lunes, 28 de noviembre de 2016

El legado del tirano Castro,PIB per cápita de España y Cuba

El legado del tirano Castro,PIB per cápita de España y Cuba

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Este es el tremendo éxito del socialismo real cubano, un pais estancado económicamente, un pais que tenía una riqueza similar a España, si no superior, recordemos que el primer ferrocarril español se instaló en Cuba, no en la península.

Otro rotundo éxito del socialismo que sólo ha prosperado un poco tras la llegada de los petrodólares venezolanos.

Lo único malo es que Castro no tuvo una muerte lenta y dolorosa, o que no fue colgado de los pies boca abajo.




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, por Mises Hispano.

  • Juan Pina cita a Ayn Rand ya desde el título de su artículo en Vozpópuli.
  • Escuela Austriaca “neoliberal” en el artículo de Juan Antonio Morales en Página Siete.
  • Karina Martín menciona al Instituto Ron Paul en su artículo de Panampost.
  • Ramón Martínez cita a Hayek en Cáscara Amarga.
  • Carlos Rubio Romo habla de la Escuela de Salamanca en Siglo XXI.

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A contracorriente, por Libertario.es

El gobierno ya ha remitido a Bruselas que realizará el ajuste que nos exigían para cuadrar las cuentas. Será mediante una subida del impuesto de sociedades y otros impuestos especiales. Según los cálculos de Montoro, esto nos permitirá conseguir los 5500 millones que se nos exige, aunque esto ya ha sido criticado por parte de expertos como la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf) o la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), las cuales advierten de que estas medidas no serán suficiente, incluso podrían tener el efecto contrario al incentivar el fraude fiscal. Además, Bruselas parece exigir cambios estructurales y no parches como el de este año, adelantando el cobro de impuestos, para intentar cuadrar las cuentas. Estas medidas contrastan con las políticas que están tomando otros países como Reino Unido, E.E.U.U o Hungría, que han decidido ir en la dirección contraria y rebajarlo.

En Estados Unidos una de las propuestas estrellas del Candidato Donald Trump era una importante reforma en el sistema tributario que tendría como resultado una rebaja del impuesto de sociedades al 15%, con la que quiere hacer de nuevo su país atractivo a las inversiones e incrementar la creación de empleo. Esto supondría una auténtica revolución no observada en el gigante americano desde la época de Reagan, ya que sería pasar de tener uno de los tipos más elevados de la OCDE a uno de los más bajos, incluso Laffer, el famoso asesor del expresidente Reagan, ha felicitado la medida.

Por otro lado, el país magiar ha anunciado que reducirá su I.S. al 9% respecto al 10% para pequeñas empresas y 19% para grandes empresas actual, por lo que convertirá este tributo en un tipo único. Con esto su  primer ministro Viktor Orbán espera poder competir con Irlanda que lo mantiene al 12,5% y volver a las empresas húngaras más competitivas. Esta bajada de los ingresos se compensará con un fondo de reserva y el incremento de la actividad debido al aumento de los beneficios de las empresas que repercutirán en la ciudadanía. Esto ha provocado las alarmas en la burocracia europea que ya anuncia su intención de armonizar dicho impuesto y su esfuerzo por acabar con el “Dumping fiscal”.

Por último, el país que parece que ha escapado de las garras de dicha burocracia europea es Reino Unido. Nada más conocerse el resultado del referéndum anunciaba por boca de su ministro de Finanzas, George Osborne, su deseo de evitar una fuga de capital a Irlanda rebajando el impuesto a las empresas al 15%. Aunque tras tomar Theresa May el control del país y del Brexit esta medida parecía haber quedado olvidada, recientemente la ha recuperado y ya ha dicho que desea tener el impuesto de sociedades más bajo del G20, por lo cual ya tendría que colocarlo por debajo del 15% para batir a Trump.

Sin lugar a dudas, esto nos afectará y será para mal, nuestras empresas perderán competitividad mientras que otros lugares se volverán focos de atracción de capital e inversiones mientras nosotros les seguimos echando con este tipo de medidas. Ya no nos acordamos de cuando queríamos volver Madrid la nueva City; si ya parecía irreal en ese momento, con este nuevo rejonazo hemos matado absolutamente esa posibilidad mientras nos alejamos más de nuestros vecinos en dirección al precipicio. Si además tenemos en cuenta la última Encuesta de Opinión de Ejecutivos del Foro económico mundial, ahondamos en el mayor problema que tienen actualmente nuestros empresarios para hacer negocios: los impuestos, a lo que habría que sumar la complejidad de las reglas tributarias, que también aparece en la lista de trabas al emprendimiento.

Por lo que necesitamos un verdadero ajuste, pero esta vez por el lado del gasto y dejar de cargar sobre las espaldas del sector privado los desbarajustes del sector estatal. Deberíamos fijarnos y seguir el ejemplo de estos países que han tomado la dirección correcta.

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Impuesto de sociedades: Montoro a contracorriente, por Libertario.es

El ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, ha confirmado este lunes que el Gobierno estudia modificar el Impuesto de Sociedades, y no descarta una subida del mismo, debido a la bajada en la recaudación, hecho que hará imposible cumplir las previsiones del Gobierno, que en los Presupuestos estimaban un aumento en la recaudación del 20% sobre la cifra de 2015.
De hecho la primera modificación, vía decreto-ley, ya ha entrado en vigor y se espera que de este modo las empresas que facturen más de 10 millones de euros adelanten al Estado unos 8.000 millones de euros.
Pero para entender la causa del problema hemos de remontarnos a inicio de año, cuando el equipo de Montoro decidir anular las medidas que se adoptaron en 2012 para paliar la crisis y aumentar la recaudación, y que fueron:

Modificación de la cuantía del pago fraccionado que deben realizar las grandes empresas

Aumento del importe mínimo de pagos fraccionados para las grandes empresas que determinan los pagos según el artículo 45.3 de TRLIS, el importe se calculaba en función del importe neto de la cifra de negocios del año anterior.

Este tipo de medidas, con el fin de paliar la crisis a base de una mayor recaudación, alteraron la base de los pagos fraccionados de forma artificial, y así las grandes empresas, calculando estos pagos respecto al resultado contable, al liquidar el impuesto podían obtener devolución, pero el Estado obtenía más caja durante el año, es decir la técnica de patada a seguir, y el año que viene Dios dirá, debido a esto muchas empresas del IBEX, que tenían créditos fiscales por pérdidas de ejercicios anteriores, ya no se ven afectadas por pagos fraccionados, por esto la recaudación llevaba una caída del 85% en los primeros siete meses del año, y en abril, que fue cuando se detecto la mala marcha del impuesto, se vio por primera vez en la historia del impuesto (desde 1995) una recaudación negativa de -539 millones de euros.

Fuente : Agencia Tributaria Elaboración propia

Todo esto es lo que ha llevado al ministro y su gabinete a determinar que la solución al problema es la subida del impuesto, opinión que choca frontalmente con las medidas que están tomando las economías más potentes del planeta.
Ante el escenario de incertidumbre que planea por toda Europa y en especial en el Reino Unido tras la victoria del Brexit, Theresa May, primera ministra británica, ha declarado que para lograr atraer empresas de la zona euro a la City londinense, tienen previsto dejar el impuesto de sociedades por debajo del 15%, para así, plantar cara a Irlanda, como primera elección de las grandes corporaciones multinacionales para establecer su sede.
Es precisamente Irlanda, el ejemplo que muchos países europeos como Hungría, con su primer ministro Viktor Orban encabezando las reformas, están tomando para modificar su sistema fiscal y rebajar el impuesto de sociedades a tasas incluso por debajo del 10%, y es que la recaudación en el país de las Islas Británicas no ha hecho más que aumentar desde que en 2011, con el país rescatado e intervenido, su Gobierno decidiese hacer una importante reforma fiscal que se ha traducido en la implantación allí de las sedes europeas de las principales empresas tecnológicas del mundo, con el consiguiente beneficio para las arcas públicas como podemos observar en el siguiente gráfico

Y es que no siempre una subida de tasas significa mayor recaudación, muchas veces puede provocar el efecto contrario, y generar una huida, en este caso de empresas, que tengan posibilidad de poder establecerse en otro país con una fiscalidad mas ventajosa.
Además al final los perjudicados siempre serán los pequeños y medianos empresarios que no tendrán la posibilidad de escapar de un nuevo régimen fiscal más duro con ellos y su actividad.

irlanda

 

Trump también ha anunciado que bajará el impuesto de sociedades con carácter inmediato para que tenga efecto ya en 2017, lo situará en una tasa alrededor del 15%, medida que ha sido muy bien acogida por las empresas norteamericanas, y algunas como Apple están planteando volver a localizar en EEUU sus plantas de producción, medida que tendrá un gran impacto en la tasa de desempleo norteamericana, Arthur Laffer, asesor de Reagan y partidario de Trump, resumió muy bien el efecto que espera que tenga en la sociedad la medida “las preocupaciones se esfuman cuando tienes un buen trabajo”, quizá nuestros políticos deberían prestar más atención a las señales que vienen del resto de economías mundiales, más cuando Madrid aspiraba a sustituir a Londres como capital financiera europea tras el Brexit, pero parece ser que será un tren más que dejaran pasar nuestros dirigentes, una oportunidad más de crear empleo, que desechamos en un país con una tasa de paro superior al 20%.
Los políticos españoles parecen empeñados en crear infiernos tributarios para así, poder seguir disfrutando ellos, de sus paraísos fiscales en Panamá, Delaware o Las Caimán, privando a los ciudadanos de unas ventajas que sí desean para sus ahorros e inversiones.

