viernes, 21 de octubre de 2016

Economía austriaca y teoría de juegos: Un balance y una evaluación, por Mises Hispano.

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dice2[Publicado originalmente el 16 de junio de 1999]

       I.            Presentación

Este trabajo se basa la convicción de que para que la crítica austriaca de la economía dominante tenga verdadero impacto y relevancia, los austriacos deberían conocer y relacionarse con los últimos avances en la economía dominante. Esto debería sonar como una perogrullada, pero sin embargo resulta que los austriacos han sido particularmente malos en relacionarse con una tendencia muy importante en el desarrollo de la economía dominante durante las dos últimas décadas: el auge de la teoría de juegos. Este es un problema grave por varias razones, siendo la más importante la sencilla razón de que la teoría de juegos es inmensamente importante en la economía dominante contemporánea.

Como señalaba Franklin Fisher (1990: 113), en la década de 1980: “la teoría de juegos estuvo en auge como la principal herramienta de moda de los microteóricos” y sin duda no ha perdido esa posición, como confirmaría una inspección de prácticamente cualquier revista de la corriente dominante. Así, los supuestamente mayores avances teóricos de la corriente dominante en las décadas de 1980 y 1990, como la teoría de los contratos y la teoría de las subastas, han estado casi completamente dirigidos por los métodos de la teoría de juegos.[1] Aunque resulte simplificado, hay mucho que decir a favor de la opinión, planteada con mucha energía por Rizvi (1994), de que la teoría del equilibrio general murió y la teoría de juegos en muy gran medida se impuso como núcleo analítico de la moderna economía dominante. Sin embargo, los austriacos continúan dirigiendo sus críticas a la teoría general del equilibrio (por ejemplo, Kirzner 1997; Boettke 1996), pero olvidan la teoría de juegos. Lo hacen bajo su propia responsabilidad.

El asombroso crecimiento de la influencia la teoría de juegos en la economía es en sí mismo una razón importante por la que los austriacos deberían adoptar una postura sobre dicha teoría. Otra razón es que de la teoría de juegos se ha argumentado que trata exactamente la dinámica del proceso de mercado de la que los austriacos han criticado tan vigorosamente su olvido a la economía dominante.[2] De hecho, puede plantearse el argumento de que la concepción dinámica austriaca del proceso del mercado como de descubrimiento empresarial ha resultado redundante por los avances en la teoría aplicada de juegos, particularmente en el contexto de la organización industrial. Aunque difícilmente sea el caso, sí sugiere que, desde un punto de vista austriaco, la nueva organización industrial (OI) de la teoría de juegos (por ejemplo, Krouse 1990) puede verse como un avance relativo con respecto a la pasada de moda OI de estructura-conducta-rendimiento, que durante mucho tiempo y por buenas razones ha sido fuertemente criticada por muchos austriacos (por ejemplo, Armentano 1982). A su vez, esto sugiere que, desde un punto de vista austriaco, puede haber tantos pros como contras para la teoría de juegos (y para sus aplicaciones en economía).[3] Me ocuparé de analizarlos en el presente trabajo.

Porque hay pros y contras en la teoría de juegos, los austriacos tienen que considerar estos y tomar decisiones. Mi propia conclusión es que los pros superan a los contras y que los austriacos harían bien en interesarse por la teoría de juegos e incluso diseñar métodos de teoría de juegos en sus obras. Es verdad que hay mucho objetable en la teoría de juegos desde un punto de vista austriaco. Así, podría decirse que el subjetivismo austriaco eliminaría, por ejemplo, la suposición común de conocimiento,[4] la idea de las creencias coherentemente alineadas[5] y la aparente cuantificabilidad de utilidades individuales, que se refleja en recompensas supuestamente objetivas.[6] De hecho, a veces los teóricos de juegos caen en excesos en los que no caerían ni siquiera los defensores de las versiones más extremas de la teoría general del equilibrio, como la idea básica en mucha de la teoría de juegos de que los agentes, incluso en disposición es muy complejas, pueden coordinar sus estrategias sobre cualquier equilibrio deseado.[7] Además, los jugadores que pueblan los modelos de teoría de juegos están equipados con aún más conocimiento y racionalidad de los que han sido comunes en la economía dominante. Por fin, la noción del mercado como de descubrimiento empresarial de rivalidad en el sentido kirzneriano (Kirzner 1973, 1997) no está presente en la teoría de juegos (a pesar de los esfuerzos de Littlechild 1979).

Por otro lado, también es justo decir que las fronteras de la teoría contemporánea de juegos han absorbido en un grado considerable asuntos que han sido esenciales en la economía austriaca durante mucho tiempo. Entre esos asuntos están cómo modelar las percepciones subjetivas de los jugadores sobre otros jugadores y sobre el juego (por ejemplo, Littlechild 1979; Rubinstein 1991); aprender procesos (Crawford y Haller 1990) y el papel de las “normas de conducta” (Hayek 1973) y varias (otras) instituciones a la hora de estabilizar creencias y expectativas. Esto puede que no constituya una base suficiente para algunos austriacos para adoptar la teoría de juegos. Sin embargo, puede argumentarse que la teoría de juegos y su aplicación a la economía tendría que juzgarse frente a lo que había antes, es decir, la teoría del equilibrio general. Y desde esa perspectiva, la teoría de juegos puede considerarse como un claro avance también para los austriacos. De hecho, algo así fue claramente expresado por el simpatizante austriaco James Buchanan (1997: 71) cuando observaba recientemente que:

Puede que se haya producido un gran cambio en la teoría económica a mediados de siglo, cuando la teoría de juegos proporcionó una alternativa matemática al cálculo marginalista, una matemática que conlleva importantes implicaciones en la misma forma en que los economistas conciben todo lo que respecta a la empresa (Von Neumann y Morgenstern 1944). En la teoría de juegos, la atención se centra inmediatamente en el proceso de interacción como tal (…) Durante el segundo tercio del siglo, el constante dominio del paradigma de la maximización tendía a oscurecer la contribución potencial que la elegancia de la teoría de juegos puede hacer a la restauración (…) del enfoque cataláctico de la teoría económica.

La estructura de este trabajo es la siguiente: Empiezo proporcionando algún breve material de base a la explicación, sobre todo sobre la historia de la teoría de juegos, antes de dedicarme a una crítica más justificada del olvido austriaco de la teoría de juegos. Luego explico los pros y contras de la teoría de juegos desde un punto de vista austriaco, antes de acabar colocando la explicación en el contexto de la crítica austriaca más general de los métodos formales.

   II.            Teoría de juegos: Algunos antecedentes

En buena medida, la teoría de juegos es una importación de las matemáticas.[8] Las dos personas clave en el primer desarrollo la teoría, John von Neumann y John Nash, eran de formación matemática y muchos de los trabajos esenciales se han publicado (y continúan haciéndolo) en revistas matemáticas (y de estadística teórica). Sin embargo, un economista austriaco fue también esencial en el primer desarrollo de la teoría de juegos. Como ha documentado una investigación reciente, había una fuente de desacuerdo y confusión sobre los muy distintos antecedentes y características de contexto de los autores de Teoría de juegos y comportamiento económico (1944). Los antecedentes de Von Neumann estaban en los fundamentos de las matemáticas y su implicación en la economía se había relacionado con las pruebas de existencia del equilibrio competitivo y la teoría del crecimiento, así como un deseo general de ayudar a reformar las ciencias sociales (no sólo la economía) a través del uso supuestamente más “científico” de formalizaciones completas. Aunque muy importantes, sus contribuciones a la economía eran pocas.

