viernes, 30 de septiembre de 2016

La continua relevancia de La acción humana de Mises, por Mises Hispano.

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[Publicado originalmente por la  Future of Freedom Foundation. Reimpreso con permiso del autor]

La majestuosa obra maestra de Ludwig von Mises, La acción humana, se publicó el 14 de septiembre de 1949. En las casi siete décadas que han pasado desde su aparición, La acción humana ha llegado a reconocerse como una de los verdaderos grandes clásicos de la economía moderna.

A menudo, “clásico” significa un libro famoso que se considera que ha realizado contribuciones importantes a una disciplina de la que se habla reverencialmente, pero raramente se lee. En economía, La riqueza de la naciones, de Adam Smith es el ejemplo típico de esas obras. Todo economista ha oído hablar de la “mano invisible” y la noción de interés propio que funciona en interés público a través del mercado de incentivos del mercado, pero probablemente pocos economistas hayan leído hoy día más de un puñado de fragmentos y breves pasajes del tratado de Smith.

Sin embargo, La acción humana destaca especialmente como un clásico de la literatura económica no solo entre los economistas austriacos, sino también para un creciente número de otras personas. El brillante tratado de Mises continúa siendo leído y tomado en serio como piedra angular para entender la naturaleza de la sociedad libre y el funcionamiento de la economía de mercado.

Ha alcanzado todavía más importancia en estas primeras décadas del siglo XXI precisamente debido a las crisis económicas que ha estado pasando el mundo. Suena hoy tan relevante como cuando fue publicado en 1949, porque los asuntos que trata Mises en La acción humana y en muchos de sus demás trabajos siguen dominando las discusiones público-privado en nuestros tiempos.

El mundo cuando se publicó La acción humana

Tal vez sea útil recordar el estado del mundo cuando apareció La acción humana en 1949. El sistema soviético de planificación económica centralizada se había impuesto sobre toda Europa Oriental. En Asia, los ejércitos comunistas de Mao Tse Tung estaban terminando de conquistar el continente chino. En Europa Occidental, muchos de los principales gobierno no comunistas estaban practicando lo que un crítico del mercado libre llamaba “colectivismo nacional”, una forma de inflación reprimida con controles de precios y salarios y tipos de cambio y los keynesianos influían en la aplicación de políticas de “pleno empleo” con gasto en déficit y “dinero barato”.

En La acción humana Ludwig von Mises se oponía a todas y cada una de estas tendencias y políticas, además de a muchas otras en filosofía social contemporánea, filosofía de la ciencia y teoría económica y método. Desafiaba los fundamentos, lógica y conclusiones de todas las facetas del colectivismo del siglo XX.

En 1949, los argumentos de Mises fueron a menudo ignorados o desdeñados como errores reaccionarios de un hombre desconocedor de las ideas “progresistas” y las políticas económicas del periodo de posguerra. En esta segunda década del siglo XXI, por el contrario, es evidente que era Mises el que entendía mucho mejor que la enorme mayoría de los economistas y defensores políticos contemporáneos los defectos fundamentales del socialismo, el intervencionismo y el estado del bienestar.

Mises, un filósofo propio de la Ilustración

La acción humana era el retoño revisado y mejorado de un tratado anterior en alemán, Nationalökonomie, que Ludwig von Mises había publicado en mayo de 1940, mientras todavía vivía en Ginebra, poco antes de mudarse permanentemente a Estados Unidos.

El economista austriaco amigo y compañero de Mises, Friedrich A. Hayek, y decía en una reseña de la anterior versión alemana:

Parece haber una amplitud de miras y una espaciosidad intelectual en todo el libro que se parecen más a las de un filósofo del siglo XVIII que a las de un especialista moderno. Y aun así, o tal vez por eso, uno se siente delante una realidad mucho más cercana y esto se le recuerda constantemente desde la explicación de los aspectos técnicos hastaa la consideración de los grandes problemas de nuestro tiempo. (…) Va de los problemas filosóficos más generales planteados por todo el estudio científico de la acción humana a los grandes problemas de política económica de nuestro tiempo.

Pocos meses después, apareció otra reseña, esta de Walter Sulzbach, un eminente economista alemán de libre mercado que entonces vivía en Estados Unidos. También destacaba la excepcionalidad del hombre y la obra. “Mises ha escrito un libro notable”, decía Sulzbach. “Pocos economistas de nuestra generación pueden presumir de un logro similar. Es la obra de un hombre que combina un inmenso conocimiento de historia económica, teorías económicas y hechos actuales con una mentalidad absolutamente lógica”.

Y como alumno y amigo estadounidense de Mises, Murray N. Rothbard explicaba muchos años después de la primera aparición de La acción humana:

La acción humana es eso: El mayor logro de Mises y uno de los mejores productos de la mente humana en nuestro siglo. Es toda la economía. (…) Además de proporcionar esta teoría económica completa integrada, La acción humana defendía a la economía austriaca contra todos sus oponentes metodológicos, contra historicistas, positivistas y neoclásicos practicantes de la economía matemática y la econometría. También actualizaba su crítica del socialismo y el intervencionismo.

Vida y carrera de Ludwig von Mises

Ludwig von Mises nació en Lemberg, Austria-Hungría, el 29 de septiembre de 1881. Aunque interesado originalmente por la historia, poco después de entrar en la Universidad de Viena en 1900 se pasó a la economía después de leer los Principios de economía política de Carl Menger, el fundador de la Escuela Austriaca de economía. En la universidad estudió con Eugen von Böhm-Bawerk, tal vez el máximo responsable de establecer la reputación internacionalmente respetada de la Escuela Austriaca a finales del siglo XIX y principios del XX. En 1906, Mises consiguió el grado de Doctor en Derecho (en ese momento, la economía se estudiaba dentro de la facultad de derecho en la Universidad de Viena).

A partir de 1909, Mises estuvo empleado en la Cámara de Comercio, Artes e Industrias de Viena como analista económico, dentro del departamento de finanzas, ascendiendo a la posición del secretario titular de la cámara en los años de entreguerras y desempeñando un papel importante en las discusiones de política económica de la Austria de las décadas de 1920 y 1930. Viviendo en un entorno ideológico dominado por socialistas, intervencionistas e ideas cada vez más totalitarias, la suya fue sobre todo una defensa de retaguardia de políticas liberales clásicas y de libre mercado.

En 1934, le ofrecieron a Mises y este aceptó un puesto como profesor de relaciones económicas internacionales en el Instituto de Grado de Estudios Internacionales en Ginebra, Suiza. Poco después de llegar a Ginebra, inició un proyecto que llevaba pensando desde hacía mucho tiempo, la redacción de un tratado completo sobre economía que se convirtió finalmente en Nationalökonomie y luego en La acción humana, en su forma final y definitiva.

Después de llegar a Estados Unidos en 1940, se estableció en Nueva York y acabó siendo nombrado profesor visitante en la Escuela de Grado de Negocios en la Universidad de Nueva York, un puesto que mantuvo hasta jubilarse con 89 años, en 1969. Ludwig Von mises murió el 10 de octubre de 1973, a los 92 años.

El significado y la lógica de la acción humana

A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, Mises escribía una serie de ensayos en los que argumentaba que la economía era una ciencia diferente, que partía de la idea de que todos los procesos sociales derivan de las decisiones y acciones de los participantes individuales en el orden social y de mercado. Los intentos de reducir la conducta humana consciente e intencionada a los métodos físicos de las ciencias naturales, no solamente distorsionaría cualquier comprensión real de la toma de decisiones y de las actividades humanas, sino que crearía una grave falsa impresión de que los procesos sociales y del mercado podían manipularse y controlarse más o menos de la misma manera que la materia inanimada en un experimento de laboratorio.

En La acción humana, este asunto se refinaba y desarrollaba completamente. Todos los procesos sociales tienen su origen y pueden reducirse a las acciones y reacciones de seres humanos individuales. Siendo él mismo humano, el científico social puede utilizar una fuente de conocimiento de la que no dispone un científico natural: la introspección. Es decir, el científico social puede mirar en su interior y apreciar las características lógicas y formales de sus propios procesos mentales.

Tal y como lo expresaba Mises, “acción” es razón aplicada a un propósito. Al entender la lógica de sus propios procesos de razonamiento, el científico social puede comprender lo esencial de la acción humana: que el hombre, como ser consciente, invariablemente encuentra insatisfactorios algunos aspectos de su condición humana, imagina fines u objetivos que le gustaría alcanzar en lugar de sus circunstancias presentes o esperadas y percibe métodos o medios para tratar de lograrlos.

Pero pronto descubre que algunos de los medios con los que podría alcanzar fines están limitados en cantidad y calidad con respecto a sus usos potenciales. Así que el hombre se enfrenta a la necesidad de elegir entre los fines deseados y tiene que dejar algunos de lado durante un día o para siempre, para que esos medios puedan usarse para conseguir otros fines a los cuales ha asignado una mayor importancia. Sin embargo, pocas decisiones humanas son completamente categóricas, es decir, una cosa u otra. La mayoría son incrementales, es decir, renunciar a un poco de un fin obtenible para así poder alcanzar un poco más de algún otro fin deseado; así que la mayoría de las decisiones se toman en el “margen”.

A partir de estos fundamentos elementales y evidentemente verdaderos, argumentaba Mises, pueden en principio desarrollarse en todos los teoremas complejos de la economía. Y eso es lo que trata de hacer en La acción humana, con un razonamiento preciso y unas formas a menudo hirientes en respuesta a las críticas.

Las “leyes” de la economía, insistía Mises, no están abiertas a verificación cuantitativa o falsación o predicción. En otras palabras, las leyes de la economía, como explica Mises con cuidadoso detalle en La acción humana, son relaciones lógicas, no empíricas. ¿Por qué? Porque el hombre tiene voluntad, libre albedrío, la capacidad de cambiar de opinión e imaginar nuevas posibilidades que hagan distintas en el futuro sus acciones y respuestas en la forma concreta de la que tuvieron ayer u hoy. Por tanto, la búsqueda de una economía cuantitativa para una predicción determinista de lo que hombres y mercados harán hoy, mañana o dentro de un año es la búsqueda de lo inalcanzable.

La ley de la asociación humana y la economía de mercado

Para Mises, uno de los grandes logros de la humanidad fue el descubrimiento de la mayor productividad que deriva de la división del trabajo. El análisis de los economistas clásicos de la ventaja comparativa, bajo la cual la especialización de la producción aumentaba la calidad, cantidad y variedad de bienes disponibles para todos los participantes en la red de intercambio, fue más que una simple demostración compleja de las ganancias mutuas del comercio.

En opinión de Mises, expresada en La acción humana, la ley de la ventaja comparativa es en realidad la “ley de la asociación humana”. Los beneficios mutuos resultantes de una especialización permanente y extendida de las actividades fue el origen de la sociedad y el punto de partida para el desarrollo de la civilización.

