martes, 22 de noviembre de 2016

En lugar de secar el pantano, el Partido Republicano está engrasando las ruedas, por Mises Hispano.

paul_ryan_by_gage_skidmore_3-1

Donald Trump puede haber conseguido éxito electoral haciendo campaña como alguien externo a la política y dispuesto a “secar el pantano”, pero su primera semana como presidente electo indica que una administración Trump puede resultar ser un estímulo para la acción en Washington. En un fuerte contraste con el bloqueo legislativo que hemos visto desde las elecciones de 2010, ahora que el partido republicano tiene un control completo de los tres poderes del estado, deberíamos estar listos para un florecimiento de la actividad legislativa proveniente de Washington.

Esto explicaría no solo la contratación por Trump del Presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, como jefe de gabinete, un puente del establishment al Congreso para el candidato expopulista, sino también de la noticia de hoy de que los republicanos votarán la eliminación de la prohibición de las “earmarks” que está en vigor desde 2011. Este sería un movimiento celebrado en Washington con entusiasmo por quienes consideran a la inacción legislativa como algo terrible, ya que las asignaciones a proyectos concretos (earmarks) están dentro las maneras más eficaces de sobornar a políticos para apoyar propuestas legislativas que no saldrían adelante en caso contrario. A cambio del apoyo de un miembro dubitativo, una earmark garantiza que su distrito recibirá un proyecto lucrativo. Las earmarks fueron responsables del tristemente famoso “ puente a ninguna parte” de Alaska, entre multitud de otros ejemplos de absurdo desperdicio público.

La capacidad de llegar a esos acuerdos dentro del parlamento probablemente resulte particularmente atractiva para un presidente como Trump. Después de todo, este hombre no solo es el autor de El arte del acuerdo: es orgullosamente no ideológico y llega a Washington con un ambicioso plan para los primeros cien días. Si puede comprar apoyo dando a un congresista el dinero para construir un aeropuerto con su nombre, Donald es exactamente el tipo de hombre que no tendría ningún problema en hacerlo.

Nada de todo esto dice que no haya buenas razones para el proceso del earmark. Como ha indicado el congresista Ron Paul, los earmarks dan al legislativo más control sobre el gasto federal a costa de la discreción del ejecutivo y sus múltiples instituciones. Son además una parte, no un añadido, del presupuesto federal y por sí mismos no aumentan el gasto público total. Si el Congreso estuviera lleno de miembros como Ron Paul, en la práctica habría pocos daños. Por desgracia, una vuelta a los earmarks probablemente coincida con miembros del Congreso encontrando nuevas justificaciones para proyectos federales, lo que puede ser parte de la razón por la que hemos visto un agudo declive en el gasto discrecional federal desde 2011.

Por desgracia hay otras señales de alarma de que la administración Trump seguirá la tradición del Partido Republicano de expandir los presupuestos federales. Junto a sus promesas de campaña de expandir la atención pública sanitaria y su reciente renovación de apoyo a la costosa cobertura garantizada del Obamacare para quienes tengan problemas médicos preexistentes, Trump ha defendido constantemente un mayor gasto militar.

Además, durante el discurso de la victoria de la pasada semana, expresó una postura ambiciosa sobre obras públicas, prometiendo gastar dinero para arreglar “centros de ciudades y reconstruir nuestras carreteras, puentes, túneles, aeropuertos, escuelas, hospitales” y otras formas de infraestructura, lo que resultaba música para los oídos de Nancy Pelosi en otra noche decepcionante para la inteligencia.  Aunque la campaña de Trump expresaba una propuesta interesante destinada a pagar dichos proyectos principalmente con inversiones privadas (tal vez leyó algo de Walter Block durante la campaña), será interesante ver si la mantiene ahora que está en el cargo. Si no, el proceso de earmark es probable que resulte oportuno para ganarse los parlamentos republicanos que se han interpuesto en el camino de las propuestas sobre infraestructuras del propio Obama.

Esto no quiere decir que todas las noticias de la victoria de Trump hayan sido malas. El presidente electo continúa describiendo la Guerra de Iraq como un desastre, continúa hablando de bajar los impuestos, especialmente a las empresas estadounidenses, hay fuertes indicios de que podría acabarse con la desastrosa Ley Dodd-Frank y, sobre todo, sigue sin ser Hillary Clinton.

Pero cualquiera que espere que Washington se desvanezca bajo una administración Trump probablemente se vea decepcionado. Mucho.


El artículo original se encuentra aquí.

de Instituto Mises http://ift.tt/2gevjDI
http://ift.tt/2gzY2Hp




de nuestro WordPress http://ift.tt/2fpOQ6C
http://ift.tt/2gzY2Hp
Blogs replicados, Euribe, Instituto Mises, mises

No hay comentarios:

Publicar un comentario