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domingo, 27 de noviembre de 2016

El largo camino al crecimiento de la India, por Mises Hispano.

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En décadas recientes, India se ha convertido en protagonista de la política global, representando a un poderoso bloque de economías emergentes que se caracterizan por altas tasas de crecimiento y una reserva ilimitada de capital humano. Desempeña un papel crucial a la hora de influir en los mercados internacionales, ya que sus fronteras abarcan no solo algunas de las mentes más brillantes en una amplia variedad de  especialidades, sino también un mercado cada vez menos restringido que da la bienvenida la innovación y celebra la novedad. Sin embargo, esta transformación histórica vino como reacción a siglos de explotación colonial, seguidos por un grave estancamiento en las décadas posteriores a la independencia. Al final del siglo XX, la economía India adoptó la reforma indispensable y casi inevitable que llevó a un mayor desarrollo económico.

Antes de esta reforma económica, el país sufrió un creciente desempleo, una aguda inflación y un estancamiento de las actividades económicas. El gobierno seguía un sistema de planes quinquenales que dictaban el flujo de fondos a sectores individuales. La mayoría del gasto público se desviaba al sector agrícola, ya que este constituía la mayoría de las exportaciones de la nación. La inflación llegaba a los dobles dígitos y afectaba gravemente a los sectores más pobres de la sociedad. La tasa de crecimiento anual del PIB era lamentable, mientras que las exportaciones e importaciones constituían una porción mínima del PIB general.

La nueva política industrial, 1991

En 1991, el ministro de finanzas,  Dr. Manmohan Singh, propuso una política innovadora que redefinió la naturaleza de las finanzas públicas en la India. La política “LPG” se basaba en tres pilares: liberalización, privatización y globalización. El objetivo de la política era abrir la economía india al mercado exterior para estimular la inversión y el crecimiento. Bajo esta política, el gobierno redujo el número de industrias reservadas al sector público de diecisiete a solo tres. Durante los años anteriores a la reforma se siguió un sistema de “licencia raj” (traducido como “gobierno de la licencia”) que comprendía un mecanismo complejo de regulaciones que había que seguir para hacer negocios en el país. Sin embargo, después de 1991, el sistema de “licencia raj” fue remplazado por desregulación, lo que hizo más fácil a las empresas extranjeras hacer negocios en India. Se redujeron los tipos arancelarios para estimular el comercio global y se permitió la inversión extranjera directa en diversos sectores, incluyendo banca, seguros, venta al por menor y muchos más.

El siguiente gráfico muestra los cambios en la economía india como consecuencia de la “Nueva Política Económica” de 1991. Puede verse que en el periodo después de 1991, la tasa de crecimiento del PIB mostró una tendencia al alza, mientras que la inflación se redujo constantemente. La porción de las exportaciones en el PIB también mejoró, mientras que la inversión directa extranjera aumentaba gradualmente.

Fuente: Indicadores de desarrollo del Banco Mundial, Banco Mundial.

Reformas del mercado laboral y movilidad de capital

El gobierno dio pasos activos para reestructurar el mercado laboral y mejorar la movilidad del capital para crear un clima propicio para la inversión. El mercado laboral puede dividirse en dos segmentos sobre la base de de la institucionalización: el sector formal y el sector informal. En la India, aproximadamente el 90% del empleo está en el sector informal y este sector contribuye en más del 50% al PIB. Las organizaciones prefieren mantenerse en el sector informal debido al alto coste de formalización. El proceso de institucionalización incluye una serie de costes del cumplimiento y regulaciones procedimentales. Además de esto, las estrictas regulaciones del mercado laboral desincentivan a los inversores extranjeros, ya que aumentan el coste de la mano de obra. Para erradicar este problema, el gobierno presentó una serie de reformas del mercado laboral que empezaban con la desregulación para aumentar la facilidad de hacer negocios dentro del país.

La movilidad de capital se refiere a flujo de capital a través de las fronteras. Con una convertibilidad perfecta de la cuenta de capital, puede lograrse una integración financiera junto a una reducción en el coste de adquisición de capital. La cuenta de capital india se hizo más flexible al rebajar las restricciones de flujos de entrada y salida de capital. Actualmente, la rupia es parcialmente convertirse en la cuenta de capital, pero el banco central confía en lograr una movilidad perfecta en un futuro cercano. El crecimiento constante del indicador SENSEX atestigua que la India se ha convertido en más receptiva a intercambios en los mercados de capitales con el resto del mundo en forma de inversiones institucionales y directas.

Fuente: Indicadores SENSEX, Bolsa de Bombay.

El impacto de las reformas económicas

El impacto de las reformas económicas fue equivalente a un terremoto, ya que abarcó todos los sectores de la economía. La India pronto se convirtió en un mercado líder para multitud de productos extranjeros en forma de productos de consumo e inversiones que iban de la venta al por menor a la tecnología de información. Se introdujeron cadenas extranjeras en el sector de los medios de comunicación, que estaba reservado originalmente para el gobierno. El sector de las telecomunicaciones se expandió, lo que generó un mayor acceso a la tecnología de las comunicaciones. La disponibilidad de mano de obra barata llevó a numerosas empresas extranjeras a externalizar trabajos en el mercado indio, lo que potenció consecuentemente las tasas de empleo nacional. Se permitió a las grandes multinacionales establecer filiales en la India, que inundaron el mercado con una variedad de bienes de consumo de calidad a precios competitivos.

La entrada de inversiones extranjeras generó un crecimiento del consumismo en la India, ya que los beneficiarios últimos de dichas medidas de liberalización fueron los residentes nacionales del país. Ahora podemos obtener los beneficios de productos de calidad a precios baratos y servir como mercado primario para marcas extranjeras en diversos sectores, como ventas por menor, automóviles y proveedores de servicio. La economía abierta abrió la vía a la introducción de grandes empresas extranjeras que facilitaron métodos de producción más baratos, tecnologías más eficientes y, lo que es más importante, dotaron al consumidor del privilegio de “elegir”. Los productores nacionales se vieron obligados a competir con estos estándares superiores y recibieron consecuentemente un mayor impulso para innovar y adaptarse al entorno empresarial cambiante. A través de la integración del mercado nacional con el mercado global, tanto productores como consumidores se beneficiaron de un mayor acceso a la tecnología y la conectividad, así como de precios más baratos, además de otros beneficios como mayor empleo y niveles de vida más altos.

Aunque se habla cada vez más de limitar el libre comercio en el mundo desarrollado, la India sirve como ejemplo sorprendente de un mercado emergente que ha superado las cadenas del proteccionismo y se encamina a convertirse en una poderosa economía global.


El artículo original se encuentra aquí.

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La burocracia es ahora más poderosa que el Congreso, por Mises Hispano.

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¿Quién crea las leyes federales? Los libros de educación cívica dicen que es el Congreso, pero la respuesta real hoy puede ser el poder ejecutivo. Este mismo año, James Gattuso y Diane Katz informaron de que solo las 229 regulaciones más importantes aprobadas desde 2009 añadieron más de 100.000 millones de dólares en costes anuales (de acuerdo con las agencias regulatorias), correspondiendo 22.000 millones a 2015. Con estimaciones del costo regulatorio total excediendo ahora mismo los ingresos del impuesto de la renta en más de dos billones de dólares anuales, las regulaciones fueron mucho más onerosas para muchos estadounidenses que la legislación.

Por desgracia, desapareció de este proceso la responsabilidad ante los ciudadanos. En respuesta, algunos miembros del Congreso han apoyado la “Ley de regulaciones del ejecutivo que necesitan escrutinio” (REINS, por sus siglas en inglés), que obligaría al Congreso a aprobar las regulaciones importantes antes de poder aplicarlas.

¿Por qué es necesario esto cuando la constitución de EEUU asigna específicamente todos los poderes legislativos al Congreso? Porque el Congreso ha abdicado continuamente de su responsabilidad de crear leyes, delegando su poder a través de leyes y órdenes vagas a las instituciones del ejecutivo, que imponen y aplican así las regulaciones reales que obligan legalmente a los estadounidenses.

