jueves, 20 de abril de 2017

La filosofía jurídica iusnaturalista de Spooner, por Mises Hispano.

La anarquía y el derecho natural en Spooner. Escrito por Daniel Toro en El Alispruz, sobre la filosofía jurídica iusnaturalista y antiestatista de Lysander Spooner. Análisis del pensamiento de Spooner expuesto especialmente en su obra Ley natural, la ciencia de la justicia de 1882.

Más interesante que las exposiciones de las dos vertientes del realismo jurídico clásico es conocer las posturas de autores norteamericanos como Spooner o Thoureau. Una amiga me dijo, necesariamente del derecho natural se llega a la anarquía. Aunque no creo en el argumento historicista, creo que Lysander Spooner sintetizó el problema del derecho natural que venía inmerso en la tradición clásica y con él llegó a su anarquía capitalista. Analicemos el problema.

Una distinción pertinente

La noción de estado como entidad artificial que organiza el poder nace con el Leviatán de Thomas Hobbes. Antes cuando se utilizaba la palabra se refería a comunidad política, polis o comunidad. La distinción es clave por tres aspectos: 1. Posterior a Hobbes se confunde la noción de autoridad con la de poder, 2. Porque se confunde anarquía con desorden, 3. Se cree que la única comunidad posible es el estado.

Veamos pues la noción de estado en Hobbes. El miedoso y ansioso nos regaló la mayor fuente de ansiedad de la historia: el estado. Y lo definió como algo artificial tácito que supuestamente firmamos. Veámoslo en palabras de Hobbes, el estado: “ha sido instituido cuando una multitud de hombres conviene y pacta, cada uno con cada uno, que a un cierto hombre o asamblea de hombres, por mayoría, el derecho de ser su representante.“. Es así como esa noción que también tiene algunos elementos de uno de los errores de Ockham como la división entre natural rigths legal rights donde únicamente es válido el último como “derecho exigible”.

Ese representante o Dios mortal de la “formada” comunidad lo que hará será detentar el poder para evitar “la guerra de todos contra todos”. Y ¿qué es el poder? Básicamente si uno mira la noción en Hobbes el poder son los medios para adquirir una cosa, y el derecho natural es el derecho a adquirir todas las cosas. En últimas el poder es la voluntad sin limitaciones, es aquella voluntad, contrario al aquinate, que está llena de posibles pero sin una necesidad (razón o orden) que la guía. Como el Leviatán es el único que queda con el poder supremo, no existe ningún impedimento en su actuar. ¿Existe el derecho de rebelión? Para Hobbes sería volver al caos anterior.

Como todos ceden el poder, ¿quién tendrá la autoridad? Pues el que lo detente y pueda imponer las leyes. Contrario a la noción socrática y a la tradición de “aristocracia filosófica”. Esta aristocracia busca la promoción de la virtud mediante la virtud, dicha circunstancia la explico en el siguiente párrafo:

Y ¿Cómo se logra esa virtud? Promoviendo el conocimiento de sí mismos. Desde ese punto de vista, la función del gobernante no se identifica con la del político moderno. Se hace más noción a aquellas personas que nos ayudan como decía el filósofo envigadeño a “desnudarnos” y a conocernos a nosotros mismos. Ese sería el rey-filósofo. Esa labor en la actualidad, salvo unos cuantos sacerdotes santos, unos muy pocos filósofos, pocos cantantes, y dos o tres psicólogos, no la hace nadie. Por eso recuerdo la frase de Gómez Dávila muy adecuada para esto: “Cuando el filósofo renuncia a guiar, el periodista se encarga de hacerlo”. Esa es la razón por la que no existe un bien común sino un malvado poder generalizado. Para desgracia nuestra, genios como Sócrates acaban muertos…

También por culpa de Hobbes vivimos asustados: la anarquía equivale al estado de naturaleza, o sea el estado de guerra de todos contra todos. Es así como por eso también creemos que la única comunidad posible es el estado. ¿Acaso antes no había habido comunidades sin estado?

