martes, 31 de enero de 2017

El derecho a poseer y portar navajas automáticas, por Mises Hispano.

La asamblea legislativa del estado de Colorado está considerando acabar con su larga prohibición de las navajas automáticas. Habéis leído bien. En un estado en el que prácticamente cualquiera sin un historial delictivo puede comprar una pistola (y en el que las tasas de homicidios son bastante bajas, eso sí) las navajas automáticas están verboten.

Entretanto en el Congreso se ha presentado la Ley de Protección de los Poseedores de Cuchillos, un intento de derogar leyes federales contra la fabricación o distribución de navajas automáticas. En concreto, el 15 U.S. Code § 1242-1243 dice actualmente:

Quien introduzca conscientemente o fabrique para la introducción en el comercio interestatal o transporte o distribuya en el comercio interestatal una navaja automática será multado con no más de 2.000$ o encarcelado no más de cinco años o ambas cosas.

Quien, dentro de cualquier territorio o posesión de los Estados Unidos, dentro de territorio indio (…) o dentro de la jurisdicción marítima y territorial especial de Estados Unidos (…) fabrique, venda o posea una navaja automática será multado con no más de 2.000$ o encarcelado no más de cinco años o ambas cosas.

En otras palabras, si llevas una navaja automática y cruzas la frontera estatal, te puedes encontrar afrontando una pena potencial de prisión de cinco años.

Por supuesto, una vez llegues a tu destino puedes seguir afrontando leyes estatales que prohíben las navajas automáticas.

Por ejemplo, en Colorado poseer “una porra, un arma de aire comprimido, nudillos metálicos, una navaja de gravedad a una navaja automática” (sin antecedentes penales) es un delito de Clase 5, que puede aparejar tres años de prisión. La reincidencia puede acarrear hasta seis años de prisión.

Además muchas de estas leyes estatales se definen vagamente, así que a menudo se crean para que las fuerzas de orden público las apliquen a cualquier arma blanca que puede usarse con una mano. El estado de Nueva York ha usado leyes como estas para perseguir a “delincuentes” no violentos durante décadas.

Todo este asunto nos ayuda a destacar el completo capricho e ignorancia que hay al aprobar leyes, especialmente las dirigidas hacia la imposición de prohibiciones y penas de prisión draconianas.

¿Por qué son ilegales estar navajas?

Todas las evidencias apuntan hacia legisladores en contra de ese tipo de navajas debido a las películas de Hollywood y la cultura popular.

La prohibición de Colorado data de 1963 y la federal “Ley de Navajas Automáticas” fue aprobada en 1958. No es coincidencia que estas leyes llegaran después de numerosos largometrajes notables de Hollywood que mostraban navajas automáticas, incluyendo Rebelde sin causa, Crimen en las calles, Los delincuentes y West Side Story.

En ese momento las películas promovieron un pánico moral entre ciudadanos “respetables” que llegaron a creer que las navajas automáticas estaban alimentando la actividad de las bandas. Peor fue el hecho de que muchos de estos supuestos gánsteres fueran de etnias morenas como los hijos de inmigrantes italianos y portorriqueños.

Por supuesto, no había estudios con respecto a los efectos reales de las navajas automáticas, su letalidad, quién las estaba usando o cómo se usaban. La aprobación nuestras leyes nunca se ha demostrado que tuviera ningún impacto sobre los delitos violentos o los homicidios. Sin embargo, sí sabemos que la prohibición proporciona otro medio a las fuerzas de policía para acusar y perseguir a ciudadanos que no han cometido ningún delito real violento o contra la propiedad. Por ejemplo, la policía de Nueva York presumía de haber incautado 18.000$ a un hombre sin ninguna causa probable más que el hecho de que tenía una “navaja de gravedad” ilegal. Tal vez más infame fue que la policía de Baltimore se viera obligada a admitir que la única justificación que tuvieron para arrestar a Freddie Gray (que murió posteriormente bajo custodia policial) era una denuncia de que portaba una navaja automática ilegal.

Así que estas leyes se aprobaron en ausencia de cualquier evidencia de que mejoraran realmente la seguridad pública. Se aprobaron porque algunos votantes y políticos vieron algunos largometrajes de Hollywood y eso fue lo que pasó. Cualquiera familiarizado con el proceso legislativo no se sorprenderá por esto, pero este método de hacer leyes no es indudablemente el que se enseña en las clases de civismo del instituto.

Como motivo para que la legislación federal y estatal incluya fuertes penas de prisión, esto no sorprendería por lo absurdo como algo sin precedentes si no fuera por el hecho de que otras prohibiciones federales se han visto fortalecidas por propaganda tragicómica como Reefer Madness, que afirma que fumar unos pocos porros de marihuana convierte a las mujeres en prostitutas y a los hombres en asesinos a sangre fría.

Incluso hoy, además de las leyes federales, 14 estados siguen prohibiendo las navajas automáticas, lo que significa que los ciudadanos continúan estando abiertos a abusos por parte de cargos públicos que busquen violentar a algunos ciudadanos locales o apropiarse de algún dinero fácil.


El artículo original se encuentra aquí.

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Liechtenstein: por Dios, el Príncipe y la Patria, por Mises Hispano.

Revista austrolibertaria de prensa: 31-I-2017, por Mises Hispano.

  • Eju! reproduce un artículo de Lew Rockwell publicado en Mises Hispano.
  • Marcelo Duclos cita a Mises en su artículo de Panampost sobre la situación en Venezuela.
  • Victor Maldonado cita a Hayek en Runrun.
  • Dennis Falvy menciona a Say y Hayek en La Mula.
  • Juan Manuel López Zafra cita a Oskar Morgenstern en El Confidencial.
  • También menciona a Oskar Morgenstern, hablando de fútbol, Benito Pérez González en El Español.

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lunes, 30 de enero de 2017

Los peligros de una “renta básica universal”, por Mises Hispano.

Finlandia ha anunciado que va a realizar un “experimento” de política social que merece un examen detallado. A lo largo de 2017 y 2018, Finlandia proporcionará una renta básica garantizada de 560€ a 2.000 receptores de prestaciones sociales elegidos al azar. Esta prestación se resta de otras prestaciones sociales actualmente existentes que puedan estar recibiendo los participantes y esencialmente los pagos continuarán independientemente de cualquier otra renta que se obtenga. Si un participante de este programa encuentra un empleo, el gobierno continuará pagándole los 560€ añadidos a cualquier otra renta.

El gobierno finlandés espera (y muchos creen) que este programa ayudará a aliviar la pobreza así como a reducir la actual tasa de desempleo del país que está actualmente en el 8,1%. Esta prueba supuestamente lo demostraría, abriendo potencialmente la puerta a una plena implantación de una renta básica universal (RBU).

Por qué la gente apoya una renta básica universal

La renta básica universal se está considerando como un sustituto parcial o completo a los actuales sistemas de elección de destinatarios de ayudas sociales. En el sistema actual, las prestaciones a los recipientes de ayudas van disminuyendo y acaban desapareciendo completamente de acuerdo con la renta que ganen independientemente las personas. Naturalmente esto crea un desincentivo para reincorporarse al mercado laboral, porque la gente teme una reducción de la renta total al perder las prestaciones sociales o si creen que la renta adicional de un trabajo no merece la pena. Explicado de una manera muy sencilla, si alguien está actualmente recibiendo una renta total de 1.100$ a través de un programa selectivo de prestaciones sociales es probable que esté menos dispuesta a buscar un empleo que genere niveles similares la renta, ya que la mayoría prefiere el ocio al trabajo.

Supuestamente, la principal innovación de la RBU es que consigue evitar en buena parte este año constante. Como todos recibirían la renta básica establecida independientemente de otra renta ganada, sus defensores creen que la gente seguiría teniendo fuertes incentivos basados en renta para trabajar. Hay quien ha ido todavía más allá, sugiriendo que el programa sería positivo para el empleo porque el colchón financiero proporcionado por una RBU ayudaría a la gente en la transición del desempleo al empleo. Por ejemplo, un empresario o artista con problemas podría apoyarse en parte en ella mientras consigue apoyos.

Por estas razones, la RBU ha conseguido apoyo desde todo el espectro político, incluyendo think tanks de inclinación libertaria como el Niskanen Center.

En qué se equivocan los defensores de la RBU

Una renta básica universal no es la política social caída del cielo que parece ser en principio. No crea incentivos para trabajar. No ayudaría a resolver el desempleo y no reduciría la pobreza. La verdad es que una RBU exageraría todos estos factores en comparación con lo que existiría en un mercado menos intervenido. Habría incluso razones para pensar que sería peor a largo plazo que los sistemas tradicionales de elección de receptores de las prestaciones sociales.

Primero, la RBU no eliminan los desincentivos para trabajar que son propios de los programas del estado de bienestar: simplemente los desplaza. Este programa, después de todo, debe financiarse y cualquier sistema de prestación social, incluyendo la RBU, es necesariamente un plan de redistribución de riqueza. La riqueza debe trasladarse de quienes la tienen a quienes no la tienen. Esto significa que en algún punto de la escala de rentas la gente debe pasar de ser receptora neta de prestaciones a ser pagadora neta de prestaciones.

Los impuestos progresivos que son necesarios para financiar una RBU significan que cuanto más gane una persona, más porcentaje de su riqueza se le quitara. Los desincentivos laborales por tanto siguen muy presentes en el sistema impositivo. Simplemente se han transferido a otros grupos distintos de personas con rentas superiores.

La RBU disminuye el poder de los consumidores para dirigir el mercado.

La renta básica universal comparte otro problema con los sistemas tradicionales del estado del bienestar. Lejos de impulsar a los desempleados a la búsqueda del trabajo que recompensa al mercado, en realidad subvenciona actividades no productivas. Los empresarios y artistas con problemas antes mencionados tienen problemas por alguna razón. Sea cual sea esta, el mercado ha considerado que los bienes que están proporcionando no son suficientemente valiosos. Su trabajo sencillamente no es productivo de acuerdo con aquellos que potencialmente consumirían los bienes o servicios en cuestión. En un mercado en funcionamiento, los productores de bienes que no quieran los consumidores tendrían que abandonar rápidamente sus empeños y centrar sus esfuerzos en áreas productivas de la economía. Por el contrario, la renta básica universal les permite continuar con sus empeños menos valiosos con el dinero de aquellos que realmente han producido valor, lo que nos lleva al problema definitivo de todos los programas sociales públicos.

