La condición natural del ser humano siempre ha sido la pobreza. La creación de riqueza es un fenómeno de reciente data en nuestra historia como especie. Se puede situar el inicio del progreso del bienestar humano en hace dos siglos o dos siglos y medio.
No solo ha aumentado el PIB, sino que otros indicadores han mejorado notablemente, como por ejemplo la reducción de la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la erradicación de enfermedades entre otros, indican que los últimos dos siglos son el periodo distintivo de la historia en cuanto a el aumento del bienestar.
Evidentemente, no todas las regiones del mundo han progresado de la misma forma y en la misma cantidad. El progreso se ubicó primero en Europa y más tarde en Norteamérica. La pregunta obvia es: ¿Por qué, desde el siglo XVIII, estas regiones cambiaron la historia de la humanidad, saliendo de la pobreza? Hay casi tantas respuestas a la pregunta anterior, como doctrinas económicas. Algunos hablan de los recursos naturales, de la posición geográfica, incluso de la raza de sus habitantes. Otros argumentan que dicha prosperidad viene como consecuencia del colonialismo y el saqueo.
Sin embargo, ninguna de las anteriores razones, explican casos de países que otrora fueron relativamente prósperos y ahora son pobres o viceversa. En el caso de un país pobre hace menos de cien años y que en la actualidad goza de una riqueza relativa tenemos a Irlanda, país que hace 40 años eran de los más pobres de Europa y ahora es de lo más prósperos.
En el caso contrario tenemos a Venezuela, cuyo empobrecimiento desde la década de los 70 hasta ahora ha sido ininterrumpido año a año con una que otra excepción. Precisamente, es al estudio de qué ha pasado con Venezuela a lo que se refiere el artículo: “El papel crítico de la libertad económica en el dilema de Venezuela”, escrito por Hugo J. Faria y Hugo M. Montesinos Yufa.
Faria y Montesinos, nos hacen un pequeño relato histórico desde 1800, destacando como Venezuela creció económicamente durante la primera mitad del siglo XX, gracias a los ingresos petroleros. Específicamente entre los años 1920 y 1957 con un grado relativamente alto de libertad económica. Esta prosperidad económica desemboco en libertad política para 1958.
Con la llegada de la democracia, comienza el deterioro de la libertad económica. Comentan los autores que se produjo una transición desde instituciones económicas incluyentes a otras excluyentes (tomando la nomenclatura de Acemoglu y Robinson)[1] en el comienzo de la democracia.
Continúan los autores haciendo una comparación entre Venezuela y el resto de América Latina a partir de 1980 y como continuamente Venezuela ha ido perdiendo libertades económicas y políticas. Terminando el articulo exponiendo los efectos de la perdida de libertad.
Uno de los aspectos más destacables del artículo es abordado en el apartado 4 referente a “La Cultura”. Se mencionan dos aspectos, el primero “la confianza”, encontrando que el país se encuentra como uno en los que su población confía menos los unos a los otros. El segundo aspecto cultural mencionado es “la brecha entre individualismo y colectivismo”.
El más reciente libro de la economista Deirdre McCloskey “Bourgeois Equality: How Ideas, Not Capital or Institutions, Enriched the World”[2] nos habla de que son las ideas que se comparten en la población de clase media de un país las que generan las instituciones.
Las ideas fundamentales dadas por McCloskey son las siguientes:
- El Gran Enriquecimiento surgió de garantizar dignidad a las personas comunes y corrientes involucradas en el “pacto burgués” (bourgeois deal) del mejoramiento basado en el mercado.
- El mejoramiento basado en el mercado ocurre cuando los innovadores tienen la libertad de hacer cosas que las personas quieran comprar.
- Los cambios inesperados en la retórica ética de la economía y la proliferación sin precedentes de ideas de mejoramiento estimularon el enriquecimiento.
- El progreso se estanca cuando las personas le dan la espalda al pacto burgués.
En este ambiente de ideas y a manera de conclusión, estableceremos que la prosperidad y el progreso, proceden del comercio. Pero para comerciar se necesita producir cosas que las personas demanden, para lo cual es necesario innovar y esa innovación proviene de libertad para que los innovadores produzcan esas cosas demandadas de una manera masiva. El marco regulatorio de instituciones formales e informales es el ambiente propicio para que los innovadores hagan su función, y este marco regulatorio es en definitiva consecuencia de las ideas de la mayoría de la población.
En definitiva, los trabajos aquí citados, de McCloskey, de Robinson y Acemoglu y de Faria y Montesinos, son complementarios, puesto que la cadena del progreso es: Ideas >> Instituciones >> Libertad.
[1] Acemoglu, D. y J. Robinson (2012). Why Nations Fail. Crown Business
[2] Deirdre McCloskey . Bourgeois Equality: How Ideas, Not Capital or Institutions, Enriched the World. 2016
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