El coautor de Von Neumann, Oskar Morgenstern, era un economista de nacionalidad austriaca, de la misma generación que Hayek y Machlup, pero (junto con Leo SchönfeldIlly y Paul Rosenstein-Rodan) pertenecía más al círculo de Hans Meyer que al Kreis de Mises. Morgenstern había sucedido a Hayek como director del Instituto para la Investigación del Ciclo Económico de Viena, un puesto que mantuvo hasta el Anschluss en 1938, cuando (mientras estaba en la Universidad de Princeton) perdió su puesto. Sin embargo, Morgenstern conoció en Princeton a Von Neumann y rápidamente se incorporó al proyecto que se convirtió en Teoría de juegos y comportamiento económico.

El papel principal de Morgenstern en el proyecto parece haber sido el de planteado de preguntas provocativas y suministrador de ideas sobre planes, compatibilidad del plan y el papel del tiempo los asuntos económicos, y más que había tratado en varias publicaciones anteriores (Morgenstern 1928, 1935 a&b). Estos primeros trabajos estaban claramente inspirados por Hans Meyer (por ejemplo, Meyer 1932) en su preocupación por los planes individuales, era también estaban claramente relacionados con el interés de Hayek (1937) por la interacción y compatibilidad de planes. Más difícil ver la relación en estrategias listas de dos personas, los juego de suma cero y la famosa parábola de Holmes-Moriarty de Morgenstern (1935a: 173-174):

Sherlock Holmes, perseguido por su enemigo Moriarty, abandona Londres en dirección a Dover. El tren se detiene en una estación en el camino y este se apea allí en lugar de continuar hasta Dover. Ha visto a Moriarty en la estación de ferrocarril, sabe que es muy inteligente y supone que este tomará un tren especial más rápido para atraparle en Dover. La previsión de Holmes resulta ser correcta. ¿Pero qué hubiera pasado si Moriarty hubiera sido aún más inteligente y hubiera previsto sus acciones de acuerdo con ello? Entonces, evidentemente, hubiera viajado hasta la estación intermedia. Holmes, a su vez, hubiera tenido que calcular eso y él mismo habría decidido continuar hasta Dover. Entretanto, Moriarty habría “reaccionado” otra vez de manera distinta. Debido a pensar tanto, podría ser que no hubieran sido capaces de actuar en absoluto o que el más débil de los dos se hubiera rendido en la estación victoria, ya que todo el viaje se habría convertido en innecesario.[9]

Además, el cuento de Morgenstern anticipa discusiones bastante modernas sobre las paradojas del conocimiento común (ver Bicchieri 1992) y, más en general, sobre el papel de las creencias de los agentes en la teoría de juegos. La parábola de Morgenstern parecería indicar la imposibilidad de equilibrios perfectos de previsión, o al menos de procesos perfectos de previsión que llevaran a esos equilibrios en situaciones de conflicto (O’Driscoll y Rizzo 1985). Por tanto indicaba, como señalaba Morgenstern (1935a), la necesidad de investigar el proceso de mercado del desequilibrio, caracterizado por una previsión menos que perfecta de los agentes, diferentes creencias, etc. Sin embargo, en realidad, poco de esto sobrevivía en Von Neumann y Morgenstern (1944), donde, muy al contrario del énfasis de Morgenstern sobre el papel de las distintas creencias y la previsión imperfecta en el proceso de mercado, la mayoría del razonamiento tenía lugar con referencias a situaciones estáticas caracterizadas por creencias homogéneas y previsión perfecta (Mirowski 1992).

Históricamente, la teoría de juegos fue alabada inicialmente con considerable entusiasmo por la profesión económica (Rizvi 1994; Hargreaves Heap y Varoufakis 1995; Leonard 1995), un entusiasmo que, sin embargo, se desvaneció rápidamente al resultar más difícil conseguir su aplicación de lo que se preveía inicialmente. Buena parte de esto se debía a que la mayoría de las explicaciones y aplicaciones de la teoría de juegos se limitaban a los juegos de suma cero de dos personas que habían tratado principalmente Von Neumann y Morgenstern. Pero otra razón, que tal vez sea más interesante en el contexto actual, es que el libro de Von Neumann y Morgenstern fue en realidad interpretado como un fuerte ataque a la emergente ortodoxia de Hicks-Samuelson (Leonard 1995: 731).[10] Como está ortodoxia se interpretó como un intento de encontrar básicamente las zonas nucleares del análisis económico sobre el modelo de equilibrio competitivo, la preocupación de la teoría de juegos por la interacción a pequeña escala se interpretó como un nuevo programa provocativo y hasta cierto punto se eliminó como una herejía peligrosa que introducía complicaciones innecesarias.

Dado esto, es paradójico que una de las primeras aplicaciones de la teoría de juegos en la economía que tuvo un impacto serio sea la de Debreu y Scarf (1963). Este trabajo no solo se publicó 19 años antes del libro de Von Neumann y Morgenstern (1944), sino que también utiliza teoría de juegos en el contexto de lo que debería considerarse como un intento de avanzar en el programa de equilibrio general.[11] Algo antes, Arrow y Debreu (1954) habían hecho referencia a Nash (1950),[12] pero solo porque les inspiró el uso de Nash del teorema el punto fijo de Kakutani para demostrar la existencia de equilibrio en juegos de n personas. Por supuesto, Martin Shubik había publicado su aplicación pionera de teoría de juegos a las OI, Estrategia y estructura de mercado, en 1959. Pero parece justo considerar[13] que la primera contribución que tuvo un impacto verdaderamente importante es el trabajo de Debreu y Scarf. Sin embargo, después del trabajo de Debreu y Scarf hay de nuevo un largo espacio de tiempo, esta vez entre la aplicación de la teoría de juegos y su aceptación generalizada, siendo el período de despegue el inicio de la década de 1980,[14] y completando el dominio virtual de la economía en torno al final de la década.

Especulando acerca de esta evolución temporal, Rizvi (1994) argumenta que el factor principal que explica la extensión de la popularidad de la teoría de juegos fue que había resultado evidente para la mayoría de los economistas teóricos que el proyecto de equilibrio general había encontrado graves dificultades. Entre estas dificultades estaba el muy discutido resultado debido a Mantel, Debreu y Sonnenschein acerca de la arbitrariedad de las funciones de demanda excesiva en la teoría del equilibrio general y la dificultad de manejar la competencia imperfecta en el equilibrio general. En esta situación, la teoría de juegos simplemente llegó al rescate de los teóricos y los salvó de la arbitrariedad propia de la teoría del equilibrio general.