En el mercado, la riqueza se gana generando valor. Cuando alguien compra algo, ha ganado el dinero que está gastando tras haber producido alguna otra cosa. Esto no es así con programas sociales como una renta básica universal. El dinero se toma por la fuerza de aquellos que han producido suficiente como para ganarlo y se entrega a los que no lo han hecho. Esto permite consumir bienes escasos a la gente que no está produciendo riqueza. En último término, todo el bienestar público lleva al consumo de riqueza o, como mínimo, a una reducción a la cantidad de riqueza que se habría acumulado en caso contrario. Cuando los empresarios tienen menos necesidad de responder a las necesidades y deseos de sus clientes, estos se encuentran con menos alternativas y de peor calidad. Esto significa que el estado del bienestar en general hace a todos más pobres de lo que habrían sido en un mercado libre.

Cómo puede reducir realmente la pobreza Finlandia

Si Finlandia (o cualquier otro lugar) quiere ayudar a disminuir la pobreza y el desempleo, las mejores medidas a adoptar deben dirigirse a reducir el coste la vida y crear condiciones favorables para el pleno empleo.

Charles Hugh Smith explicaba recientemente lo básico:

Esto puede parecer evidente, pero las condiciones requeridas para que el trabajo sea abundante y el coste de vida sea bajo no son tan evidentes. Para que el trabajo sea abundante:

  • Debe ser fácil crear una empresa.
  • Debe ser fácil dirigir la nueva empresa.
  • Debe ser fácil obtener una ganancia para que la empresa pueda sobrevivir los primeros años y
  • Debe ser fácil contratar empleados.

Todos estos factores requieren un entorno de bajo coste de cumplimiento con la regulaciones, bajos impuestos, bajos costes de transacción, costes razonables de transporte, coste razonable del dinero (pero no cercano a cero), disponibilidad razonable de capital para pequeñas empresas, gobiernos locales y nacionales que busquen activamente facilitar la vía a las nuevas empresas y empresas existentes buscando expandirse y un mercado transparente que no esté dominado por cárteles políticamente dominantes ni agencias públicas al servicio de dichos cárteles.

Esto importa porque la causa número uno del alto coste de la vida es la escasez artificial creada y mantenida por monopolios, cárteles y el gobierno que sirve a sus intereses. La escasez artificial impuesta por cárteles y un estado servil es la causa principal del aumento de los costes en diversos sectores.

En Escandinavia, como en la mayoría de los países, cada vez es más difícil abrir y mantener un negocio. En Escandinavia especialmente, los sindicatos ejercen un poder inmenso sobre las empresas privadas, aumentando los costes y creando barreras al emprendimiento y la creación de nuevas empresas.

Como pasa siempre, es necesario crear riqueza antes de que sea posible redistribuirla y las políticas que estimulan dirigirse a tipos menos productivos de trabajo no producirán la riqueza que a los planificadores públicos les gustaría desperdigar.


El artículo original se encuentra aquí.

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Lo que significa Trump para el Bréxit, China y la UE, por Mises Hispano.

El patrón sencillo de prolongadas negociaciones comerciales ha sido interrumpido bruscamente por el presidente Trump. Incluso antes de haberse convertido en presidente, su presencia anticipada la Casa Blanca cambió las actitudes y expectativas globales. En Europa, los cargos de la UE han perdido el paso, mientras que los cargos oficiales británicos no pueden creer en su suerte.

Los cargos oficiales de la UE estaban dispuestos a castigar a Reino Unido sabiendo que podrían tergiversar eternamente las cosas, porque la UE, en su opinión, no debería ser puesta en cuestión por un estado miembro. Reino unido ha sido un miembro perturbador y debía desanimarse a otros miembros para que no siguieran la salida de Gran Bretaña en un momento en el que hay cada vez más señales de rebelión por parte de los “deplorables” de Europa. Gran Bretaña, habiendo sacudido a su propio establishment votando a favor del Bréxit, afrontaba la perspectiva de largas negociaciones con la UE que podrían, en palabras de un cargo oficial británico que posteriormente ha dimitido, llevar una década o más.

El presidente Trump ha cambiado radicalmente el equilibrio de poder en las negociaciones comerciales de Gran Bretaña con la UE. Probablemente no sea casualidad que se haya declarado finalmente la aproximación británica después de que Trump ganará las elecciones presidenciales y su actitud hacia el comercio con Gran Bretaña fuera más amistosa que la de Obama. La estrategia negociadora británica es notablemente sensata para un gobierno que hasta ahora no ha creído en los mercados libres, al menos en la medida en que está dispuesto a respaldar el genuino libre comercio como política. En la práctica, a la UE se le ha dicho por parte de la primera ministra Theresa May que Gran Bretaña propondrá, y pueden tomarlo dejarlo, porque el foco británico está ahora en comerciar de manera relativamente libre con el resto del mundo. Y si no están de acuerdo, Gran Bretaña rebajará los impuestos a las empresas para compensar a las ubicadas en Gran Bretaña por la intransigencia de la UE.

Las amenazas de los miembros del establishment político europeo parecen cada vez más desesperadas, indicando que están percibiendo la debilidad de su postura. Afirman que Gran Bretaña quedaría fuera de los acuerdos comerciales existentes en la UE. Pero cuando los miras, ves que sólo hay dos con otros miembros del G20: Corea del Sur y México. El resto son con estados pequeños, una evidencia concluyente del fracaso de la UE en interactuar con el resto del mundo. Las grandes empresas en Europa están ahora mismo cambiando de bando, después de argumentar sin éxito en contra de un bréxit duro. Ahora por el contrario están cabildeando en los gobiernos europeos por un comercio libre de aranceles con Reino Unido.

Trump y el comercio

Donald Trump aparentemente se ve a sí mismo llevando prioridades empresariales al gobierno. Pretende dirigir Estados Unidos a la manera de un mercantilista del siglo XIX, donde la prioridad es que Estados Unidos S.A. deba ser de nuevo grande, con toda persona capaz considerada como contribuidor potencial a la empresa nacional. Con respecto a los acuerdos comerciales, acabará con las normas acordadas entre diplomáticos charlatanes a favor de resoluciones más eficaces dirigidas a las empresas, favoreciendo a Estados Unidos. Se implantarán estrategias de negociación empresarial, como podemos ver con las primeras señales de negociaciones públicas entre el mercantilista Trump y el mercantilista chino Xi.

Los librecambistas británicos probablemente estén en desacuerdo con Trump. Este está señalando que no le interesa el libre comercio. Su actitud hacia la UE también señala un cambio importante en el pensamiento geopolítico estadounidense. Europa se considera ahora una sanguijuela, sorbiendo sangre estadounidense, no pagando su parte en la OTAN. Su socialismo es extraterrestre para Trump. Ese es el nuevo mundo propuesto por Trump, pero cabe esperar que la realidad resulte ser algo diferente.

Falacias comerciales

Todo esto estaría bien si el Presidente Trump basara su comprensión sobre la economía de los desequilibrios comerciales. Como la mayoría de la gente, parece pensar que un déficit comercial es el resultado de una competencia extranjera injusta. No lo es. Es el resultado de la expansión monetaria. En un entorno de moneda fuerte, todo se paga con dinero real. Si compras un bien extranjero, debe igualarse por la exportación realizada por un conciudadano. Si la gente cambia sus preferencias de dinero real, habrá un superávit o un déficit temporal, pero los precios se ajustarán rápidamente para encontrar un nuevo equilibrio, los flujos se detendrán y el comercio se equilibrará de nuevo.

En un entorno de moneda fuerte no pueden existir ni superávits ni déficits comerciales permanentes o semipermanentes. Con dinero no fuerte, en otras palabras, si se crea más dinero de la nada y se gasta en la economía, se crea un exceso de demanda, lo que, o bien aumenta los precios en el interior, o bien se gasta en bienes importados. Y dado que la producción total de un país normalmente iguala su consumo total, ese dinero extra es seguro que llevará a un aumento en las importaciones.

Es el factor engañoso de la divisa fiduciaria es el responsable de los desequilibrios comerciales, no la competencia injusta de los extranjeros. Y como todos los países engañan con sus propias divisas fiduciarias, deshacer los superávits y déficits comerciales se convierte en una tarea infructuosa.

Podemos concluir que, sean cuales sean las políticas, de Trump, los déficits comerciales  estadounidenses no desaparecerán. Este necesitaría sujetar con mano firme el déficit presupuestario y la Fed deberá tomar un control más estricto sobre la expansión del crédito bancario y dinero, siendo ambas cosas improbables.

Consecuencias no pretendidas

La administración Trump parece estar dispuesta a desanimar las importaciones mediante la introducción de un impuesto fronterizo o impuestos discriminatorios de sociedades. Sabemos que esto no logrará su objetivo, salvo que deje de crecer el crédito bancario. Y si el crédito bancario deja de crecer a pesar del deseo de la Fed de que esto se produzca, una reducción del déficit comercial sería un elemento de una economía en contracción. Estados Unidos se arriesgaría entonces a iniciar una reedición de la depresión de la década de 1930, que recibió un impulso extra con el arancel Smoot-Hawley ratificado como ley por el presidente Hoover. En esos tiempos, tanto el dólar como la libra esterlina, las dos divisas principales, empezaron la década con un patrón oro, que continuó hasta que el dólar y después de la libra esterlina lo abandonaran en 1931. Esto significa que los precios de las materias primas valorados tanto en oro como en dólares se vinieron abajo, empobreciendo a los productores mineros y agrícolas de todo el mundo. Si pasara lo mismo, el dólar se vendría abajo con los precios de materias primas, porque sabemos que la Fed expandiría la oferta monetaria para evitar una recesión. ero, medidos en oro, los precios de las materias primas seguirían cayendo.

Por ahora, este resultado es considerado por los mercados como un riesgo bajo, pero dadas las declaraciones contradictorias de Trump sobre el comercio sería erróneo rechazar una repetición del Smoot-Hawley. La retórica de Trump es de Hecho alarmantemente similar.

China estaría justificada en considerar la opinión de que las intenciones de Trump son proteccionistas y por tanto representan una escalada de la guerra financiera entre los dos países. Eso dependerá del resultado de las negociaciones entre los presidentes Trump y Xi. China podría igualmente consolarse sabiendo que el dólar se convertiría en menos importante si el comercio bruto estadounidense (frente a la balanza neta) disminuyera debido a las medidas proteccionistas. Por el momento, al dólar le va bien, en parte debido al menor uso del euro. Pero un dólar más alto podría considerarse como una oportunidad para China para vender más valores del Tesoro para invertir en reservas de materias primas antes de que el dólar baje. Y cuando el dólar baje, es probable que el yuan se estabilice y se haga más atractivo como divisa global de liquidación comercial.

