La administración nos dice que debemos reciclar todo tipo de cosas: botellas, latas, papel, plásticos, etc. Dicen que reciclar reduce el número de productos fabricados con recursos naturales, lo que significa que se conservan más recursos y que nuestros costes energéticos son menores. Superficialmente, es todo parece factible. Indudablemente se desperdicia más fabricando productos sacando recursos de la tierra que usando recursos descartados que ya existen por encima del suelo, ¿no? No necesariamente.
Asignación de recursos mediante precios de mercado
Nuestro objetivo es minimizar el uso de recursos (incluyendo la energía) en el proceso de fabricación de todos los productos. Para lograr nuestro objetivo, debemos guiarnos por los precios de mercado, sin excepción. Mientras se permita a los precios ajustarse libremente a los cambios en oferta y demanda, los recursos se asignarán a sus usos más altamente valorados y se maximizará la conservación de recursos. El proceso capitalista de pérdidas y ganancias asegura estos resultados.
El beneficio nos dice que una empresa ha tomado varios factores de producción (trabajo, materias primas, terreno, construcciones, máquinas, etc.) y las ha combinado de tal manera que ahora son valorados por los consumidores de esos productos, lo que significa que estos recursos no han sido desperdiciados. Además, los beneficios son una señal de que los consumidores aprueban la manera en que una empresa está utilizando recursos.
Por el contrario, las pérdidas nos dicen que una empresa ha tomado varios factores de producción y los ha combinado de tal manera que ahora valen menos que la suma de sus partes, ¡lo que significa que esos recursos se han desperdiciado! Las pérdidas son una señal de que los consumidores desaprueban la manera en que una empresa está utilizando recursos. Si la firma no mejora, quedará fuera del negocio, conservándose así estos recursos para otros puedan utilizarlos más eficientemente.
La economía del reciclaje
En un mercado no intervenido, si es rentable fabricar productos reciclando plásticos, botellas, papel, etc., se hará y las empresas podrían incluso pagarnos por vaciarnos los cubos de basura. Sin embargo, si ese negocio no es rentable, entonces esas cosas sencillamente se incluirían en nuestra basura familiar habitual. Y, por cierto, NO nos estamos quedando sin espacio para vertederos.
Para determinar la viabilidad de una actividad de reciclaje, una empresa en un mercado libre debe comparar el coste de comprometer recursos (trabajo, camiones, máquinas, plantas de reciclaje) para la tarea de reciclado con el ingreso que reciba por sus productos reciclados. Si cree que la empresa será rentable, procederá. La empresa habrá decidido que es más barato fabricar ciertos productos a partir de materiales reciclados que fabricar los mismos productos a partir de materias primas. De esta manera, se conservan los recursos en el terreno.
Sin embargo, si la empresa no cree que la actividad sea rentable, no procederá al reciclado. Pero los recursos en el terreno se seguirán conservando, porque se ha tomado la decisión de que no es económico distraer recursos del terreno para construir y mantener los camiones, plantas y maquinaria necesarios para el reciclado. Este es el punto que se olvida constantemente por la gente cuando los gobiernos se implican en el reciclaje. En esta prisa por conservar recursos, olvidamos que se requieren recursos para la tarea de reciclaje y nos limitamos a asumir que el gobierno está haciendo lo correcto.
Como buscan beneficios, las empresas del mercado libre tienen un fuerte incentivo para minimizar costes, lo que significa minimizar el uso de recursos. El sistema de precios y obliga a esta disciplina en el mercado. Por el contrario, el gobierno actúa fuera del mercado y por tanto no le preocupan las pérdidas y ganancias o los ingresos y gastos. Cuando quiere más ingresos, sencillamente los toma de nosotros. Así que el gobierno tiene pocos incentivos para minimizar costes, lo que significa que tiene pocos incentivos para minimizar el uso de recursos.
No tengo ni idea de si reciclar minimiza el desperdicio y la contaminación, pero sé que el reciclaje de gestión pública no logra ni puede lograr este objetivo. No puede lograr este objetivo porque se ha distanciado de la disciplina del mercado. Floy Lilley nos dice:
El precio del reciclado a menudo tiende a ascender mucho más que los costes combinados de fabricar a partir de materias primas y fuentes vírgenes y echar la basura en los vertederos. Reciclar desperdicios es usar dos veces a la energía y crear dos veces la contaminación de fábricas, camiones y subproductos.
Sin embargo, el gobierno señala sus propias opiniones “expertas” en apoyo de esa afirmación de que reciclar conserva energía y otros recursos naturales. Pero la naturaleza coactiva del gobierno le permite evitar probar esta afirmación en el mercado. Debemos recordar que una institución se ve obligada a usar recursos con moderación, juiciosa y eficientemente solo cuando está sometida a la dura, inflexible e implacable disciplina que impone el mercado.
Conclusión
Nos han obligado a pensar en el reciclaje como conservación, algo probablemente engañoso. Esto es típico de la mayoría de las regulaciones en todos los niveles del gobierno: (1) usar propaganda para convencer a la gente de la necesidad de un programa concreto para atraer votos y luego (2) usar todos los recursos que sean necesarios para implantar y mantener el programa, independientemente del desperdicio. Reciclar es solo una manera más del estado paternalista hambriento de poder para posicionarse a sí mismo como el guardián adecuado del medio ambiente, independientemente de cuántos barriles de petróleo haya que quemar para reciclar esas botellas.
La única manera de terminar qué debería hacerse con los llamados materiales reciclables es que los gobiernos municipales dejen de reciclar. La búsqueda del beneficio través del mercado producirá el mejor resultado posible para el medio ambiente y para nuestra prosperidad.
El gobierno dice que el medio ambiente es demasiado importante como para dejarlo al capricho de las empresas con ánimo de lucro. Los ecologistas dicen que la conservación es más importante que los beneficios. Pero, como hemos visto, la búsqueda de beneficios debería celebrarse, porque es la única manera de maximizar nuestra prosperidad y minimizar el desperdicio de recursos.
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