Muchos bancos centrales en todo el mundo tratan de cumplir algún tipo de objetivo de inflación, ya sea como un objetivo político explícito único (como en el caso del Banco de la Reserva Sudafricana) o como parte de una serie de objetivos políticos, como en el caso de la Reserva Federal de EEUU. Pero, lejos de mantener la estabilidad política y promover la prosperidad, poner como objetivo la inflación de precios del consumo garantiza prácticamente una transferencia perniciosa de riqueza un año sí y otro también, un perpetuo engaño a empleados y empresas inconscientes de ello y un punto ciego permanente para una inflación oculta.
¿Qué es la inflación?
Muchos economistas definen la inflación como lo que ocurre cuando los precios de cosas como el pan y los cortes de pelo y las rentas aumentan en términos monetarios y los consumidores experimentan generalizadamente una pérdida global del poder adquisitivo de su dinero. Esto se conoce como inflación de precios del consumo, representado por el índice de precios del consumo o IPC. Esta definición de inflación es razonable para describir el resultado de un proceso general más grande, pero es de poca utilidad al dejar más agujeros que los que rellena. Mirar medias generales no nos dice si todos o solo algunos se están empobreciendo. Tampoco muestra la inflación oculta de precios. La inflación oculta de precios se produce cuando estos permanecen aproximadamente estables cuando deberían haber caído como consecuencia del progreso tecnológico y la mayor productividad. Finalmente, esta definición de inflación no nos dice realmente por qué están aumentando los precios de forma generalizada. ¿Es por imprimir más dinero o por una pérdida de confianza en la moneda o por una gran caída en la producción, por ejemplo durante una guerra?
La medición plantea otro problema. La tasa “oficial” de inflación del IPC se determina midiendo los precios de miles de bienes y servicios de consumo. Aunque el IPC es una estadística económica importante, un enfoque miope sobre él puede que nos haga no ver otras áreas importantes en las que podría manifestarse la inflación de precios, como en inmuebles, bolsa o divisas. El IPC es también una media general que no nos indica si está aumentando un rango de precios pequeño o grande.
La causa monetaria de la inflación
Estos problemas de la definición y la medición pueden resolverse en parte definiendo la inflación como inflación o expansión de la oferta monetaria, en lugar de como una pérdida general del poder adquisitivo del consumidor. Para empezar, es más fácil medir la oferta monetaria en un sistema de divisa nacional supervisada por un banco central (aunque no deje de tener sus dificultades). Además, al ser la causa principal de una inflación general y persistente de precios, medir la oferta monetaria ofrece una perspectiva más esencial sobre fenómeno general de la inflación. Por ejemplo, centrarse en la oferta monetaria puede eliminar nuestro punto ciego con respecto la inflación oculta. Si los precios deberían haber caído por ejemplo un 10% debido progreso tecnológico, pero por el contrario permanecen iguales debido por ejemplo a una expansión compensatoria del 15% de la oferta monetaria, seguiríamos siendo capaces de observar inflación a pesar de que no aumenten los precios.
Mirar la oferta monetaria también puede señalarnos un aspecto importante de la inflación: dónde entra en la economía el nuevo dinero. En el sistema monetario moderno, el nuevo dinero entra en economía como deuda a través del sistema bancario y financiero viva primero a los prestatarios ya ricos y dignos de crédito: familias ricas, grandes empresas y gobierno. Esta clase de gente consigue el dinero para invertir antes de que se filtre a través del sistema y aumente los precios. Una importante transferencia de riqueza tiene lugar de los receptores tardíos a los tempranos del nuevo dinero. A veces se llama a esto efecto Cantillon.
La inflación como proceso de transferencia de riqueza
Es mejor pensar en la inflación como un proceso en lugar de una cifra concreta. El proceso empieza con un tipo concreto de sistema monetario, aparece con una expansión de la oferta monetaria por parte de la imprenta del banco central y préstamos bancarios fluyendo a distintas áreas de la economía, se manifiesta en precios aumentando generalizadamente (aunque de forma desigual) más altos de los que habrían sido un caso contrario, dejando finalmente una estela de ganadores y perdedores.