La racionalidad de la economía de mercado deriva de su capacidad de asignar los medios escasos de producción en la sociedad a la satisfacción más eficiente de los deseos del consumidor en un sistema complejo de división del trabajo, es decir, de asegurarse de que los medios a disposición de la gente se aplican a sus usos más valorados, tal y como se expresan en las decisiones libres de los participantes en el mercado. Esto requiere algún método a través del cual se puedan descubrir usos alternativos para esos medios escasos y su valor relativo en aquellas aplicaciones en competencia.

El cálculo económico como “brújula” de la acción del mercado

Por eso un concepto central a lo largo de La acción humana es la insistencia de Mises en la importancia esencial del cálculo económico. En las primeras décadas del siglo XX, los socialistas de casi todos los tipos estaban seguros de que se podía prescindir de todas las instituciones de la economía de mercado (ya fuera través de medios democráticos pacíficos o por revoluciones violentas) y reemplazarlas con la propiedad o control público directo de los medios de producción sin ninguna pérdida de productividad o eficiencia económica.

La contribución fundamental de Mises en su obra anterior, Socialismo (1922), fue demostrar que solo con precios basados en el mercado expresados a través de un medio de intercambio (dinero) se podrían tomar decisiones racionales sobre el uso y aplicación de multitud de medios de producción para asegurar la satisfacción efectiva de la multitud de demandas de consumidores en competencia en la sociedad.

“El cálculo monetario es la estrella crecía la acción bajo un sistema de división del trabajo”, declaraba mises en La acción humana, donde desarrollaba su argumento y replicaba a sus críticos colectivistas. “Es la brújula del hombre que se dedica la producción”.

La importancia al proceso competitivo, como había expresado Mises en su libro anterior, Liberalismo (1927), está en que facilita “la división intelectual del trabajo, que consiste en la cooperación de todos los empresarios, terratenientes y trabajadores como productores y consumidores en la formación de precios del mercado. Pero sin ella, la racionalidad, es decir la posibilidad de cálculo económico, es impensable”.

Sin propiedad privada de los medios de producción, no habría nada para comprar ni vender (legalmente). Sin la capacidad de comprar y vender, no habría ofertas de compra ni venta, ni por tanto ninguna negociación sobre los términos comerciales entre compradores y vendedores en competencia. Sin la negociación de la competencia de mercado, por supuesto, no habría términos acordados de intercambio. Sin términos acordados de intercambio, no habría precios reales de mercado. Y sin esos precios de mercado, ¿cómo sabrían los planificadores centrales los costes de oportunidad y por tanto los usos más valorados a los que esos recursos podrían o deberían aplicarse? Con la abolición de la propiedad privada y por tanto del intercambio y los precios de mercado, a los planificadores centralizados les faltarían las herramientas institucionales e informativas necesarias para determinar qué producir y cómo, para minimizar el desperdicio y la ineficiencia.

Por esta razón, Mises había declarado en 1931:

Desde el punto de vista tanto de la política como de la historia, esta prueba [de la “imposibilidad” de la planificación socialista] es indudablemente el descubrimiento más importante de la teoría económica. (…) Por sí solo, permitirá a historiadores futuros entender como resultó que la victoria del movimiento socialista no llevó a la creación de un orden socialista de la sociedad.

Al mismo tiempo, Mises mostraba en La acción humana las incoherencias propias de cualquier sistema de intervención política gradual en la economía de mercado. Los controles de precios y las restricciones de producción a la toma empresarial de decisiones producen distorsiones y desequilibrios las relaciones de oferta y demanda, así como limitaciones al uso más eficiente de recursos al servicio de los consumidores.

Al interviniente político le queda la alternativa de introducir nuevos controles y regulaciones en un intento de compensar las distorsiones y desequilibrios que han causado las intervenciones anteriores o derogar los controles y regulaciones intervencionistas ya implantados y permitir que el mercado vuelva a ser libre y competitivo. La vía de una serie de intervenciones graduales seguida por otra conlleva una lógica del crecimiento del gobierno y podría acabar haciendo que toda la economía quedara bajo la dirección del estado. Por tanto, el intervencionismo aplicado coherentemente podría llevar al socialismo sobre una base incremental.

La manipulación monetaria y el ciclo económico

La forma más perniciosa de intervención pública, en opinión de Mises, era el control político y la manipulación del sistema monetario. Una de las contribuciones más importantes de Mises a la economía se había producido en 1912 con su libro La teoría del dinero y del crédito, al que siguió en 1928 Monetary Stabilization and Cyclical Policy.

Contrariamente a los marxistas y los posteriores keynesianos, Mises no consideraba que las fluctuaciones experimentadas en toda la economía a lo largo del ciclo económico fueran una parte propia e inevitable de la economía de libre mercado. Las olas de inflaciones y depresiones eran el producto de la intervención política del dinero y la banca. Y esto incluía a la Gran Depresión de la década de 1930, argumentaba Mises.

Ofrecía una exposición más rica y sistemática de su teoría en La acción humana. Bajo diversas presiones políticas e ideológicas, los gobiernos habían monopolizado el control sobre el sistema monetario. Usaban la capacidad de crear dinero de la nada a través de la imprenta o en los libros de contabilidad de los bancos para financiar déficits públicos y para rebajar artificialmente los tipos de interés, para estimular auges insostenibles de inversión.

Esas expansiones monetarias siempre tendían a distorsionar los precios del mercado, generando una mala dirección de los recursos, incluyendo el trabajo y las malas inversiones de capital. La ola inflacionista que causa una expansión artificial del dinero y del crédito bancario, crea el escenario para una futura recesión económica. Al distorsionar el tipo de interés (el precio de mercado para prestar y tomar prestado), la autoridad monetaria desequilibra ahorro e inversión, lo que hace necesaria una inevitable corrección.

La fase de “depresión” o “recesión” del ciclo económico se produce cuando la autoridad monetaria ralentiza o detiene cualquier nuevo aumento en la oferta monetaria. Los desequilibrios y distorsiones se hacen visibles, teniendo que reajustar o eliminar por pérdidas algunos proyectos de inversión, con reubicaciones de mano de obra y otros recursos a empleos alternativos más rentables y a veces con ajustes y declives importantes de salarios y precios para llevar la oferta y la demanda de vuelta a un orden apropiado.

La revolución keynesiana de la década de 1930, que luego dominaría las discusiones económico-políticas de las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, se basaba en un error fundamental de concepto de cómo funcionaba la economía de mercado. Lo que Keynes llamó “fallos de la demanda agregada” (para explicar la razón de un desempleo alto y prolongado) distrajo la atención del origen real de un empleo lejos de ser pleno: el fracaso de productores y trabajadores en el “lado de la oferta” del mercado a la hora de poner precio a sus productos y servicios laborales a niveles que los demandantes potenciales estarían dispuestos a pagar. El desempleo y los recursos ociosos eran un problema de precios, no un problema de gestión de la demanda. Mises consideraba que la economía keynesiana básicamente no era más una justificación para los grupos de intereses especiales, como los sindicatos, que no querían adaptarse a la realidad de la oferta y la demanda y a lo que el mercado veía como su valor real.

No hay ninguna alternativa a una economía de libre mercado funcionamiento

Así que la conclusión de Mises en La acción humana de su análisis del socialismo y el intervencionismo, incluyendo la manipulación monetaria, era que no había alternativa a una economía de libre mercado completa y no intervenida (y que incluyera un sistema monetario basado en el mercado, como el patrón oro).

Tanto el socialismo como el intervencionismo son, respectivamente, sustitutivos impracticables e inestables del capitalismo. El liberal clásico defiende la propiedad privada y la economía de libre mercado, insistía Mises, precisamente porque es el único sistema de cooperación social que provee un amplio espacio para la libertad y la decisión personal para todos los miembros de la sociedad, al tiempo que genera los medios institucionales para coordinar de la forma más económicamente racional las acciones de miles de millones de personas.

Pero el núcleo del sistema intervencionista es el control público el sistema monetario (de hecho, es un sistema de planificación central monetaria a través de la instrucción de la banca centralizada). Durante la Segunda Guerra Mundial, el economista alemán de libre mercado, Gustav Stolper,  entonces en el exilio en Estados Unidos por una Europa arrasada por la guerra, señalaba en su libro This Age of Fables (1942):

Los defensores del capitalismo libre realmente se dan cuenta de los totalmente que se vio frustrado su ideal en el momento en que el estado asumió el control del sistema monetario. (…) Un capitalismo “libre” con responsabilidad pública sobre el dinero y el crédito ha perdido su inocencia. A partir de ese punto, ya no se trata de principios, sino de conveniencia, lo lejos que se desee o permita que llegue la interferencia gubernamental. El control monetario es el supremo y más absoluto control público aparte de la expropiación.

Stolper continuaba diciendo:

Hoy solo hay un teórico liberal eminente lo suficientemente coherente como para defender la competencia libre y sin controles entre los bancos en la creación de dinero. [Ludwig von] Mises, cuya influencia intelectual en el neoliberalismo moderno fue muy fuerte, apenas ha conseguido algún prosélito para que esa conclusión extrema.

Es en las páginas de La acción humana donde Mises detalla las ventajas y beneficios de un sistema bancario competitivo privado basado en un producto material como el oro. Por suerte, durante aproximadamente los últimos treinta años, el análisis y defensa de Mises de una banca competitiva privada respaldada por oro en lugar de una banca centralizada monopolizada por el gobierno ha empezado por fin a ganarse un número creciente de economistas austriacos y otros defensores.

Demasiado grande para caer significa riesgo moral

Desde la crisis financiera de 2008-2009, se argumenta a menudo que algunos bancos son demasiado grandes como para caer, que los depositantes tienen que tener protegidos y garantizados sus diversos tipos de cuentas bancarias y que la repercusión de permitir que los mercados financieros se ajusten a la realidad después del auge sería demasiado dura. Mises respondía a este tipo de argumentos en 1928 incluso antes de que empezara la Gran Depresión y de nuevo en las páginas de La acción humana, con una advertencia acerca de lo que hoy se entiende como “riesgo moral”, el peligro de reforzar la repetición de malas decisiones al rescatar el gobierno a los que cometieron errores en el mercado:

En todo caso, la práctica de intervenir en beneficio de los bancos que se hayan convertido en insolventes por la crisis y de los clientes de estos bancos, ha hecho que se suspendan las fuerzas del mercado que podrían servir para impedir una vuelta a la expansión, en forma de un nuevo auge, y a la crisis que inevitablemente le seguiría. Si los bancos salen de la crisis incólumes o sólo ligeramente debilitados, ¿qué queda para impedirles embarcarse de nuevo en un intento de reducir artificialmente el tipo de interés sobre los préstamos y expandir el crédito de circulación? Si a las crisis se les permitiera seguir su curso sin compasión, produciendo la destrucción de empresas que fueron incapaces de atender sus obligaciones, todos los empresarios (no solo bancos, sino también otros hombres de negocios) mostrarían más cuidado a la hora de conceder y usar créditos en el futuro. Por el contrario, la opinión pública aprueba dar ayudas en la crisis. Así que, tan pronto como pasa lo peor, los bancos se lanzan a una nueva expansión del crédito de circulación.

