Los últimos escritos en el Blog Becker-Posner consideran la posibilidad de revestir de plata las depresiones. En particular, Richard Posner afirma que hay aspectos positivos en las depresiones. A primera vista, la idea de que las depresiones tienen un lado bueno podría parecer que incluye la falacia de la ventana rota. Por lo tanto, parecería que el juez Posner ha caído en el error. Sin embargo, ha planteado una cuestión importante. Según Posner, las depresiones son útiles porque al socavar la fe en el mercado libre, la depresión abre la puerta a una mayor intervención del gobierno en la economía y, finalmente, la abre también al aumento de los impuestos (aunque probablemente no será hasta que la economía mejore). Estas no son necesariamente cosas malas. Obviamente ni la cantidad óptima de intervención del gobierno ni el nivel óptimo de tributación son iguales a cero.
La cita anterior debe ser entendida en términos de la teoría desarrollada por Robert Higgs sobre las crisis y la expansión gubernamental. Según el Dr Higgs, las crisis contribuyen al crecimiento del gobierno porque las personas subestiman sistemáticamente el costo de la respuesta gubernamental a las crisis. La regulación gubernamental efectivamente funciona como el reclutamiento de mano de obra, como una especie de impuesto oculto. Los costos ocultos de la intervención gubernamental llevan a las personas a sobreestimar sus beneficios netos. Subestimar los gastos gubernamentales causa que las personas se formen puntos de vista excesivamente optimistas sobre el gobierno mismo. En la medida en que la gente ve al gobierno en forma más optimista después de una crisis, aceptan (o incluso insisten en) aumentos permanentes en el tamaño y el alcance del gobierno.
Juez Posner observa también que la tributación federal no ha aumentado dramáticamente desde la Segunda Guerra Mundial. Las tasas impositivas marginales fueron extremas durante la Segunda Guerra Mundial, y son comparativamente más bajas ahora. Debemos señalar también que ha habido un aumento constante de regulación gubernamental desde la década de 1930. Todo esto tiene sentido. Los costos de los impuestos explícitos son más evidentes que los costos de la regulación. Los costos de regulación a menudo se convierten en mayores costos en los bienes y servicios vendidos por las empresas privadas. La mayoría de la población desestima ambos la magnitud y la existencia de estos costos como gastos del gobierno, y el caso del juez Posner no es diferente.
Posner también parece minimizar el papel del gobierno en el fomento de la reciente crisis. La Reserva Federal financió el reciente auge y la Ley de Reinversión en la Comunidad se utilizó para presionar a los bancos a prestar dinero imprudentemente. Posner parece haber caído en las mismas ideas erróneas de que las crisis en el ciclo económico son predominantemente un fracaso del libre mercado, en lugar de ser producto de las fallas del gobierno. Por supuesto, muchas personas en el sector privado cometieron errores que contribuyeron a la crisis actual, especialmente en cuando a los préstamos apalancados se refiere. Pero, como también observa Posner,
El sector bancario ha aprendido mucho de la actual crisis financiera sobre los riesgos del apalancamiento y de las desventajas de instrumentos financieros complejos.
Los empresarios aprenden de los errores a través del mecanismo de la quiebra. ¿Alguien aprender de los errores gubernamentales? Como se señaló anteriormente, Robert Higgs ha explicado por qué hay una tendencia de las personas a sobreestimar los beneficios netos de la intervención gubernamental. Podríamos añadir también que es imposible para las personas calcular los verdaderos costos personales causados por las políticas y programas gubernamentales.
Posner expone un último punto que vale la pena mencionar:
La depresión estimulará nuevas ideas en los profesionales de la economía. El fracaso vergonzoso de la profesión en prever la depresión, y el fracaso de la Junta de la Reserva Federal, del seguro de depósitos, y de otras instituciones y requisitos reguladores para evitar el colapso de la industria bancaria, estimulará ideas e investigaciones nuevas en macroeconomía y en economía financiera, y la respuesta regulatoria iniciada por la Administración Bush, y la que se llevará a cabo por la Administración Obama, generarán información valiosa acerca de los efectos de la regulación económica. Los economistas aprenderán de las malas políticas adoptadas en respuesta a la depresión (porque seguramente algunas serán malas), así como también de las buenas.
Debemos tener en cuenta que un economista – F.A. Hayek – vio venir la próxima Gran Depresión. Más recientemente, muchos académicos inspirados por Hayek previeron aspectos de la crisis actual. Debemos señalar también que ha habido mucha investigación sobre la Gran Depresión, que nos indica que realmente fue un fracaso gubernamental.
Parece que el juez Posner, al igual que gran parte del público en general, necesita estar mejor informado. Él tiene razón en su observación de que las crisis suelen reducir la confianza en el laissez-faire del capitalismo. El mismo Posner ha dejado de considerar hasta que punto la intervención del gobierno, entre otras causas, provocó la reciente crisis. Mises y Hayek estuvieron adelante de la curva en la década de 1920 cuando determinaron que la intervención gubernamental, en particular la expansión del crédito, era la causa del ciclo económico. La mayor parte de los profesionales de la economía han llegado a culpar el gobierno por la Gran Depresión pero gradualmente, y gran parte del público en general aún no ha aprendido esta lección. Una vez más estamos en una situación en la que el público y los profesionales de la economía se han apresurado a juzgar el capitalismo como la fuente de crisis periódicas y severas. Esperamos que en el corto plazo encontrarán las verdaderas causas de la más reciente crisis.
El artículo original se encuentra aquí.
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