Esta aproximación nos permite ver a la inflación, no como una fuerza inevitable, sino como un proceso deliberado de transferencia de riqueza incluido en una política estatal.
¿Cómo se transfiere riqueza mediante inflación? El dinero representa poder adquisitivo. Crear dinero de la nada, que es lo que tienen autorizado los bancos centrales y comerciales, confiere poder adquisitivo a quienes son capaces de usar primero dicho dinero. Para que este nuevo dinero tenga poder adquisitivo debe robar pequeñas cantidades de poder adquisitivo al resto del dinero en la economía. Poder adquisitivo se transfiere de los que tienen dinero a quienes crearon nuevo dinero con un coste marginal cercano a cero.
Esto explica cómo y por qué dueños de ricos de activos dignos de crédito se hacen más ricos mientras que mucha gente pobre tiende a recurrir a un exceso de consumo y acaba siendo más pobre. El economista John Maynard Keynes, paradójicamente un defensor de políticas inflacionistas, es sabido que dijo que “mediante un proceso continuo inflación, el gobierno puede confiscar, secretamente y sin testigos, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos”.
La inflación como engaño
Aun así, los economistas de la corriente principal creen que cierto grado de aumento de precios es “óptimo”. Así, los bancos centrales en realidad tratan de asegurar que los precios del consumo sigan aumentando. Pero sus razones para esto giran principalmente en torno al engaño de la inflación sobre la gente ingenua. Por ejemplo, muchos defensores de la inflación argumentan que la mejor manera de rebajar los salarios de la gente para restaurar los beneficios empresariales no es recortar realmente sus salarios, sino más bien crear inflación de forma que no adviertan por completo que sus salarios reales están bajando.
Estos economistas también están a favor de engañar a las empresas para que piensen que los precios de sus productos están aumentando debido a una mayor demanda, cuando en realidad puede deberse a una inflación monetaria y por tanto a auges temporales y equívocos. Las empresas invierten nueva capacidad, y luego se dan cuenta que es redundante, cuando aumentan todos los precios y ven que la demanda de sus productos en realidad no ha aumentado. En otras palabras, el apoyo a la inflación suele girar en torno al corto plazo y las consideraciones estrechas. Pero, como nos ha enseñado Henry Hazlitt, las políticas económicas deben juzgarse por su efecto a largo plazo y para toda la sociedad en su conjunto. Bajo este punto de vista, proceso de la inflación es perjudicial.
Resolviendo el problema
Y la inflación puede ni debe abolir se para librarnos de confiscaciones insidiosas e justas de riqueza. La sociedad puede avanzar hacia este objetivo por los siguientes medios:
- Adoptar una perspectiva más amplia sobre la inflación de precios que únicamente el IPC, para incluir precios al por mayor, precios de activos como acciones y viviendas e incluso precios de divisas extranjeras. Esto permitiría a la gente identificar mejor el proceso inflacionista.
- Reconocer a los bancos centrales y comerciales como el origen de la inflación de incluir cambios en la oferta monetaria (medida apropiadamente) como una de edición clave de la inflación. Está empezaría a dar énfasis en la compresión de quiénes son los ganadores y perdedores de proceso inflacionista.
- Reformar el sistema financiero para acabar con los privilegios especiales de creación de dinero, aboliendo las leyes de curso legal que llevan a la gente a usar divisas manipuladas y permitiendo a cualquier entidad privada emitir moneda en mercados competitivos.
Solo de esta forma holística puede las sociedades empezar a ocuparse de la pestilencia persistente de la inflación que sufren perennemente por parte de las élites financieras y políticas.
Publicado originalmente el 19 de agosto de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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