Sí, y sólo si, los chinos adoptan este punto de vista, no les preocuparía demasiado Trump y su postura agresiva. A este podría sorprenderle que los chinos renunciaran a muy poco en las negociaciones comerciales previstas para este mismo año. Su opinión podría ser que Trump está peleando en una guerra comercial de ayer. Por el contrario, China se contentaría con acuerdos de libre comercio entre las naciones del Pacífico fuera del TPP. El Sudeste Asiático fabricaría los productos baratos que solía fabricar China, porque China ya está mejorando su economía de servicios y tecnología, reubicando el capital de la fabricación de bienes baratos.

¿Dónde es probable que acaben en Europa y Gran Bretaña con todo esto? La voluntad de una rápida resolución de un acuerdo comercial anglo-estadounidense existe tanto en la Casa Blanca como en Downing Street. Sin embargo, bajo los términos del Bréxit, no puede firmarse un acuerdo antes de marzo de 2019, lo que es mucho tiempo en política. La amenaza de un acuerdo USA/UK es más importante como palanca para poner firme a la UE que su eventual realidad. Adicionalmente, Gran Bretaña puede firmar fácilmente acuerdos con miembros de la Commonwealth, que comprende 52 países y un tercio de la población mundial. Es importante, pues estas son las economías crecientes del futuro. Corea del Sur, México y las pequeñas naciones que tienen acuerdos con la UE deberían ser también signatarios dispuestos, suponiendo que la UE no consiga presionarles con éxito para no firmar acuerdos con Reino Unido. Los países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) y China totalizan otros 2.000 millones, también creciendo más rápidamente que las naciones desarrolladas, lo que conlleva un total potencial muy por encima de la mitad de la población del mundo.

La oportunidad que representa para Gran Bretaña el Bréxit, facilitada por la elección de Trump, es verdaderamente extraordinaria, pero eso no es cálculo político. Los políticos no definen en el comercio libre de la manera en que deberían hacerlo. Para los políticos, el comercio libre es un acuerdo complejo, que regula todas las provisiones de bienes y servicios. El libre comercio sin políticos es sencillo: todos podemos seguir comprando y vendiendo entre nosotros lo que verdaderamente deseemos.

La mayor amenaza para el comercio mundial no proviene de la ruptura de la UE ni de China. Parece ser la falta de comprensión de Trump de por qué existen los desequilibrios comerciales y su política equivocada de proteccionismo estadounidense.


El artículo original se encuentra aquí.

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Revista austrolibertaria de prensa: 30-I-2017, por Mises Hispano.

  • Guillermo Rodríguez González menciona a Menger en Panampost.
  • Daniel Olmedo cita a Hayek en El Salvador.
  • Dennis Falvy escribe en La Mula un artículo basada en la ventana rota de Bastiat. En otro artículo de La Mula cita a Hazlitt y Garet Garrett.
  • Ayn Rand, Diego de Covarrubias, capitalismo e iglesia en el artículo de Miguel Ors Villarejo en Actualidad Económica.
  • Otra “ventana rota”, esta vez atribuida a Hazlitt por Juan José Garrido en Perú 21.
  • Carlos Sánchez menciona a Hayek en El Confidencial.
  • Hayek “neoliberal” en la entrevista a Sol Sánchez en La Marea.
  • Juan Pina menciona a Hayek en Vozpópuli.
  • Óscar Ugarteche menciona también a Hayek en Página 12.
  • Víctor Gago cita a Bastiat en su revista de prensa de Actuall.
  • Alberto Benegas Lynch (h) menciona a Richard Cobden en Infobae.
  • La Patilla reproduce un artículo de Edgar Vargas publicado en Mises Hispano.

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domingo, 29 de enero de 2017

Juan de Mariana. Heredero de la Escuela de Salamanca y Precursor del Liberalismo, por Mises Hispano.

Éste es un resumen de la Tesis doctoral de Angel Fernández: “Juan de Mariana, heredero de la Escuela de Salamanca y precursor del Liberalismo”. La tesis e encuentra incluida en el repositorio institucional de E-print de la Universidad Complutense de Madrid y se puede descargar en la siguiente dirección:  http://ift.tt/2kiaJbjT38201.pdf

Juan de Mariana (1536-1624) fue un autor español de la orden de los jesuitas que destacó por escribir el primer libro moderno de historia de España. Por encargo del rey Felipe II, publicó en latín Historia de rebus Hispaniae en 1592 y su propia traducción al español con el título Historia general de España en 1601.

Esta investigación doctoral tiene como objetivo analizar sus principales obras de economía política De Rege et Regis Institutione (1599) y De Monetae Mutatione (1609), junto con su obra histórica, para contestar dos cuestiones importantes: si Juan de Mariana perteneció a la Escuela de Salamanca y, también, si podría considerarse un precursor del liberalismo que influyó en autores de los siglos XVII y XVIII.

Con el objetivo de responder a la primera cuestión, la investigación propone dos agrupaciones posibles de los escolásticos tardíos españoles que permiten analizar en su conjunto las instituciones y los principios que defendieron. La primera clasificación agrupa a los autores en función de su vinculación a la Universidad de Salamanca y del uso del derecho de gentes (que es el derecho consuetudinario o “common law” inglés) y se denomina Escuela de Salamanca. Sin embargo, la segunda clasificación agrupa a los autores como un colectivo más amplio que fusiona la Escuela de Salamanca junto con los autores españoles sobre los que influyó y que, rápidamente, se extendió a todas las universidades españolas (Palencia, Valladolid, Alcalá de Henares, Valencia, Sevilla), vinculados por el uso genérico del derecho natural (como referirse a lo que “existe con independencia de la voluntad humana”); que emplearon en la identificaron de las instituciones y de los principios responsables del funcionamiento del orden de mercado o económico como, entre otros, los derechos de propiedad, los contratos privados, el comercio internacional, el principio de consentimiento, los principios tributarios, el precio del mercado, el origen del dinero y sus funciones, la necesidad de equilibrio en los presupuestos públicos, los impuestos bajos y el mínimo endeudamiento, el principio de la preferencia temporal, la tasa de interés de los préstamos, la importancia de las letras de crédito…

Se han comparado las instituciones que defendió el padre Mariana con aquellas que argumentaron los autores de la Escuela de Salamanca, llegando a la conclusión de que no pertenece a la Escuela de Salamanca de Economía (ESE) porque no emplea el derecho de gentes y nunca estudió en la Universidad de Salamanca pero que, sin embargo, sí puede considerarse un heredero de la misma y que, de hecho, constituye uno de los máximos exponentes de un conjunto más amplio, denominado Escuela Española de Economía (EEE).

Con el objetivo de responder a la segunda cuestión, se han realizado diversas catas de investigación y se han encontrado importantes evidencias documentales que se incluyen en el anexo de la tesis doctoral y que han sido analizadas para rastrear la influencia de Juan de Mariana en autores posteriores de los siglos XVII y XVIII.

Se han incluido en el anexo las imágenes del prefacio de la obra General History of Spain (1699), que consigue demostrar que la obra De Rege et Regis Institutione de Juan de Mariana era muy conocida en la Inglaterra del siglo XVII. Se han comparado las ideas sobre el origen de la sociedad, la soberanía, la propiedad privada, el principio de consentimiento y el derecho de rebelión de Juan de Mariana y de John Locke que muestran un grado de similitud muy elevado y se ha comprobado que John Locke tenía copias de los libros De Ponderibus et Mensuris (1599) y Historia general de España (1601) de Juan de Mariana en su propia biblioteca personal, además de mencionarle en una carta cómo un autor imprescindible para la formación de caballeros y citar su obra histórica en un estudio sobre la historia de la navegación, en un tiempo en el que citar a un autor católico era arriesgado e incluso peligroso por los sangrientos enfrentamientos entre anglicanos y católicos en Gran Bretaña durante el siglo XVII.

Después del análisis comparativo y las evidencias documentales encontradas, podemos concluir que existe una probabilidad muy alta de que los escolásticos tardíos españoles influyesen en la obra Two Treaties on Civil Government (1690) de John Locke, de un modo directo por medio de las obras de Juan de Mariana y, quizás también, de Francisco Suárez y, adicionalmente, por los autores escolásticos protestantes como Samuel Pufendort o Hugo Grocio que sabemos fueron influidos por la Escuela de Salamanca. Se han encontrado cartas y un ejemplar de la segunda edición de la edición de 1605 de la obra De Rege et Regis Institutione (1599) en la biblioteca personal de John Adams que fue influido por John Locke y fue el segundo Presidente de los Estados Unidos de América.

Por ello, después del análisis de las obras de John Adams y de las evidencias documentales, podemos afirmar que John Adams leyó la obra De Rege et Regis Institutione (en la edición de 1611) de Juan de Mariana y que, también, reflejó también sus ideas sobre la soberanía, la propiedad, el principio de consentimiento y el derecho de rebelión frente a los tiranos en obras como A defense of the Constitutions of the United States of America. Machamont Nedham (1787) y Discurso de Dávila (1790-1791). Esta influencia escolástica puede explicar la oposición del segundo Presidente hacia la alteración del peso y el resellado de las monedas de oro y plata y, también, su oposición a la creación de un banco central con monopolio de acuñación y emisión de moneda fiduciaria.

Juan de Mariana es heredero de la Escuela de Salamanca y uno de los miembros más importantes de la Escuela Española, debido a que defendió las principales instituciones de una sociedad abierta, como la propiedad privada y los derechos subjetivos, e identificó algunos de los principios fundamentales de la Economía. Por otra parte, hay que destacar a Juan de Mariana como uno de los precursores del liberalismo en Inglaterra a través de John Locke y del liberalismo en los Estados Unidos de América a través de John Adams.


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La hipocresía de Oxfam sobre la riqueza privada, por Mises Hispano.

Esta misma semana, la organización Oxfam publicaba un “informe” sobre desigualdad global. No es realmente un informe, ya que en su mayoría consiste en cháchara económica con poco fundamento empírico y los datos externos que incluye provienen de una fuente externa: el Informe del Credit Suisse. En todo caso, estos datos indican que hay mucha pobreza en el mundo, mientras que en algunos otros sitios hay relativamente muchas más riqueza. Esto ha llevado a ruidosas declaraciones en los medios de cómo 8 personas en el mundo tienen más riqueza que la mitad de la población mundial junta.