La continua relevancia de La acción humana de Mises

Igual que hubo una enorme cambio hacia más gobierno y más grande en los años anteriores a la escritura de La acción humana de Mises, hoy sigue habiendo muchos en todo el espectro político que reclaman una expansión similar de la presencia y dominio del gobierno en aún más partes de la vida social, especialmente en atención sanitaria, educación y el sector de la energía, así como un control mucho mayor sobre los mercados financieros y de capitales.

¿Pero de dónde vendría todo el dinero necesario para financiar esta nueva y gigantesca generosidad de un paternalismo político expandido? En la Austria del periodo de entreguerras de las décadas de 1920 y 1930, Mises había sido testigo y había explicado las consecuencias de un gasto público sin restricciones que finalmente ocasionó “comerse la simiente del grano” (consumo de capital).

Mises advertía también de este peligro en La acción humana y del hecho de que debe haber un punto en que el estado intervencionista del bienestar haya agotado “el fondo de reserva” de riqueza acumulada, después del cual el consumo de capital se convierte en la única base sobre la que continuar alimentando las demandas fiscales del estado redistributivo. Los que tienen actualmente el poder político en Washington parecen decididos producir esto en las próximas décadas.

Muchas de las tendencias político-económicas desde la aparición de La acción humana en 1949 no han hecho, por tanto, nada que disminuya la importancia de las ideas de Ludwig von Mises y su profundo análisis del orden del mercado y sus alternativas colectivistas. De hecho, la condiciones sociales, políticas y económicas de nuestro mundo dan hoy una relevancia refrescante al tratado de Mises, solo igualada por una pocas obras escritas en el siglo pasado. Esto se traduce en ser hoy leído hoy por cada vez más personas, en lugar de ser simplemente uno de esos muchos “clásicos” que acumulan polvo en un estantería.

Si un número suficiente de personas descubriera y redescubriera las verdades inmutables de las páginas de La acción humana, es posible que las ideas de Ludwig von Mises nos ayudaran a contener esta creciente marea hace un estado leviatán todavía mayor.


El artículo original se encuentra aquí.

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Los hermanos Mises: Positivismo y ciencias sociales, por Mises Hispano.

La austeridad también gana elecciones, por Manuel Llamas.

Feijóo y Urkullu han ganado las elecciones aplicando una estricta y sana senda de reequilibrio fiscal. Los votantes no castigan la austeridad.

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La gran mentira del socialismo del siglo XXI, de JuanRallo.com

¿Caerá el Deutsche Bank?, por D. Lacalle

Las acciones de Deutsche Bank siguen perforando mínimos históricos, a pesar de las llamadas a la calma y de los informes de analistas diferenciando la situación del gigante bancario alemán de Lehman Brothers. Lo principal, a la hora de comprender el riesgo, es entender por qué cae de manera tan estrepitosa –junto al resto de la banca europea- si, como nos repiten una y otra vez, los bancos están “baratísimos”.

Problemas que el mercado identifica en Deutsche Bank y que hemos visto en bancos italianos e portugueses:

Déficit de capital. Se estima una necesidad de capital de 5.500 millones mínima, que podría superar los 10.000 millones incluyendo los costes de multas recientes y el hecho de que la venta o salida a bolsa de algunos activos no estratégicos probablemente se haga a un precio inferior al valor contable. Se retrasan las acciones en desinversiones y las necesidades de capital se hacen más relevantes a medida que la base del negocio se deteriora con los tipos de interés negativos –que hunden los márgenes de la banca- y empeoramiento de perspectivas macro globales.

Bajan los ingresos. Deutsche Bank genera casi el 50% de sus ingresos de NIIs (ingresos por intereses netos de préstamos). Con los tipos cayendo en todo el mundo y más del 25% del PIB del mundo en tipos negativos, el riesgo de que los ingresos sufran es muy relevante.

Suben los costes. Incluso con la reducción llevada a cabo y planes de eficiencia, los costes se disparan (un 45% desde 2011 a 2015) y los ingresos no crecen (un 1% en el mismo periodo). El ratio costes sobre ingresos sigue siendo muy preocupante. Se ha disparado del 72% en el segundo trimestre de 2014 al 79% en 2015 y se estima un 85% en 2016.

Baja rentabilidad. Un problema de toda la banca europea. Pero con un requerimiento de capital de máxima calidad del 13%, el consenso estima que Deutsche Bank no generará rentabilidad por encima de su coste de capital al menos hasta 2018. Para 2017 se sigue estimando un ROTE (rentabilidad sobre activos tangibles) inferior al 5% y una rentabilidad sobre activos totales cercana a 0%.

DEUTSCHE NO ES LEHMAN

Pero hay muchos elementos que diferencian a Deutsche Bank de un Lehman Brothers, por ejemplo:

  • Unos prestamos de difícil cobro que no tienen un nivel preocupante (1,9%, menos del 3% en las peores estimaciones de consenso), y muy por debajo de la banca italiana o portuguesa, por ejemplo.
  • La cantidad de derivados, que tanto se comenta en redes, es enorme –nueve veces sus activos tangibles-, pero ha sido así desde hace muchos años, se ha ido reduciendo y recordemos que el riesgo de estos derivados se genera cuando están muy concentrados en un activo que se desploma. La exposición a energía, por ejemplo, no es superior a la de la banca francesa.
  • Deutsche Bank no niega sus desequilibrios, y lleva aumentando capital y reforzando balance varios años. Es una gran diferencia con Lehman, por ejemplo.

… Pero todos estos problemas ya eran conocidos –o al menos temidos-. ¿Qué ha cambiado?

Bienvenidos a los CoCos (lean) Unos bonos muy populares emitidos durante los años de la burbuja de “se hará lo que haga falta” de Draghi. Se trata de bonos emitidos por los bancos y que las agencias de calificación consideran como capital hasta en un 50% porque puede dejar de pagarse el cupón si las necesidades del banco emisor lo requieren. Por ello pagaban un interés atractivo y muchos inversores se lanzaron a comprar este “chollo”. Total, como “la banca está saneada” y “no hay riesgo”, recibir un 4-6% por unos bonos sin casi riesgo de eliminar el cupón era (y cito) “dinero regalado”. Oh, sorpresa.

Hoy, ante el riesgo de que Deutsche Bank no atienda al pago de vencimientos de algunos de estos bonos, se genera lo que siempre ha ocurrido: se desploma la acción, se dispara el seguro de impago (CDS) y saltan las alarmas.

La sandez de pensar que se puede dejar de pagar un bono sin que tenga impacto en la acción y la empresa es –como ha sido siempre- una soberana ridiculez, y hoy estamos viendo la segunda ola de riesgo, el efecto dominó de un posible rescate interno a costa de los bonistas… Y el más que probable rescate –de seguir así- con fondos públicos, según Allianz. Recuerden mi artículo “por qué se sigue rescatando a los bancos”.

Cuando se ofrecen soluciones que aumentan la fragilidad a la vez que se deteriora el entorno macroeconómico con represión financiera, pensar que los bancos no lo van a sufrir es simplemente ridículo.

Se ha repetido una y otra vez que la banca estaba saneada y que todo iba estupendamente mientras se le exigía soplar y sorber –prestar mucho más y fortalecer balance – a la vez que se destruía la capacidad de generar rentabilidad vía tipos de interés negativos. Esos que dicen que la política del BCE es un regalo para los bancos deberían analizar el balance y la rentabilidad de los mismos.

¿Caerá Deutsche Bank? Es muy poco probable. Sea vía préstamo (tipo TARP) o recapitalización urgente, se hará todo lo posible por mantenerlo a flote ante el riesgo, como hemos visto en la banca italiana o portuguesa, de que el mecanismo de endeudamiento de los países se desmorone.

Porque si cayera, el efecto dominó sobre el resto de la banca –y con ello los estados y sus déficits estructurales- sería imposible de parar por un banco central que ya ha inundado de liquidez todo y más, sin efecto positivo real. Y tomaría a dicho banco central sin herramientas para combatir el riesgo, que se genera en el mercado secundario, como ya hemos repetido en miles de ocasiones.

Como ocurrió en febrero (cuando el CDS de Deutsche se disparó un 300% en pocos días), probablemente se calmen las aguas cuando la entidad pague los vencimientos de sus CoCos, pero el problema de la banca europea se mantiene. Recordemos lo que dije en febrero:

– Una economía hiperbancarizada. Los activos totales de la banca en Europa superan el 320% del PIB de la Eurozona. En el cénit de la crisis, en EEUU no llegaban al 80%.

– Una errónea política de dar la patada hacia delante vía tipos bajos y alta liquidez ha hecho que los préstamos de difícil cobro se acumulen ante la entelequia de que “en unos años todo se arregla” gracias al BCE. Los préstamos de difícil cobro en EEUU en el peor momento de la crisis no llegaban al 7% del total, en Italia la cifra es casi el triple, hoy. En la Eurozona los préstamos de difícil cobro (seamos serios, la mayoría son simplemente incobrables superan los 900.000 millones de euros).

– Exigencia política de que “fluya el crédito”. A la banca europea se le ha diagnosticado el “saneamiento” erróneamente y mucho antes de tiempo por la obsesión de los Estados de que se lancen a prestar a toda velocidad, a pesar de que ni las condiciones económicas ni de riesgo aconsejaban aumentar el balance, porque la demanda de crédito solvente no aumentaba. Vía la mayor política de represión financiera de la historia de la Unión Europea, se ha debilitado, en vez que permitir que la banca se fortalezca. A pesar de enormes provisiones y ampliaciones de capital, el proceso de fortalecimiento de los balances bancarios ha sido mucho más lento de lo deseable.

Si se persiste en negar el problema, solo vamos a perpetuarlo. Cuando el mercado respire tras este episodio, se le echará la culpa a los agoreros o a los especuladores y ya está. Pero es urgente poner mecanismos de recapitalización que no generen riesgo sistémico, en vez de parches burbujeros como los CoCos. Y dejar de esperar con la cabeza dentro del agujero, como los avestruces, que los bancos centrales creen inflación por arte de magia y crecimiento por decreto.

