“La gente no confía en Hillary Clinton, y nadie parece saber muy bien por qué”, comienza un escrito apologético sobre la candidata presidencial del Partido Demócrata en Fast Company el pasado julio.
En una encuesta de la CNN de ese mismo mes, sólo el 30 por ciento de los estadounidenses creía que Clinton fuera “honesta y digna de confianza.”
Si los votantes no saben qué hacer acerca de Clinton o cómo leer lo que quiere, puede que la culpa la tenga la propia canddata. En un discurso de abril de 2013 hecho público por WikiLeaks la semana pasada, Clinton desveló las siguientes confidencias:
La política es como hacer salchichas. Es desagradable, y siempre ha sido así, pero por lo general terminamos donde tenemos que estar. Pero si todo el mundo nos está mirando, ya sabes, y ve todas las discusiones que se realizan en la habitación trasera, sabes, entonces la gente se pone un poco nerviosa, como mínimo. Por lo tanto, se necesitan dos posturas,una pública y otra privada.
Ese último comentario “pública vs privada” rápidamente circuló por los medios de comunicación, y confirma – para sus críticos – la duplicidad deliberada de Clinton en un gran número de posturas políticas.
Wikileaks nos ha proporcionado la oportunidad de profundizar en algunas de ellas, así que vamos a echar un vistazo a una característica muy importante de la agenda de política exterior de Clinton: Siria, un país que en el día de hoy se sitúa en el centro de una confrontación global en potencia:
No es un levantamiento sirio; es un plan de cambio de régimen
Un correo electrónico de 2012 publicado por WikiLeaks el año pasado muestra que, entre bastidores, el Departamento de Estado de Clinton planeaba su política siria utilizando unas métricas totalmente diferentes a las que indicaba en su narrativa pública en la que apoyaba a las reformas y rechazaba la violencia:
Es la relación estratégica entre Irán y el régimen de Bashar Assad en Siria, lo que hace posible que Irán socave la seguridad de Israel – no a través de un ataque directo, algo que nunca ha ocurrido en los treinta años de hostilidad entre Irán e Israel, sino a través de su proxies en Líbano, como Hezbolá, a los que Irán sustenta, arma y entrena a través de Siria. El fin del régimen de Assad podría poner fin a esta peligrosa alianza. Los líderes de Israel entienden bien por qué derrotar a Assad ahora forma parte de sus intereses.
El correo electrónico, escrito por una persona sin identificar e incluido dentro del “archivo Clinton” de WikiLeaks, traza el siguiente plan:
Washington debería comenzar expresando su voluntad de trabajar con los aliados regionales como Turquía, Arabia Saudí y Qatar para organizar, entrenar y armar a las fuerzas rebeldes sirias. El anuncio de una decisión de este tipo podría, por sí mismo, provocar deserciones sustanciales dentro del ejército sirio. Luego, utilizando el territorio de Turquía y posiblemente Jordania, los diplomáticos y funcionarios del Pentágono pueden empezar a fortalecer a la oposición … armar a los rebeldes sirios y usar la fuerza aérea occidental para derribar helicópteros y aviones sirios sería un enfoque con una alta rentabilidad y un bajo costo.
Armar a los rebeldes sirios desde fuera del país ya se había considerado “desde el principio”, según un comunicado reciente de WikiLeaks de un discurso de Clinton de junio de 2013:
Por lo tanto, el problema de EE.UU. y de Europa ha sido desde el principio: ¿Qué es lo que – a quiénes se va a tratar de armar?. Y es probable que leáis en los documentos mi punto de vista, según el cual deberíamos tratar de encontrar a algunos de los grupos de por ahí con los que pensamos que podríamos construir relaciones y desarrollar algunas conexiones encubiertas que al menos podrían darnos una idea de lo que está pasando en el interior de Siria.