Datos frente a interpretación de datos

Si miramos los datos (Credit Suisse Global Wealth Databook 2016, pp. 112–115) vemos que cualquier persona que viva en un país de la OCDE es probable que sea relativamente mucho más rico que la población del resto del mundo. Si ganas solo 30 dólares, ya eres más rico que el 10% de la gente más pobre. Si ganas 250 dólares, dejas atrás al 20% de la población mundial. Si ganas más de 2.200 dólares ya eres más ricos que la mitad de la población mundial.

Sigue en pie la pregunta: si pones 30 dólares en tu cuenta corriente, ¿significa esto que has causado pobreza extrema para el 10% de la población mundial? Esto es lo que está queriendo decir Oxfam con su sesgado análisis pseudoeconómico.

Juzgando a Oxfam por sus propios patrones

Oxfam no practica lo que predica. Es una fundación que trabaja con ingresos anuales y también con diversos beneficios de capital invertido. No son distintos de una empresa normal en el mercado, aunque una diferencia es que formalmente no pagan dividendos por su actividad, sino que los gastan en proyectos. Aún así, trabajan (como prácticamente todas las demás entidades en el mercado) para expandir su actividad en una mercado concreto y maximizar el valor de sus diversos activos. Veamos por tanto cuáles son los activos totales de la división de Oxfam en Estados Unidos, los activos por cabeza y la “renta nacional” por cabeza y veamos cómo queda en comparación con los demás países.

Según su memoria financiera (p. 11), el activo total neto de Oxfam EEUU está en torno a los 69 millones de dólares (para todas las filiales de Oxfam en todo el mundo sin duda es mucho mayor, pero solo queremos demostrar en lugar de hacer una auditoría mundial de la organización). Como ente legal, esto significa que la división estadounidense de Oxfam, por sí misma, ha acumulado un valor de activo que es mayor que el del 99,7% de toda la población mundial. Hay quien puede decir que es un ente legal, no una persona, pero ¿y qué? La riqueza es riqueza, ¿no? Simplemente estamos señalando algo evidente: los activos de Oxfam ya son más altos que los del 99,7% de la población. ¡Es una concentración de riqueza bastante impresionante!

Por supuesto, podemos dividir estos activos por número de empleados, que son 351 personas. Por cabeza, la cantidad de activos es de casi 200.000 dólares. Sigue siendo más que el 92,5% de la población mundial.

Finalmente, también podemos medir una especie de renta nacional de Oxfam EEUU. De acuerdo con su memoria, los salarios, remuneraciones y otros complementos laborales declarados están en torno a los 34 millones de dólares anuales (el 38% del presupuesto). Esto significa básicamente, que la renta nacional por cabeza es de casi 97.500 dólares anuales. Esto significa que Oxfam EEUU es el tercer país más rico del mundo. Solo Qatar y Luxemburgo son más ricos. Oxfam EEUU deja fácilmente atrás a Kuwait, Singapur, Noruega, Suiza, EEUU y Suecia, entre otros. Parece un buen lugar para vivir: “creando soluciones duraderas para la pobreza, el hambre y la injustica  globales” funciona especialmente para los que lo hacen.

1 Qatar 129727
2 Luxemburgo 101936
3 Ofam EEUU 97500
4 Macao 96148
5 Singapur 87082
6 Brunei 79711
7 Kuwait 71264
8 Irlanda 69375
9 Noruega 69296
10 Emiratos Árabes Unidos 67696
11 San Marino 64443
12 Suiza 59376
13 Hong Kong 58095
14 Estados Unidos 57294
15 Arabia Saudita 54078
16 Holanda 50846
17 Bahrein 50303
18 Suecia 49678
19 Australia 48806
20 Alemania 48190

 

Evidentemente estamos jugando con argumentos de demagogos. La propia Oxfam debe recurrir a esta demagogia por una razón muy sencilla: solo porque uno sea rico y otro pobre no significa que uno esté relacionado causalmente con el otro. Ante una idea de lo ricos que son, Oxfam probablemente contestaría: pero contratamos gente valiosa, tenemos que emplear a los mejores, estamos dirigiendo una empresa.

¡Exactamente! Igual que esas 8 personas que tienen más riqueza sumada que la otra mitad de la población. Entre ellos tenemos a Zuckerberg, que creó la plataforma mediática más popular en la historia del intercambio de ideas; Jeff Bezos, que creó una de las plataformas de venta al por menor más eficaces de la historia, o Bill Gates, cuyas contribuciones al negocio informático son numerosas (curiosamente, Gates es uno de los principales donantes de Oxfam). Estos grandes empresarios hicieron más por aumentar la riqueza de millones de personas de lo que nunca podrá hacer Oxfam.

Necesitamos más empresarios como esas 8 personas para luchar contra la pobreza y aumentar la riqueza social. Por suerte, esto es lo que ha estado pasando en las regiones más pobres de todo el mundo. Curiosamente, Oxfam confirma en el informe (p. 12) que de 1988 a 2011 las personas con rentas en los deciles del 1 al 8 han experimentado globalmente un crecimiento muy superior en las rentas que las personas en los deciles noveno y décimo, incluyendo el famoso 1%.

En todo caso, esas ocho personas más ricas del mundo no están perjudicando a los más pobres. En realidad, es lo contrario, crean una plataforma mayor para un crecimiento futuro para todos.

Conclusión

Es hora de que Oxfam acabe dándose cuenta de que la sociedad no es necesariamente un juego de suma cero. Puede convertirse en uno cuando el gobierno quita dinero a A y se lo da a B. Pero en el mercado no es así. El mercado crea valor adicional, no se lo quita a alguien para dárselo a otro.

La interpretación que ha dado Oxfam a los datos reunidos por Credit Suisse se basa en una malísima economía. Por supuesto, lo saben intuitivamente, porque ellos mismos ganan mucho dinero en los activos que emplean. ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué concentran millones de dólares en forma de activos, mientras hay tanta pobreza en el mundo? Aparentemente creen en alguna forma de creación de valor, que puede lograrse concentrando, poseyendo y gestionando esos activos. En otras palabras, alaban su propiedad privada y tratan de hacer un buen uso de ella.

¿Sabes, querida Oxfam? Esto es precisamente lo que hacen los empresarios de éxito. No os creeríais cuántos bienes producidos masivamente pueden comprarse baratos debido a esto.


El artículo original se encuentra aquí.

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Remedios para latinoamericanos por Carlos Rodríguez Brown.

Los impuestos, como su nombre mismo indica, son una imposición del Estado a la comunidad.

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viernes, 27 de enero de 2017

La tendencia colectivista del ecologismo, por Mises Hispano.

[Extraído de Capitalismo]

Como he dicho, el movimiento ecologista no podría tener ni de lejos el apoyo e influencia que tiene si su perspectiva ética básica fuera conocida. Así, la mayor parte de las veces afirma que en realidad tiene en mente el bienestar de la gente, y que es en nombre de ese bienestar humano por lo que ataca el progreso tecnológico y económico. Cuando lo hace, actúa como si, a pesar de los mejores esfuerzos de científicos, ingenieros y empresarios para mejorar la vida y el bienestar humanos, éstos fracasaran sistemáticamente, al menos a largo plazo Aquí, como en el caso del supuesto calentamiento global, el movimiento aparentemente afirma ser capaz de ver, desde el ventajoso punto de vista de su supuesta sabiduría superior, que el verdadero camino para el bienestar humano requiere que la humanidad no intente recorrer el camino hacia el bienestar—que renuncie a actuar basándose en la ciencia y la tecnología. Sólo entonces, supuestamente, en virtud de su inactividad, la humanidad evitará su autodestrucción.

Al proceder de esta forma, el movimiento ecologista adopta la táctica de dar por sentados todos los beneficios de la actividad económica y procede como si existieran independientemente de esa actividad. Entonces concentra toda su atención en los escasos fenómenos menores de carácter negativo, que atribuye a la actividad económica y que considera como el resumen y la sustancia de dicha actividad, como la emisión de ciertos productos químicos a la atmósfera y la consiguiente creación de smog o, más recientemente, el supuesto calentamiento global. Así, por ejemplo, trata a los automóviles y centrales eléctricas como si fueran una amenaza para la vida y el bienestar humanos en lugar de las inmensas fuentes de bienestar que son en realidad. Actúa como si la gente pudiera seguir teniendo un transporte eficaz y energía y luz eléctrica a la vez que se le priva de los medios necesarios para que exista: los campos petrolíferos, oleoductos y centrales eléctricas contra los cuales pelea con uñas y dientes.

En este proceso, el movimiento ecologista se refiere a la “conservación” como si fuera algún tipo de método mágico para conseguir sin sacrificios reducciones radicales en el uso de la energía. Afirma, por ejemplo, que la pérdida de millones de barriles de petróleo diarios puede soportarse como medios tales como sencillamente doblar el número de millas por galón que alcanzan de media los automóviles estadounidenses. (En esta perspectiva, evidentemente, la gente hasta ahora habría sido sencillamente tan estúpida como para no darse cuenta de que podrían arreglárselas igualmente con automóviles que puedan reducir sus costes en combustible por la mitad. O, supuestamente, que si los compradores de coches se hubieran percatado, todos y cada uno de los fabricantes o potenciales fabricantes de automóviles habrían resultado ser tan estúpidos como para no darse cuenta de la enorme ventaja competitiva de la que podían disfrutar al responder a la demanda pública de esos coches tan eficientes en el uso del combustible. O, si los fabricantes se hubieran dado cuenta, no habrían ofertado esos coches, porque todos y cada uno de los fabricantes o potenciales fabricantes de automóviles son supuestamente parte de una “conspiración monopolística” o en otro caso rechazarían arbitrariamente ofrecer en el mercado esos coches. De esta manera, el movimiento ecologista despectivamente considera insignificantes esas diferencias entre automóviles, como tamaño, peso y poder de aceleración y la demostrada preferencia de los consumidores en favor de automóviles más grandes, más pesados y más potentes que permiten hacer menos millas por galón, frente a los automóviles más pequeños, más ligeros y menos potentes que permiten hacer más millas por galón).

En su mascarada como luchador por el bienestar humano, la técnica del movimiento ecologista consiste en apelar al colectivismo y la histeria, con el fin de crear la impresión de un derrocamiento de la doctrina de la armonía de intereses de la economía clásica y la existencia de un conflicto de intereses entre el individuo y el resto de la sociedad.