La ley REINS, al hacer que las regulaciones importantes solo tengan efecto si son aprobadas por el Congreso, acabaría con la delegación efectiva del poder legislativo en los burócratas regulatorios y restauraría parte de la erosionada separación de poderes de la Constitución. Ofrecería alguna responsabilidad política real, al devolvernos a la comprensión inicial de los estadounidenses de los poderes legislativos, destrozados en U.S. v. Grimand (1911) y posteriores sentencias de los tribunales.

Antes de Grimand, el Congreso ya había empezado a dar poder a las agencias administrativas para formular normas concretas para implantar objetivos de política general de aquel. Pero en Grimand el Tribunal Supremo daba a esas disposiciones administrativas toda la fuerza de la ley, creciendo vertiginosamente la delegación desde entonces.

El resultado ha sido un poder siempre creciente para los burócratas federales, aplicado a través de montones de reglas, imponiendo grandes costes masivos a los estadounidenses. Pero los burócratas no necesitan explicar claramente sus políticas ni sus consecuencias para el público, ni mucho menos someterse a la aprobación del votante. Y siempre que un escándalo revela algún abuso o fracaso regulatorio, los políticos esconden su responsabilidad culpando a los burócratas en los que delegaron el poder y a los que no supervisaron adecuadamente.

Hay otra razón muy práctica para frenar nuestra actual caja de Pandora de la delegación del Congreso. El hecho de que los legisladores deban dejar vagos los detalles de la política (para que otros los completen posteriormente) ilustra cómo los miembros del Congreso no conocen lo suficiente los problemas que supuestamente están tratando.

Tratar adecuadamente un problema social requiere un conocimiento detallado del problema y los detalles de cómo se “arreglará”. Pero los legisladores que se hubieran ocupado realmente de dichos detalles lo proclamarían a cada oportunidad para asegurarse de obtener el mérito. Así que cuando delegan detalles políticos en burócratas de las agencias, revelan que no conocen los detalles de una solución viable.

A pesar de la ineficacia de una delegación legislativa que designa vagamente la responsabilidad de las instituciones del ejecutivo, esta prevalece porque da la apariencia de una solución legislativa sin obligar a los legisladores a tener realmente una solución. Dado el precario conocimiento de los votantes de los problemas sociales, políticas y posibilidades, esa dramatización puede funcionar para los políticos casi tan bien (sido mejor) que las soluciones reales. También proporciona a los políticos cabezas de turco inmediatas siempre que la política se caliente, permitiéndoles absolverse de una responsabilidad real.

Los estadounidenses escuchan constantemente los compromisos verbales de los funcionarios con la responsabilidad. Pero es más un lema que una realidad. Reinstaurar un requisito de que el Congreso apruebe todas las leyes, que, si somos sinceros, equivalen a las principales normas regulatorias, restauraría algún significado a esas palabras. Obligaría a los cargos electos a responder por los excesos y fracasos de las instituciones, en lugar de dejarles culpar a los burócratas por su propia falta de soluciones reales. Y dar mayor responsabilidad tanto a las instituciones del ejecutivo como a un Congreso controlado por los republicanos sería una manera excelente de que el presidente electo demostrara su compromiso de “secar el pantano” de los abusos y abusadores federales.


El artículo original se encuentra aquí.

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Miedo en Cuba por Carlos Rodríguez Brown.

Los comunistas, en Cuba y en todas partes, tienen miedo al mercado libre: porque temen la libertad del pueblo.

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Salario directo, indirecto y diferido, por el maestro impresor E.Garzón.

Atención, aquí vas a leer un nuevo desparrame mental de Eduardo Garzón. Vigile sus pasos.

En este breve vídeo explico de forma sencilla en qué consisten el salario directo, el indirecto y el diferido, y cómo cuando nos recortan en educación, sanidad o pensiones están también recortando nuestro salario y precarizando nuestras vidas

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Revista austrolibertaria de prensa: 27-XI-2016, por Mises Hispano.

  • Armando Ribas cita a Hayek en La Prensa.
  • Jorge Vilches, en el obituario de Fidel Castro, menciona Carlos Rangel en Vozpópuli.
  • Hayek y Bruno Leoni “neoliberales” en el artículo de Alejandro Zegada en El País.

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sábado, 26 de noviembre de 2016

Žižek tiene razón: el neoliberalismo es un mito, por Mises Hispano.

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trade-globalization1El pensador de izquierda más importante de Europa, Slavoj Žižek, en una entrevista en octubre de 2015, ha dado una opinión muy exacta de lo que los libertarios y economistas austríacos pensamos de la economía actual.

El “neoliberalismo”, dice Žižek, es un mito, muy al contrario de la postura discursiva dominante en todas las aulas latinoamericanas:

Vivimos en la era de la ideología. El neoliberalismo es un mito. El papel de los aparatos de estado, de la intervención estatal en la economía, es cada vez más importante. Vi hace poco un reportaje sobre Mali, en el África central. Producen un algodón excelente y el precio es, por supuesto, muy bajo. Pero no pueden abrirse paso… ¿Por qué? Pues porque Estados Unidos, al subvencionar a sus propios productores para que produzcan algodón, gasta más en ayudas a sus granjeros que todo el presupuesto estatal de Mali. (cursivas añadidas).

Leí hace mucho una entrevista fantástica que la CNN le hizo al Ministro de finanzas de Mali, quien decía: “por favor, nosotros no necesitamos ninguna ayuda socialista. Den una oportunidad al mercado. No financien injustamente a sus productores, y Mali se salvará, económicamente hablando.” Y fue increíble cómo contestó a estas declaraciones la embajadora de Estados Unidos en el país africano. Dijo: “No es tan simple como esto, en Mali hay corrupción, bla, bla, bla”. Sandeces. Esta es la realidad, la esencia del capitalismo global. Todo el mundo se salta las normas.

Lo que fácilmente se puede abstraer de las palabras de Žižek es que si se sostiene que el “Neo-liberalismo” es privatizar, libre paso de recursos materiales y humanos, en suma, libre comercio y competencia, entonces, el “neo-liberalismo es un mito”, mito que la izquierda de forma tramposa viene propagando desde las universidades a los debates políticos criticando un hombre de paja de supuesto capitalismo laissez faire que no existe, en otras palabras si vivimos en una economía intervenida, mixta, con mitad libertad y mitad controles esto no puede ser acusado de neo-liberalismo, suponiendo que el significado de tal ambigüedad sea capitalismo laissez faire.

El término “neo-liberalismo” es ideología, y en este sentido tiene una connotación únicamente de utilidad retórica ya que ningún liberal clásico, libertario o economista austríaco se autodenomina neoliberal, ciertamente, está palabra sólo es usada por los enemigos del liberalismo económico, a tal punto, que lo que se sabe es que el neoliberalismo fracasó, más no, que es. Dicho esto, dejando de lado otros posibles usos u orígenes del término, me voy a centrar en analizar el término tal como es descrito mentalmente por todos hoy en día.

Para empezar, el neoliberalismo ha sido identificado con el “Nuevo orden económico mundial”, hablamos aquí de dichosos acuerdos bilaterales, multilaterales y organizaciones supranacionales;  los TLC, el FMI, el BM, la OMC, la ONU, UE, etc. A luz de los hechos, estos organismos políticos internacionales dicen promover la cooperación entre países para ayuda financiera, asesoría política, económica, reducir la pobreza, la contaminación, garantizar el libre comercio entre otros propósitos.

¿Es neoliberalismo (libre comercio) el encuentro del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe? Donde insistía; “Japón tiene mucho de lo que Colombia necesita y nosotros tenemos mucho de lo que Japón necesita ¡Enorme potencial comercial!”, ¿Es neoliberalismo el tratado comercial  de Canadá con la Unión Europea que tiene 1598 páginas? ¿Se necesitan tratados de libre comercio y organizaciones internacionales para que Juan de Colombia pueda venderle un producto a Pedro en Venezuela?

La verdad sobre los años de reuniones, largas negociaciones y miles de páginas de “libre comercio” es que no son de libre comercio, por tanto, todo el discurso anticapitalista, anti-libre mercado latinoamericano, ha sido una crítica no al capitalismo Laissez Faire sino al Capitalismo de Estado, en otras palabras, una crítica a la economía intervenida, al mercantilismo y el proteccionismo económicos.

De esta manera, su crítica al supuesto libre mercado se dirige hacia dos focos de acción, el primero, el proteccionismo y nacionalismo económico, y el segundo una renegociación de estos tratados para favorecer a más grupos empresariales privilegiados por los políticos, en otras palabras, impedir el comercio o regularlo más.