El error de este periodo es doble: equiparar a Deutsche Bank o a los bancos italianos a Lehman, y a la vez negar los efectos devastadores de la represión financiera en el sector. Al reírse de la primera exageración se ignoran las urgentes medidas necesarias para solucionar la segunda verdad. Porque ignorarlo nos lleva a generar otra crisis vía acumulación de riesgos. Y ésta vez ningún banco central la va a disfrazar. Cuando en 2011 hablábamos de este tema me decían “no se puede hacer así, recapitalizar rápidamente es destruir la acción”. Enhorabuena, la han destruido igual y no se han hecho los deberes. ¿Por qué no aprendemos? Porque todos, unos y otros, asumen que la solución a todo es acumular más deuda, que el año que viene todo sube.

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Revista austrolibertaria de prensa: 30-IX-2016, por Mises Hispano.

  • Luis Figueroa recuerda una anécdota de Manuel Ayau en El Periódico.

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Una historia personal sobre el aborto, por Libertario.es

Eso es una proyección. Hay mucha gente que no asesina inocentes bajo ninguna circunstancia, mi mejor amigo de infancia (revelaría su nombre si fuera necesario), fue criado por padres adoptivos, su madre fue violada a los 11 años y sus abuelos, con el consentimiento de su madre, lo dieron en adopción a una pareja que era estéril. Tuvo una infancia feliz y de vez en cuando venía a visitarlo una chica que yo pensaba que era la prima, pero era la madre, apenas 11 años mayor que nosotros. Él supo siempre que era la madre y que no podía criarlo porque era muy chica y no tenía dinero. Hoy le va muy bien (es médico patólogo), sus padres adoptivos ya murieron y su secretaria en su laboratorio es su madre. Una vez la madre le dijo: “La mejor cosa que me pasó en la vida fue que me violaran a los 11 años”. A lo que Dani contestó: “Y a mi lo mejor que me pasó es que vos fueras mi madre, cualquier otra hubiera abortado.”

Hay miles de historia análogas. Tu solución es asesinar un inocente porque tu naturaleza es la barbarie, la sin razón y el crimen, pero para la madre de Dani y para sus abuelos, y para mi y para todas las personas de bien que jamás asesinarán a un inocente bajo ninguna circunstancia, la solución no es nunca el homicidio de un inocente, podrá serlo en todo caso la pena de muerte del que mate a un ser humano no nato, aprovechándose que no puede defenderse, pero nunca va a ser el vil homicidio de un inocente.

No es una noticia saber que hay bárbaros que promueven el homicidio de inocentes, y que encima duplican su vicio al contaminarlo con una excusa justificatoria, pero no te equivoques, no todas las personas son asesinos. Yo se que vos lo sos porque con total desfachatez te jactás de eso como si fuera un mérito, pero yo no soy asesino, podría llegar a serlo si las circunstancias defensivas me llevaran a ello, como por ejemplo asesinar a quien quiere asesinar a un bebé, pero a un bebé yo no lo asesino, no soy como vos.

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jueves, 29 de septiembre de 2016

Mitología Política (Parte 2), por Mises Hispano.

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Esta es la continuación de mi artículo anterior enumerando algunas ideas sobre política y gobierno que la mayoría de la gente ha aceptado por fe, a pesar de ser manifiesta y demostrablemente falsas.

Mito # 8: “Que vivas aquí implica que estás de acuerdo con esto”

Refutación: El llamado argumento del “contrato social” dice que, por el mero hecho de vivir dentro de la jurisdicción territorial de cierta clase dominante, uno “acuerda” acatar cualquier regla que aquellos en el poder tilden de “ley”. Un contrato propiamente dicho es un acuerdo mutuo explícito y específico. Es absurdo llamar “contrato” a algo donde una de las partes puede decidir arbitrariamente qué cuenta como el “consentimiento” de la otra parte a obedecer ciertas normas. Sostener lo contrario equivale a decir que sería válido y correcto que cualquier pandilla o mafia te dijeran: “Dado que vives dentro de lo que consideramos nuestro territorio, ello implica que estás de acuerdo en que hagamos contigo lo que queramos”.

Mito # 9: “Tierra de libertad”

Refutación: El lugar conocido como los Estados Unidos es en la actualidad mucho menos libre de lo que era incluso bajo el control de un monarca. La lista de quejas contra el rey Jorge III enunciadas en la Declaración de Independencia son triviales en comparación con lo que actualmente le inflige diariamente al pueblo americano su “propio” gobierno. Los Estados Unidos no son el país más libre del mundo, ni económica ni socialmente. Varios análisis detallados de estos temas pueden encontrarse fácilmente en la red. Más importante, la libertad no se mide por decidir cuál de los amos es menos sádico y dominante, cuál fustiga y sobrecarga menos a sus esclavos. No hay esclavos libres. La libertad tampoco se mide comparando qué clases dominantes son relativamente menos opresivas que otras. Los “países libres” no existen, ya que la palabra “país” significa la jurisdicción territorial controlada por una clase dominante coercitiva.

Mito # 10: “Nosotros somos el gobierno”

Refutación: Esta afirmación es obviamente falsa. Es el equivalente de una víctima de secuestro diciendo que ella es la secuestradora. Si uno es realmente incapaz de distinguir entre, por una parte, él mismo, y por otra, el grupo de personas que le exigen tributo y obediencia bajo amenaza de violencia, tal persona es literalmente delirante.

Mito # 11: “La ley de la tierra”

Refutación: La realidad literal es que aquello que se nos enseña a contemplar como “la ley” no procede de “la voluntad del pueblo”, ni de “la patria”, ni de cualquier otra fuente vaga o abstracta. La “ley” (la legislación humana) consiste simplemente en mandatos oficiales, es decir en órdenes procedentes de los políticos legisladores y respaldadas por amenazas explícitas de violencia. Que a los demás se nos permita formular peticiones, quejas o ruegos a los políticos para que cambien esas “leyes” no significa en modo alguno que sea el pueblo, o la “nación”, de quien proceden tales “leyes”.

Mito # 12: “El gobierno de la ley”

Refutación: Es común el refrán de que los estadounidenses tienen la suerte de vivir bajo el “gobierno de la ley” y no bajo el “gobierno de los hombres”. Sin embargo, dado que todas esas “leyes” no son más que amenazas y exigencias escritas y emitidas por seres humanos, tal distinción es completamente irrelevante.

Mito # 13: “El debido proceso”

Refutación: La idea de que se nos debe proporcionar un “debido proceso” legal antes de que se nos pueda privar de nuestra libertad o propiedad (como indica la Quinta Enmienda) está vacía y carece de sentido en tanto que las “leyes”, los procedimientos, las burocracias, las fuerzas del orden y los tribunales que deciden tales cosas son creados y controlados por el mismo grupo de gente que nos quita nuestra libertad y propiedad. Es el equivalente de una banda callejera diciendo: “Hemos revisado cuidadosamente nuestras propias acciones y hemos determinado que teníamos derecho a robar su coche, a robar su billetera y a golpearle; estábamos haciendo cumplir la ley y le hemos tratado como es debido”.

Mito # 14: “Gobierno”

Sí, el propio concepto de “gobierno” es mitológico. Equivale a creer en el “Derecho Divino de los Políticos”: la idea de que varios documentos y rituales pseudorreligiosos, (como las constituciones y las elecciones) pueden otorgar a un grupo de meros mortales el derecho a gobernar por la fuerza a todos los demás. No es más racional o legítimo que el viejo concepto del “Derecho Divino de los Reyes”. La única diferencia es que la versión moderna utiliza una retórica y mitología más sofisticadas (como ilustran todos los ejemplos anteriores) para que parezca legítima, moral y necesaria. Pero no lo es, como es fácil demostrar.

Casi todos los demás términos conectados con “gobierno” (“ley”, “regulación”, “crimen”, “legalidad”, etc.) son igualmente artificiales e ilegítimos. En el siguiente y último artículo de esta serie presentaré varias pruebas lógicas independientes que demuestran que cualquier idea de “autoridad” política (la noción de que un individuo o grupo tiene el derecho moral de gobernar, y por tanto todas las demás personas tienen la obligación moral de obedecer) es ilógica hasta el punto de la locura, inherentemente inmoral y horriblemente peligrosa.


(Artículo original inglés aquí), traducido por Francesc Garcia-Gonzalo

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El apestoso bono japonés, por Mises Hispano.

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Los bancos centrales han aplicado en años recientes políticas no tradicionales, radicales y sin precedentes. Políticas como los tipos cero de interés, la flexibilización cuantitativa, la guerra contra el efectivo e incluso tipos negativos de interés sobre depósitos bancarios, son ahora la norma. Incluso se ha hablado del dinero de helicóptero. No es dinero caído del cielo para ustedes y para mí. Significa que los bancos centrales sencillamente imprimen dinero y se lo entregan al gobierno. El último episodio de locura monetaria viene de Japón, donde la nueva política monetaria tendrá como objetivo el bono a diez años del gobierno japonés con un tipo de interés del 0%.

El Banco de Japón, como el Banco Central Europeo y la Reserva Federal, han estado todos comprando bonos públicos para mantener bajo el coste de financiar la deuda nacional. Afirman estar estimulando la economía, pero eso no ha funcionado y probablemente no sea su intención real. ¡Hasta ahora, ha funcionado para mantener muy bajos los tipos de interés sobre los fondos públicos incluso en Italia, al tiempo que hacía negativos los tipos en Suiza y Alemania!

La política de tipos cero sobre los bonos públicos de Japón significa que prestas 10.000$ a Japón y 10 años después te devuelven el dinero. Suena a un buen negocio para gobierno japonés, pero un negocio apestoso para los compradores de bonos. ¿Qué significa esta política para la economía en general?

Primero, es una política arriesgada incluso para los patrones económicos dominantes. Se piensa desde hace mucho que los bancos centrales no pueden controlar los tipos de interés a largo plazo y solo deberían ponerse como objetivo los tipos de interés a corto plazo. El Banco de Japón ya está comprando en torno a 800.000 millones de dólares en bonos públicos japoneses cada año. Tratar de estabilizar el tipo de los bonos a diez años en un tipo cero de interés podría hacer que el Banco de Japón se viera obligado a comprar cantidades ilimitadas de bonos públicos a largo plazo. El Banco de Japón tiene también una enorme cartera de acciones japonesas, compradas para estimular la política bursátil japonés. Ese experimento o de política monetaria también ha fracasado.

Toda esto locura con la política monetaria por parte de los banqueros centrales no ha producido los efectos beneficiosos prometidos. Esto nos dice dos cosas acerca de los banqueros centrales modernos. Primero, en realidad no entienden la política monetaria, ni los tipos de interés, ni sus efectos sobre la economía. Segundo, sus políticas están beneficiando directamente a los gobiernos para los que trabajan, a los grandes bancos y a los capitalistas compinches.