La verdad es que la tendencia necesaria de la actividad económica hacia la mejora del entorno, que se describió al final de la sección precedente, se refuerza poderosamente mediante la existencia de libertad y libre comercio. La libertad y el libre comercio crean una armonía inherente entre los intereses propios racionales de la gente. Cuando las acciones de los individuos son libres y no representan uso de fuerza, su efecto es necesariamente el beneficio de todos los afectados. Y esto es porque cada individuo actúa para beneficiarse a sí mismo y debe al mismo tiempo beneficiar a aquéllos cuya cooperación quiere asegurase, ya que en caso contrario no la recibirá. Además, nadie que se encuentre fuera de la transacción puede verse dañado, porque cualquier evidencia de daño a la persona o la propiedad de otros es suficiente para prohibir la acción como un acto de fuerza y violación de la libertad. Por ejemplo, en libertad, si decido construir un edificio, lo haré porque juzgo que puede beneficiarme hacerlo. Al mismo tiempo, puedo encontrar trabajadores y proveedores que me ayuden a construirlo y un comprador o inquilinos para utilizarlo, sólo si lo hago en interés de todas estas partes para negociar conmigo. Además, la construcción de mi edificio no debe ser un peligro para otros edificios vecinos o paseantes; si lo es, soy culpable de un empleo de fuerza física contra la propiedad o persona de otros y por tanto hay razones para detener mi actividad. Como consecuencia, la tendencia inherente a mi acción es producir mejoras a otros así como a mí mismo, y por tanto mejorar el bienestar general.

Sin embargo, la mercancía que venden los ecologistas consiste en encontrar casos en los que aparecen consecuencias negativas perceptibles para otros cuando las acciones de un gran número de individuos se acumulan y después exagerar increíblemente la importancia de esos aspectos negativos mediante técnicas de histeria, eliminando en el proceso toda preocupación por los derechos y responsabilidades de los individuos. Los ecologistas concluyen argumentando que no debería permitirse a ningún individuo actuar sin probar antes que su acción no tendrá un “impacto” adverso en el “entorno”.

Así es como, por ejemplo, consideran los ecologistas fenómenos como la tala de grandes áreas de terreno para el asentamiento de granjas. Esa tala de terrenos puede a veces tener efectos de elevar el nivel de las aguas río abajo y por tanto causar riadas, lo que supuestamente ocurrió a lo largo del río Mississippi como consecuencia de la colonización del Medio Oeste. Igualmente, consideran el hecho de que el traslado de grandes cantidades de personas a la misma zona puede ocasionar embotellamientos de tráfico. Y exactamente del mismo modo, consideran los efectos de cientos o miles de millones de personas quemando combustibles fósiles, usando CFCs y cosas así, cuyas acciones supuestamente ocasionan resultados como el calentamiento global y la reducción de la capa de ozono.

En su tratamiento de casos de este tipo, los ecologistas demuestran ser colectivistas. Están dispuestos a hacer responsables a individuos de los efectos negativos que no son responsabilidad de dichos individuos como tales, es decir, de los efectos negativos que no son causados por ningún individuo, sino que son el resultado de las acciones combinadas de los miembros del grupo al que pertenecen. Esos efectos negativos, al no ser responsabilidad de ningún individuo, deberían considerarse igual que actos de la naturaleza y los individuos deberían ser libres de enfrentarse a ellos en la forma que les resulte más ventajosa. Por el contrario, los ecologistas intentan paralizar al individuo ligándolo al colectivo—para prohibirle actuar en todos los casos en que aparezcan consecuencias negativas significativas a partir de acciones del colectivo al que pertenece. Y además, por supuesto, en lugar de permitir que los efectos negativos se afronten mediante la libre acción de los individuos, los ecologistas no ven otra solución que la de la acción colectiva, en forma de planificación gubernamental.

En esos casos, los ecologistas creen erróneamente que tienen el derecho a prohibir aquellas actividades que no son de su gusto. Sin embargo, en realidad, no lo tienen. El hecho de que acciones independientes y separadas de grandes cantidades de gente puedan ocasionar consecuencias negativas significativas a alguien por culpa de su efecto acumulado sencillamente no es responsabilidad de ninguno de los individuos actuantes. No debería ser un motivo para prohibir sus actividades. Prohibir una actividad de un individuo en un caso como éste es hacerle responsable de algo de lo que él sencillamente no es de hecho responsable. Es exactamente lo mismo que si se le castigara por algo que no haya hecho.

El daño que se ocasione por las actividades acumuladas de toda una categoría de individuos, sin que ninguno de ellos sea responsable como individuo, debería, como he dicho, ser considerado igual que un daño producido por causas naturales. Así, fenómenos como riadas en el curso de los ríos posiblemente consecuencia de la actividad de decenas o cientos de miles de individuos actuando independientemente entre sí, deberían considerarse de igual forma que riadas que ocurran no habiendo ningún ser humano o muy pocos en el curso alto del río. Exactamente lo mismo es cierto para los fenómenos o supuestos fenómenos similares del calentamiento global, la disminución de la capa de ozono y la lluvia ácida. Como consecuencia, o como supuesta consecuencia, de la actividad de un gran número de individuos, cada uno de los cuales no tiene responsabilidad individual de los mismos, deben considerarse exactamente de la misma forma que si el calentamiento global, la disminución de la capa de ozono o la lluvia ácida existieran totalmente aparte de la actividad económica moderna. Esto es, deben considerarse como fenómenos naturales, de los cuales ningún ser humano individual es responsable y a los cuales los seres humanos individuales deben ser libres de responder.

Quienes se ven afectados negativamente en eses casos no deberían culpar a nadie, sino sencillamente debería dejárseles que libremente tomen las medidas para protegerse en la manera apropiada de actividad productiva. En el caso de riadas podrían consistir en construir diques o torrenteras artificiales, en el caso de embotellamientos de tráfico, podrían consistir en construir más carreteras o mudarse a otro sitio.[1] El tipo de respuestas apropiadas a los supuestos casos del calentamiento global, la disminución de la capa de ozono y la lluvia ácida ya se han explicado en la sección anterior. La respuesta completa adecuada a los ecologistas en todos los casos en que presentan casos de este tipo es sencillamente que bajo el capitalismo el hombre afrontará las fuerzas negativas de la naturaleza resultantes como subproductos de su propia actividad precisamente la misma manera exitosa con la que se enfrenta normalmente a las fuerzas primarias de la naturaleza.

Más aún, no debe olvidarse nunca que el daño producido en estos casos es necesariamente minúsculo en comparación con el bien logrado. Los ecologistas utilizan la técnica de comparar el daño completo con la acciones de cada individuo separadamente. Por ejemplo, argumentan que un granjero no debería estar autorizado a talar su terreno porque si lo hacen cientos de miles de ellos, podría haber riadas río abajo. El hecho es que el granjero consigue una enorme cantidad de bienes, sin daños perceptibles. Si se quiere fijarse en los daños causados por todos lo granjeros juntos, debe compararse con los enormes bienes que consiguen todos los granjeros juntos.

Por ejemplo, el desarrollo del Medio Oeste, representa evidentemente una ganancia muy superior para prácticamente todos, que las pérdidas que representan las riadas ocasionales que pudiera haber ocasionado en el área de Nueva Orleáns. (Representa una ganancia incluso para la gente que vive en las áreas afectadas por grandes riadas ocasionales). Si la lógica del movimiento ecologista hubiera estado presente y orientado la política gubernamental del siglo diecinueve, bien podría haber prohibido el desarrollo del Medio Oeste y obligado a los estadounidenses a mantenerse apelotonados bajo los Apalaches. (Puedo imaginar fácilmente una campaña de ecologistas histéricos en el siglo diecinueve centrándose no sólo en el temor a esos supuestamente terribles resultados como riadas más grandes en el Mississippi, sino también la contaminación de muchos ríos y lagos y la alteración del hábitat de estas o aquellas especies. La amenaza de una próxima extinción del bisonte probablemente habría sido considerada por sí misma suficiente para detener la colonización del Medio Oeste, si el movimiento ecologista hubiera existido entonces).

Precisamente los mismos principios aplican a los casos del calentamiento global, la disminución de capa de ozono y la lluvia ácida. Cada individuo que utiliza un automóvil, electricidad y así sucesivamente obtienen inmensos beneficios al hacerlo y no causan ningún daño perceptible a nadie. Esto es igualmente cierto para los fabricantes de automóviles y seguramente lo es incluso para las instalaciones eléctricas más grandes y las compañías químicas en relación con la creación lluvia ácida. La prohibición o limitación de esas actividades en favor de la prevención del calentamiento global, la disminución de capa de ozono o la lluvia ácida es completamente equivalente a la prohibición o limitación del desarrollo del Medio Oeste para prevenir riadas en Nueva Orleáns. Es un intento de detener la producción y sus enormes beneficios en favor de evitar los relativamente minúsculos efectos negativos de los residuos de la producción. Es comparable a prohibir usar maquinaria y aprovechar sus beneficios en favor de evitar cosas como el desempleo tecnológico a corto plazo.

Pro supuesto, es posible que en procesos productivos de fabricantes concretos se causen efectos negativos perceptibles en terceros. Aunque no es así en el caso de la lluvia ácida, sí que lo era cuando las centrales térmicas y los altos hornos generaban grandes cantidades de hollín que se posaban en el terreno circundante y que las altísimas chimeneas que obligaba a construir el gobierno, y ahora generan la lluvia ácida, estaban diseñadas para evitar.

En casos como éstos, un principio importante es el de quién tiene derechos previamente establecidos. Por ejemplo, si un acería empieza a funcionar en campo abierto donde el terreno circundante no se está utilizando y los propietarios no presentan quejas en un periodo de varios años o más, parece razonable decir que la acería adquiere un derecho a continuar con sus operaciones. Por supuesto, lo mismo sería sin duda cierto si la acería llegó a un acuerdo con los propietarios de los terrenos circundantes por el que paga unas cantidades como compensación por los efectos negativos de sus operaciones. En todo caso, el precio al que se venda el terreno circundante tendería a ser inferior como reflejo de las consecuencias negativas causadas por la existencia de la acería cercana. Sobre la base de esas consideraciones, los propietarios de los terrenos circundantes no tendrían justificaciones para protestar. Las justificaciones para protestar existen en los casos en que la actividad de un productor crea algún efecto negativo, dicha actividad no se ha convertido en un derecho establecido y se ha reflejado en el precio que los propietarios actuales del terreno circundantes han pagado por él. En esos casos, la única forma adecuada en el que el productor puede actuar es comprando el derecho a hacerlo a los propietarios del terreno circundante afectado.[2]

Sin la tecnología moderna, la existencia de zonas densamente pobladas conlleva considerables perjuicios mutuos perceptibles individualmente por cada uno de los habitantes en relación con la salubridad, limpieza y propiedad de los demás. Si, por ejemplo, no hubiera tuberías de hierro y acero de bajo de coste, no habría de hecho alternativa ninguna a utilizar las propias calles como alcantarillas. Si no hubiera automóviles, no habría alternativa a que las calles se llenaran de estiércol de caballo. Si no hubiera combustibles, gas natural y energía eléctrica, no habría alternativa al hollín producido por los fuegos de madera y carbón, que cae tanto en las propiedades vecinas como en la propia.