Probablemente haya mucha verdad en este relato, aunque también infravalora el hecho de que la economía de la organización industrial (de equilibrio parcial) se convirtió en un campo muy de moda en la década de 1980 y ese campo se apoyaba fuertemente en la teoría de juegos. En otras palabras, la teoría de juegos en economía no ha aparecido simplemente debido a ciertos problemas lógicos en el equilibrio general: también se consolidó porque estaba de por sí mejor equipada que la teoría del equilibrio general para tratar varios asuntos. Esto fue previsto a principios de la década de 1970 por Oskar Morgenstern (1972), cuando observó que los economistas tendrían que abandonar, antes o después, “la fijación por Walras-Pareto”, esto es, la preocupación por el equilibrio competitivo, y recurrir a un análisis que incluyera mucho más integralmente la formación de creencias, rivalidades, y luchas competitivas, asuntos de los que Morgenstern estimaba que se trataban mucho más adecuadamente en la teoría de juegos que él había ayudado a fundar.[15] En este momento es apropiado que nos ocupemos de la crítica austriaca a la teorización de la corriente principal, pues si hay algunos economistas que han pedido a la profesión que abandone “la fijación por Walras-Pareto”, son indudablemente los austriacos.

III.            La crítica austriaca de la corriente principal

Al menos desde el debate del cálculo socialista (y posiblemente antes),[16] quizá el objetivo principal de las críticas intelectuales de los economistas austriacos ha sido el modelo de equilibrio general. Aunque algunos austriacos modernos, como Mises (1949), que creó su propio equilibrio general, “la economía de rotación constante”, han dado algún valor al uso de este como complemento analítico, otros, como Lachmann (1986), han rechazado la teoría del equilibrio general completamente y para cualquier propósito. Supuestamente, todos los austriacos rechazan con firmeza la estrategia de “equilibrio siempre” de Chicago en la que prácticamente todos los fenómenos económicos observados se interpretan como manifestaciones de un modelo general estocástico subyacente de equilibrio.[17] De hecho, los austriacos continúan debatiendo las ventajas y (especialmente) los inconvenientes del modelo de equilibrio general (Kirzner 1997; Boettke 1997). De hecho, los austriacos siguen tendiendo a identificar (el núcleo de) la economía dominante o neoclásica con el modelo de equilibrio general. Por citar a Israel Kirzner en su reciente investigación del Journal of Economic Literature de las obras austriacas recientes, está en “la base” de la aproximación austriaca

que la microeconomía neoclásica estándar, para la cual el modelo general walrasiano (en su encarnación moderna de Arrow-Debreu) es el núcleo analítico, no parece un marco teórico satisfactorio para entender qué ocurre en las economías de mercado (1997: 61).

Por supuesto, podemos cuestionar seriamente si alguno de los principales contribuidores a la teoría del equilibrio general (probablemente aparte de Fischer Black y Robert Lucas) ha podido realmente pensar que esa teoría ofrece “un marco teórico satisfactorio para entender qué ocurre en las economías de mercado” (ver Hahn 1984), pero eso no es ahora lo importante.

Más bien, se trata de que, por diversas razones, la centralidad del modelo de equilibrio general en las críticas de los austriacos y su aparente identificación de éste con (el núcleo de) la economía dominante puede estar cada vez más equivocado. Primero, el equilibrio General no tiene en absoluto la misma influencia sobre la profesión de la que posiblemente tuvo hace dos o tres décadas.[18] Segundo, en cierta medida, es descriptivamente verdad decir que la teoría del equilibrio general está muerta (o al menos está muriendo). Tercero, como ya hemos visto, el paradigma muy dominante es la teoría de juegos no el modelo de equilibrio competitivo. Más bien, este último se ve cada vez más un caso especial de la primera. Hicks y Samuelson han dado paso a Morgenstern y Von Neumann (o a Nash, Aumann, Rubinstein, Selten y Harsanyi).

El problema es que los austriacos no parecen ser conscientes de esta evolución, o al menos no han reaccionado explícitamente a ella. Sin embargo, la postura en este caso es que los austriacos deberían tomar una postura sobre la teoría de juegos.[19] Es completamente aceptable para un pequeño grupo de economistas con unas características distintivas crearse un nicho y puede que los austriacos se encuentren más cómodos nadando en las aguas de la metodología, la política económica y los sistemas comparativos. Por otro lado, es difícil negar que tal vez el logro más notable de la Escuela Austriaca en las últimas décadas (el desarrollo de la visión austriaca del proceso de mercado en las obras de Israel Kirzner) se relaciona directamente con asuntos esenciales de la teoría de juegos. Así que los no austriacos pueden preguntar cómo se relaciona la opinión austriaca del proceso del mercado con, por ejemplo, la teoría de juegos de la OI y pueden tener derecho a esperar una respuesta austriaca. De hecho, cuando Kirzner (1997: 64) señala que las presentaciones modernas de la aproximación al descubrimiento emprendedor han tratado de

degradar el concepto de competencia perfecta desde su posición de dominio en la teoría neoclásica moderna, para reemplazarlo por nociones de competencia dinámica (en la que los participantes del mercado son, en lugar de exclusivamente tomadores de precios, tomadores competitivos de precio y calidad),

cualquier teórico moderno de juegos de la OI es probable que responda que esto es exactamente lo que ha estado pasando en la OI las últimas dos décadas.

Una consideración relacionada adicional nos devuelve al punto en el que la crítica austriaca del equilibrio puede estar ligeramente desfasada. Cuando los austriacos están criticando la “economía del equilibrio”, están criticando, como hemos visto, el modelo competitivo de equilibrio general. De hecho, el “equilibrio” en los textos austriacos es casi siempre sinónimo de equilibrio general competitivo óptimo, una opinión que se defiende implícitamente señalando la importancia de este último modelo (por ejemplo, Kirzner 1997).[20] Pero indudablemente hay muchos más equilibrios que este modelo. El modelo de monopolio básico de los libros de texto, por ejemplo, no retrata el comportamiento de toma de precios criticado por los austriacos.[21] ¿Y qué pasa con el equilibrio parcial marshaliano normal: también se aplican aquí las reservas que puedan tenerse con respecto al equilibrio general? Más en concreto, la aplicación de la teoría de juegos a la economía ha generado ahora una multitud de conceptos de equilibrio, la mayoría de los cuales son evoluciones del concepto básico de equilibrio de Nash, como el equilibro de estrategia mixta de Nash (en juegos de dos o muchas personas), el equilibrio perfecto, el equilibrio de la mano temblorosa, etc. ¿Son estos conceptos de equilibrio tan problemáticos como el equilibrio competitivo? ¿Todos ellos? ¿Sólo algunos de ellos? ¿Por qué? Para facilitar el proceso de relacionarnos con la teoría de juegos, a continuación presento dos tipos distintos de visiones austriacas de dicha teoría, uno en contra y otro a favor.

 IV.            Contra la teoría de juegos: una visión austriaca negativa

Entre los pocos austriacos que han comentado explícitamente acerca de la teoría de juegos está Ludwig von Mises (1949). Característicamente franco, tenía una visión hostil hacia la teoría de juegos:

No existe la más mínima analogía entre los juegos y la realización de negocios dentro de una sociedad de mercado. Un juego de cartas ganar dinero sino mejor que su antagonista. El empresario gana dinero proporcionando los clientes los bienes que quieren adquirir. (…) quien interpreta la realización de negocios como un truco va por mal camino (p. 116).