Lo que han estado haciendo se conoce como el concepto de “represión financiera”. La idea detrás de la represión financiera es reprimir la economía productiva privada con tipos ultrabajos de interés. Esto permite el robo silencioso de recursos de la economía y reasignar esos recursos a gobiernos y capitalistas compinches. La reducción de los tipos de interés daña los sectores productivos privados y beneficia a los gobiernos y a los grandes capitalistas compinches al rebajar sus costes de tomar prestado.

Los perdedores de la represión financiera incluyen algunos de los grupos más importantes en un sistema capitalista.

El trabajo es un gran perdedor. La renta familiar mediana real en EEUU ha estado disminuyendo o estancándose durante más de quince años. Se sabe desde hace mucho que la inflación monetaria y los tipos bajos de interés benefician al capital y dañan al trabajo, ya que los aumentos salariales tienden a ir por detrás de la inflación.

Los ahorradores son evidentemente grandes perdedores con los tipos de interés artificialmente bajos. El tipo de interés en mi cuenta de ahorro es una centésima de un 1%. Dado que hay inflación de precios, esto significa que estoy perdiendo dinero con mis ahorros. Los banqueros centrales han afirmado desde hace mucho tiempo que no están tratando de estimular los mercados bursátiles, pero los retornos negativos de los ahorros han obligado a ahorradores y jubilados a invertir fuerte e imprudentemente en mercados bursátiles de alto riesgo.

Otra cosa que los banqueros centrales no saben es que tiene que haber ahorro real para que tengan lugar inversiones reales de capital. La inversión de capital aumenta la productividad laboral y el crecimiento económico. Los banqueros centrales están por otro lado desorientados con respecto a la ralentización de la productividad laboral en años recientes. Piensan que el ahorro real puede ser fácilmente remplazado por sus manipulaciones monetarias.

Las empresas de seguros son críticas en cualquier economía capitalista libre. Compramos seguros para proteger nuestras casas, nuestros automóviles, nuestra riqueza y nuestra vida. Las primas de seguro que pagamos para proteger estas cosas son invertidas por las empresas de seguros para pagar las indemnizaciones a las que tendremos derecho del futuro. Es una tarea muy difícil en un entorno de tipos de interés cero o negativos. A las empresas de seguros les gustaría invertir en activos de riesgo relativamente bajo, pero ahora se han visto obligadas a asumir inversiones de más riesgo en años recientes para poder garantizar el pago de esas indemnizaciones.

Los fondos de pensiones son también muy importantes. Millones de estadounidenses invierten en fondos de pensiones de diversos tipos para financiarse una jubilación decente. Igual que las empresas de seguros, se han colocado una situación difícil debido a las políticas de tipos de interés cero y negativos. En su búsqueda de un retorno sobre sus inversiones, han colocado involuntariamente el dinero de sus clientes en activos de riesgo. Incluso con ese riesgo añadido, los planes de pensiones de los funcionarios estatales ahora solo están financiados de media en un 70%.

Ahí lo tenéis. Trabajadores, ahorradores, empresas de seguros y fondos de pensiones se ven dañados por estas políticas monetarias radicales. En otras palabras, se ven dañadas las clases productivas y las instituciones que son los cimientos del capitalismo. Y al mismo tiempo gobiernos y capitalistas compinches viven la gran vida.

Hay otra expresión profesional utilizada por los economistas dominantes para describir este lodazal de políticas monetarias. Se llama política “macroprudencial”. Esto incluye varias políticas, sin que ninguna de ellas tenga sentido económico individualmente, pero que cuando se ven desde una perspectiva económica dominante general sí tienen bastante sentido. Así, por ejemplo, una política de tipos cero de interés no tiene ningún sentido económico. Tampoco los déficits presupuestarios y la deuda nacional insostenibles tienen ningún sentido económico. Sin embargo, la combinación de dos políticas irracionales se dice que es una buena política “macroprudencial”.

Por supuesto, la política real y evidentemente prudente sería permitir que los mercados establecieran los tipos de interés y que los presupuestos públicos se equilibraran en un nivel sostenible más bajo.

El último negocio apestoso que viene de Japón nos indica que los banqueros centrales no han aprendido esta lección económica y nos hace esperar más locuras monetarias en el futuro.


El artículo original se encuentra aquí.

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¿Al rescate del Deutsche Bank?, de JuanRallo.com

La banca europea sigue estando en problemas una década después de que estallara la burbuja financiera. A las crisis bancarias de Grecia, Portugal o Italia, hay que añadirle la de Alemania. El mayor sistema financiero del Continente lleva años atravesando una situación complicada debido a la escasa capitalización tanto de sus grandes bancos, como el Deutsche Bank o el Commerzbank, cuanto de otras entidades más pequeñas de carácter regional o local (las “cajas” alemanas). El caso más sonado probablemente sea el del Deutsche Bank, el mayor banco de inversión europeo con unos activos que equivalen al 50% del PIB alemán. La entidad teutona no sólo se enfrenta a problemas para cumplir a partir de 2019 con los requisitos regulatorios de capital impuestos por Basilea III al tiempo que digiere las pérdidas derivadas de sus malas inversiones durante los últimos años, sino que ahora también tiene que enfrentarse a las sanciones por parte de las autoridades estadounidenses por una negligente comercialización de hipotecas subprime en el país. La multa se anunció hace unos días y es simplemente devastadora para el banco: 14.000 millones de dólares, casi el equivalente a todo lo que vale la empresa en el mercado.

Precisamente, ese es el mayor problema de la entidad alemana (y, en general, del resto de la banca europea): no tanto sus errores pasados, cuanto sus pésimas perspectivas de futuro. La bajísima rentabilidad esperada de la banca continental (modelo organizativo obsoleto en un contexto de muy bajo retorno del crédito y con un grado de apalancamiento regulatoriamente restringido) agravada por la política de tipos de interés negativos de Draghi coloca a las entidades financieras ante un negro panorama en el que nadie quiere invertir su dinero: y mucho menos invertirlo para tapar los enormes agujeros heredados. Si, como augura el diario alemán Die Zeit, Deutsche Bank va a necesitar finalmente un rescate, comprobaremos si Alemania se mantiene fiel a los sanos principios que intenta imponer al resto de sus socios comunitarios (no rescatar bancos con cargo a los contribuyentes) o si, como tantas otras veces en la reciente historia europea, se aplica a sí misma la excepción que no admite para otros.

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Entrevista sobre trayectoria académica, economía crítica y alternativas, por el maestro impresor E.Garzón.

Atención, aquí vas a leer un nuevo desparrame mental de Eduardo Garzón. Vigile sus pasos.

Comparto la interesante entrevista que me hizo Daniel López sobre temas muy variados como mi trayectoria académica, economía crítica y alternativas económicas.

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Contrarréplica: el liberalismo sigue sin ser una catástrofe, por Libertario.es

El pasado lunes publique, con bastante retraso, mi replica formal al video del youtuber RaGLaN “La Catrastrofe Neoliberal”. El autor ya había reconocido y modificado algunos de los errores que le indique previamente a escribir el artículo, y si bien es cierto que aún no existían tales modificaciones cuando le puse el punto final es cierto que actualmente si están corregidas, desde el grafico de desigualdad en EEUU a el gráfico y la narración del PIB de Chile. Sin embargo únicamente ha modificado estos dos errores, y en cuanto al resto de fallos que señale en mi replica ha decidido huir hacia delante y tratar de justificar el resto de su trabajo aun no modificado.
Los errores más importantes y evidentes siguen situándose en el apartado de Estados Unidos, como ya dije en mi replica inicial es empíricamente falso que durante el mandato de Reagan, como conjunto, se perdieran millones de empleos, por la sencilla razón de que la tasa de paro es menor a su salida de la Casa Blanca que cuando entro en ella, aun así Raglan insiste tildando de “brutal subida” el aumento de dos puntos del paro en el primer año de Reagan como presidente y señalando además que parece no importarme la dramática situación de las personas que en ese primer año perdieron sus empleos, nada más lejos de la realidad, evidentemente es relevante y por supuesto debe considerarse, pero eso no justifica hacer un balance de un mandato de casi 10 años en base a un año, de hecho, y siguiendo su misma lógica, si el aumento de la tasa de paro en dos puntos porcentuales es una “brutal subida” me pregunto qué será la caída en los años posteriores de cuatro puntos hasta el 5,5%, apuesto a que no estaría dispuesto a juzgar otros mandatos en base al dato de un año (máxime si es el primero), con lo que poco más hay que añadir respecto a esta cuestión.
A continuación no da respuesta a mi objeción sobre la falacia “los empleados tuvieron que trabajar el doble”, fundamentada en el número de horas trabajadas al año por trabajador, con lo que no entiendo por qué aun no lo ha rectificado, sin embargo pasa de este tema al verdaderamente importe de este apartado, el mito del desacople entre salarios y productividad. En este artículo Juan Ramón Rallo muestra con detenimiento los motivos metodológicos por los que este grafico tan falaz como extendido es erróneo. Una vez subsanados los errores, tales como la conversión en términos reales usando diferentes indicadores, no incluir los seguros sanitarios en las remuneraciones o comparar churras con merinas, el resultado es el siguiente:

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La productividad ha subido, y los salarios también, una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad.
Sigamos con Thatcher, en primer lugar me acusa de aislar datos arguyendo que doy el dato de inflación (que precisamente es un agregado) mientras que el solo da el del precio de la vivienda, no sé si es un chiste, lo dejo a su consideración. Continúa tratando de refutar el comentario que hice sobre pobreza relativa en el Reino Unido (y como indicador en general), en este caso comete varios errores habituales, primero, llama pobreza o lo que es Riesgo de pobreza, mi comentario se centra en que este indicador puede aumentar sin que las condiciones de vida empeoren, por ejemplo, si el ingreso mediano de un país es 100€ se consideraría en riesgo de pobreza a todo aquel que perciba menos de 60€, pongamos que en este caso el % es de un 30% de la población, si en cuestión de un par de años el ingreso mediano pasase a ser de 200€ el umbral se situaría en 120€, con lo que si él % de población que no supere este umbral es mayor no se puede decir con seguridad que estos vivan peor pues posiblemente muchos de ellos hayan visto incrementados sus ingresos. En el caso de Gran Bretaña, como ya dije este ingreso mediano aumentó en un 32%, y en la misma proporción aumentó el umbral del Riesgo de pobreza, con lo que afirmar una terrible depauperización es, cuanto menos, hablar en base a humo. De hecho posteriormente cambia de dato y pasa a hablar del 10% más pobre, y en términos reales (usando datos agregados de inflación que me ha criticado hace un momento), lo que entiendo como un reconocimiento de que, efectivamente, es extremadamente pretencioso hablar de pobreza con su indicador principal, analizar la evolución por deciles sí que sería más honesto, aunque yo no dispongo de esos datos en este momento.
Por último, concluimos con Chile, en mi replica inicial cuestioné la aseveración de que “con las medidas de Pinochet la inflación empeoró”, tal como mostré entonces es imposible sostener esta afirmación si consideramos todo el periodo de su mandato, pues vemos un claro desplome, sin embargo señala Raglan que el pico de inflación si se alcanzó con Pinochet, seguro que esto les va sonando. El problema de Raglan es que entiende que esto se ha convertido en un debate que enfrenta a un defensor acérrimo de Pinochet y a otro que es un crítico feroz con el mismo, cuando la realidad es que el debate se basa únicamente en los errores de su video, en el que se juzgan las medidas para combatir la inflación adoptadas en el 74 en base al resultado de inflación del año 75, lo que es lógico (aunque las medidas contra la inflación se extendieron también al propio 1975), y lo es también comparar ese resultado con el del año anterior para juzgar su éxito o fracaso, y en este caso, con una inflación mucho mayor, no cabe hablar de fracaso, con que, siguiendo la lógica de su propio video, si tomamos los datos de un año X para valorar el éxito de las medidas adoptadas en el año anterior a X la causa de la inflación del 1974 no sería achacable a Pinochet sino a Allende, que gobernó la mayor parte del año anterior, y ni siquiera esto es cierto ya que Pinochet si tuvo su responsabilidad en el dato de 1974 al mantener durante ese año el ritmo de crecimiento de la masa monetaria casi constante. No puedo dejar sin mención además el mito de que el fracaso de Allende se debió, así como la inflación de su periodo, a una guerra económica, hecho ya refutado aquí, se está manteniendo que la inflación de 1973 y anteriores fue fruto de una conspiración mientras que la de 1974 y posteriores (inferiores) se debieron al mal gobierno, no es economía, es ideología y propaganda pura. Al final Raglan termina este apartado reconociendo de nuevo su error sobre el gráfico de PIB per cápita de Chile así como la interpretación que le dio, ahora, para tratar de despreciar el aumento de la renta per cápita, mayor que América Latina en ese periodo lo compara en términos de diferencial entre ambos, lo que resulta muy paradójico pues acudiendo a los datos que enlaza de CEPAL el PIB per cápita de Chile pasa a ser casi un 20% (1.046$ menos) menos que el de América Latina en 1973 a solo un 2,5% (179$ menos) menor en 1991, con lo que su afirmación no es muy honesta a la luz de sus propios datos.
Como colofón Raglan afirma que la política de tipos de interés del BCE no contribuyo en modo alguno a la creación de la burbuja inmobiliaria, afirmando que una bajada de tipos de interés, es decir, el coste de endeudarse, no incita al endeudamiento, y por supuesto en ningún momento considera que exista relación entre el estallido de la burbuja y la subida de los tipos de interés a partir del 2006, y en ningún momento da una causa alternativa más allá de descalificaciones, con lo que no es necesario comentar más este aspecto porque en rigor, no existe una refutación como tal.
Concluyo así este articulo sin necesidad de recrearme en mis opiniones personales sobre Raglan, pero si con la reflexión de que si está tan interesado en incluirlas en este debate es por la falta de consistencia de su propio trabajo.

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Revista austrolibertaria de prensa: 29-IX-2016, por Mises Hispano.

  • Karelys Abarca dedica un artículo en América Economía a Ludwig von Mises en el aniversario de su nacimiento.
  • Zoé Valdés menciona a Ayn Rand en Libertad Digital.
  • Álvaro Anchuelo dedica en República un artículo al Nobel Echegaray en su centenario, mencionando la admiración de este por Bastiat.
  • Umberto Mazzei mecniona a Mieses (sic) y Hayek, además de a Say en Alai.
  • Israel Kirzner, mencionado por Alberto Benegas Lynch (h) en Informe 21.

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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Mitología política, por Mises Hispano.

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He aquí algunos de los mitos comunes sobre política y gobierno que nos enseñaron a creer y repetir. A cada uno lo acompaña su refutación.

Mito #1: “Gobierno representativo”

Refutación: Alguien que de verdad te representara (que actuara en tu nombre) sólo tendría derecho a hacer aquello que tú tienes derecho a hacer. Quienes están en el “gobierno” dicen tener derecho a hacer un sinfín de cosas que tú no tienes derecho a hacer, sosteniendo al mismo tiempo (extrañamente) que fuiste tú quien les otorgó esos derechos. Asimismo, es obvio que alguien que te representara de verdad no tendría derecho a mandarte y exigirte tu dinero bajo amenaza de enjaularte si desobedeces o resistes, un derecho que nuestros gobernantes dicen tener.

Mito #2: “Consentimiento de los gobernados”

Refutación: “Consentir” significa estar de acuerdo voluntariamente en algo. “Gobernar” significa controlar coercitivamente. Ambos son mutuamente excluyentes. Por lo tanto, la expresión “consentimiento de los gobernados” es tan absurda como “esclavo voluntario”. Además, es obvio que ninguna otra persona puede “consentir” en tu nombre a tu esclavización. Si tú, individual y liMito #2: “Consentimiento de los gobernados”bremente, no has expresado de forma concreta tu acuerdo en algo, entonces no has dado tu consentimiento.

mzqvmh0Mito #3: “Votar implica consentir”

Refutación: Tener la opción de escoger qué individuo o banda te va a extorsionar y dominar por la fuerza (sin que puedas votar “ninguno de los anteriores”) no implica que seas libre ni implica que estés de acuerdo en que te roben y controlen.

Mito #4: “Nosotros les otorgamos su poder”

Refutación: No existe ningún ritual o documento mediante el cual unas personas, por muchas que sean, puedan delegar en otras personas derechos que ninguna de ellas jamás ha poseído. Por ejemplo, diez personas que carecen del derecho a cometer un asesinato no pueden conferirle ese derecho a ninguna otra persona. Por lo tanto, si los gobernantes tuvieran derechos de los que nosotros carecemos, es obvio que esos derechos no derivarían de nosotros.

Mito #5: “Democracia es libertad”

Refutación: Las violaciones en grupo son democracia en acción: la mayoría impone su voluntad por la fuerza a la minoría. Incluso aunque los resultados electorales representaran realmente los deseos de la mayoría (que no es así), la democracia seguiría siendo inherentemente violenta, inmoral e ilegítima. En política las votaciones siempre consisten en que una mayoría imponga por la fuerza su voluntad a una minoría. Y aun cuando ello preservara la libertad de la mayoría (que nunca es así), la minoría seguiría siendo privada de su libertad.

xil375g-1Mito #6: “Las repúblicas constitucionales son buenas”

Refutación: la Unión Soviética, la China comunista, Corea del Norte y la República de Weimar (que dio lugar a la Alemania nazi) fueron o son repúblicas constitucionales y democráticas, cada una con su propia “declaración de derechos” (las constituciones de todas ellas son fáciles de encontrar en internet). Las repúblicas constitucionales democráticas han sido las instituciones más destructivas y asesinas de la historia de la humanidad.

Mito #7: “El gobierno está a nuestro servicio”

Refutación: Si hay un grupo de personas que te dicen lo que tienes que hacer, te exigen tu dinero y te hacen daño si no obedeces (y eso es lo que es y hace siempre el “gobierno”), entonces esas personas no son tus siervos sino tus amos.


(Artículo original inglés aquí), traducido por Francesc Garcia-Gonzalo

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El crecimiento económico requiere algo más que tipos bajos de interés, por Mises Hispano.

No más gasto y más liquidez: más libertad y menos Estado, de JuanRallo.com

El legado de Ludwig von Mises, por Mises Hispano.

Cómo los medios instigan a la guerra, por Libertario.es

Hace varias semanas, los medios de comunicación mainstream (MCM) dieron cobertura hasta la saciedad a una imagen de un niño pequeño sacado de los escombros de  la ciudad de Alepo después de que su hogar y su familia fuesen destruidos por lo que informaciones de dudosa fiabilidad presentaron como un ataque aéreo ruso. Tras ser rápidamente apodado como “El niño de Alepo”, su imagen polvorienta se volvió viral al instante en todos los medios de prestigio en Estados Unidos y Europa. El mensaje subyacente: que la “comunidad internacional”, “el mundo libre”, los Estados Unidos, usted y yo, debemos “hacer algo” para detener al presidente sirio, Bashar al-Assad y a su principal promotor y compañero clon de Hitler Vladimir Putin.

No mucho antes, otro niño, también en la zona de Alepo, fue decapitado en directo por el grupo terrorista yihadista “moderado” apoyado por Estados Unidos Harakat Nour al-Din al-Zenki. Las imágenes de su espantosa muerte han recibido mucha menos atención de los medios que las del Niño de Alepo oficial. A este otro niño no se le dio ningún apodo pegadizo. Nadie hace llamamientos para que la gente en el poder “haga algo”. De hecho, el apoyo occidental a los yihadistas – a los que la administración Obama se negó a repudiar incluso después de la decapitación y de que se acusase a al-Zenki de usar de gas de cloro- puede verse como un intento de “hacer algo” con el malo, malísimo Assad.

Otro pequeño detalle que estuvo rápidamente disponible en “medios alternativos”, pero que pasó casi totalmente desapercibido en los MCM: Mahmoud Raslan, el fotógrafo que tomó la foto del niño de Alepo y la difundió con gran éxito mundial, también se sacó un selfie sonriendo junto a miembros del grupo al-Zenki, los radiantes decapitadores del otro niño. Pero, bueno, dice Raslan, que apenas conoce a esos tipos. Sigamos…

Para aquellos que han estado prestando atención durante el último par de décadas, el Niño de Alepo es un ejemplo habitual de lo que se conoce como “porno de atrocidades“, que sirve para excitar a la audiencia a través de terror e incitarla al odio de los presuntos autores. El porno de atrocidades ha sido esencial para vender la necesidad de tomar acciones militares en “guerras opcionales” no relacionadas con la defensa real de los EE.UU: los bebés de las incubadoras (Kuwait / Irak); la matanza de Racak (Kosovo); los bombardeos del mercado de Markale, los “esqueletos vivientes” de Omarska, y la matanza de Srebrenica (Bosnia); la violación como instrumento calculado de guerra (Bosnia, Libia); y gas venenoso de Ghouta (Siria). No importa que los hechos, en la medida en que, finalmente, se den a conocer, más tarde pueden llegar a ser muy diferentes de las acusaciones categóricas de blanco y negro en los labios de los líderess occidentales y alzadas como estandarte en cuestión de horas, si no de minutos, del acontecimiento en cuestión.