Ciertamente, sabemos que a principios de 2012, los gobiernos de Obama y Erdogan habían llegado a un acuerdo para establecer una línea de suministro de armas y municiones de Libia a Siria – a través de la CIA y el MI6, y financiado por Turquía, Arabia Saudí y Qatar.
El ataque contra el consulado estadounidense en Bengazi en el que murieron el embajador estadounidense Christopher Stevens fue sólo un revés temporal. Las armas y la ayuda financiera a los militantes sirios continuaron fluyendo desde los países que son aliados regionales de Estados Unidos sin que Estados Unidos hiciese nada para detenerlo, a pesar de que Washington claramente sabía que las armas se estaban desviando hacia los extremistas.
Un documento desclasificado de la DIA de agosto de 2012 distribuido al Departamento de Estado de Clinton dice claramente que “los salafistas, los Hermanos Musulmanes y AQI (Al-Qaeda en Irak) son las principales fuerzas que impulsan la insurgencia en Siria”, y que “Occidente, los países del Golfo y Turquía apoyan a la oposición”.
Pero si las fuerzas especiales de Estados Unidos estuvieron involucradas en el suministro de armas y combatientes a Siria a principios de 2012, los preparativos tendrían que haber comenzado muchos, muchos meses antes. La estrategia de guerra no convencional (UW) del ejército estadounidense requiere que se “preparen” las percepciones de la población del estado destinatario para que acepten una insurrección armada, se use “la propaganda, la política y los esfuerzos psicológicos para desacreditar al gobierno”… se cree una ” ‘agitación’ local y nacional” … se ayude a organizar “boicots, huelgas y otros esfuerzos para estimular el descontento público” … antes de comenzar la “infiltración de organizadores extranjeros y asesores y propaganda del exterior, materiales, dinero, armas y equipos.”
Para obtener una idea de cómo funciona esta “propaganda” y “preparación”, puedes echar un vistazo al correo electrónico de Junio de 2011 de la directora de Policy Planning recientemente fallecida de Clinton, Anne-Marie Slaughter, que hace llamamientos abiertamente a la fabricación de narrativas sectarias para incitar a los manifestantes sirios:
Esto sugiere que Estados Unidos debería estar sacando mucho más provecho de las maneras en que el régimen sirio está simulando la violencia. ¿No podemos pedir una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que no hagamos llamamientos a la acción, sino que simplemente presentemos la información en la línea que se relata a continuación con el fin de “llamar la atención del Consejo” de una manera que tenga después mayor credibilidad a nivel mundial? ¿Defendiendo en repetidas ocasiones la idea de que el régimen quiere que esto parezca o se convierta en violencia sectaria? Al menos que se pueda emitir en Siria de manera que anime a los manifestantes. Está teniendo lugar una guerra de información; podemos hacer mucho más para elevar y legitimar la verdad.
Esto es lo que acostumbra a hacer un Departamento de Estado estadounidense bien versado en sembrar la discordia sectaria en Oriente Medio – al mismo tiempo que denuncia públicamente la lucha sectaria. Un correo electrónico de WikiLeaks de 2006 muestra que esta forma de pensar ya estaba bien arraigada en Foggy Bottom, centrándose en “aprovechar las vulnerabilidades” – en particular en los “sectarios” – dentro de Siria.
Alimentando la Yihad sectaria
A finales de 2011, la inteligencia estadounidense sabía que Al Qaeda estaba operando dentro de Siria. Esta información era pública, pero no ampliamente difundida. En su lugar, el equipo de Clinton se centró en gran medida en vender la narrativa de que “Assad tiene que irse” a causa de violaciones generalizadas de su gobierno de los derechos humanos.
Clinton utilizó abundantemente el pretexto “humanitario” para hacer avanzar su agenda de cambio de régimen – impulsando, entre bastidores, un mayor apoyo a los militantes y dirigiendo la intervención militar, mientras denunciaba públicamente la escalada de violencia en Siria.