Al escribir en 1949, Mises parece justificado en su crítica del carácter de suma cero de la teoría de juegos de su época. E indudablemente se puede dirigir su objeción contra la teoría moderna de juegos de la OI que trata fanáticamente de reducir prácticamente todos los fenómenos del mercado a un asunto de “ser más listo” que sus oponentes. Sin embargo, la teoría de juegos ha realizado un largo recorrido desde 1949. Y hay muchas otras críticas de estilo austriaco que podría lanzarse contra la teoría de juegos. Las explicamos a continuación.

Formalización. Una razón fundamental por la que a los austriacos debería desagradarles la teoría de juegos es que esta usa métodos formales, una razón que puede encontrar apoyo en la postura misesiana (Mises 1949) de que no hay constantes en lo humano y de que, por tanto, los métodos cuantitativos informales no funcionan en las ciencias sociales.[22] Confieso que considero a esta opinión superficial y peligrosa, primero, porque parece basarse en una combinación de “formal” y “cuantitativo”, y segundo, porque equivale a un rechazo completo de toda formalización en economía. Aunque la formalización puede a menudo ir demasiado lejos y tener una vida propia, aunque sus defensores puedan haberla sobrevalorado groseramente en muchos casos y aunque raramente produzca algo que sea verdaderamente nuevo,[23] el modelado formal a menudo es sencillamente la única manera de manejar un mundo complejo. Precisamente porque es tan difícil seguir analíticamente “el negocio cotidiano de vivir” (por usar los términos de Marshall), el modelado formal puede ser (a veces) útil, no, como piensa Boettke (1996), la razón por la que es de poco o ningún valor. (Hablamos más de esto posteriormente).

Malinterpretar la acción humana. Una objeción más sustancial es que la teoría de juegos parece, o bien equipar a los agentes con hiperracionalidad (teoría estándar de juegos), o bien retratarlos como marionetas programadas completamente estúpidas (teoría evolutiva de juegos), siendo en ambos casos claramente negaciones del carácter praxeológico de la acción humana (Mises 1949). Así, en muchos análisis (estándar) de la teoría de juegos, se supone que los agentes saben cosas (por ejemplo, todos los órdenes de preferencia de los demás jugadores) que no sabrían ni siquiera en el modelo canónico de equilibrio general. A este respecto, la teoría de juegos es a veces epistemológicamente más extremista que la teoría del equilibrio general. En la teoría evolucionista de juegos, por el contrario, se pasa al otro extremo y se retrata a los agentes como seguidores de normas rígidas, aunque estas resulten ser completamente irracionales.[24] El punto crítico aquí es que ambas aproximaciones (la estándar y la evolutiva) implican esencialmente que el proceso emprendedor de descubrimiento queda suprimido: en la aproximación estándar no se necesita, porque, en general, los agentes ya saben todo lo que merece la pena ser descubierto, y en la aproximación evolucionista son demasiado estúpidos como para descubrir nada.

Metodología del equilibrio. Muy relacionado con esto, el problema de coordinación que destacaba vigorosamente Hayek (1937) en la economía de su época sigue estando muy presente en la mayoría de la teoría de juegos: la mayoría de los teóricos de juegos simplemente suponen, sin dar razones sustanciales para ello, que los agentes pueden coordinar sus estrategias sobre cualquier equilibrio deseado a través de procesos puramente racionales y sin ningún genuino aprendizaje, descubrimiento, sorpresas, etc. La teoría de juegos se basa en nociones de equilibrio y los teóricos de juegos, como los anteriores teóricos neoclásicos, han dedicado comparativamente poco tiempo a examinar el proceso de ajuste para un equilibrio.

Como ya se sugerido, muchos de los trabajos recientes en teoría de juegos han consistido en el refinamiento de diversos conceptos de equilibrio (Fudenberg y Tirole 1995). Por contrario, el asunto básico de cómo los jugadores se dirigen hacia un estado coordinado (cómo se resuelve realmente el problema hayekiano del conocimiento) ha recibido menos atención. De hecho, puede albergar se la sospecha de que la teoría de juegos se ha convertido en tan popular porque parece resolver el problema de la coordinación (o el problema de la estabilidad del equilibrio) que caracterizaba la teoría del equilibrio general. Sin embargo, lo hace apelando al puro raciocinio: los agentes sencillamente razonan para llegar al equilibrio, por decirlo así, un procedimiento ya expuesto por Von Neumann y Morgenstern (1944: 146-148).

Alguna justificación para centrarse sólo los equilibrios de Nash (o, por implicación, conceptos derivados de equilibrio) fue proporcionada por Aumann (1974). Este argumentaba que si se permitía la comunicación anterior al juego, pero los jugadores no podían comprometerse con ciertas acciones, solo considerarían resultados autoaplicables, es decir, equilibrios de Nash, siendo la razón básica que no había disponible ninguna aplicación externa. Sin embargo, la justificación básica para centrarse en resultados que son Nash sigue procediendo en su mayor parte en términos de puro raciocinio: hay una suposición subyacente de que los jugadores pueden coordinar sus alternativas estratégicas sobre cualquier equilibrio deseado.[25] Pero si es así, la mano que dirige el mercado es realmente muy visible: el análisis de la teoría estándar de juegos tiene dificultades que dan sentido a la noción de consecuencias no pretendidas, sencillamente porque hace suposiciones excesivas acerca de los poderes epistémicos de las personas.[26]

Merece la pena comparar esto con el análisis de Morgenstern (1935a&b) y Hayek (1937) de la relación entre conocimiento y equilibrio. En términos de teoría de juegos, ambos cuestionaban la legitimidad de empezar a partir de lo que es esencialmente una afirmación de existencia, que es que si los jugadores racionales han sabido en común y han tenido creencias idénticas acerca de las estrategias de todos los demás jugadores, entonces esas creencias son coherentes con algún equilibrio del juego. El problema es que nada se dice acerca del origen y formación de las creencias. Esto es malo de por sí. Sin embargo, existe también el problema de que es, en principio, posible que, aunque exista un equilibrio las estrategias de los jugadores, puede que nunca sean capaces de darse cuenta de ese equilibrio. Está claro que simplemente proceder eliminando diversos equilibrios por medio de diversos procedimientos de refinado no lo hará. Sigue habiendo una necesidad de racionalizar la aparición de creencias que puedan sostener el equilibrio final y aquí la obra teórica sobre juegos existente es escasa comparada con la enorme cantidad de trabajos que se preocupan exclusivamente por los equilibrios teóricos de juegos.

     V.            A favor de la teoría de juegos: una visión austriaca

El propósito de esta sección es presentar argumentos a favor de la teoría de juegos que deberían atraer a los austriacos. Asimismo, muchos de los argumentos a favor de la teoría de juegos en esta sección responden a las críticas de la teoría de juegos listadas en la sección previa.