Sin embargo nunca surge una tercera alternativa, la alternativa del liberalismo político y económico francés, Laissez faire, laissez passer (Dejad haced, dejad pasad). Durante las recientes elecciones en EE.UU teníamos un Trump que abogaba por el nacionalismo económico y una Hilary por más intervencionismo globalista, renegociando estos TLC, para hacerlos más “justos” ¿para los intereses de quiénes? Esto demuestra cómo el panorama general del mundo es una ferviente oposición al capitalismo de libre mercado, no obstante, el libre comercio no necesita de tratados de libre comercio.

Al respecto de los tratados de libre comercio, uno de los economistas más leídos en el mundo, Murray Rothbard decía:

[…] la etiqueta “Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio” (NAFTA, por sus siglas en inglés) se supone que reclama un consentimiento incuestionable. “¿Pero cómo puedes estar en contra del libre comercio?” Es muy fácil. La gente que nos ha traído el NAFTA y tratan de calificarlo como “libre comercio” son la misma gente que llama “inversión” al gasto público, “contribuciones” a los impuestos y “reducción del déficit” a aumentar los impuestos. No olvidemos que los comunistas también solían llamar “libertad” a su sistema.

[…] el verdadero libre comercio no requiere un tratado… Si los dirigentes quisieran realmente libre comercio, todo lo que tienen que hacer es abolir nuestros numerosos aranceles, cuotas de importación, leyes anti-“dumping” y otras restricciones al comercio impuestas por Estados Unidos. No hace falta ninguna política exterior ni maniobras en el exterior.

Dejando de lado las políticas impuestas de organizaciones financieras como el FMI, el Banco Mundial, BRICS, entre otras, que además de ello aumentan el riesgo moral de las actuaciones fiscales de los países adheridos ya que sirven como prestamistas en última instancia y se financian mediante impuestos de los mismos, lo que ocurre con los acuerdos de libre comercio es que se negocian desde el punto de vista de los políticos al mando y los grupos de interés (lobbies) o buscadores de rentas que han puesto recursos y votos en sus campañas, para hacerlo más simple, el Senador Jorge Robledo del partido de izquierda Polo Democrático Alternativo (PDA), se opone a los TLC, pero no porque los quiera abolir sino renegociarlos para favorecer en este caso a la industria del Agro, lo que significa poner los interés de un fuerte grupo de presión (mercantilismo) por encima del bienestar de todos los individuos.

La defensa de los mercados libres no mira los intereses nacionales o internacionales, no le importa favorecer a la élite política y empresarial local o internacional que detenta el poder, le importan los derechos de propiedad y la libertad derivada de estos para que cada persona comercie de forma libre con quien desee.

Resulta entonces que lo que critican como neoliberalismo es una mezcla de intervención pública y laissez faire limitado, no es verdadero capitalismo (propiedad privada y laissez faire), todo el sector financiero, los TLC, el consenso de Washington, los acuerdos Stand-by (ASB) etc, no representan más que una economía semi-libre dirigida por burócratas y la banca central global, así que las buenas críticas que han venido desde la izquierda y la derecha al Capitalismo en realidad lo han sido al intervencionismo, que de hecho, es lo que terminan proponiendo como alternativa, por lo cual, cuando te digan que el capitalismo ha fracasado, enseguida sabrás que lo que fracasó fue el intervencionismo y el mercantilismo ¿y si el problema fue causa de todas estas regulaciones e intereses de políticos y de sus compinches empresarios, por qué pensar que más regulación y controles pueden solucionar las cosas?

¡Es hora del libre comercio, no más tratados de libre comercio!


(Publicado el 25 de noviembre de 2016 en el PanAmPost), el artículo original se encuentra aquí.

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Revista austrolibertaria de prensa: 26-XI-2016, por Mises Hispano.

  • Miguel Navascués discrepa de algunos aspectos del pensamiento hayekiano en inBestia.
  • Edgar C. Otálvora menciona a Mises y Hayek en RunRun.
  • Carolina Prieto Damm entrevista a Agustín Laje en El Demócrata y este menciona a Mises.
  • Hayek “neoliberal” en el artículo de Jorge Rendón Vasquez en La Mula.
  • Rafael Rojas cita a Schumpeter en La Razón.
  • Alejandro Ruiz París menciona a John Bright en Política Ahora.

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viernes, 25 de noviembre de 2016

Amity Shlaes: El hombre olvidado, por Mises Hispano.

3680

3680[The Forgotten Man • Amity Shlaes • Harper Collins, Nueva York, 2007 • 512 páginas]

El libro empieza con un ahorcamiento, un niño de 13 años llevado a la desesperación del suicidio por todo lo que veía a su alrededor. No hay mejor manera de empezar a narrar una tragedia nacional. Igual que el ahorcamiento, la catástrofe de la Gran Depresión estadounidense era igualmente completamente evitable.

Porque la Gran Depresión también fue obra humana, como explica Amity Shlaes en su libro soberbiamente investigado y obras del trabajo de media década, The Forgotten Man [El hombre olvidado]. El título del libro no se refiere al famoso uso de la expresión por FDR para referirse al “pequeño” del que prometía cuidar, sino al uso raramente recordado del término por William Graham Sumner en su discurso de 1883, “El hombre olvidado”. Sumner usaba el término para referirse al primo que tenía que pagar por todas las promesas que ingeniaban hombres como FDR.

Publicado en 2007, el libro llegó ser superventas y por buenas razones. Rivalizando con Murray Rothbard en sus portentosas ganas de recoger datos de investigación, Shlaes se sumerge en su estudio y eso renta. Apareciendo en 383 páginas evidentemente legibles, el libro rebosa tanto de los hechos de gran importancia como de los pequeños y agradables chismes que ponen a la gente y tiempo en que escriben bajo una clara perspectiva.

El historiador G.M. Young resumió una vez su metodología de investigación como “leer hasta que les oigas hablar”. La obra de Shlaes es el mejor ejemplo de esa postura que yo haya encontrado hasta ahora. Desentierra las palabras reales de sus personajes con el fin de darles vida a todos. No es demasiado halagüeño para la mayoría.

Algunos resultan ser hombres decentes, el magnate de los servicios Sam Insull “estableció precios que eran aceptables para el pequeño consumidor” (p. 22). El Secretario del Tesoro Andrew Mellon personificaba “el ahorro que destacaba la acumulación de capital” (p. 25). Y los hermanos Schechter de Brooklin, una inocente familia de carniceros judíos, fueron seleccionados arbitrariamente por FDR para su destrucción extralegal. Pero la mayoría de la gente que describe está lejos de ser decente.

Este libro trae luz a los rincones oscuros y los Estados Unidos de la década de 1930 tenían un montón. Shlaes cita el resumen de ese tiempo del poeta W.H. Auden como “un baja década deshonesta” (p. 363). Fue así sólo a causa de la gente que se hizo famosa durante ésta.

Desde el odioso Louis Howe, mano derecha de Roosevelt, al vil Robert Jackson, perro de presa político de FDR en la Oficina de Ingresos Internos, a los burócratas e inspectores que colgó FDR como piedras de molino en los cuellos de las masas trabajadoras, la administración Roosevelt dejó su sello.

Shlaes pretende que el lector llegue a sentir que “este libro es la historia del (…) progresismo en las décadas de 1920 y 1930, cuyas buenas intenciones inspiraron al país” e incluso aún más la historia del “estadounidense en quien no se pensó” (p. 13). Yo no veo así su libro.

Debido a la masiva influencia y gran carisma de FDR, todos los demás retratados en este libro son satélites, diminutos y respetuosos, orbitando el sol gigante que era el presidente. Paul Conkin escribió una vez: “El New Deal fue una empresa extremadamente personal (…) unificada sólo por la personalidad de Franklin D. Roosevelt”. Todolibro acerca del New Deal debe, por ende, referirse en todo a Franklin.

Así que para mí, aunque The Forgotten Man ocupa un lugar en las críticas como un estudio económico de la Gran Depresión (lo que es en buena medida) más que cualquier otra cosa es un estudio del carácter de un hombre que sobre todos definió y dio forma al New Deal: Franklin Delano Roosevelt. Y el libro se lee como una acusación a éste en 383 páginas.

Amity Shlaes pone incansablemente las cartas boca arriba según llegan del mazo y presenta todas las evidencias desapasionadamente sin gritos ni lamentos de alarma. Dejando que los hechos hablen silenciosamente por sí mismos, el libro se expresa a un volumen ensordecedor.

Algunos de esos hechos le harán hervir la sangre de indignación, otros no le darán más que una sentimiento de deprimente familiaridad. Pero siempre, de principio a fin, The Forgotten Man hace mucho por crear admiración por la honradez de Shlaes como historiadora.

