Un factor clave que restringe la capacidad de la gente para generar bienes y servicios es la escasez de financiación. Contrariamente al pensamiento popular, la financiación del consumo y la producción no se refiere al dinero como tal, sino al ahorro real.
Advirtamos que las diversas herramientas y maquinaria o la infraestructura que la gente ha creado tienen un único propósito, que es ser capaces de producir bienes de consumo final, que se requieren para mantener y promover la vida y el bienestar.
Para un consumo dado de bienes de consumo final, cuanto mayor sea la producción de estos bienes, mayores han de ser las existencias de financiación o ahorro real. La cantidad y la calidad de las diversas herramientas y maquinaria (es decir, la infraestructura disponible) establecen un límite sobre la cantidad y calidad de la producción de bienes de consumo.
A través del aumento de la cantidad de herramientas y a través de la introducción de mejores herramientas y maquinaria puede conseguirse una mayor producción. El aumento en la cantidad herramientas y su mejora requiere financiación para soportar a diversas personas que están dedicadas a la producción de nuevas herramientas y maquinaria.
Esto, por supuesto, significa que a través del aumento en el ahorro real puede construirse una mejor infraestructura y esto a su vez establece la base para una mayor tasa de crecimiento económico.
Un mayor crecimiento económico significa una mayor cantidad de bienes de consumo, lo que a su vez permite más ahorro y también más consumo. Con más ahorro puede crearse una infraestructura más avanzada y esta a su vez establece la base para un mayor fortalecimiento del crecimiento económico.
Advirtamos que los ahorradores son aquí los generadores de riqueza. Son generadores de riqueza que ahorran y emplean su ahorro real en la construcción de la infraestructura. Los ahorros de los generadores de riqueza se emplean para financiar a diversas personas que están especializadas en la creación y mantenimiento de infraestructura. El ahorro real también financia a personas que se dedican a la producción de bienes de consumo final.
Como el gobierno no produce ninguna riqueza real, evidentemente no puede ahorrar y por tanto no puede “financiar” ninguna actividad por sí mismo. Por tanto, para que el gobierno se dedique a diversas actividades debe desviar financiación, es decir, ahorro real, de los generadores de riqueza.
En general, esas actividades equivalen a proporcionar apoyo a diversas actividades improductivas que no añaden nada a las existencias de financiación real: por ejemplo, proporcionar una gran cantidad de dinero a diversas actividades improductivas para proteger el empleo.
Como las actividades públicas en esencia solo consumen y no generan ahorro real, evidentemente el gobierno no puede hacer crecer una economía. Un aumento en el gasto público significa por tanto el debilitamiento de los generadores de riqueza y por tanto debilita y no fortalece el crecimiento económico como dicen el pensamiento popular y diversos estudios empíricos.
¿Cómo vamos a reconciliar entonces los llamados hechos que supuestamente se presentan en diversos estudios econométricos (es decir, que el gobierno puede hacer crecer la economía)?
Contrariamente al pensamiento popular, los datos no pueden hablar por sí mismos y presentar los llamados hechos. Los datos deben evaluarse por medio de un marco que pueda soportar algún escrutinio básico, como el que el gobierno, a pesar de no ser un generador de riqueza, puede hacer crecer la economía.
Una vez llegamos a la conclusión de que el gobierno no puede hacer crecer la economía, podemos rechazar categóricamente los diversos estudios econométricos que nos dicen exactamente lo contrario. Debemos darnos cuenta de que los datos a partir de los cuales se producen los diversos supuestos “hechos” parecen apoyar las diversas conclusiones de la investigación empírica siempre que el sector privado de la economía genere suficiente ahorro real como para apoyar actividades productivas e improductivas.
Mientras este sea el caso, diversas técnicas de manipulación de datos econométricos pueden producir un “apoyo” para cualquier teoría disparatada, como la de que el gobierno pueda hacer crecer una economía.
Las llamadas conclusiones empíricas proporcionan apoyo a la teoría keynesiana (es decir, que cuando gobierno gasta más en bienes y servicios esto estimula la renta general en la economía). Por tanto, parecería que cuanto más gastara el gobierno, mayor iría a ser la renta nacional.
Observemos que el gobierno no puede aumentar su gasto sin reducir los medios de los generadores de riqueza (aquellos que ahorran). Una vez se recorta la capacidad de producir ahorro real a los generadores de riqueza, el crecimiento económico sigue el mismo camino y ninguna cantidad de dinero que introduzca al gobierno la economía puede hacerla crecer.
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