La teoría de juegos como parte de la tradición austriaca. Una visión austriaca favorable de la teoría de juegos puede empezar señalando que esta es simplemente un retoño del programa de investigación austriaca iniciado, en particular, por Menger y Böhm-Bawerk.[27] En concreto, la teoría de juegos y sus aplicaciones en economía (especialmente en OI) puede considerarse austriacas en su preocupación por la formación y la coherencia de los planes, en su mucho más explícito tratamiento del papel del tiempo en asuntos económicos y en su insistencia en que el modelo de equilibrio competitivo es meramente un (muy poco realista) modelo entre muchos otros e indudablemente no es aquel sobre el que debería cimentarse toda la economía.[28]

En esa lectura, hay una línea bastante directa de influencia desde la preocupación de Menger y Böhm-Bawerk por situaciones menos que perfectamente competitivas (por ejemplo el famoso ejemplo del comercio de caballos de Böhm-Bawerk, Schotter 1974) pasando por la preocupación de Hans Mayer (1932) por la formación e interacción de planes hasta la preocupación de Morgenstern (1935a&b) y Hayek (1937) por las precondiciones epistémicas de equilibrio y la radicalización de Lachmann (1986) sobre estos mismos temas. Y la de Von Neumann y Morgenstern (1944) es sencillamente una instanciación formal de esta tradición austriaca, aunque cualquier austriaco la consideraría simplemente un primerísimo paso que tendría que realizarse en una dirección mucho más dinámica. Andrew Schotter (1992: 97) argumenta a favor de esta postura:

En términos de economía (…) [Von Neumann y Morgenstern 1944] fue el retoño natural de varias ideas anteriores a las de Morgenstern y debe considerarse como un hito en la evolución de la economía austriaca.[29]

Hay que reconocer que esa interpretación es algo extremista. Por ejemplo, necesitaría adoptar una comprensión algo peculiar de la economía austriaca; por ejemplo, tiene que suprimir la crítica tradicional austriaca de la formalización. Además, olvida el hecho de que bastantes pocos de los temas claramente austriacos de Morgenstern aparecían realmente en Von Neumann y Morgenstern (1944). Sin embargo, tal vez podría defenderse adoptando una visión más amplia y viendo el “austricismo” de la teoría de juegos más como un destacar el subjetivismo de los planes (es decir, las “creencias” que subyacen las “estrategias” en los juegos), la crítica del equilibrio competitivo y la naturaleza secuencial de las acciones en el proceso de mercado (a la que puede darse un interpretación de equilibrio).

El proceso del mercado y el emprendimiento. Aunque el comportamiento del desequilibrio del proceso del mercado de sentido austriaco no haya sido muy tratado en la teoría de juegos, al menos algunos aspectos del comportamiento emprendedor y el proceso de mercado han recibido formalización en la teoría de juegos. En un trabajo espléndido, pero olvidado, publicado hace casi 20 años, Stephen Littlechild (1979) trataba de lograr exactamente esto, argumentando que la teoría cooperativa de juegos podía usarse para modelar un proceso de negociación empresarial y llevó a cabo algún modelado formal de este. Por desgracia, los austriacos no prestaron ninguna atención a esta obra.

Otras ideas recientes en la teoría de juegos también ofrecen la posibilidad de encontrar un espacio para el emprendedor. Por ejemplo, en muchos juegos de coordinación puede haber múltiples equilibrios, algunos de los cuales pueden ser simétricos (las mismas recompensas para los agentes implicados). Aunque repetir juegos de coordinación es una manera de dar sentido a las convenciones (Young 1996), también puede hacerse para dar sentido al líder/emprendedor, ya que puede pensarse en él como seleccionador de un equilibrio concreto. Un ejemplo algo relacionado se produce en relación con juegos reiterados del prisionero. Como se sabe a partir del teorema de Folk, incluso juegos reiterados del dilema del prisionero muy sencillos probablemente tengan múltiples equilibrios (dependiendo de lo que se suponga acerca de los tipos de descuento) y juegos más complejos con múltiples jugadores e información incompleta (es decir, juegos de la vida real) indudablemente sí tienen múltiples equilibrios.

Hay muchas implicaciones en la multiplicidad del fenómeno del equilibrio que deberían interesa a los austriacos. Primero, suministra un argumento poderoso contra la postura instrumentalista dominante estándar de que, como la economía de alguna manera llegará al equilibrio, no hay necesidad de investigar el proceso de desequilibrio del mercado. Si el equilibrio resultante es esencialmente dependiente del proceso, este argumento deja de tener peso. En segundo lugar, la introducción de una multiplicidad de equilibrios significa que pueda haber un espacio para el emprendedor, entendido de manera amplia como el agente que ayuda a llevar el sistema de un equilibrio a otro. Por ejemplo, aplicado a las empresas, el teorema de Folk nos dice que puede haber muchas maneras diferentes de cooperación motivadora, por ejemplo, muchas maneras diferentes de estructurar planes de represalia. Sin embargo, el problema de elegir una de esas maneras (es decir, hacer que los jugadores se coordinen en un equilibrio concreto) es fundamentalmente un problema de coordinación cuya solución puede requerir la intervención de alguien equipado con cualidades “emprendedoras”, en sentido general (para otros ejemplos y explicaciones, ver Foss 1998).

También puede argumentarse que trabajos posteriores sobre procesos de aprendizaje en juegos han adoptado una postura en general subjetivista. Aunque mucha de la teoría de juegos empieza con una situación en la que los jugadores tienen un conocimiento perfecto de prácticamente todo salvo unas pocas variables, una creciente literatura plantea preguntas mucho más radicales como: ¿Cómo adquieren los jugadores el conocimiento del juego en que participan? ¿Cómo adquieren el conocimiento de otros jugadores? Si existen varios equilibrios en el juego, ¿cómo se coordinan los jugadores a lo largo del tiempo en un equilibrio? Etc. Esta literatura es un avance considerable en relación con anteriores aproximaciones de teoría no de juegos hacia el aprendizaje, que tendían a buscar solo en situaciones competitivas, representadas como secuencias de equilibrios temporales. Esto significa que se imponen serias restricciones sobre los posibles comportamientos de los agentes, porque estos tienen que respetar las restricciones impuestas por una disposición competitiva (Kreps 1990). Por el contrario, la teoría de juegos permite lo que al austriaco le parecería el procedimiento natural: primero especificamos los comportamientos de los agentes y después examinamos la interacción de esos comportamientos. Así, las situaciones de desequilibrio reciben un tratamiento formal.

En un fascinante estudio, que es representativo de varios estudios similares, Crawford y Haller (1990) discuten el tema de cómo los agentes pueden aprender a cooperar en el contexto de un juego repetido de coordinación pura[30] con información imperfecta. La imperfección de información en los juegos que consideran es un asunto de incertidumbre estrategia, derivada de la presencia de equilibrios simétricos y la completa ausencia de cualquier punto focal.[31] La única manera en que los jugadores pueden comunicarse es jugando al juego. Sin embargo, acabará apareciendo algún tipo de convención (o punto focal) acerca de las estrategias para jugar y producirá un equilibrio perfecto óptimo del subjuego. Esto, por decirlo en términos austriacos, no es un estado final (el equilibrio perfecto del subjuego) que exista de manera ontológicamente independiente del proceso de coordinación, de tal manera que realmente “el orden se define en su proceso de aparición” (Buchanan 1982).

Instituciones y orden espontáneo. Ideas de la teoría de juegos se han usado en varios intentos durante los últimos 10-15 años de tratar ideas austriacas y liberales clásicas sobre la aparición espontánea de instituciones beneficiosas (por ejemplo, Schotter 1981; Sugden 1986, 1989; Young 1996). De hecho, la teoría de juegos parece idealmente apropiada para tratar asuntos que han sido tradicionalmente una gran preocupación para los austriacos (hayekianos), como la formación de convenciones y otros órdenes espontáneos.[32] Varios de ellos hacen explícita la relación con Menger y Hayek (por ejemplo, Schotter 1981; Sugden 1986). Igualmente, varios economistas no austriacos pero claramente simpatizantes (por ejemplo, Langlois 1986; Witt 1986; Buchanan 1997; Klein 1997) han utilizado teoría de juegos para analizar instituciones, en algunos casos extensamente.