¿Pero se preocupó de mantener a los sirios seguros? La evidencia sugiere lo contrario. En esta nueva entrega de WikiLeaks de un discurso en el Jewish United Fund en agosto de 2013 – marcado como importante, dicho sea de paso, por empleados suyos que a los que les preocupaba su contenido – Clinton esboza una posible opción política para Siria:
Una forma es apartar las manos, dar un paso atrás, como si no se nos hubiera perdido nada allí, que se maten entre ellos hasta agotarse, y luego buscar la manera de lidiar con los que queden. Esa es una postura sostenida por la gente que cree que no hay manera, no sólo para Estados Unidos, sino para los demás, de detener la matanza antes de que la gente que realiza las matanzas y los que asesinan como represalia por dichas matanzas, se cansen de matarse unos a otros. Así que se trata de un enfoque muy de “manos fuera“.
Para cualquier observador de la guerra de desgaste siria alimentada desde el exterior, parece bastante probable que Clinton optase por este curso de acción.
Y dado que los aliados de Washington en la lucha siria consistieron principalmente en soldados de a pie cortadores de cabezas, el escenario de Clinton de un campo de batalla para asesinarse mutuamente con el fin de mantener a todos los lados “agotados” podría haber sido el plan inicial.
Estos combatientes venían equipados con una mentalidad militante y sectaria, cortesía de Arabia Saudí, Turquía y Qatar – bajo la supervisión, por supuesto, de una CIA que los curtió haciendo exactamente lo mismo que con los muyahidín en Afganistán.
Un correo electrónico de WikiLeaks enviado por Hillary Clinton al jefe de su jefe de campaña actual, John Podesta, en agosto de 2014 muestra que el ex secretario de Estado es plenamente consciente de que sus aliados eran parciales a la hora apoyar a los terroristas:
Mientras esta operación militar / paramilitar se está poniendo en marcha, tenemos que utilizar nuestros recursos de inteligencia diplomáticos y más tradicionales para presionar a los gobiernos de Qatar y Arabia Saudí, que están proporcionando apoyo financiero y logístico clandestino al ISIL y a otros grupos sunitas radicales en la región.
Qatar y Arabia Saudita son, por supuesto, dos firmes aliados de Estados Unidos en la región que albergan bases militares estadounidenses y, al parecer, también apoyan al ISIL.
En otro discurso de octubre de 2013 de Clinton, marcado como importante por su equipo de campaña, y dado a conocer por WikiLeaks esta semana, la muestra diciendo:
Los saudíes y otra gente están enviando grandes cantidades de armas – y de manera bastante indiscriminada – a gente que de ningún modo creemos que son los más moderados, y los que menos probablemente causen problemas en el futuro.
El Departamento de Estado sabe muy bien que los combatientes y las armas son fungibles en el mercado de los militantes sirios. Esa es una razón clave de por qué EE.UU. siempre se ha resistido a nombrar a aquellos grupos que considera rebeldes “moderados”. Las armas y los suministros a grupos apoyados por Estados Unidos a menudo han acabado en el ISIL y Al-Qaeda, con abundantes evidencias fotográficas circulando por las redes sociales.
A pesar de estas revelaciones tan embarazosas, Clinton y otros legisladores estadounidenses aún intentan vender las viejas historias sobre un “malvado régimen sirio que mata a civiles inocentes”, mientras que hacen caso omiso de la narrativa que saben que es cierta: unos yihadistas sanguinarios armados hasta los dientes por los aliados alineados ideológicamente con Estados Unidos.
Este conflicto sirio – al menos en privado – trata de los intentos de realizar un cambio de régimen a toda costa por parte de un sector del establishment que está a favor de políticas de línea dura y que incluye a la CIA, al Pentágono y a Clinton. En público, sin embargo, sigue tratando sobre “crímenes contra la humanidad” – sea lo que sea eso hoy.
A principios de este mes, Clinton comenzó a revelar públicamente esa verdad en anticipación de las elecciones de noviembre. Reuters informa que Clinton dijo que “destituir al presidente Bashar al-Assad es la máxima prioridad en Siria.”
