martes, 28 de febrero de 2017

Lecciones ronpaulistas sobre el intervencionismo militar, diplomático y mediático, por Mises Hispano.

El tema central del Ron Paul Institute for Peace and Prosperity es política internacional, incluyendo defensa y diplomacia, así como la propaganda en medios que rodea estos temas. Constantemente leemos en sus páginas sobre conflictos en el mundo, invasiones, guerras civiles, y también desestabilizaciones de gobiernos democráticos y no tan democráticos por parte de gobiernos extranjeros respaldando oligarquías nacionales.

Algunos de esos gobiernos desestabilizados son de izquierda, algunos tienen algún nivel de autoritarismo, y aunque no nos guste tienen grandes sectores de la población que los apoyan por diferentes motivos. La conmoción social inducida, en la que suelen participar los grandes medios de comunicación, en ninguno de los casos termina bien. Son levantamientos inducidos por poderes en las sombras que producen violencia, tristeza y más pobreza. Obviamente se condena siempre la criminalización de la protesta social desde las páginas del RPI, pero también se advierte de las protestas inducidas por los poderosos desde las sombras que no tienen escrúpulos en incendiar naciones con tal de ganar poder y riquezas.

Creo que nadie duda de las credenciales de Ron Paul como amante de la libertad civil, del libre mercado para prosperar, de sus simpatías por la derecha cultural y religiosa, y que incluso para muchos es una persona de extrema derecha. Su iniciativa nos ha enseñado que el que sea uno liberal, conservador o de derecha no implica lanzarse a apoyar toda protesta inducida o intento de desestabilización por más que sea contra un gobierno de izquierda. Hacer lo contrario a las recomendaciones ronpaulistas en política exterior se puede constatar en las nefastas consecuencias en el largo plazo de las “revoluciones de colores” financiadas por George Soros, la “primavera árabe” en Libia y Siria, y la guerra civil de Ucrania hace muy poco. En vez de buscar la conmoción social uniéndose a la agenda imperialista de desestabilización es mejor buscar la forma de ganarse el corazón de la gente y ganar las elecciones con holgura (allí donde la opción esté disponible), aunque tome más tiempo, esfuerzo personal y trabajo en equipo.

Las lecciones ronpaulistas sobre el intervencionismo militar, diplomático y mediático de las potencias contra gobiernos no alineados con ellas, aun cuando sean gobiernos que no nos gusten, que nos parezcan “populistas” y “autoritarios”, son: estar atentos a si estamos siendo inducidos por la maquinaria de propaganda en los medios de comunicación interesados en generar conflictos, pensar antes de actuar o posicionarse de un lado u otro del posible conflicto, si se ha elegido protestar hacerlo con motivos fundamentados y estar alerta de no ser un títere (involuntario) de las manipulaciones desde “arriba”, y denunciar siempre la manipulación mediática y la injerencia imperialista sobre los países no importa la ideología de su gobierno de turno.

¿Por qué es tan importante esta agenda no-intervencionista y anti-imperialista para los luchadores por la libertad? Porque la paz y la fragmentación del poder a través de la autodeterminación de los pueblos son más saludables para el mundo que el conflicto que genera que unos países intervengan sobre otros convirtiendo a unos en poderes globales agresores y a los otros en víctimas que esperan el momento de tomar represalias contra sus opresores, y en el conflicto tanto el agresor como el agredido se entramparán en una escalada de reducción de libertades civiles y de prosperidad material de sus ciudadanos – aquí podemos ver una coincidencia entre la teoría del blowback de Ron Paul y la teoría de la crisis de Robert Higgs. Que los pueblos del mundo sigan sus propios caminos de aprendizaje, así se equivoquen a nuestro parecer, es más beneficioso para la paz, la prosperidad y la libertad de todos.

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