Resumiendo. Para resumir, la conclusión de una visión austriaca positiva sobre la teoría de juegos es que, primero, históricamente hay una relación cercana entre la economía austriaca y la teoría de juegos a través de la importante influencia de Oskar Morgenstern, segundo, la teoría de juegos parece ser capaz de tratar las cosas favoritas a explicar de los austriacos (como las normas que aparecen espontáneamente) y que la economía neoclásica estándar no puede manejar, tercero, la teoría de juegos en economía significa que el economista formal ya no está ligado al modelo de equilibrio general competitivo y, finalmente, la teoría de juegos hace posible tratar procesos de aprendizaje (y por tanto también procesos del mercado) de una manera sofisticada. Debería añadirse finalmente que la teoría de juegos es un área cada vez más caracterizada por una discusión metodológica y filosófica de asuntos centrales de máximo interés para los austriacos, como el individualismo metodológico (Vromen 1997) y los problemas de cómo justificar creencias (Bichieri 1993; Colman 1997; Colman y Bacharach 1998). Parecería que hay claros beneficios para los austriacos como para familiarizarse con la teoría de juegos e incluso hacer uso de ella en la teorización.

 VI.            Discusión

El propósito de esta sección es explicar brevemente algunos problemas adicionales que influyen en la visión austriaca de la teoría de juegos. También evaluaré brevemente las elecciones anteriores y argumentaré que los pros son más importantes que los contras, aunque los austriacos no deberían adoptar acríticamente la teoría de juegos.

Diferentes tipos de reacciones austriacas ante la teoría de juegos. La forma en la que los austriacos probablemente reaccionen ante la teoría de juegos puede decirse que depende de cómo conciban ellos mismos la economía austriaca. Así, un seguidor subjetivista radical de Lachmann o Shackle es probable que reaccione con una abierta hostilidad a la teoría de juegos.[33] En su opinión, la teoría de juegos hace las mismas cosas malas que todas las teorías formales, que es que retrata ilegítimamente a los seres humanos creativos e imaginativos como marionetas preprogramadas y que responden a estímulos. Un austriaco que, inspirado por la obra de Kirzner, piense que lo que diferencia esencialmente a la economía austriaca de otras aproximaciones es el énfasis en el proceso de mercado como un proceso emprendedor de descubrimiento de nuevo conocimiento hasta ahora no descubierto puede criticar la teoría existente de juegos por su olvido de este aspecto. El misesiano radical puede criticar la teoría de juegos por su supuesta introducción de “constantes” en la acción humana. Aquellos con una actitud “esencialista” más mengeriana pueden pensar que la formalización desvía la atención de la tarea importante del análisis conceptual y de la investigación general sobre la verdadera naturaleza de los fenómenos sociales.[34]  A los austriacos con una inclinación más hayekiana puede, por otro lado, que les guste la teoría de juegos por su intento de tratar algunos de los temas favoritos hayekianos, como el orden espontáneo, la aparición de convenciones, etc.

Austriacos y modelado formal. Existe la posibilidad de que en último término el asunto crucial se refiera a las relaciones de los austriacos con el modelado formal, de forma que antes de que los austriacos puedan aceptar la teoría de juegos, tengan que aceptar los métodos formales. El modelado formal siempre implica construcciones mentales (Machlup 1978), de que solo pretenden capturar algunos aspectos de la realidad. Además, hay cosas que no puede hacer una construcción mental formal: por ejemplo, no podemos dejar que la construcción mental introduzca acciones que son completamente nuevas para nosotros, los modeladores. Es contradictorio modelar esas “novedades objetivas” (por usar los términos de Witt 1989). Esta es la limitación de todo modelado. Sin embargo sin duda es posible modelar versiones más limitadas de la “novedad”, por ejemplo, dejar que un agente (un emprendedor) introduzca acciones que son novedosas para los demás agentes a modelar (como en Littlechild 1979 o Fisher 1983).

Los austriacos pueden objetar que normalmente el modelado formal da a las construcciones mentales poderes epistémicos enormemente poco realistas. O’Driscoll y Rizzo (1985: 21) presentan un argumento contra este proceder:

El creador de la construcción mental no puede atribuirle ningún tipo de conocimiento que en último término racionalice el fenómeno en cuestión. La construcción tendría que poseer solo ese conocimiento que, en términos de su posición o de lo que se estime relevante, habría sido razonable que adquiriera. No es apropiado atribuir, por ejemplo, a la construcción mental de un granjero, el conocimiento de las condiciones de oferta y demanda en la industria del acero o los precios de equilibrio general de los productos que cultiva.

Aunque esta sea realmente una crítica sólida y justificada de al menos versiones sólidas de los métodos de modelado de expectativas racionales y tal vez también de las suposiciones de conocimiento común en la teoría de juegos, no es una crítica del modelo formal por sí mismo: se puede indudablemente crear construcciones mentales formales que cumplan con el requisito de “comprensibilidad” que imponen O’Driscoll y Rizzo (1985: 21) sobre las construcciones mentales.[35] El argumento dominante habitual contra lo que un austriaco pueda considerar como una construcción mental “comprensible” (es decir, cuyos poderes epistémicos puedan estar mucho más limitados que el hombre económico racional estándar, pero que, por otro lado, también posea perspicacia emprendedora) es que todo es arbitrario menos la perfección. En otras palabras, mientras que el modelo de racionalidad perfecta (maximización de Robbins) da respuestas inequívocas (soluciones de una sola salida), todo puede ocurrir una vez abandonamos este ideal e introducimos consideraciones de racionalidad limitada, precaución, etc.

Bueno, una respuesta austriaca evidente es: ¿Y qué? Si el mundo real es esencialmente desordenado, es probable que nos veamos esencialmente equivocados por modelos que no tengan esto en cuenta y, en todo caso, somos indudablemente capaces de modelar comportamientos desordenados y sus implicaciones agregadas, aunque el modelo sea mucho menos trazable que mucho de lo que se hace hoy en la economía dominante. De hecho, en principio, muchas de las ideas en las que se han enfocado los austriacos, como el subjetivismo (por ejemplo, diferentes expectativas y conocimientos, el mercado como proceso aprendizaje social (Hayek 1968) y la alerta emprendedora (Kirzner 1973), están en realidad incluidos en el modelado formal, aunque las explicaciones formales no es probable que nunca expresen la riqueza del discurso verbal. Por tanto no se comprende la naturaleza del modelado formal si se cree que te compromete, por ejemplo, con las suposiciones conductistas de la economía dominante, aunque, innegablemente, estas suposiciones se han producido históricamente de esas formas concretas precisamente porque se prestan fácilmente a formalización. En resumen, el hecho de que la teoría de juegos sea (en buena parte) formal, no debería constituir de por sí un problema para los austriacos.