Clinton también está promoviendo una vez más una “zona de exclusión aérea” sobre Siria – lo mismo que hizo con Libia. En otro discurso “marcado” por su campaña y desvelado por WikiLeaks – éste frente a Goldman Sachs en la conferencia de su CEO en junio de 2013 – Clinton explica:
Para tener una zona de exclusión aérea tienes que sacar toda la defensa aérea, gran parte de la cual está situada en zonas habitadas. Así que nuestros misiles, incluso si se trata de misiles estáticos, para no arriesgar la vida de nustros pilotos, van a matar a muchos sirios. Así, de repente, esta intervención de la que la gente habla con tanta ligereza se convierte en una intervención de Estados Unidos y la OTAN que se llevará las vidas de una gran cantidad de civiles.
Así que Clinton está abogando por una zona de exclusión aérea pese a reconocer que esta “va a matar una gran cantidad de sirios.” Lo que sitúa ese otro discurso suyo acerca de dejar que los sirios “se maten entre ellos hasta agotarse” en su contexto.
Sus únicos aliados regionales en este esfuerzo serán los saudíes y qataríes, que ahora sabemos que apoyan al ISIL y a otros terroristas dentro de Siria. También sabemos que Clinton seguirá ignorando esta indiscreción – no por lo que dice, sino por lo que hace.
Su posición pública vs su posición privada sobre los saudíes, después de todo, ha estado circulando de boca en boca desde que se hicieron públicos los cables de WikiLeaks de 2010 sobre el Departamento de Estado .
En 2009, en un cable secreto de WikiLeaks firmado por el entonces Secretario de Estado, Hillary Clinton dice, en parte:
Los donantes de Arabia Saudí constituyen la fuente más importante de financiación para los grupos terroristas sunitas en todo el mundo… Arabia Saudí sigue siendo una base crítica de apoyo financiero para Al-Qaeda, los talibanes, LeT (Lashkar-e Taiba), y otros grupos terroristas… Ha sido un desafío permanente convencer a las autoridades saudíes para que consideren la financiación del terrorismo que emana de Arabia Saudí una prioridad estratégica.
Sin embargo, sobre el año 2011, Clinton permitió la venta de armas a Arabia Saudí más grande de la historia estadounidense – un dumping masivo de $67 mil millones en armas en el epicentro del terrorismo global.
Clinton no es reacia a sacar provecho de las riquezas de Arabia Saudita para sí misma, y tampoco para la fundación de su familia. La Fundación Clinton ha recibido millones de dólares de Arabia Saudita, Qatar y otras fuentes del Golfo, a pesar del papel que sus gobiernos han desempeñado en la financiación del yihadismo global. Y el hermano de su jefe de campaña Tony Podesta, acaba de firmar para proporcionar al gobierno de Arabia Saudita unos servicios muy costosos de relaciones públicas a principios de este año.
Hay algo de esquizofrénico en la manera en que Hillary Clinton clasifica sus ideas que siembra dudas sobre la propia competencia de su juicio. Todo el numerito de su posturas privadas versus públicas es la antítesis de la transparencia, la rendición de cuentas y el proceso legal exigido por la democracia.
Ella habla su “error” de Irak, pero sin embargo, todavía no hemos oído que haya aprendido la lección. Y esto rechina, porque podemos ver que lo ha repetido una y otra vez, en Libia y en Siria.
La Hillary Clinton “pública” apoya la libre determinación, la libertad y los derechos humanos para los sirios. La Hillary Clinton “privada” apoya las matanzas en masa de los sirios por una red estrechamente aliada con depravados terroristas sectarios – con el fin de debilitar a Irán y fortalecer a Israel.
Si usted es uno de esos americanos que no confían en ella, tiene buenas razones. Llegado este punto, es difícil determinar si la propia Clinton recuerda cual es la verdad.
Traducido por Verónica Santamaría
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