Si la gente va a vivir en pueblos y ciudades en esas circunstancias, deben enfrentarse con esos problemas. Sin embargo, gracias al progreso económico, resulta económica y financieramente viable reducir el alcance de esos perjuicios. Esto ocurre como consecuencia de la continua ampliación de alternativas tecnológicas, reducciones en costes y bajadas en precios relacionadas con los ingresos que representa el progreso económico.[3] Es con este espíritu como debemos entender básicamente esas medidas de salud pública como la obligación de sistemas de alcantarillado como condición previa a la construcción de casas. En con este espíritu como debe entenderse medidas como la obligación en la ciudad de Londres de reemplazar gradualmente las calderas de carbón con otras de gas o electricidad. Medidas de este tipo, aunque se gestionen mejor por parte de organismos distintos que los gobiernos locales, es decir, por asociaciones de propietarios privados, son consistentes con el principio de los derechos individuales. Más aún, están completamente dentro del espíritu del progreso económico. Por tanto, no tienen nada que ver con el tipo de medidas que en general propugna el movimiento ecologista.

Los ecologistas emplean la técnica de confundir los efectos de las acciones de individuos concretos con los efectos que sólo pueden causarse acumulando las acciones de un gran número de individuos, para minimizar la importancia de las contribuciones individuales positivas. Por ejemplo, el Sierra Club ha argumentado contra la aprobación gubernamental de búsqueda de petróleo en el norte de Alaska sobre la base de que si hubiera petróleo allí, representaría sólo un suministro para 200 días, lo que es muy poco para justificar el proyecto, de acuerdo con su opinión. En una carta a todos sus miembros, el director ejecutivo del Sierra Club declaró:

¡Imagínese! Los partidarios de la perforación en el Refugio quieren causar estragos en un frágil ecosistema. Para construir aeropuertos, oleoductos y carreteras allí donde los caribúes, osos blancos y lobos, águilas reales, cisnes y ánsares nivales tienen sus hogares. Para destruir para siempre un territorio salvaje—quizá el territorio salvaje más grande de Norteamérica—, negando el derecho a las futuras generaciones a maravillarse ante su majestuosidad. Y por qué. ¡Por una posibilidad de un 19% de que encontrarán un suministro de 200 días de petróleo![4]

Así, si un campo petrolífero concreto tiene éxito en añadir el equivalente a 200 días de suministro mundial resulta supuestamente muy poco para que merezca la pena llevarlo a cabo. Por lo que se ve, cada campo petrolífero debe ser capaz de incrementar significativamente el suministro mundial—añadiendo al menos el equivalente a varios años por sí mismo—para que se permita su desarrollo. La consecuencia de esta posición es que no se permite actuar a nadie salvo que su acción por sí misma pueda tener consecuencias positivas absolutamente fabulosas y esté completamente seguro de su éxito. Puesto que el suministro mundial de cualquier cosa se produce casi siempre por grandes cantidades de productores, cada uno de los cuales produce una cantidad relativamente pequeña del suministro total, la adopción de este estándar serviría fácilmente para prohibir incrementos de producción a prácticamente cualquier individuo o empresa privada.

La dirección del Sierra Club casi seguro que sabe que una posibilidad de un 19 por ciento de encontrar petróleo es casi cuatro veces la que se presenta en la mayor parte de las prospecciones y que el petróleo en el área afectada se encuentra aflorando en el suelo. No es tan ilógico como creer seriamente que se construirían carreteras y oleoductos sin obtener previamente pruebas concluyentes de que hay realmente cantidades sustanciales de petróleo en la región. Tampoco es tan ilógico como creer que las futuras generaciones podrán ir y maravillarse ante la “majestuosidad” del área sin ayuda de carreteras y aeropuertos para que puedan llegar allí (esto es, si el área no fuera un inhóspito desierto helado y tuviera realmente una majestuosidad que hiciera que mereciera la pena el viaje para verlo). Y casi seguro que el Sierra Club es capaz de darse cuenta de que si, como se espera, el campo contribuyera a la producción durante un periodo de 20 años y añadiría un suministro de sólo 10 días al suministro existente de petróleo en cada uno de esos años, esto representaría casi un 3 por ciento de incremento en la producción mundial de petróleo en cada uno de esos años. Puede darse cuenta de que un incremento de ese volumen es aproximadamente igual que la reducción causada por la invasión iraquí de Kuwait y el consecuente embargo impuesto a Iraq, y que tendría un importante en efecto en la reducción del precio del petróleo, igual que la invasión iraquí lo tuvo en su incremento. Sin ninguna duda, la dirección del Sierra Club conoce todas estas cosas.

Sin embargo, intenta trivializar la importancia del proyecto estableciendo un estándar imposible acerca de cuánto debe producirse para se considere que merece la pena hacerlo.[5] Trivializando así el proyecto, pueden clasificarlo por debajo de supuesto valor de mantener completamente intacta la vida salvaje en al región y el propio estado de cosas, a los que en realidad nadie otorga ningún valor.

Por tanto, una técnica importante de los ecologistas es confundir lo individual con lo colectivo—hacer al individuo responsable de los efectos negativos resultantes de las acciones de la categoría completa de individuos a la que pertenece y demandar que sus acciones positivas sean de una escala lo suficientemente grande como para beneficiar a toda la sociedad.

La confusión entre lo individual y lo colectivo, e incluso del individuo con el cosmos, se presenta también en las tácticas de atemorizar de los ecologistas. Por ejemplo, Carl Sagan escribe: “La diferencia de temperatura típica media en todo el mundo entre una edad de hielo y un periodo interglaciar es sólo de 3º a 4º C. Esto debería hacer sonar las alarmas de inmediato: Un cambio de temperatura de sólo unos pocos grados puede ser un asunto serio”.[6]

Por supuesto el Doctor Sagan y cualquier ama de casa saben lo fácil que es hacer que hierva un cazo con agua, no digamos subir su temperatura simplemente unos pocos grados. Desde esta base, aparentemente cree que aumentar la temperatura de los cientos de millones de millas cúbicas de la atmósfera y los océanos terrestres y por tanto de la superficie de toda la Tierra unos pocos grados es algo igualmente fácil y que estamos a punto de hacerlo si no hacemos que él y sus colegas se ocupen de nuestras vidas.

De hecho, como ya debería estar claro, la mentalidad colectivista impregna todo el ecologismo. Contribuye a la noción de una “fragilidad de la naturaleza” en toda su inmensidad comparable a la fragilidad de los posesiones o la vida de un individuo. Como hemos visto, desempeña un papel vital en la existencia de la creencia de que hay una “crisis medioambiental”, proyectando que sólo es posible la actuación de un gobierno incompetente para afrontar las condiciones ambientales cambiantes supuestamente causadas por las actividades productivas humanas, y no las acciones inteligentes de seres humanos individuales. Así pues ignora completamente las acciones inteligentes de los individuos coordinadas por el sistema de precios, como el medio para resolver esos problemas. De hecho, la verdadera noción de “crisis medioambiental” es consecuencia de una mentalidad colectivista preexistente. Si no fuera por la preponderancia de la mentalidad colectivista, la actividad productiva humana hubiera evolucionado tan suave y exitosamente como hasta ahora, con individuos feliz y legítimamente despreocupados por evitar los efectos resultantes de las acciones de los colectivos a los que pertenecen y afrontando fácilmente esos efectos cuando aparezcan.

El ecologismo y la irracional responsabilidad sobre los productos.

La confusión—inspirada por el colectivismo—acerca de la responsabilidad de los individuos también aparece en otras áreas importantes, que pueden estar relacionadas o no con el ecologismo. Así, por ejemplo, a un criminal no se le considera responsable de sus actos. En su lugar, la responsabilidad reside en la “sociedad” y en otros individuos, que de alguna manera transmiten actitudes antisociales a esos individuos, como la falta de respeto por su raza o nacionalidad.

La falacia de esa responsabilidad inapropiada aparece en el caso de la responsabilidad sobre los productos, cuando a los grandes fabricantes, que saben que estadísticamente va a producirse un número determinado de accidentes de cierto tipo en cada cien mil o un millón de unidades de sus productos, se les hace responsables morales de esos accidentes, especialmente si es posible tomar medidas para prevenirlos o mitigarlos y no se ha hecho. Para ilustrar la lógica de este punto de vista, podemos imaginar una compañía frutera que importa decenas o cientos de millones de plátanos. Un porcentaje de las pieles de estos plátanos acabará en lugares donde la gente puede resbalarse con ellas y sufrir serias lesiones. No importa quién haya tirado inconscientemente las pieles de plátano o quién era responsable de mirar por donde andaba. Si se sabe que estadísticamente un persona por cada X millones de plátanos importados se romperá el cuello o un brazo, la lógica desde este punto de vista implica que la compañía frutera de alguna forma es responsable de las lesiones que la gente sufra por resbalar con una piel de plátano. (Supuestamente, debería tratar de desarrollar una piel de plátano no resbaladiza).

Aunque el ejemplo de la piel de plátano pueda parecer inverosímil, ya que nadie ha presentado una demanda con esta base, es difícil diferenciar esa lógica de casos en los que sí se han presentado y ganado. Por ejemplo, la compañía de automóviles Ford fue considerada responsable por el hecho de que en una cierta categoría de colisiones el depósito de gasolina del Ford Pinto aparentemente podía explotar. Desde este punto de vista, la responsabilidad del individuo o los individuos que causaran el accidente no se tiene en cuenta y se asume que porque estadísticamente podría haber cierto porcentaje de accidentes de ese tipo, el fabricante es responsable: supuestamente no sólo debería conocer esa probabilidad estadística, sino que debería haber tomado medidas para que la gente no sufriera esas graves lesiones en accidentes en accidentes sobre los que supuestamente no tiene responsabilidad alguna.

