He estado varios días buscando un adjetivo para describir el trato que lleva recibiendo Pablo Iglesias desde su nacimiento al mundo de la opinión pública, desde aquellas elecciones europeas de Mayo de 2014. Tras una ardua investigación logré encontrar la palabra adecuada: complacencia, que, según la RAE en su segunda definición, quiere decir ‘tolerancia excesiva’. Y es cierto. Como mero observador de las reglas del juego, percibo una enorme aceptación de la sociedad, especialmente los medios de comunicación (con su total libertad de hacerlo), acerca del chico de Vallecas que se hizo famoso por ganar debates en Intereconomía a tertulianos de la derecha más conservadora. Con las más que claras evidencias de su pasado perturbador, habiendo declarado abiertamente su asesoramiento al gobierno de Chávez, se respira aires de impunidad generalizada hacia su persona.
En gran parte, es entendible esta postura por parte de los medios. Antes de nada, conviene aclarar que la ‘revolución Podemos’, vino de la mano de las cadenas de televisión CUATRO y LA SEXTA, llegando a ocupar en la web de esta última la imagen de Pablo Iglesias en todas las noticias. Sin el apoyo mediático de estos dos canales, probablemente no estaríamos hablando hoy del posible sorpasso de Unidos Podemos al PSOE. Por otro lado, interesaba al sector audiovisual, radiofónico y prensa escrita, que se transformara el tablero político nacional, de dos partidos a cuatro, multiplicando así sus oportunidades de establecer nuevas formas de contenido político. Y personalmente, me parece perfecto. Lo que me llega a sorprender, es el miedo o temor a opinar en contra del partido morado. Claro ejemplo fue, el pasado 21 de Enero de este año, cuando Antena 3 sacaba una exclusiva en el que, según ellos, se demostraba la relación de Podemos, la CUP y el entorno de ETA con Nicolás Maduro. Horas después las redes sociales echaban humo, miembros de Podemos atacaban a la cadena privada por la exclusiva, intentando a toda costa desacreditar y ridiculizarla, como buenos aprendices del régimen chavista.
Vayamos a la actualidad. Un candidato a la presidencia del gobierno, en el que se ven vídeos como ‘hay que controlar canal sur’, otro dando sus ‘soluciones’ para acabar con la crisis (por ejemplo: salir del euro), y este, el que más repercusión tuvo a nivel Youtube, en el que Pablo Iglesias se emociona al escuchar al fallecido comandante Chávez y toma sus políticas como modelo a seguir en los países del sur de Europa, entre ellos España naturalmente… una persona con ese currículum no debería ser aceptado por la sociedad en un país medianamente lógico y normal.
Me preocupa que estas obviedades sobre este líder populista, no haga reflexionar a la población española sobre las consecuencias catastróficas que llevaría a España si Pablo Iglesias llega al poder. Este grado de benignidad hace honor a la frase de Winston Churchill: ‘el mejor argumento contra la democracia es hablar 5 minutos con el votante medio’
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