Aspectos buenos y malos de la teoría de juegos. Es probable que aunque algunos aspectos de la teoría de juegos atraigan a los austriacos, otros les hagan rehuirla. Mientras que los austriacos pueden apreciar el modelado detallado de los grupos de información de los agentes y de la interacción entre dichos agentes, es probable que sigan criticando la fuerte orientación al equilibrio la teoría de juegos, incluso en la teoría cooperativa de juegos, así como las suposiciones epistémicas a veces extravagantes que se llevan a cabo habitualmente en mucha de la teoría de juegos.

Sin embargo, aunque haya conceptos e ideas esenciales compartidos, la teoría de juegos no es monolítica. Al nivel más básico, por ejemplo, hay una distinción entre teoría de juegos “cooperativa” y “no cooperativa”. Como explica Aumann (1985: 463), mientras que la teoría no cooperativa de juegos se caracteriza por detallar cuidadosamente el “protocolo” del juego, “la teoría cooperativa empieza con una formalización de los juegos (…) que se desentiende completamente de los procedimientos (…) Se concentra, por el contrario, en las posibilidades de un acuerdo”. De ahí el enfoque central sobre lo “esencial” (en términos generales, la curva del contrato en el análisis estándar de la caja de Edgeworth) en esta aproximación. Algunos austriacos pueden entender que, debido a su énfasis en la forma libre, la búsqueda activa de acuerdos y, por tanto, también en el principio de descubrimiento sin limitaciones, una visión de la teoría cooperativa de juegos es en realidad más coherente con una visión austriaca de las actividades económicas que la aproximación no cooperativa más restrictiva. Sin embargo, incluso a los teóricos cooperativos de juegos debería decírseles que lograr asignaciones esenciales no deja de tener problemas: esto también requiere el proceso emprendedor de descubrimiento.

Esto sugiere que aunque los austriacos pueden beneficiarse de la exposición y el uso de la teoría de juegos porque les permite formalizar algunas de sus ideas clave, pueden tener también una visión crítica de dicha teoría. Por ejemplo, muchos teóricos de juegos no han aprendido o al menos apreciado la lección fundamental de Hayek (1937) de que hay una distinción básica entre equilibrio para la gente individual y equilibrio para un sistema económico. La muy utilizada suposición de conocimiento común equivale a una combinación de estos dos deberes y sigue teniendo que decirse esto a los teóricos de juegos y aquellos economistas que usan esta teoría. Por tanto, en resumen, una interacción más cercana entre economistas de teoría de juegos y austriacos es probable que beneficie no solo a los austriacos, sino también a quienes practiquen la teoría de juegos.

VII.            Conclusión

Este trabajo ha sido un intento de identificar los pros y contras de la teoría de juegos desde una perspectiva austriaca y así llevar a cabo un balance y una evaluación que espero sea útil para los austriacos. Aunque hay muchos fuertes argumentos contra la teoría de juegos, también resulta que dicha teoría puede ser el mejor vehículo analítico existente a elegir en la medida que los austriacos quieran vestir sus argumentos con ropa más formal. La teoría de juegos permite a los austriacos enfrentar la realidad con ideas claves sobre subjetivismo, coordinación, reglas e instituciones y el proceso emprendedor del mercado. En particular, la literatura que aparece sobre juegos de coordinación repetida puede ser atractiva para los austriacos porque esta literatura plantea las preguntas fundamentales, como cómo los diversos jugadores, con distintos conocimientos y expectativas, pueden acabar llegando a un estado coordinado (Crawford y Haller 1990; Young 1996).

Además, es una literatura que destaca el papel de las creencias en lugar de los incentivos (desalineados) en problemas de coordinación. Esto debería ser también atractivo para los austriacos. Al menos desde el debate del cálculo, los austriacos han destacado que el programa económico de la sociedad no es simplemente de proporcionar los incentivos correctos, sino más esencialmente de coordinar conocimiento y expectativas. La emergente literatura de la teoría de juegos sobre juegos de coordinación reiterada es tal vez el primer intento serio de la corriente principal de ocuparse de algunos de estos problemas de coordinación y es una literatura que es demasiado interesante como para que la ignore los austriacos.

Por tanto, la principal conclusión es que los austriacos deberían acercarse y usar la teoría de juegos en economía. Esta sería una forma importante en la que los austriacos podrían relacionarse con aquellas partes de la corriente principal que estén más próximas al pensamiento austriaco. También es donde los propios austriacos podrían tener algo a contribuir debido a su preocupación desde hace mucho tiempo por los problemas de coordinación no estandarizados y por el proceso del mercado. Los teóricos de juegos, también tienen que conocer previsión, emprendimiento, aprendizaje, etc.

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El artículo original se encuentra aquí.

[1] Además, la teoría de juegos ha invadido las ciencias políticas (por ejemplo, Calvert 1995) y la biología.

[2] Ver Vickers (1995) para esta argumentación (completa con referencias a Hayek).

[3] Hay indudablemente muchos problemas generales con la teoría de juegos, como la incertidumbre que rodea al llamado “proyecto Nash” (de que todos los juegos cooperativos pueden reducirse a juegos no cooperativos modelando comunicaciones anteriores al juego en términos no cooperativos). (ver también Tullock 1992, para algunas indicaciones interesantes). Sin embargo, en este trabajo me concentro en aquellos aspectos de la teoría de juegos que son particularmente problemáticos para los austriacos.

[4] El “conocimiento común” es una aproximación a la formación de expectativas que puede estar representado por la siguiente frase: “Jack sabe que Jill sabe que Jack sabe… que X” (una frase infinita). Para una explicación de algunos de los problemas del conocimiento común, ver Bicchieri (1993). Un problema con el conocimiento común es que pequeñas desviaciones del mismo pueden cambiar completamente los resultados (Rubinstein 1989).

[5] “La idea de las creencias coherentemente alineadas” se relaciona muy de cerca varias ideas con varias ideas relacionadas, como las llamadas suposiciones previas comunes. Significa esencialmente que la gente racional que tenga acceso a una información completamente idéntica no puede desarrollar procesos diferentes de pensamiento con respecto a los asuntos que conciernen a dicha información, una idea que no parece ajustarse fácilmente al énfasis austriaco sobre la mente activa y creativa (por ejemplo, Lachmann 1986).

[6] Sin embargo, este no es un problema grave, ya que los teóricos de juegos no afirman que las utilidades y recompensas sean idénticas (aunque hay que admitir que en exposiciones más sencillas, hay a menudo un conflicto entre ellas). La recompensa simplemente reflejan clasificaciones ordinales, no cardinales.

[7] Por ejemplo, esto o es característico en mucha de la literatura de la teoría de juegos sobre la teoría de la empresa (ver Foss 1998).

[8] Contrariamente a la economía de la corriente principal y asumiendo que la historia de Mirowski sea válida (Mirowski 1989), la teoría de juegos aparentemente tiene pocas connotaciones físicas evidentes, si es que tiene alguna. En realidad tanto Morgenstern como Von Neumann se burlaban de la fascinación por la física que han tenido muchos economistas importantes. No es sorprendente que Paul Samuelson haya sido muy crítico con la teoría de juegos (cf. Mirowski 1992: 116n).