La lógica de hacer que un individuo sea responsable de las acciones de otros también está presente en la normativa que exige a los fabricantes de refrescos cobrar un depósito por latas y botellas que normalmente no esperarían que se devolvieran y por la que no cobrarían dichos depósitos. Los fabricantes aparecen como responsables por las acciones de sus clientes, que simplemente dejan las latas y botellas tiradas por el suelo.

La consecuencia de imponer esas erróneas nuevas responsabilidades en los fabricantes es incrementar para todos los costos y precios. Y a causa de las graves incertidumbres creadas allí donde las sumas en cuestión son importantes, impiden la salida al mercado de nuevos productos y a veces, como en el caso de la fabricación de avionetas privadas, llegan a hacerlos desparecer del mismo. La irracional responsabilidad sobre el producto es un importante aliado del movimiento ecologista en su campaña por acabar con el progreso económico y reducir el nivel de vida.

El ecologismo y la doctrina de las externalidades.

La influencia del movimiento ecologista ha sido promocionada en las ciencias económicas por una perniciosa doctrina conocida como la teoría de los “costes y beneficios externos” o, a veces, simplemente como la teoría de las “externalidades”.[7]

La doctrina de las externalidades debe comprenderse a partir del hecho de que los economistas pronto percibieron que el patrón de gasto adoptado por los consumidores determina el patrón de gasto adoptado por los empresarios, cuyos productos deben antes o después servir para satisfacer a los consumidores. Vieron, por ejemplo, que si los consumidores gastaran más dinero en camisas y menos en zapatos, los empresarios se verían incitados a gastar más dinero en fabricar camisas y menos en producir zapatos. Los economistas reconocieron en ello la intervención de un principio profundamente benévolo que permite a la gente obtener lo que quieren gracias a la forma en que gastan su dinero.

Los partidarios de la doctrina de las externalidades no se ven satisfechos con el hecho de que el patrón de gasto de los consumidores determine el patrón de gasto de los empresarios. Añaden una posterior demanda arbitraria de que el individuo debería de poder reclamar una compensación por todos los beneficios que su acción causa al resto de la humanidad y debería ser responsable de todos lo costes que impone asimismo al resto de la humanidad, incluso aunque los beneficios y costes en cuestión no sean objeto de la compraventa en el contexto normal de los individuos afectados. Desde la perspectiva de la doctrina de las externalidades, es un defecto del capitalismo el que cada vez que una acción individual genera cualquier clase de beneficios a otros, aquél no se vea recompensado por ello o que se imponga cualquier tipo de costes a terceros por los que no les compensa. Así que se requiere que el gobierno entre en escena y ponga las cosas en orden decidiendo quién debe qué a quién y realizando posteriormente la necesaria redistribución de la riqueza e ingresos.

El supuesto daño medioambiental causado por el progreso económico se considera que cae de lleno bajo el concepto de costes externos y se reclama a los responsables que respondan por los daños causados. Por ejemplo, se argumenta que aquél cuyo coche o fábrica emita cualquier producto en el aire debería pagar una cuota por cualquier daño que pueda causarse por el volumen total de emisiones de ese producto.

Muchos economistas, incluidos algunos que normalmente son defensores incondicionales del capitalismo, creen que muchas de las demandas del movimiento ecologista podrían verse satisfechas de esta manera en el marco de una sociedad capitalista. Consideran las demandas de la doctrina de las externalidades como completamente consistentes con los principios del capitalismo, de hecho, como representativos de una implantación más perfecta de esos principios. A sus ojos, la demanda de compensación por todos los beneficios que uno causa es simplemente el principio de que se pague por el trabajo; la demanda por responsabilidad de todos los costes que se imponen a otros les parece una implicación de principio de aceptar la responsabilidad de los propios actos.

La doctrina de las externalidades es una confusión avanzada respecto de las responsabilidades de los individuos. Aparte de imponer responsabilidades a los individuos que éstos en cuanto tales no causan, el error de la doctrina de las externalidades es que atiende a las cosas demasiado ampliamente. Un momento de reflexión demostrará que uno no debe ser compensado por todos los beneficios que causa, ni ser responsable de todos los costes que impone. Uno debe ser compensado sólo por aquéllos beneficios que otorga a otros y que esos otros libremente contratan para recibir. Uno debería ser responsable de los daños a otros mientras la acción de uno cause un daño físico demostrable a las personas o propiedades de terceros específicos e individuales.

El ámbito más amplio de la doctrina de las externalidades es una invitación al caos y la tiranía, puesto que abre la puerta a todo tipo de reclamaciones arbitrarias. De acuerdo con la lógica de la doctrina, las mujeres bellas y los propietarios de bonitas viviendas y jardines deberían demandar una compensación por el placer que la visión de sus personas o propiedades ofrecen a los demás gratuitamente. Incluso los que envían productos no solicitados por correo deberían poder reclamar compensaciones si esos productos dan algún beneficio a los receptores. De hecho, desde la base de la doctrina de las externalidades, puede argumentarse que la gente es responsable de pagar por todos los beneficios que ahora obtienen gratuitamente en la forma de trabajo de todos los inventores y descubridores cuyos descubrimientos o creaciones no estén sujetos a patente o derechos de autor, empezando por contribuciones como el fuego y la rueda. Haya que hacer o no estos pagos a los descendientes de los inventores o innovadores, al gobierno o a otros, es otra cuestión. El principio sostiene que debe pagarse por los beneficios recibidos.

Sea cual sea lo que se decida acerca de las reclamaciones específicas de los descendientes de inventores e innovadores, la doctrina implica que cada inventor o innovador vivo debería prepararse para afrontar demandas de compensación por parte de los desplazados por al competencia que inaugura. Por ejemplo, la doctrina implica que Henry Ford debería haber pagado para mantener a herreros y mozos de establos desempleados, puesto que estos últimos tenían derecho a continuar con su trabajo independientemente de las mejoras de Ford y de las decisiones voluntarias de los compradores de medios de transporte.

Resulta totalmente inapropiado y una distorsión de los principios adecuados hacer pagar por cada beneficio concedido o demandar compensación por cada coste impuesto. Forma parte de la propia naturaleza de la sociedad capitalista de división del trabajo obtener enormes beneficios por los que la gente no tiene que pagar. De hecho, en una sociedad de este tipo quizá el 99,9% o más del nivel de vida de todos les viene dado como un “beneficio externo” que les ofrece el pensamiento pasado y presente de otros. También forma parte de la naturaleza de este tipo de sociedad imponer varios costes de una naturaleza mínima o transitoria en el proceso de mejora de los métodos de producción y los niveles de vida generales. La doctrina de las externalidades representa implícitamente un ataque por dos vías a la sociedad capitalista de división del trabajo: su lógica privaría a la gente de beneficios que esa sociedad les ofrece gratuitamente, haciéndoles pagar el equivalente a esos beneficios. Y al hacer que quienes son fuente de beneficios tengan que afrontar costes innecesarios e injustos en el proceso de generarlos, operaría restringiendo el acceso a los beneficios en un primer momento.[8]

No hay mejor lugar que éste para hacer notar que, además de ser utilizado en apoyo del ecologismo, la doctrina de las externalidades se utiliza como justificación fundamental para la actuación gubernamental más allá de la defensa frente al uso fuerza física. Se argumenta que puesto que se pueden obtener importantes beneficios sin que los individuos tengan que pagar por ellos, un mercado libre no puede funcionar satisfactoriamente. Un caso típico que suele utilizarse para ilustrar esta afirmación son los faros, que, una vez existen, benefician a todos los barcos que navegan por la noche, tanto si los propietarios de los mismos han colaborado en su construcción y mantenimiento como si no. Se argumenta que en este caso la posibilidad de evitar el pago y convertirse en un “gorrón” (free-rider) a expensas de la contribución de los demás ocasionaría que gran cantidad de propietarios de barcos rechazarían pagar por los faros y por tanto impediría su construcción o haría que su construcción y funcionamiento fueran menos adecuados. Más ampliamente, como principio general, se argumenta que en esas circunstancias no se llevarían a cabo servicios importantes, o se llevarían a cabo de forma inadecuada, puesto que demasiada gente desearía aprovecharse de las ventajas de ser un “gorrón”.

Los sustancial del argumento del gorrón es la suposición gratuita de que a la gente le falta el suficiente sentido común para actuar en su propio beneficio en los casos en que no pueden recibir el correspondiente pago directo y por tanto debe forzárseles a actuar en esos casos en su propio interés. La contradicción más evidente de esta creencia es el éxito de las actividades llevadas a cabo por incontables organizaciones caritativas. En su caso, los donantes particulares dan sin esperar ningún pago material, directo o indirecto. Aunque los partidarios de la doctrina del gorrón se fijan en casos como los de los faros, la lógica de su doctrina implica que todas las actividades de caridad deberían llevarse a cabo por el gobierno. La doctrina implica asimismo que en todo caso en que haya beneficios de cualquier tipo por los que no se paga, el gobierno se encuentra en una posición en la que puede reclamar un cheque en blanco, puesto que nadie puede determinar realmente qué pagos serían “ajustados” a los que harían los ciudadanos voluntariamente.

La verdad es que los ciudadanos privados son capaces por sí mismos de realizar las actividades necesarias por las cuales podría no ser posible arreglárselas con el sistema normal de pagos por bienes o servicios recibidos. Esto es cierto incluso en casos que requieran la cooperación de millones de individuos. No hay razón alguna por la que en esos casos los individuos no puedan acordar contribuir a la financiación de un proyecto para una eventualidad, es decir, si hay suficientes individuos diferentes realizando el mismo compromiso. Ya se refiera a un centenar de propietarios de buques afectados por la construcción de un faro o un millón de propietarios de terrenos afectados por la construcción de una presa para evitar riadas (o quizá la instalación de catalizadores en su automóviles para reducir el smog), no hay razón para que no pueda llegarse a un acuerdo siempre que los individuos comprometan su aportación bajo la condición de que también se comprometa por una suma igual o equivalente un porcentaje de otros individuos. Por ejemplo, el propietario de buques o de terrenos puede estar de acuerdo en comprometer una cantidad determinada bajo la condición de que la mitad o los dos tercios del resto de los propietarios se comprometan de una forma igual o similar. Sólo cuando se haya conseguido el número de compromisos establecido se harían exigibles los compromisos de todos. En esos casos, seguiría quedando un grupo de gorrones, pero eso ciertamente no detendrá el proceso. (A algunos, por supuesto, un procedimiento de ese tipo les parecerá engorroso. Sin embargo, es un precio insignificante a pagar por mantener el respeto a los derechos individuales).

