¿Puede el Banco de Inglaterra realmente tomar crédito por el auge posterior al “Brexit”?
En los meses previos al referéndum del “Brexit” en junio pasado, el público británico se vio apaleado con una serie de advertencias cada vez más graves, sobre las consecuencias de un voto para dejar a la Unión Europea. La campaña del miedo, conscientemente realizada por los partidarios de la U.E., contó con una amplia gama de preocupaciones desde que el Reino Unido podría ser excluido del Concurso de la Canción Eurovisión, hasta advertencias por el entonces primer ministro David Cameron, que el “Brexit” podría conllevar al inicio de la Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, más común, fue la procesión de advertencias ininterrumpidas de que un voto por dejar la Unión Europea, causaría una recesión en la economía británica.
Durante la primavera y el inicio del verano de este año, difícilmente pasó una semana sin que alguna figura u organización del establecimiento – desde el Ministro de Haciendo George Osborne, al F.M.I., hasta George Soros – no llegara a los titulares del Reino Unido con severas predicciones para la recesión que seguramente resultaría de la decisión de abandonar a la U.E. De hecho, el Sr. Osborne fue tan lejos como para publicar un borrador de un presupuesto de emergencia que él había anticipado requeriría la debacle del “Brexit”, un resultado que él mismo había profetizado que resultaría en la pérdida de medio millón de empleos británicos. Incluso amenazó con tener que hacer un “agujero negro” de £30 millones en el presupuesto al cortar el gasto en el Servicio Nacional de Salud (N.H.S.), el monopolio de cuidado de salud estatal, descrito por el Canciller de Margaret Tatcher, Nigel Lawon, como “la cosa más cercana que los ingleses tienen a una religión”. La prensa británica puso particular atención a las advertencias del Gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, quién repetidamente hizo saber que preveía significativos impactos negativos en el empleo y tasas de crecimiento de un posible “Brexit”.
Sin embargo, en los meses desde el voto para dejar la Unión Europea, la nueva información económica ha tendido cada vez más y más, a desestimar la credibilidad de las predicciones del Sr. Carney y sus pares. Es cierto que la economía británica sufriera alguna turbulencia inicial, causada por la incertidumbre de seguir un resultado de referéndum sin precedentes, y la inmediata renuncia de David Cameron como primer ministro, después de seis años en el cargo. No obstante, en los meses desde el tambaleo inicial, no solo el Reino Unido no ha caído en recesión, sino que más bien varios de sus indicadores clave muestran un alto grado de fortaleza en la economía británica desde la decisión de dejar la Unión Europea.
El FTSE 100 – el índice económico británico clave, que lista las 100 mejores compañías de la Bolsa de Valores de Londres (“London Stock Exchange”) – había rebotado a niveles previos al “Brexit”, tan solo el lunes posterior a la votación, y el FTSE 250 alcanzó lo mismo a finales de julio. El Índice de Compra de los Administradores (“Purchasing Managers´Index), otro indicador clave de la salud de los negocios británicos, mostró un alza récord en agosto, el mismo mes en el cual se registraron 3.3% más de automóviles registrados en Gran Bretaña que el mismo mes del año anterior. Una encuesta por Markit mostró que los servicios, el segundo sector más grande de la economía británica por mucho, ha experimentado su mayor incremento en los últimos 20 años, desde el voto para abandonar a la Unión Europea. Exportaciones, casa y construcción todos se han mantenido más fuerte de los esperado después del resultado del “Brexit” y Lloyds, uno de los bancos de comercio y al detalle más grandes de Gran Bretaña, indicaron en su reporte del poder del gasto de julio que había más confianza en sus financias que en cualquier momento antes de que la encuesta iniciara”.
Los bancos se retractan de sus predicciones de desastre
A como estamos ahora, con una distancia de dos meses y medio después del resultado del referéndum, la lista de individuos e instituciones que han tenido que retractar sus advertencias previas al “Brexit” de una recesión, está creciendo cada día. Credit Suisse, Morgan Stanley, Goldman Sachs y JP Morgan, todos han tenido que retractar sus declaraciones iniciales de que el “Brexit” causaría una recesión, al igual que lo han tenido que hacer influyentes figuras como el editor económico del Financial Times. El antiguo Ministro de Hacienda, George Osborne tuvo el buen sentido de renunciar del gobierno después del resultado del voto al “Brexit”, y el nuevo Ministro Philip Hammond ha sido explícito en que las aseveraciones de su predecesor sobre un “presupuesto de emergencia” no tendrá que ser instituido después de la votación. Incluso The Guardian, el portavoz más vociferante de la izquierda pro-U.E. metropolitana, ha sido forzada a admitir que “los economistas han revisado sus pronósticos pesimistas para el resto del año y el 2017, siguiendo una corrida de figuras que solo muestran una ligera inclinación y un continuo incremento en la actividad”.
Este surgimiento de buenas noticias en la economía podría haber instaurado un sentido de humildad en aquellos que estaban pronosticando el Día del Juicio justo antes del referéndum. Sin embargo, el “Proyecto Miedo” que precedió al referéndum, cambió rápida y lamentablemente, al “Proyecto Te lo Dijimos”, durante la incertidumbre inicial posterior al “Brexit”, ahora parece haberse transformado una vez más al “Proyecto Tomar el Crédito”, con el gobernador del Bando de Inglaterra, descaradamente tomando la delantera en este asunto.
Tomándose el crédito por las buenas noticias
Para salvarse a sí mismos, muchos comentaristas que predijeron un estrepitoso resultado del “Brexit”, ahora se escudan al decir que fue solamente la respuesta radical del Banco de Inglaterra que salvó a la economía británica de su colapso, y que sus propias predicciones fueron reivindicadas. Como ha sido elaborado en mayor detalle en previos artículos del Instituto Miseshttp://ift.tt/2bX5ewk, el Banco de Inglaterra respondió al referéndum forzando las tasas de interés a su mínimo histórico, y prometiendo £70,000 millones de flexibilización cuantitativa fresca. Esta nueva política de impresión de moneda, ha sido repetida hasta la saciedad a través de todo el establecimiento de la prensa británica, y supuestamente ayudó a instaurar un leve sentido de confianza en los mercados, aumentando los precios de propiedades y que incluso, alentaría las exportaciones. Aunque es cierto que las exportaciones han aumentado desde el “Brexit”, estamos aún lejos de concluir que esto califica la devaluación del banco a la libra esterlina como un positivo no calificado, dado que las importaciones en Gran Bretaña en las que se basan fuertemente, como consecuencia, han subido de precio. Más aún, la deflación de la burbuja inmobiliaria británica que se encontraba fuera de control puede haber sido una consecuencia bienvenida del “Brexit”. Pero más bien, las nuevas inyecciones del Banco de Inglaterra de dinero fácil, continuarán inflando las peligrosas burbujas inmobiliaria y de la deuda gubernamental, que actualmente afectan a la economía británica, y que solo empeorarán su eventual estallido.
El Sr. Carney, sin embargo, no pareció estar molesto por tales preocupaciones cuando fue cuestionado por los miembros del parlamento, en su Selecto Comité del Tesoro (“Treasury Select Committe”), temprano este mes. De hecho, declaró estar “tranquilo” que sus propias políticas habían sido “validadas”, y que el banco, bajo su liderazgo, había hecho un “gran éxito del “Brexit””. Para robar una cita definitiva de uno de los más notorios y sórdidos escándalos políticos británicos del siglo anterior, “¿él diría eso, no?”.
(Publicado el 09/19/2016) Traducido por José Manuel Agüero Fernández, el artíulo original se encuentra aquí.
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