1.   FDR

Con la posible excepción de la banda de Chicago de Al Capone, los Estados Unidos de la década de 1930 no vieron una mayor pila de bucaneros atracadores y ladrones que aquéllos con los que se rodeó el propio FDR. En uno de los temas centrales del libro, Amity Shlaes les condena por introducir “incertidumbre en el régimen” en la economía, agravando la Gran depresión. Tengan en cuenta que “incertidumbre en el régimen” no es sino un eufemismo para “completa ilegalidad”.

Esta “incertidumbre en el régimen” fue un resultado directo de los fundamentos ideológicos de FDR y su Brain Trust. En uno de los capítulos más devastadores del libro (“The Junket”), Shlaes da una breve historia intelectual de esos hombres y sus ideas. Basta con decir que durante las décadas de 1920 y 1930, los charlatanes en los cócteles de la Ivy League (y alrededor de la mesa de FDR) estaban decididamente entusiasmados con José Stalin y Benito Mussolini.

Uno de los hombres que describe Shlaes es Rex Tugwell, un futuro miembro importante del Brain Trust de Roosevelt. Estando en la Rusia de Stalin, Tugwell miraba a su alrededor con abierta admiración. “Supe desde entonces cómo los dictaores con terminación llegan a dirigir a un pueblo” (p. 73). Su admiración por el poder en bruto era la habitual entre FDR y sus compinches. El propio Roosevelt declaró durante su campaña de 1936: “estamos diseñando un instrumento de un poder no imaginado” (p. 299).

A lo largo del libro, Shlaes demuestra que FDR consideraba a la ley no como algo a ser respetado y observado, sino como algo a ser manipulado cínicamente o ignorado a placer. En sus manos, la ley se convertía en un arma a usar contra sus enemigos y otros objetivos arbitrariamente elegidos. Sólo durante su primer año de mandato “se crearon 10.000 páginas de leyes” (p. 202) y un ejército de burócratas y policías para aplicarlas.

Estados Unidos en la Gran Depresión se convirtió en un atierra cubierta de innumerables leyes al tiempo que se deslizaba hacia la falta de legalidad de la NRA (National Recovery Administration). La NRA era la mascota legislativa favorita de FDR. En ella ponía en marcha su admiración por el modelo fascista de Mussolini. Shlaes  apunta acertadamente que las intervenciones económicas de FDR estuvieron “a menudo inspiradas por modelos extranjeros socialistas o fascistas”.

En 1940, Estados Unidos había aprendido de FDR y amigos que “la imprevisibilidad era lo único de los podías estar seguro” (p. 374). Mientras que FDR anunciaba repetidamente que “estamos poniendo orden en el caos” (p. 208), Shlaes demuestra inequívocamente que su actitud displicente hacia el estado de derecho estaba haciendo precisamente lo contrario. ¿Cómo podía recuperarse la economía cuando el propio fiscal general de FDR iba a un tribunal y se quejaba de “la supuesta santidad e inviolabilidad de las obligaciones contractuales”? (p. 233).

Shlaes destaca mejor la falta de respeto a la ley de la administración Roosevelt en su explicación del ataque inhumano y cruel lanzado por FDR contra los hermanos Schechter. Los Schechter eran una trabajadora familia judía de Brooklin, con cierto éxito como comerciantes de aves, que eran píos en su fe, amables con sus clientes, honrados en sus tratos y se preocupaban sólo de sus propios asuntos.

Los Schechter eran todo lo que no eran los new dealers e iban a ser perseguidos por razones políticas. Walter Rice, fiscal especial de FDR, “les estaba apuntando” (p. 219). Un miembro del círculo de FDR admitió más tarde ante un tribunal que todo estaba previamente planeado, incluso diciendo sus superiores que “vamos a obtener una acusación e imputar a los hermanos Schechter y serán un ejemplo” (p. 204).

La acusación contra ellos era “vaga y farragosa” (p. 219). Los hermanos fueron acusados, entre otros delitos, de “competir demasiado fuerte” (p. 221). En un juicio kafkiano en el que el juez se puso claramente del lado del fiscal federal “tanto Rice como el juez buscaron usar la clase social de los Schechter contra ellos” (p. 223).

Pero a pesar de todo el dinero y el poder que FDR y sus amigos de club de sangre azul desplegaron contra los trabajadores Schechter, el “pequeño” luchó hasta el Tribunal Supremo. Y el Tribunal Supremo dio la razón última a los trabajadores, no sólo liberando a los Schechter de las acusaciones, sino asimismo abatiendo a la NRA.

Una vez que el Tribunal Supremo dictó sentencia, “unos 500 casos contra gente a la que se acusaba de quebrantar normas de la NRA se sobreseyeron” (p. 244). Y en esos 500 es done yo perdí cualquier traza de respeto que podía haber tenido aún por FDR. El hecho de que tuviera un arrebato cuando fue abatida la NRA prueba que no fue un error y que las acusaciones no fueron llevadas por un subordinado excesivamente celoso que se les escapó de las manos.

A FDR le gustaba estar en medio de sus juicios mediáticos. El libro relata cómo FDR refrenaba o espoleaba a sus fiscales, dirigiéndose contra los enemigos escogidos, dejando en paz a sus amigos (p. 344).

Nuestro Fundadores escribieron la Constitución precisamente teniendo en mente a alguien como FDR, pero olvidemos por un momento la inconstitucionalidad y el incumplimiento legal de todo esto. Concentrémonos en los “criminales” de FDR: el pobre sastre Jack Magid, enviado a prisión por el delito de planchar una chaqueta por un precio que FDR no aprobaba; los ancianos pensionistas condenados a la pobreza por las acciones deliberadas de FDR contra las empresas en que estaban invertidos sus ahorros de jubilación y todas esas familias populares que sufrieron con ellos.

Concentrémonos por un momento en el hecho de que había “enfado porque el precio (de la carne) fuera tan alto” (p. 221) debido a la política deliberada de FDR de pagar a los granjeros por destruircomida en tiempos de hambre. Advirtamos cómo “era válido el argumento” de que “la NRA ayudaba a las grandes empresas a costa de las más pequeñas” (p. 227). Y riámonos con la maravilla de las maravillas, de que este hombre siga siendo considerado como un “amigo del pueblo”.

H.L. Mencken observó una vez que lo más grande de la democracia es que el pueblo obtiene lo que merece, lo bueno y lo malo. Shlaes nunca deja que el lector pierda de vista el hecho de mientras FDR daba paso a la destrucción final de la república, los votantes estadounidenses, por la razón que sea, querían a FDR, amaban el New Deal, y siguen haciéndolo hoy día.

Como cualquier político de éxito, FDR tenía un fino olfato para los prejuicios de los votantes; condenar en los tribunales o en la prensa a los enemigos que él mismo escogía se convirtió en parte de un espectáculo. “La rutina de atacar a los enemigos de clase en nombre de la reforma se convertiría en el marchamo de Roosevelt” (p. 133).

Para las almas desafortunadas atrapadas en la maquinaria, no importaba si eran culpables o inocentes, como cuando Henry Morgenthau, Jr. (Secretario del Tesoro de FDR) dijo: “Considero que no se está juzgando a Mr. Mellon, sino a la democracia y a los ricos privilegiados y quiero ver quién gana” (p. 196).

El ataque de FDR a los adinerados se apoyaba en la envidia. Fue un caso clásico de “divide y vencerás” y los votantes estadounidenses adoraban el espectáculo de hombres antes ricos humillados en los tribunales por delitos en su mayoría creados para éste. Ningún linchamiento público se ha producido sin una masa y así “hubo un nuevo sentimiento nacional (…) de que había llegado el momento de atacar a algo de la riqueza” (p. 124), FDR acató encantado los deseos de la masa.

FDR da la impresión de un hombre afectado por un ansia infinita de poder. Era un consumado político afortunado por ser “un gran locutor de radio nacido en la era de la radio” (p. 129). Y tenía un carácter moral y un sentido del honor que harían ruborizarse a un proxeneta. Nunca hemos caído tan bajo antes o después. Incluso un émulo tan desesperado de Roosevelt como Obama es Thomas Jefferson en comparación con este hombre.

Y, como todos los sistemas de gobierno socialistas, todo empezó rápidamente a endurecerse hasta una inflexibilidad inamovible. Shlaes nos dice “los fracasos económicos de los new dealers jugaban a su favor político” (p. 267)- El aumento masivo del gobierno federal permitió a FDR construirse una formidable maquinaria política, tan bien engrasada con favores, sobornos y dádivas que “millones de votantes [estaban] obligados con él” (p. 375), haciendo imposible una derrota electoral.

Como argumenta convincentemente  Shlaes, la Gran depresión no acabó a causa del New Deal. Muy al contrario, “el New Deal estaba haciendo que el país renunciara la prosperidad, si no a la recuperación (p. 263). FDR y su New Deal se convirtieron en vampiros, viendo eufóricos una Gran Depresión que sus políticas estaban alimentando y manteniendo viva.

