El error está en creer que los comerciantes en negro lo son fruto de una inescrupulosidad ética, cuando en realidad lo que hacen es satisfacer una demanda que el mercado en blanco no puede satisfacer.
Con sus sicofantes como agentes de propaganda, el Estado hábilmente propaga la idea de que el mercado en negro es el enemigo del mercado en blanco, y los comerciantes en blanco -manipulados por perversos titiriteros quienes se benefician más con los problemas que con sus soluciones- terminan creyendo que el ladrón que se apropia de su riqueza es el comerciante en negro, y no el verdadero ladrón, y entonces piden a las autoridades que lo multen, lo eliminen y lo obliguen a pagar desmesurados impuestos. En términos de lógica esto es equivalente a que te secuestren un hijo, y luego de pagar el rescate exijas a los ladrones que también le secuestren el hijo a tu vecino, siendo que a vos te resultó carísimo recuperar el tuyo.
Acá el enemigo es el Estado, no los comerciantes en negro, de hecho, muchos de los comerciantes en blanco fueron en el algún momento comerciantes en negro, y la gran mayoría es ambas cosas a un mismo tiempo; moralmente entonces son siempre iguales: personas honradas que generan riqueza genuina fruto de su capacidad y esfuerzo, unos por razones de calidad del producto y por el target de clientes pueden transferir al costo la carga fiscal y operan entonces en un mercado en blanco; y otros venden productos de inferior calidad en barrios periféricos, no pudiendo transferir al costo la carga fiscal (se quedarían sin clientes si lo hicieran), operando entonces en un mercado negro.
Cuando un Estado tiene una presión fiscal de mas del 50% sobre el PBI, saca del mercado a todos aquellos negocios que tienen una rentabilidad menor al 50% con el acto criminal que tal cosa implica, ya que las políticas fiscales expoliatorias son las responsables excluyentes de las crisis económicas y de la miseria de los países subdesarrollados. Librado a su propia suerte el hombre sería mucho menos pobre que lo que lo es cuando el Estado aplica políticas activas para erradicar la pobreza. Qué pasa entonces con todos esos negocios que no pueden transferir al precio un 50% de carga fiscal y que brindan bienes que el mercado necesita?; pues que se transforman en negro. No lo hacen para robarle a los comerciantes en blanco como perversamente declama la clase política, lo hacen por no poder competir con reglas donde la presión fiscal es desmesurada, siendo que sus potenciales compradores, a pesar de no ser millonarios, aun así desean comer y vestirse.
Si vas a Retiro y mirás como está vestida la gente, notarás que sólo una persona de cada cien mil tiene ropa comprada en un shopping, los demás compraron su ropa en La Salada o en algún mercado negro equivalente, no lo hacen porque son perversos evasores, lo hacen porque esa es su única opción que tienen para vestirse.
El gobierno puede hacer dos cosas entonces: bajar el gasto público para que baje la presión fiscal y todos los bienes que el mercado desea puedan ofrecerse en blanco; o sin bajar la presión acabar con la economía en negro y que el 90% de la población argentina pase a comer pasto y a caminar desnuda por la calle.
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