[9] En realidad, es concebible que fuera la preocupación de Morgenstern por esas situaciones de res en infinita lo que le llevará a la idea de una estrategia mixta (probabilística): Holmes y Moriarty deberían lanzar la moneda y elegir una estrategia. En un contexto similar, Tullock (1992: 28) argumenta que la sensación de que debido a la agresión infinita no hay en realidad ninguna solución verdadera es “una descripción correcta del juego que plantearon Von Neumann y Morgenstern (1944) para salir de este problema creando una estrategia mixta para esos juegos”.

[10] Puede que esto también tenga algo que ver con el hecho de que previamente Morgenstern (1941) hubiera escrito un vitriólico ataque contra Valor y capital de Hicks.

[11] En concreto, Debreu y Scarf (1963) demostraban que, bajo condiciones de competencia perfecta, dejar que el número de agentes en el mercado tienda hacia el infinito un humano creo del juego del mercado del grupo de precios de equilibrio.

[12] Pero solo porque querían trabajar con el uso de Nash del teorema del punto fijo de Kakutani y podían ver la fuerte similitud entre la demostración de la existencia de un equilibrio competitivo y la demostración de la existencia de equilibrio en un juego no cooperativo de n personas.

[13] Aunque no puedo respaldar esta afirmación con datos de citas.

[14] Tan tarde como en 1979, Littlechild señala que “durante un tiempo habido un estado de desengaño con toda la aproximación. Algunos teóricos de juegos creen que está volviendo gradualmente una sensación de optimismo” (1979: 145).

[15] De hecho, probablemente la primera área que fue completamente conquistada con éxito por la teoría de juegos fue una en la que al menos la retórica concernía a la formación de creencias, rivalidades y lucha competitiva. Esta área es la economía del organización industrial, donde el paradigma SCP asociado con Bain, Mason y otros está ahora virtualmente muerto.

[16] Este asunto es un poquito tramposo, dependiendo en cierto modo de cómo entienda cada uno lo “austriaco” y la datación del debate del cálculo socialista. Tanto Wieser como Schumpeter y el primer Hayek admiraban la economía del equilibrio general y Böhm-Bawerk esencialmente construyó también modelos generales intertemporales de equilibrio. La crítica de la teoría del equilibrio general en el pensamiento austriaco fue anticipada por la actitud crítica de Menger hacia Walras, pero no parece haberse articulado cuidadosamente antes de la obra de Hans Mayer (1932). Hay un argumento que dice que fue el debate sobre el cálculo socialista el que finalmente hizo que los austriacos se dieran cuenta de lo diferentes que eran de la ortodoxia walrasiana, que estaba empezando lentamente a aparecer como la teoría nuclear dominante a mediados de la década de 1930 (por ejemplo, Kirzner 1988). Para el argumento de que los problemas internos en la teoría austriaca del ciclo económico fueron también importantes en este proceso, ver Foss (1995).

[17] Es lo que Reder (1982) llamaba la “suposición fuerte a priori”.

[18] “Posiblemente”, porque el número de economistas académicos que han trabajado en el refinamiento del equilibrio general ha sido en realidad bastante pequeño y ha habido continuamente una gran cantidad de economistas dominantes que no se han visto tan atraídos por el modelo del equilibrio general, por ejemplo los economistas antiguos de la escuela de Chicago (antes de Lucas), como Stigler, Friedman, Coase y otros.

[19] Se trata de que hay muchas tradiciones de investigación en la economía moderna con las que tendrían que relacionarse los austriacos y tal vez unir fuerzas con ellas, como se desarrolla en Foss (1994).

[20] Ver también Machovec (1995) para una brillante explicación y crítica de la influencia que ha tenido el modelo de competencia perfecta sobre las mentes de los economistas en este siglo.

[21] Aunque hay que reconocer que la alternativa del monopolista está en realidad tan limitada como la de un agente de equilibrio competitivo. Sin embargo, esa es la naturaleza de cualquier modelado (de salida única).

[22] Sin embargo, es notable que una reciente recopilación de trabajos sobre “economía de procesos del mercado” contengan varios trabajos formales (Boettke y Prychitko 1998).

[23] Lo sustancial de la economía normalmente se proporciona en lo que los formalistas califican normalmente, y algo peyorativamente, como “intuición” (¡un uso notablemente impreciso de esa palabra!) y que normalmente ha sido planteada históricamente por economistas no formales.

[24] Se han realizado varios intentos de añadir más realismo en el comportamiento en forma de racionalidad limitada (ver Kreps 1990).

[25] Por supuesto, la excepción está constituida por la teoría evolutiva de juegos, que, en algunas interpretaciones, proporciona una justificación para centrarse en los equilibrios de Nsah (Weibull 1995). Ver Aumann y Brandenburger (1995) para una explicación reciente de las “condiciones epistémicas para el equilibrio de Nash”.

[26] Advirtamos que aquí no estoy hablando acerca de la teoría de juegos en general, sino acerca de la “teoría estándar de juegos”, que tiene muchos menos modelos con información completa y conocimiento común. Por el contrario, la obra sobre teoría de juegos, por ejemplo, de Sugden (1986) indudablemente tiene sentido de la noción de las consecuencias no intencionadas de una manera exitosa, como se ha observado antes.

[27] En muchos aspectos, Wieser estaba más cerca de la visión del equilibrio competitivo de Walras y Pareto que Menger y Böhm-Bawerk.

[28] Por ejemplo, un punto clave tanto en la teoría del contrato de la teoría de juegos (por ejemplo, Salanié 1997) como en la OI (Krouse 1990) afecta a los plazos de las acciones, porque los resultados finales a menudo dependen crucialmente de estos. Así, en una relación contractual, el plazo de los pagos puede influir en cuánto esfuerzo se ejercite.

[29] En realidad, necesitamos un estudio que ocuparía todo un artículo sobre el “austricismo” de Oskar Morgenstern. Schotter (1992) es un primer paso en esa dirección.

[30] Es un juego en el que no hay conflicto de intereses, como, por ejemplo, cuando los jugadores en un “estado de naturaleza” tienen que elegir por qué lado de la carretera deben conducir.

[31] Al principio, los jugadores tienen diferentes descripciones del juego. Por ejemplo, ambos pueden pensar de sí mismos, por ejemplo, como jugador que rema.

[32] Se señala diversas veces en Von Neumann y Morgenstern (1944) que la teoría de juegos está mucho mejor equipada para entender instituciones que la teoría neoclásica estándar (ver también Morgenstern 1972; Schotter 1992).

[33] En realidad, Shackle (1972) contiene una crítica a la teoría de juegos que es esencialmente la misma que la crítica general de Shackle a las doctrinas económicas: la teoría de juegos no puede acomodarse a la creatividad humana y olvida las sorpresas.

[34] Esta objeción concreta no es probable que tenga mucho éxito contra la teoría de juegos. Los teóricos de juegos están muy inclinados hacia el esencialismo y el análisis conceptual.

[35] Aquí no son completamente claros, pero parecen querer decir que lo que pueda hacer la construcción mental debe ser realista en un sentido amplio: “Una relación ‘comprensible’ debe ser comprensible en los términos estructurales de la interpretación de sentido común de la vida cotidiana. De ahí que las construcciones científicas deban ser coherentes, aunque no idénticas a las construcciones centrales de la vida cotidiana (ibíd.).

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