Así que la respuesta habitual a la pregunta hoy popular que a todos nos gusta considerar ¿Qué acabó con la Gran Depresión? No implica entender “incertidumbres en el régimen”, economía o siquiera a Ludwig von Mises. La respuesta triste y sencilla es que la Gran Depresión acabó cuando el corazón de Franklin Delano Roosevelt dejó de latir.

2.   K.O.

La lección principal que extraje de leer The Forgotten Man está encarnada en otro discurso de William Graham Sumner, “Republican Government”, de 1877, seis años antes de su “El hombre olvidado”. Los presagios desesperados del Dr. Sumner sobre las posibilidades de supervivencia de la república estadounidense acaban con una nota que comprende perfectamente la devastadora tragedia que fue FDR.

Hablando en el McCormick Hall de Chicago, advertía que “la república constitucional, sin embargo no requiere hombres que jueguen a ser héroes; sólo les pide que hagan [su] trabajo bajo las leyes y la constitución, en cualquier puesto en que se les ubique, y nada más”.

Si alguien de la década de 1930 es el “hombre olvidado”, es indudablemente FDR. La historia le ha reducido a un recorte amable y mítico. Después una intervención pública particularmente grosera, FDR alardeaba ante sus chicos: “Les reté a que me pegaran ¡y nadie lo hizo!” Setenta y cinco años después. Amity Shlaes le envía a la lona al recordarnos a todos qué tipo de hombre fue realmente FDR.

Amity Shlaes ha vuelto a la vida a FDR con colores vivos y prácticamente no encuentro nada a admirar en sus palabras o acciones. Eleanor se merecía algo mejor. Todos nos merecíamos algo mejor.

Por reconocer lo que hay que reconocer, en lo que refiere a la política, FDR fue indudablemente un genio, pero también lo fueron sus contemporáneos Stalin y Mussolini, así que tal vez no sirva gran cosa como referencia de carácter. En lo que ser refiere a la economía, era un estúpido fumado e indudablemente causó mucha miseria. Pero lo peor de todo fue su falta de respeto a la ley.

Cuando se trataba de respetar la Constitución (la única cosa que un Presidente estadounidense deje jurar hacer) simplemente no le importaba. Ésa es la historia central de este libro y eso hace a The Forgotten Man uno de los retratos más radicales sobre la Gran Depresión desde Murray Rothbard.


(Publicado el 3 de septiembre  de 2009) Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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Prólogo de Democracy: The God that Failed (y 2), por Mises Hispano.

Revista austrolibertaria de prensa: 25-XI-2016, por Mises Hispano.

  • Carlos Granés menciona a Hayek en El Espectador.
  • Hayek “neoliberal” en InfoLibre, por Alfonso Salazar.
  • Un artículo “randiano” de Juan de Dios Andrade en e-Consulta.
  • Un artículo sobre Lord Acton de Joaquín Rodríguez Droguett en El Demócrata.
  • Manuel Guzmán Hennesey menciona a Hayek en El Tiempo.
  • Guillermo Rodríguez González empieza su artículo en Panampost con una cita de Bastiat.
  • Otro Hayek “neoliberal” en el artículo de Matías Escalera Cordero en Mundiario.
  • Nicolás Munilla entrevista en MDZ a José Manuel Cruz, que menciona a Schumpeter.

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Cómo FDR politizó el día de acción de gracias, por Mises Hispano.

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Llamadme anticuado, pero una cosa que siempre agradezco cada día de acción de gracias es la bendición de no tener a Franklin Delano Roosevelt en la Casa Blanca. Después de todo, de todos los sectores del movimiento progresista estadounidense, pocos tienen un historial de pecados similar al de FDR. El hombre habitualmente alabado en los salones universitarios fue culpable de los campos de internamiento japoneses, de robar el oro de los estadounidenses, de prolongar la Gran Depresión y de establecer múltiples agencias federales que continúan acosando hoy a la economía estadounidense. Pero tal vez uno de los ejemplos más absurdos del arrogancia presidencial de Roosevelt fue su intento en 1939 de trasladar el día de acción de gracias a una semana antes de su fecha tradicional del último jueves de noviembre.

La motivación del Presidente se habría ganado la aprobación de su amigo John Maynard Keynes. El país seguía sufriendo la Gran Depresión y algunos comerciantes importantes estaban preocupados porque, como la festividad caía en la fecha inusualmente tardía del 30 de noviembre, las ventas posteriores al día acción de gracias iban a sufrir. El cabildeo resultó eficaz, ya que FDR quedó convencido de que trasladar la fecha al 23 de noviembre ayudaría a impulsar el consumo y a la economía con él. El 31 de octubre, el presidente Roosevelt firmó la proclamación ejecutiva 2373, haciendo oficial del cambio.

El cambio encontró resistencia inmediata, solo amplificada por el anuncio tardío del traslado. Los republicanos compararon la decisión del presidente con “la omnipotencia de un Hitler”, mientras que los clubs de fútbol americano (que normalmente programaban partidos importantes para el día de acción de gracias) se enfadaron particularmente por al cambio repentino. Las encuestas encontraron que un total del 62% de los estadounidenses se oponía a las acciones del presidente. Los demócratas estaban a favor del traslado por 52% a 48%, mientras que los republicanos se oponían por 79% a 21%. Esta división partidista fues atirizada por el creador de los Looney Toons, Tex Avery, en su corto animado de 1940 Holiday Highlights , que listaba distintas fechas para el día acción de gracias para demócratas y republicanos.

Los gobiernos estatales también se implicaron. En una forma de anulación de tema festivo, 25 estados con gobernadores republicanos rechazaron reconocer lo que iba ser calificado burlonamente como “franksgiving”, manteniéndose en la fecha original del 30 de noviembre, mientras Texas optó por reconocer ambas.

A pesar de la respuesta contraria, FDR continuaría con su fecha anticipada de día acción de gracias hasta que su Departamento de Comercio descubrió en 1941 que, como la mayoría de sus intentos de estimular la economía, el franksgiving era un fracaso. Como informaba el New York Times, “un número record de periodistas” estaban presentes para oír al presidente admitir que “el Departamento de Comercio había descubierto que la expansión esperada de las ventas al por menor no se había producido”. Pero esto no significaba que el gobierno hubiera acabado de entrometerse con la festividad. En noviembre de 1941, el congreso trabajó conjuntamente con el presidente para llegar a un acuerdo bipartidista reconociendo oficialmente al día de acción de gracias como el cuarto jueves de noviembre.

Así que en este día acción de gracias no importa lo difícil que pueda ser evitar tener una discusión política con amigos y familia, agradezcamos que al menos la propia festividad ya no se ve afectada por el partidismo. Después de todo, las fiestas deberían ser siempre tiempo para disfrutar con los seres queridos, lejos de las maquinaciones de los tiranos públicos.


El artículo original se encuentra aquí.

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Tipo de cambio: arma de destrucción masiva, por Libertario.es

Después de tres artículos que escribimos desde UFM Market Trends con respecto al tipo de cambio (aquí, aquí yaquí), el debate parece más vivo que nunca. Sirva este artículo como continuación de los anteriores y como contestación a algunas críticas.

Lisardo inicia citando a Buchanan.

“Esto es lo que James Buchanan llama el supuesto de igualdad, es decir, el hecho de que no hay diferencia importante entre distintas actividades económicas.”

En realidad, el supuesto de igualdad de Buchanan se refiere al supuesto de considerar la conducta de un consumidor o productor representativo y extenderla al resto de agentes en la economía. En ningún momento Buchanan toca “las diferencias en las actividades económicas”, en el mejor de los casos serían diferencias en capacidad productiva por sujeto económico.

Me permito el lujo de rescatar una cita del mismo artículo de Buchanan (traducción propia):

“La función del científico social está limitada a la explicación y la predicción y no se extiende a la modificación de la organización social”.

Creo que esta cita es mucho más pertinente para el tema que estamos tratando.

 

El supuesto de igualdad

Asumamos que el supuesto de igualdad es el que comenta Lisardo.

Nadie está suponiendo que no hay diferencia importante entre distintas actividades económicas. Más bien lo contrario. Hay parcelas en las que los países tienen ventajas competitivas y éstas son precisamente las que deben ser explotadas. Desde esa base sólida se pueden dar los encadenamientos productivos y ganancias de productividad en el propio sector y en los adyacentes. El burócrata, economista o estadista sabe poco o nada de qué sectores son los mejores a explotar en la economía.

Las maquilas en Guatemala es un claro ejemplo de industria exportadora beneficiada (también con lobby de Agexport) que no ha generado grandes encadenamientos productivos y desde luego no ha conseguido sacar al país de la pobreza (a pesar de llevar 27 años con prebendas). Al final para lo único que ha servido es para beneficiar indiscriminadamente a un sector con exenciones de impuestos. Una vez instalada la dádiva, intentar igualar las reglas de juego para todos ha sido imposible (con amenazas del sector de abandonar Guatemala).