Como ya detallé en un estudio recientemente publicado, Cómo los medios de comunicación estadounidenses sirven de hilo conductor para las guerras opcionales, la pornografía de atrocidades no se da nunca de forma aislada. Más bien forma parte de un patrón bien establecido. Cada vez que un presidente de Estados Unidos, ya sea demócrata o republicano, planea una intervención militar en otro país, los medios de comunicación (en particular, los MCM) diligentemente repiten como loros el contenido proporcionado por el gobierno.

Entre las características clave analizadas se encuentran:

  • La deficiencia de conocimiento como la norma americana: Cuanto menos sepamos, más probable es que nos creamos lo que nos dicen. Los menos informados son los más convencidos de la necesidad de “hacer algo”.
  • La dependencia de fuentes gubernamentales, la “ventriloquia”, y el incesto de información: El público desconoce que la mayor parte de la “información” de los MCM proviene de fuentes gubernamentales. Pregunta al asistente de la Casa Blanca Ben Rhodes.
  • La propiedad corporativa centralizada: No se puede servir a Dios y al dinero, pero César y el dinero se llevan muy bien. La propaganda se junta con el dinero de los seis grandes conglomerados de la información.
  • “Para-periodismo”, “infotenimiento” y “porno de atrocidades” como detonadores de la guerra: Una vez que el gobierno decide iniciar una guerra, es necesario venderla. Los MCM sirven puntualmente a las atrocidades a la carta.
  • Memes de demonización tipo “Hitler” y “militarización” de los medios de comunicación: Todo es blanco y negro, sin grises. El compromiso y la negociación no tienen cabida en la lucha contra el mal absoluto. La guerra es la opción por defecto.
  • EEUU y la “comunidad internacional”, el “mundo libre”, el “excepcionalismo americano” y el “liderazgo”: Lo que los estadounidenses normales entienden por el carácter “excepcional” de nuestro país es muy diferente al uso maligno que emplean las élites políticas y los medios de comunicación.
  • Indiferencia hacia los medios de comunicación “alternativos”, el samizdat estadounidense: La información fiel a los hechos está disponible en los medios de comunicación “alternativos”, pero los MCM aún son quienes deciden si esta existe o no.
  • “Nunca cometemos errores”, “mantengamos el rumbo” y “sigamos adelante”: la política estadounidense no tiene espejo retrovisor. Nunca se desacredita a los autores de los desastres pasados. Se ignora a los que dijeron “os lo dije”.

La manera en que los medios de comunicación actúan como hilo conductor para la guerra se entiende mejor si vemos a los propios MCM como una parte integral de una entidad público-privada híbrida multifacética, sorprendentemente profunda y variada. Centrada en Washington con ramificaciones secundarias en Nueva York y Silicon Valley, se la conoce de diversas maneras: el establishment, la Oligarquía (nombre acuñado por el senador de Alabama Jeff Sessions), o el Estado profundo (como analizó en profundidad mi antiguo colega del Congreso Mike Lofgren) . Esta entidad incluye elementos de las tres ramas del gobierno estadounidense (sobre todo del ejército, los servicios de inteligencia, y los sectores financieros), la empresa privada (la industria financiera, contratistas del gobierno, las tecnologías de la información), centros de investigación, ONG‘s, el “Demintern”, ambos partidos políticos y agentes de campaña, y un ejército de lobistas y agentes de publicidad. Los estudiantes de historia observarán un parecido sorprendente con la antigua nomenklatura soviética.

El estado profundo no sólo es el “complejo militar-industrial” de Dwight Eisenhower. Comparado con estos chicos, Curtis LeMay era un pacifista. La propensión de la oligarquía a hacer la guerra es inseparable de sus medios generadores de mentiras. Como observa Solzhenitsyn: “Cualquier persona que ha proclamado la violencia como método inexorablemente debe elegir la mentira como principio”. Ambos se han convertido en algo profundamente arraigado en nuestra vida pública, especialmente en nuestra política exterior y militar.

Pero aún hay esperanza. Bajo el asalto de los desafíos anti-Establishment de este año por parte de Donald Trump y Bernie Sanders, el fracaso de las políticas de Barack Obama en Siria y Ucrania, y la ira proveniente de una clase media estadounidense en declive, tanto la oligarquía como sus medios de comunicación asociados muestran señales de estar perdiendo poder. De particular interés es el creciente escepticismo público de los MCM en favor de los “medios alternativos” digitales de todo el espectro político: Antiwar.com, OpEdNews, RonPaulInstitute.org, zerohedge.com, LewRockwell.com, Infowars.com, Counterpunch.com, Unz , VDARE, Takimag, Consortiumnews, y muchos otros, incluyendo la recién llegada cadena de televisión conservadora independiente One America News.

Existen también otras publicaciones abiertas a otros puntos de vista, las cuales sirven de conductos hacia opiniones más mainstream, como la Chronicles Magazine (la verdadera derecha, no la Neocon), The Nation en la izquierda, la libertaria Reason, y la publicación sobre política exterior realista The National Interest . Al mismo tiempo, los MCM cada vez tienen que reconocer más informaciones “alternativas” en un intento de preservar parte de su cada vez menor credibilidad. El éxito más evidente en este sentido es DrudgeReport.com, especialmente por haber triunfado al cubrir la carrera presidencial con visiones favorables a Trump, siendo Breitbart también digno de mención. Un segmento creciente de la opinión pública estadounidense está descubriendo una nueva habilidad, que ya dominan bien los ciudadanos de los países ex comunistas: la lectura entre líneas de los medios oficiales (a los que suponen llenos de mentiras) y hacer comparaciones informadas con los medios alternativos “samizdat”, las fuentes extranjeras, e intentar adivinar mediante rumores cuál es la verdad. Un signo alentador es el fracaso de Obama de meter al país en la guerra de Siria en 2013 a causa de la ebullición de la oposición pública de todo el espectro político. Existe la posibilidad de que se produzca una evolución pacífica en los próximos años hacia una postura menos belicosa que vuelva a centrarse en las necesidades internas de los Estados Unidos.

También existe un grave peligro, que tal vez esté creciendo cada vez más. Los sirvientes y los beneficiarios del estado profundo podrían arriesgarse a entrar en una guerra mayor, en un intento desesperado por salvar su riqueza, su poder y sus privilegios – con consecuencias nefastas para EEUU y el mundo. La mayor parte de la gente puede sentirse inclinada a descartar la idea de “comenzar la III Guerra Mundial”, como puro alarmismo, o teoría de la conspiración. Tal vez tengan razón. Por otro lado, tal especulación no es del todo infundada a la luz de la disposición de algunos políticos estadounidenses, entre ellos algunos que aspiran al Despacho Oval (y una que podría llegar a él) para imponer una zona de exclusión aérea o “zona segura “en Siria, y amenazan con derribar aviones rusos si es necesario; prestar ayuda letal a las fuerzas ucranianas, junto con asesores de la OTAN y entrenadores estadounidenses; o desafiar directamente las reivindicaciones de soberanía de Pekín sobre las rocas del Mar del Sur de China mediante el tránsito aéreo y naval estadounidense y aliado, pese a las advertencias chinas de una respuesta militar. Si tal confrontación llegase a descontrolarse, ya sea accidentalmente o a propósito, el conflicto resultante podría asumir proporciones catastróficas de forma inesperada. En lugar de salvar al Estado profundo, una guerra mundial (que se presume que sería nuclear) podría acelerar su extinción, junto con la de muchas otras cosas.

Traducido por Verónica Santamaría

Artículo Original

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Autoconsumo y reguladores europeos, por D. Lacalle

Se acaba de publicar un documento esencial del CEER (Council of European Energy Regulators) sobre autoconsumo . CEER es el consejo de TODOS los reguladores europeos, y merece la pena leerlo para evitar esa politización de ciertos aspectos del mercado energético que se han generado en nuestro país. Me parece esencial porque lo primero que hace es, correctamente, hablar de “autogeneración”, y especifica la responsabilidad y obligaciones de los participantes del mercado eléctrico.

Los principios básicos para aprovechar al máximo la autogeneración sin que se convierta en un sistema de incentivos perversos y subsidios cruzados, como explicaba en mi artículo Autoconsumo sí, pero de verdad y evitar que se convierta en una burbuja que busque atrapar a clientes incautos.

Elementos esenciales del informe son:

Los consumidores, al convertirse en productores, pasan a ser agentes activos del mercado energético y con ello deben asumir responsabilidades en cuanto al sistema integrado.

Evitar incentivos perversos. Los consumidores que no participen de la autogeneración no deben sufrir desventajas en costes del sistema, y por ello debe darse un reparto justo de los costes del sistema -primas a renovables, impuestos y coste de redes- entre todos los consumidores (no sólo los que se mantienen “enganchados” a la red). No vale que se cargue a los consumidores de costes fijos durante la época de “verde que te quiero verde” y el “coste de un café” y ahora algunos se desentiendan de esa acumulación, pero se beneficien vertiendo a la red.

El informe recomienda evitar el mal llamado “balance neto” (net metering), ya que el concepto asume que la capacidad de almacenamiento del sistema, que pagamos todos los consumidores “enganchados” en la factura, está “disponible gratuitamente” para algunos.

En resumen, es un informe que busca garantizar que los beneficios y obligaciones para consumidores y productores estén adecuadamente repartidos sin cometer los errores de incentivos perversos que se han generado en otros mercados, como Maine, EEUU, donde han tenido que rectificar.

Una de las ventajas del debate sobre autoconsumo en Europa es que están saliendo a la luz las monstruosas deficiencias del mercado eléctrico europeo, cargado de costes fijos y subvenciones. En Alemania, los consumidores han visto su factura más que duplicarse mientras los costes de generación caían más del 60% por la acumulación de subsidios y costes fijos.

En España se ha conseguido que la factura de la luz baje un 15% en 2016, cayendo hasta niveles de 2012 (la factura anual de una familia media para el año 2016 será unos 124 euros menor, según el Ministerio de Industria). Pero es que entre 2004 y 2012 la factura anual se encareció en 328 euros (lo que supuso una subida del 67% del recibo), mientras nos lanzábamos a la burbuja de sobrecapacidad y costes fijos. El autoconsumo es una respuesta a un sistema endiablado de costes fijos, pero no evita el problema esencial, que es la sobrecapacidad subvencionada -y no sólo en tecnologías nuevas, sino en convencionales-, y debe servir como motor de eficiencia y competencia, no como otro “efecto llamada” de estimaciones mágicas.

El autoconsumo (autogeneración) es estupendo siempre que no sea un mecanismo para evitar pagar por una red que se utiliza para vender, pasar costes fijos a todos los demás consumidores y beneficiarse de un privilegio en generación. El que quiera desconectarse completamente, sin verter a la red, es libre de hacerlo. El que participe del sistema como si fuese otra planta de generación, debe compartir costes fijos. Es importante que los reguladores europeos pongan en marcha los principios para que el autoconsumo sea un motor positivo, no otra burbuja.

