos-. La máquina populista de despilfarro, subvenciones, corrupción y expropiaciones, añadida a la política monetaria de “imprimir lo que haga falta, que ya subirá el crudo”, hizo que se desplomara la economía.
La solución, para los asesores de Maduro, no es revertir la locura, sino multiplicarla. Y echarle la culpa a otro. “El Jesucristo de la economía”, es como Maduro llama a su asesor-gurú de Podemos. Pero en vez de multiplicar panes y peces, convierten panes en piedras aquello que gestionan. Pobre Venezuela. Y pobres los países que caen en las promesas populistas de unicornios económicos.
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