Algo parecido al ejemplo de las maquilas es lo que ocurriría con la depreciación del tipo de cambio, una vez que se inicia y se beneficia al sector exportador de forma indiscriminada, la petición volverá en el futuro (en concreto volverá en unos 4 años para el caso de Guatemala como se arguye más adelante).

 

¿En que se basa la teoría de los devaluacionistas?

La idea básica es aumentar competitividad del sector exportador vía disminución de salarios en términos de moneda extranjera. Es decir, el sector exportador tiene un “pie” en dólares y otro en quetzales. Cobra en dólares y paga en quetzales. Si los exportadores consiguieran hacer la suficiente presión a las instancias públicas para depreciar al quetzal, entonces significaría que de facto los sueldos que pagan disminuirían también. Nótese la doble moral de enarbolar la bandera de la creación de empleo y engañar a los trabajadores haciéndoles creer que ganan más.

Ahora bien, existe un tipo de cambio nominal (el que se pretende depreciar) y un tipo de cambio real (tipo de cambio nominal modificado por precios internos vs precios externos). Para que la teoría de los devaluacionistas funcione es necesario que una vez se deprecia el tipo de cambio la inflación no aparezca (ya que volvería a hacer caro pagar a la mano de obra y los insumos denominados en quetzales). O lo que es lo mismo, es necesario que el tipo de cambio real reaccione ante cambios en el tipo de cambio nominal (o engañar a tus trabajadores para que trabajen por los mismos quetzales con un poder adquisitivo menor).

 

¿Aplican los argumentos devaluacionistas para Guatemala?

Veamos el caso de Guatemala, ¿cómo cambia el tipo de cambio real ante cambios en el nominal? ¿realmente se gana competitividad con las caídas del valor del quetzal? La evidencia empírica para el caso guatemalteco apoya la teoría expresada en anteriores artículos. Y es que a corto plazo existe una ganancia de competitividad que sin embargo dura muy poco tiempo (3 años).

 

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de tipo de cambio nominal y real conseguidos en Bruegel.org. Los datos son coeficientes de correlación entre tipo de cambio real y tipo de cambio nominal y sus respectivos retardos. Los datos son anuales desde 1960 hasta 2015. Los datos de tipo de cambio nominal y real son contra 67 países. Al final del artículo se incluye una regresión para comprobar como con correlación múltiple los datos siguen avalando la teoría expuesta.

 

Los datos para Guatemala nos sugieren que efectivamente se gana competitividad en el corto plazo, pero que los aumentos de precios hacen que esa competitividad se pierda en 3 años. Peor aún, la espiral de inflación que ayuda a desatar la depreciación hace que a largo plazo se pierda competitividad vía mayor aumento de precios en el mercado interno que en el externo (vamos que la depreciación consigue justo el efecto contrario al pretendido).

Esta pérdida de competitividad a largo plazo es lo que termina provocando que los países se hagan “adictos” a las devaluaciones. Una modificación del tipo de cambio como piden los devaluacionistas conllevaría de nuevo presión para una nueva depreciación inducida en 4 o 5 años.

Si tomamos datos desde 1990 (para no tener en cuenta la década perdida de los años 80s y la inestabilidad macroeconómica que aconteció en esos años), tenemos que la evidencia empírica señala exactamente la misma relación (ganancia competitividad en el corto plazo por engaño a trabajadores y pérdida de competitividad a largo plazo).

 

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de tipo de cambio nominal y real conseguidos en Bruegel.org. Los datos son coeficientes de correlación entre tipo de cambio real y tipo de cambio nominal y sus respectivos retardos. Los datos son anuales desde 1990 hasta 2015. Los datos de tipo de cambio nominal y real son contra 172 países (cambio en cantidad de países incluidos se debe a la calidad de datos de la base de datos utilizada). Los coeficientes de la regresión son no significativos en este caso, sugiriendo que la relación podría ser inexistente, el tipo de cambio real no reacciona ante cabios en el nominal.

 

Luego en Guatemala efectivamente la teoría queda contrastada. La ganancia de competitividad por vía monetaria es siempre transitoria y termina creando un gap de inflación (precios internos crecen más rápido que los externos). La inflación termina por hacer de nuevo menos competitivo al país en los mercados internacionales y conlleva demandas de nuevas depreciaciones.

 

Devaluación; ni suficiente ni necesaria.

Volvamos a analizar la evidencia empírica proporcionada en el anterior artículo y cuestionada por los devaluacionistas. Cuando se analiza el caso de Taiwán, Corea y Alemania todos tienen un denominador común (más allá de que son los tres ejemplos explícitos expuestos por Lisardo); todos se desarrollaron de forma fuerte después de la segunda guerra mundial. Sin embargo, tanto Taiwán como Corea lo hacen con devaluaciones y Alemania no (en términos reales Alemania tiene reevaluación como se expuso en el anterior artículo). Por lo tanto, el elemento distintivo no está en la devaluación.

Para Taiwán el argumento no es si crece o no (nadie discute eso) sino si efectivamente hay inflación. Curiosamente Lisardo afirma que en mi propia gráfica no puede verse la inflación de Taiwán hasta 1973 cuando la crisis del petróleo llega. Hagamos zoom en la gráfica hasta el año 1973.

 

Fuente: Penn World Table 9.0. National Statistics Republic of China (Taiwan).

 

De acuerdo a los datos la inflación acumulada es de más de un 200% en Taiwán. En el mismo periodo en EEUU la inflación acumulada es de 73%. Luego efectivamente, la política de devaluación generó, con disciplina fiscal, inflación.

Lisardo comenta que el caso de Corea es más complicado. Se referirá a que la devaluación fue mucho más agresiva (el dólar pasa de valer 17 a 950 wones). Con devaluación más agresiva también la inflación es mucho mayor. Aquí el gráfico de inflación acumulada y tipo de cambio en Corea del Sur.

 

Fuente: Penn World Table 9.0. Inflation.eu

 

Algo curioso que desacredita los argumentos devaluacionistas y que apoya nuestra teoría es que efectivamente tanto Taiwán como Corea crecen con devaluación, pero lo hacen a un ritmo muy parecido a pesar de que la devaluación de Corea es mucho mayor. Ahora bien, la devaluación provoca una inflación mucho mayor en el país con mayor devaluación (Corea).

 

Fuente: Angus Madisson Project

 

El caso alemán es el que muestra que se puede crecer sin necesidad de devaluar.

Incluso Lisardo, sin querer, nos da la razón cuando afirma que efectivamente se produce una reevaluación real del marco (excepto contra EEUU) y es entonces cuando se da la explosión exportadora. Más tarde la inflación aparece en el país devaluador (el resto de Europa) y las exportaciones de Alemania siguen creciendo. Se podría incluso argumentar (y de hecho Lisardo así lo hace) que la reevaluación de Alemania es lo que causa el auge exportador. ¿Estaría dispuesto Lisardo a adoptar el modelo alemán para Guatemala?

La apreciación del marco contra la libra es de un 14% desde 1948 a 1950. De acuerdo al propio Lisardo los alemanes tardaron 5 años en recuperar la competitividad de su tipo de cambio (2% de diferencial de inflación), 7 años con nuestros datos.

Es decir, Alemania estaría en una situación que los devaluacionistas consideran sub-óptima para exportar, algo parecido a la Guatemala actual. Veamos que ocurre con las exportaciones alemanas en ese tiempo.

 

Fuente: World Trade Organization

 

Efectivamente vemos como el tipo de cambio apreciado (hasta 1955) no impidió que Alemania incrementara de forma enorme sus exportaciones. De la misma manera cuando el diferencial de inflación se hizo patente el tipo de cambio pasó a estar depreciado y las exportaciones siguieron su curso.

Uno podría pensar, que esas exportaciones se dieron hacia EEUU, que efectivamente es donde la devaluación tuvo lugar. Pues la verdad es que apenas incrementó el porcentaje de exportaciones a EEUU.

 

Fuente: unstats.un.org

 

Esto nos podría indicar dos cosas. La más obvia es que el tipo de cambio no jugó ningún papel en el desarrollo de Alemania. Sin embargo, si atendemos exclusivamente a la evidencia empírica incluso podría argumentarse que el tipo de cambio apreciado es el que provoca la explosión de exportaciones alemanas.

Desde luego Alemania es muestra de todo lo contrario de lo que defienden los devaluacionistas guatemaltecos, son las reformas estructurales y no el tipo de cambio el determinante esencial del desarrollo.

 

Liquidez del sistema bancario

Miguel Gutiérrez se une al debate con una crítica que por desgracia ya no está disponible online. Argumentos ad hominem aparte, Miguel ni siquiera hacía crítica a mis aportes, tan sólo se limita a proponer su teoría del movimiento del tipo de cambio.