Finalmente, aunque el pago por un bien o servicio en esas circunstancias podría ser menor de lo que sería si de alguna forma prevaleciera la circunstancia habitual de estimar el beneficio recibido respecto del pago realizado, en modo alguno se deduce que la cantidad de beneficio obtenido fuera menor bajo control privado que bajo control gubernamental. El gobierno es por naturaleza derrochador. Como consecuencia, necesita gastar mucho más dinero que una organización privada para ofrecer la misma cantidad de bienes o servicios. Es verdad que si todavía gasta más que eso, puede ofrecer más de un bien o servicio de lo que se ofrecería privadamente. Pero no hay base objetiva que pruebe que deba ofrecer más. En realidad, el hecho objetivo destacado de esta situación es que al tomar responsabilidad sobre actividades más allá de la defensa contra el uso de la fuerza, el gobierno hace algo que no debería hacer: utiliza la fuerza contra la gente.[9]


[1] Por supuesto, la naturaleza no produce nada directamente comparable a un embotellamiento de tráfico, pero sí produce todo tipo de obstáculos en los trayectos de viaje, como bosques, ríos y montañas. Por tanto, los embotellamientos de tráfico son abstractamente comparables a los obstáculos naturales al viaje.

[2] Por supuesto, sería posible para los propietarios de los terrenos circundantes recomprar este derecho en un momento posterior. Esto ocurriría en casos en los que el incremento de valor de sus terrenos una vez libres de los efectos negativos causados por el productor actual, sobrepasan el valor para el productor de continuar con sus operaciones actuales. En esos casos, los propietarios de los terrenos circundantes serían capaces de ofrecer un precio que haga que la cesación en el derecho previamente adquirido resulte financieramente rentable.

[3] La bajada de precios relacionada con los ingresos que posibilita el progreso económico esta presente, por supuesto, cuando los ingresos suben más aprisa que los precios, que es la forma en que el fenómeno se experimenta cuando viene acompañado de inflación en la oferta dineraria. Sobre cómo aumenta el ingreso real, ver George Reisman, Capitalism, páginas 176-180, 618-622 y 655-659.

[4] Carta firmada por Michael L. Fisher sin fecha (pero aparecida en algún momento de 1990), página 3. La cursiva es suya.

[5] Merece notarse que ha seguido exactamente la misma práctica la administración de Gobernador de California, Jerry Brown, que argumentaba que los campos petrolíferos de una cierta parte de la costa del estado no debían explotarse porque en total darían a la nación sólo un suministro de petróleo equivalente a diez días.

[6] Carl Sagan, “Tomorrow’s Energy”, página 10.

[7] Para una exposición de la doctrina, ver Paul Samuelson y William Nordhaus, Economics, 13ª edición (Nueva York: McGraw-Hill, 1989), páginas 770-775. N. del T.: En España, última edición publicada como Economía. 17ª edición (Madrid: McGraw-Hill / Interamericana de España, 2002).

[8] Merece advertirse que en una sociedad capitalista de división del trabajo normalmente cada uno se gana su nivel de vida, incluso la gente con habilidades medianas o menos que medianas. Pero se lo gana muy fácilmente. Lo esencial es que lo que se pide a la gran mayoría de la gente es simplemente el esfuerzo mental necesario para adquirir nuevas habilidades necesarias para el trabajo de los innovadores. Así, una persona con los músculos y la fuerza física de un hombre de las cavernas, o un herrero, puede disfrutar de un nivel de vida que incluye cosas como automóviles y televisores, sencillamente adquiriendo una educación elemental para aprender nuevas habilidades durante su vida mientras otros introducen más avances y, sobre todo, respetando los derechos de los demás a sus mayores ganancias. Para una explicación de la posición económica de la persona media bajo el capitalismo, ver en particular George Reisman, Capìtalism, capítulos 9 y 14.

[9] Para una crítica más detallada de la doctrina de las externalidades, en particular de la doctrina de los beneficios externos, ver George Reisman, Capitalism, páginas 335-336.

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Cinco gráficos para el Papa, por Manuel Llamas.

El Papa, es, sin duda, una gran conocedor de la vida espiritual, pero su sapiencia teológica es equivalente a su profunda ignorancia económica.

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Revista austrolibertaria de prensa: 27-I-2017, por Mises Hispano.

  • Adrià Pérez Martí cita a Bastiat en Vozpópuli.
  • Hayek “neoliberal”, pero bien citado, por Josu Iraeta, en Naiz.
  • Otra mención “neoliberal” a Hayek de Isidoro Tapia en El Confidencial.

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jueves, 26 de enero de 2017

Por qué estaría limitada la banca de reserva fraccionaria en un mercado no intervenido, por Mises Hispano.

Recordando a Oskar Morgenstern, por Mises Hispano.

Esta semana celebramos el aniversario del nacimiento del economista de origen austriaco Oskar Morgenstern. Nacido el 24 de enero de 1902, murió el 23 de junio de 1987 con 75 años. Es conocido como el codesarrollador de la teoría moderna de juegos con John von Neumann en su libro de 1944, Teoría de juegos y comportamiento económico.

Morgenstern se había formado en la Universidad de Viena, estudiando con uno de los primeros líderes de la escuela austriaca de economía,  Friedrich von Wieser. Pero su principal mentor “austriaco” fue Hans Mayer, que reemplazó a Wieser tras la jubilación de este en 1923. (Hans Mayer fue el autor en 1932 de una monografía de 100 páginas que ofrecía una crítica “austriaca” de la teoría matemática del equilibrio general).

El primer libro de Morgenstern fue sobre Previsión económica (1928), en el que argumentaba que las predicciones precisas en el ámbito de la economía eran de por sí imposibles debido a las cualidades únicas de las ciencias sociales que derivan de que los seres humanos son hombres intencionales y pensantes cuyas mismas expectativas acerca del futuro pueden frustrar las proyecciones de los intentos del previsor acerca de su conducta prevista. Además, los acontecimientos en el ámbito humano tienen características suficientemente distintivas y únicas que muchas de las suposiciones de la teoría subyacente de probabilidad no podrían aplicarse fácilmente a la economía ni a los procesos del mercado.

Su libro de 1934 sobre Los límites de la política económica pretendía mostrar las dificultades propias de acción política debido a la complejidad de los acontecimientos interactivos del mercado, que se agrupan en secuencias temporales y causales que dificultan lo que podría gestionar y controlar con éxito el creador una política económica. También advertía acerca de quienes se aproximan a los asuntos políticos con sesgos ideológicos predeterminados que puedan influir en la lógica de los análisis y conclusiones de los creadores de políticas.

Poco después de la fundación del Instituto Austriaco para la Investigación del Ciclo Económico en 1928 bajo la dirección de un joven Friedrich A. Hayek, Morgenstern fue contratado como su ayudante. Morgenstern remplazó a Hayek como director del instituto cuando este aceptó un nombramiento en la London School of Economics en el otoño de 1931. Mantuvo este cargo hasta marzo de 1938. Morgenstern estaba realizando una gira de discursos en Estados Unidos cuando Austria fue invadida y anexionada por la Alemania nazi. Exiliado en Estados Unidos, acabó con un cargo en la Universidad de Princeton hasta su jubilación, momento en el que asumió un puesto de profesor en la Universidad de Nueva York (NYU).

Fue en ese puesto en la NYU como conocí a Morgenstern. De hecho, junto con Don Lavoie y Jack High recibí de Morgenstern su última clase en la NYU sobre la historia del pensamiento económico antes de que muriera de cáncer.

Me pareció una persona muy próxima y amistosa, que dedicó tiempo encantado a mis preguntas acerca de los “viejos tiempos de Viena” en los años de entreguerras y sus interacciones junto con los demás miembros de la Escuela Austriaca.

Hace unos pocos años, escribí una reseña del excelente libro de Robert Leonard, Von Neumann, Morgenstern and the Creation of Game Theory.

El libro presentaba un lado distinto de Morgenstern, basado en las investigaciones de Leonard, incluyendo las anotaciones en el diario privado de aquel. Encontramos a alguien algo envidioso y resentido con otros miembros de la Escuela Austriaca en ese periodo de entreguerras de las décadas de 1920 y 1930 y deseoso de colaborar con el gobierno de estilo fascista que gobernaba Austria después de la anexión del país en marzo de 1938 por los nazis. E indudablemente era el “socio menor” en el desarrollo de la teoría de juegos, encontrando a menudo difícil seguir las formulaciones y demostraciones matemáticas de von Neumann.

Un aspecto de sus raíces “austriacas” que mantuvo Morgenstern fue su sana sospecha acerca de los límites de las medias y agregados económicos como una buena aproximación a la comprensión de la dinámica de la influencia del dinero en el proceso del mercado. De hecho, siempre destacó la necesidad de análisis de procesos miroeconómicos de de “no neutralidad” del dinero sobre la estructura de precios y salarios relativos, márgenes de beneficio y potenciales mala asignaciones resultantes de capital y trabajo.

Así, por ejemplo, en su artículo de 1972 sobre “Trece puntos críticos en la teoría económica contemporánea”, insistía:

La concentración de agregados indiferenciados como, por ejemplo, la de la cantidad total de dinero, es un paso atrás hacia un mundo más primitivo de pensamiento. Va en contra de todo lo que debe hacerse (…)

Consideremos un aumento inflacionista, o cualquier aumento en la cantidad total de dinero. Si no se da ninguna explicación acerca de dónde se origina este dinero adicional, dónde s inyecta, con qué distintas magnitudes y cómo penetra (a través de qué vías y canales y a qué velocidad) en el cuerpo económico, se da muy poca información.

La misma suma total tendrá diferentes consecuencias si se inyecta a través de préstamos a consumidores o a través de préstamos a productores, a través del Departamento de Defensa o a través de subsidios de desempleo, etc. Dependiendo de la condición existente en la economía, cada punto de inyección producirá diferentes consecuencias para la misma cantidad agregada de dinero, de forma que el análisis monetario tendrá que combinarse con un análisis igualmente detallado de los flujos cambiantes de productos y servicios.


El artículo original se encuentra aquí.

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