En energía sólo hay dos formas de atacar estas ineficiencias acumuladas. Una es el sistema norteamericano, que quiebre el que tenga que caer, donde las ayudas son incentivos fiscales no subvenciones, y por ello hemos visto la quiebra de miles de empresas ineficientes solares y de carbón en electricidad y de productores de gas y petróleo. La otra es la europea, que parte de una planificación centralizada y objetivos políticos. Lo que no vale es escoger lo que nos gusta de la segunda -la hiperregulación- pero no sus costes.

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Revista austrolibertaria de prensa: 28-IX-2016, por Mises Hispano.

  • José Antonio Pena Beiroa vuelve al debate Mises-Keynes en Mundiario.
  • Hayek “neoliberal” de Joan Martínez Alier en Rebelión.
  • Víctor Pavón remite a Hayek en El Ojo Digital.

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martes, 27 de septiembre de 2016

Trump o Clinton: Una propuesta en la que perdemos todos, por Mises Hispano.

trump-clinton

Toda la historia mundial (…) muestra (…) un enfrentamiento (…) entre los medios económicos y los políticos. (…) El estado es una organización de los medios políticos (…) impuesto por un grupo victorioso de hombres a un grupo derrotado, con el único propósito de regular el dominio del grupo victorioso sobre los vencidos. – Frank Oppenheimer

Hillary y Trump no son los únicos que hacen campaña este otoño.

Si visteis el debate presidencial de la tarde del lunes, podéis desesperar porque no apareció ninguna perspectiva libertaria. Y tenéis motivos para temer que el resultado de las elecciones de noviembre no sea agradable, independientemente de quién se imponga.

Si estabais esperando a que Trump o Hillary hablaran acerca de limitar el poder del estado de una manera importante, de respetar la toma de decisiones a nivel estatal y local, de restaurar las libertades civiles, de disminuir el leviatán regulatorio o de retirarse completamente de Oriente Medio, podéis esperar sentados. Porque si los candidatos políticos son buenos en algo, es en arrogancia. Su pretensión de conocimiento da paso al gran engaño masivo de nuestros tiempos, compartido por demasiados estadounidenses: el gobierno es omnisciente por alguna razón.

Por eso el Instituto Mises necesita vuestro apoyo: para hacer el alegato en contra de la narrativa dominante, es decir, política, de nuestro tiempo. Nuestra campaña de otoño, que se realiza esta semana en honor al cumpleaños de Mises, es una oportunidad para que votéis contra la política y a favor de la libertad. Es vuestra oportunidad para votar por “ninguno de los anteriores”. Incluso 5$ cada mes pueden suponer una diferencia.

Es tentador rechazar a Hillary simplemente por ser profundamente desagradable e inmoral. Pero su tóxica mezcla de cooperativismo de Wall Street, alabanza de la guerra e ingeniería social izquierdista representa el núcleo de la política moderna. Su objetivo absoluto es silenciar, incluso criminalizar, a las voces que se oponen al avance del progresismo y el globalismo.

También es fácil para los libertarios rechazar a Trump. Como populista, no tiene ataduras ideológicas y está dispuesto a usar el poder del estado  a voluntad. Aunque atracó casi en solitario a Conservadurismo S.A. como una fraudulenta mina de oro que no conserva nada, está temperamentalmente dispuesto a la acción, no a la paciencia, una cualidad peligrosa en un político.

Es verdad que, como personas preocupadas por la libertad, ya deberíamos haber aprendido la lección. La disensión no es un subproducto de la política, es una característica. La política está pensada para crear odio e inquietud, como preludio para justificar cada vez más poder estatal sobre nuestras vidas.

Después de todo, la política es la guerra por otros medios. Y la guerra reclama víctimas. La guerra tiene ganadores y perdedores. Sobre todo, la guerra tiene gente que se beneficia de ella: la clase política y sus muchos clientes, tanto en el gobierno como en el sector nominalmente privado.

El poder está en el núcleo de toda la acción política, sin que importe cuántos lugares comunes expongan los candidatos. Y no os equivoquéis: el poder político es poder personal, un atajo hacia la riqueza y el estatus para cifras incalculables de mediocridades en todos los niveles del gobierno.

Hay otra vía: el liberalismo real, del tipo que alababa Ludwig von Mises. El liberalismo real debe ostensiblemente el poder a la persona, las familias, y la sociedad civil. El liberalismo real rehúye la fuerza y la coacción estatal. Es el antídoto para poder, la única alternativa moral y práctica entre lo que Oppenheimer llamaba “medios políticos” y “medios económicos”.

Mises defendió siempre estos últimos. Nacido en 1881, fue criado en la magnífica cultura que Donald Rumsfeld desdeñaba como la “Vieja Europa”. Pero vio la conflagración causada del comunismo soviético, el nazismo y dos guerras mundiales, todos empeños colectivistas. Y aunque indudablemente Mises creía que el estado tenía un papel limitado a desempeñar a la hora de proteger la propiedad y los derechos individuales, dudo que viera ningún valor redentor en los superestados tecnocráticos actuales. Indudablemente encontraría poco a celebrar en el actual panorama político.

El Instituto Mises existe para llevar adelante la importante obra de Mises y otros economistas austriacos, pero también para presentar su visión de la libertad política. Y necesitamos vuestra ayuda. Mientras se emplean millones de dólares en campañas políticas y think tanks en Washington, el Instituto Mises se soporta completamente con donantes como vosotros. Más de cinco millones de personas van a visitar mises.org en 2016. Si cada uno de ellos diera solo un dólar, nuestra financiación sería sencilla. ¿No haríais hoy, por favor, vuestra donación más generosa a nuestra campaña de otoño?

Si abrazamos la política, voluntaria o reticentemente, debemos aceptar la nefasta consolidación del poder en manos de unos pocos, de los peores. La oligarquía no es una anomalía, sino más bien el resultado predecible de nuestra voluntad de entregar el poder a Washington.

La política y el gobierno no van a desaparecer pronto. El sistema se está viniendo abajo y eso nos da una oportunidad para defender un mundo mejor: un mundo organizado más en torno a los mercados y la sociedad civil menos en torno al estado.

¡Por favor, apoyad al Instituto Mises!


El artículo original se encuentra aquí.

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4 razones para ser monarquista, por Mises Hispano.

corona

corona1. Las monarquías son pro-gente, los monarcas representan a todos mientras que los políticos son inherentemente partidistas y divisivos

Aristóteles: “La idea de un rey es ser un protector de los ricos contra el trato injusto, de la gente contra el insulto y la opresión. Mientras que un tirano, como a menudo se ha repetido, no tiene relación con ningún interés público, salvo en lo conducente a sus fines privados; su objetivo es el placer, el objetivo de un rey, el honor. Por tanto, también en sus deseos difieren; el tirano está deseoso de riquezas, el rey, de lo que trae honor. Los guardias de un rey son los ciudadanos, los de un tirano mercenarios“(Política, Libro 5, Sección 10)

Hilaire Belloc: “Debes tener un hombre lo suficientemente alejado de la tentación por su propia posición absoluta y con las atribuciones suficientes, capaz de actuar con la suficiente rapidez. Un hombre es un objeto concreto. Se puede conseguir en el pueblo. Él puede ser culpado o alabado. Él sabe que él es responsable. Él no puede cambiar su carga a algún culpable anónimo e intangible. Y que, en sí mismo, aparte de la natural indiferencia y por lo tanto la imparcialidad de alguien que está por encima de soborno y chantaje por encima, a través de su control de la riqueza y el poder nacional, es una vasta fuerza a favor del gobierno justo.” (The House of Commons and Monarchy, p. 179-180)

Hans-Hermann Hoppe: “Confrontados con una barrera casi infranqueable en el camino de la movilidad ascendente, la solidaridad entre los gobernados – su identificación mutua como víctimas reales o potenciales de la violación de derechos de propiedad por parte del gobierno – se fortalece, y el riesgo para la clase dominante de perder su legitimidad como el resultado del aumento de la explotación se agudiza” (Democracia, Monarquía y Orden Natural, p. 47)

2. La tiranía monárquica se corrige más fácilmente

Si la gente es corrupta, entonces también lo es la democracia. En la monarquía, ya sea el pueblo o el monarca pueden balancearse el uno a otro. La democracia da la ilusión de control de las masas, mantenerlos felices pero a sus expensas . Joe Sobran dijo: “Como el viejo dicho tiene, ‘Si la votación podría cambiar algo, sería ilegal.’ Ya lo es. La inhabilitación del sistema sería el “voto” más significativo imaginables, el envío de un mensaje real a nuestros gobernantes; por lo que, naturalmente, es ilegal. Bajo número de votantes no les molesta en absoluto; baja participación de los contribuyentes sería otra cosa “.

Para citar a Sir Charles Coulumbe “El hecho es que la gente tiene la ilusión de control, y esto hace que acepten un tratamiento que nunca aceptarían de un 

monarca hereditario. Si nuestra Constitución fuera modificada en un aspecto, si la Presidencia se convirtiera en una monarquía hereditaria – precisamente con los mismos poderes se indica que él tiene en la Constitución – te garantizo que no se le permitiría ejercer más de lo que está en la Constitución, porque la gente tiene una sospecha inmediata de algo hereditario. Pero van a tragar cualquier cosa  electa, justo en la boca. ¡Es asombroso!”

En los sistemas más tradicionales, donde las milicias de ciudadanos armados pueden abrumar a cualquier clase militar independiente, profesional, es aún más fácil a la revuelta. El antiguo poder se basa en la soberanía sustancial, mientras que el segundo depende favor del gobierno voluble. Por lo tanto, lo que es la parte más motivados no es difícil de adivinar. Stephen P. Halbrook señala, “Debido a que ningún hombre libre se somete a un tirano y por regla sin el consentimiento no es ni legítimo ni legal, Aristóteles considera la posesión de armas un requisito para obtener o mantener la condición de ser un hombre libre y ciudadano” (que todo hombre debe estar armado: la evolución de un derecho constitucional, pág 8)

Con todo esto, también hay que señalar que el monarca no tiene ninguna razón para oprimir, porque no tiene necesidad de ganar más poder interno. Ya se siente cómodo en su autoridad ya definitiva.

3. Los Reyes han nacido para mandar, en lugar de gobernar por momentáneamente. Hay un énfasis inherente en la familia, la continuidad y la tradición, y la estabilidad – y hay mucha, mucha menos en la preferencia temporal. Todo esto ayuda en la solución del dilema de las cajas de arena

4. Para los cristianos, la monarquía representa mejor la jerarquía inherente en el mundo. El Cristo es Rey. El Papa es el rey. El padre es el rey de su casa.


Traducción por Luis R. Vera Suárez.

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