Según el autor, la apreciación del quetzal ocurre por caída de la oferta monetaria real (oferta monetaria – incrementos de precios). Los bancos dejan de crear la suficiente oferta monetaria para sostener el tipo de cambio. Veamos la relación histórica desde 1998 en Guatemala entre estas dos variables que nos presenta Miguel.

 

Fuente: Banco de Guatemala.

 

Parecería que la relación es débil o incluso inversa en muchos momentos. Sin embargo, y tal como nos recuerda Clynton López, las variables monetarias suelen tener un retardo. Tal y como expone Clynton, el retardo podría ser de 12 meses para Guatemala. Comprobemos que ocurre si cruzamos la oferta monetaria real con el tipo de cambio rezagado 12 meses.

 

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del banco de Guatemala.

 

Parece que ahora las variables ajustan mucho mejor. Sin embargo, hay dos elementos que comentar.

  • El tipo de cambio suele reaccionar a cambios en la oferta monetaria real. Sin embargo, hay veces que la reacción es nula.
  • Si el tipo de cambio reaccionara, debería ser para depreciarse y no para apreciarse como ocurre actualmente. De hecho, la práctica totalidad de 2015 fue de enorme expansión de masa monetaria real. Si la relación fuera cierta, 2016 debería haber sido el año de la depreciación del quetzal y no de lo contrario.

Si la situación actual es la primera (tipo de cambio no reacciona), entonces tenemos que la apreciación del quetzal tiene otra causa. Si es la segunda (tipo de cambio reacciona 12 meses después), entonces esperaríamos un tipo de cambio depreciado en respuesta a los enormes incrementos de base monetaria de 2015.

No quiero decir que la relación expuesta esté errada. Aunque la teoría cuantitativa del dinero tiene su aplicación,la teoría cualitativa es mucho más explicativa.

Luego si la relación expuesta por Miguel es inexistente actualmente o incluso inversa a la esperada, parece un poco apresurado urgir al Banguat a intervenir.

Un último comentario con motivo del artículo de Miguel. Afirma que la escuela austriaca de economía no ha hecho ningún aporte valioso desde 1937. Sin embargo, Israel Kirzner ha sonado varias veces como posible ganador el premio Nobel de economía por sus trabajos sobre la empresarialidad. Como referencia a los últimos aportes de economistas austriacos dejo este libro publicado en 2015, la colección de artículos incluidos en el libro ponen de relieve que la tradición austriaca está muy viva y hace continuos aportes a la doctrina económica actualmente.

 

Hablemos de cisnes

Paulo de León, también se une al debate.

Según esta crítica una sola observación (cisne negro) es suficiente para desacreditar una teoría. Acto seguido pasa a afirmar que la economía es una ciencia compleja con decenas de variables que analizar.

Nótese que ambas proposiciones son contradictorias. Las dos no pueden ser verdad a la vez. Si la ciencia es compleja, una observación no puede nunca refutar una teoría. Si sobre una variable (inflación) hay decenas de variables que ejercen influencia sobre ella, entonces un coeficiente de correlación no probaría (ni refutaría) la relación. Podría ser totalmente cierta una relación teórica (inflación – tipo de cambio) y que en la praxis no se diera porque otras variables ejercen una influencia contraria que hace de contrapeso a la inicial.

Está bien eso de hacer economía en la calle, pero los datos sin teoría que los ordene son inservibles.

Estoy totalmente de acuerdo en que la inflación puede ser causada por otras razones. La mayor parte de inflaciones se suelen dar por monetizaciones indiscriminadas de deuda que suelen tener su base en desajustes fiscales. Las pérdidas quasi-fiscales de los bancos centrales son el motivo de la mayor parte de las hiperinflaciones.

El estudio de los casos de Taiwán y Corea pretende mostrar (nunca demostrar) que puede haber inflación sin desajustes fiscales. El estudio de casos pretende poner de relieve que desacoplar los precios nacionales de los internacionales (devaluar) termina haciendo crecer los precios nacionales por encima de los internacionales (inflación comparada). Nunca se ha pretendido ignorar que existen otras causas de la inflación, sólo que devaluar efectivamente provoca inflación y con ello pobreza en la incipiente clase media de un país en desarrollo.

Los casos expuestos por Paulo, Japón y eurozona, son casos en los que hay una deflación de deuda. Es decir, tienes al sector financiero desapalancándose y destruyendo medios de pago. Por otro lado, tienes un tipo de cambio depreciándose por paridad de tipos de interés. Tipos de interés negativos en eurozona y Japón y crecientes en EEUU hacen que capitales abandonen eurozona y Japón.

En caso concreto de eurozona tenemos como efectivamente el crédito del sector financiero no aumenta a pesar de los esfuerzos del BCE.

 

 

De igual forma la mayor parte del crecimiento de M1 en la eurozona (en torno a 9% interanual) es crecimiento de M0 (base monetaria del BCE), mostrando como en el caso de eurozona la intervención del banco central no vale para nada. La mayor parte de medios de pago quedan confinados dentro del sector bancario, efecto sobre precios, nulo. Esto sugiere que los esfuerzos exigidos al Banguat podrían ser en vano si realmente el sector privado pretende desapalancarse (ni siquiera creo que el sector bancario guatemalteco esté en esta tesitura).

 

 

Finalmente, como comentamos, la política de tipos de interés negativos en eurozona ha provocado una huida de capitales que es la que está causando la caída en el precio del euro y que coincide con la introducción y profundización de los tipos de interés negativos.

 

Fuente: BCE.

 

Los casos elegidos por Paulo casan mal con los expuestos por Lisardo para ver los efectos de la devaluación en países que se han desarrollado (no esperaríamos ver una deflación de crédito en un país con una economía expansiva).

Dicho de otra manera, la relación entre devaluación e inflación persiste incluso cuando parece que los datos no lo muestran (nunca demuestran) porque como bien dice Paulo hay muchas otras variables ejerciendo influencia.

Luego efectivamente, la devaluación causa inflación, los casos expuestos por Paulo, con todo su interés, lo único que hacen es mostrar que existen otras variables que ejercen influencia (nunca se ha negado esto). De hecho, hasta comentamos en otro artículo estos temas cuando expusimos la teoría de la paridad del poder adquisitivo y la paridad del tipo de interés como determinantes del poder adquisitivo del dinero.

En cualquier caso, si los devaluacionistas quieren su cisne negro, ahí lo tienen, se llama Alemania y muestra (nunca demuestra) que crecer y devaluar no siempre han de ir a la par.

 

Conclusión

No todos los cisnes son blancos, es por ello que en mis análisis de casos intento aislar las variables. Se analizan Taiwán, Corea y Alemania a la luz del increíble crecimiento económico de posguerra de los tres. Taiwán y Corea devalúan y tienen economía expansiva e inflación. Alemania no devalúa y tiene economía expansiva con estabilidad de precios. La variable reforma económica está en los tres, la variable devaluación sólo en dos de ellos. Luego las reformas económicas importan para crecer, la devaluación no.

De igual manera la devaluación es inflacionaria, aunque no sea la única causa de la inflación. En la actual eurozona otros elementos están causando el tipo de cambio depreciado (huida de capitales por tipos de interés negativos). Los precios no están reaccionando ya que la eurozona se encuentra en medio de un desapalancamiento de los intermediarios financieros y la consiguiente deflación de deuda (típica de economía en recesión o con crecimientos débiles). En economías fuertemente expansivas con aumentos de crédito, el tipo de cambio fijo ancla los precios nacionales a los extranjeros evitando disonancias entre ellos.

Al final, por el lado de las mercancías, desacoplar los precios nacionales de los precios internacionales se puede hacer durante un tiempo (3 años para Guatemala). Pero es un regalo envenenado que dura poco tiempo y que desarrolla sectores sub-óptimos en la economía (aquellos en los que no existe ventaja competitiva).

Los sectores sub-óptimos crecen al calor del privilegio y cuando el mismo se acaba la industria vuelve a marchitarse. Desde este punto de vista se puede establecer un paralelismo entre las maquilas en Guatemala y el tipo de cambio que favorece a exportadores. Lo que no han conseguido las maquilas en 27 años (jugar con las mismas normas que el resto de empresas), no lo van a conseguir el resto de exportadores en 3 años.

 

 

 

 

 

Anexo: Regresión tipo de cambio nominal y real en Guatemala

La regresión sugiere que el tipo de cambio nominal es capaz de modificar el real instantáneamente (ganar competitividad vía aumento disminución precios nacionales vs extranjeros) pero que en un plazo temporal de 5 años la relación es negativa (pérdida competitividad vía aumento precios nacionales por encima precios extranjeros).

Artículo Original

 

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