El derecho natural en Spooner

Teniendo claridad en cuáles son las confusiones que generó Hobbes, podemos proceder a abordar el derecho natural y la anarquía en Spooner. De alguna manera podría decirse que Lysander Spooner es un iusnaturalista (en estricto sentido pues niega todo derecho positivo) basado en el sentido común:

Los niños aprenden los principios del derecho natural a temprana edad. Así, desde pequeños comprenden que, sin justa causa, no pueden lastimar a otro; que un niño no puede asumir o dominar arbitrariamente a otro; que no deben obtener posesión de lo que pertenece a otro ni por la fuerza, el engaño o el hurto; además, si un niño infringe estos daños a otro, éste no solamente tendrá derecho a resistirse a la agresión, castigar la acción o exigir reparación, sino que todos los niños y las demás personas tendrán el deber y derecho de ayudar al ofendido a defender sus derechos y reparar los daños que haya sufrido.

Sin embargo, Spooner no deja de cuestionar el absurdo de afirmar que la justicia no es natural ni real:

Si no hay justicia natural, entonces, tampoco habrá injusticia; y todos los crímenes que ha habido en el mundo no han sido crímenes sino simples eventos como la lluvia o la puesta del sol, así que las víctimas no tendrían razón para quejarse como no pueden hacerlo por el correr de las aguas…
Si no hay justicia natural, los gobiernos (así los llaman) no tienen ningún derecho o razón para conocerla, ni pretender profesarla, como no lo tendrían sobre cualquier cosa inexistente. Es así como todo su afán (de los gobiernos) para establecer, mantener o fomentar la justicia o se trata de un montón de idiotas o de impostores.

Pero como Spooner ya había demostrado la existencia de la justicia como principio natural, conocido inclusive por los niños, entonces también él sostiene la consecuencia que en este siglo la ha sostenido también el ius-filósofo Javier Hervada: la prevalencia del derecho natural y de la justicia. Veámoslo en palabras de Spooner:

Si existe una justicia natural, ésta será necesariamente la mayor y, en consecuencia, la única universal, será la ley para todos los casos en que es naturalmente aplicable. Así que, en consecuencia, toda la legislación humana es simplemente una asunción de autoridad y dominio, en donde no existe un derecho de autoridad o dominio. Por tanto, los gobiernos serán, en todos los casos, simplemente una intromisión, un absurdo, una usurpación, un crimen.

Es claro que el moralismo que propone el estado es una usurpación de esa justicia natural. Pero ¿Qué pasa si una ley del estado coincide con la justicia superior? ¿El problema radica en determinar el usurpador o aquello que se usurpa? Creo que esa posible confusión que genera Spooner puede resolverse si se mira el principio fundante del estado: la soberanía. ¿Acaso es un hombre o conjunto de hombres autoridad sobre mí porque sí? Algunos lo fundamentarían desde la naturaleza de la comunidad, pero creo que el vivir en comunidad no implica necesariamente soberanos. Lo segundo en donde se ve la injusticia del estado es en los impuestos ¿acaso uno tiene que aceptar una asociación o fines que no le interesan? En palabras de Spooner: “Ciertamente, ninguna persona puede ser obligada a unirse o sostener una asociación cuya protección no desea.”

Por otra parte, Albert Esplugas del Instituto Juan de Mariana considera que el pago de impuestos es una forma de esclavitud:

De igual modo se opondrían a que el Estado obligara a todos los ciudadanos a trabajar diez horas extras a la semana para beneficio de terceros. Pero confiscar las ganancias de diez horas de trabajo les parece aceptable.
¿Acaso no hay diferencia entre ofrecer a la persona una gama de alternativas (como sucede en el caso de los impuestos) y obligarla a realizar un trabajo específico (como ocurre con la esclavitud clásica)? En realidad no es una diferencia de categoría sino de grado. Podemos imaginar, siguiendo a Nozick, una gradación de sistemas de trabajo forzoso: uno que obliga a realizar una actividad concreta, uno que permite escoger entre dos actividades, etc.

¿Significa ello que es lícito desobedecer la “soberanía” del estado? Mientras los clásicos consideraban el derecho de rebelión frente a un abuso de “quien tiene el cuidado de la comunidad”, para autores tan atípicos y tan geniales como Spooner ya de por sí el estado es un abuso: “Todos los grandes gobiernos de la tierra – los que hoy existen como los que han ido desapareciendo – han tenido el mismo carácter. No pasan de simples bandas de ladrones que se han asociado con el fin de despojar, conquistar y someter a sus semejantes.” Aunque comparto plenamente la posición de Spooner, también creo que la desaparición de los gobiernos tiene que ser un cambio pacífico y gradual.


 

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