Durante ocho años (2008–2016), los medios progresistas de EEUU alababan los brillantes logros del presidente progresista, mientras que los medios conservadores se quejaban de que nada de lo que hacía estaba bien.
Hoy, los medios conservadores de EEUU alaban los brillantes logros del presidente conservador, mientras que los medios progresistas se quejan de que nada de lo que hace está bien.
¿Qué pasa? ¿Quién tiene razón? Bueno, en realidad nadie tiene razón.
Ningún presidente es el Gran Oz. De hecho, ninguno “dirige el país”. Entre bastidores, la gran maquinaria del gobierno se mueve, a menudo ignorando por completo al presidente o sus políticas declaradas.
Sin embargo, los medios alaban o arremeten contra el presidente del momento como si él y solo él estuviera a cargo del país. Todo lo que ocurre se trata como su logro o fracaso.
Y, normalmente, los presidentes juegan a esto: a asumir personalmente los logros percibidos dentro del país y a negar la culpa de los fallos percibidos.
Actualmente, los medios conservadores están destacando el bajo desempleo como un logro, igual que hicieron los medios progresistas durante la administración Obama.
Y, aun así, desde la administración Clinton, las cifras de desempleo se han amañado constantemente. Quienes solo trabajan a tiempo parcial se definen como “empleados”. Quienes han renunciado a buscar empleo son eliminados del cálculo del desempleo. Si esas cifras se volvieran a incluir, el desempleo en Estados Unidos estaría en dobles dígitos, tanto durante la presidencia de Obama como la de Trump.
Los medios conservadores también alaban a Mr. Trump por la subida de la bolsa. Por supuesto, los medios progresistas hacían lo mismo en tiempos de Mr. Obama. Las acciones han subido de precio con ambas administraciones.
Pero esperad. ¿Es este un barómetro de la salud económica de Estados Unidos? Los niveles de deuda en Estados Unidos están muy por encima de los que hayan existido nunca en la historia del mundo. La bolsa no refleja una inversión sólida, sino una burbuja (una de proporciones épicas). Y, por supuesto, las burbujas siempre acaban estallando. Cuanto mayor es la burbuja, peor es el desastre. Por tanto, estamos en la antesala del peor desastre de la historia.
Y, aun así, los medios conservadores están alabando ciegamente a Mr. Trump por la burbuja expandida. Y cuando lleguen los desastres, por supuesto, los medios progresistas culparan ciegamente a Mr. Trump por ellos. Recientemente, los medios conservadores han hecho todo lo posible por ver una luz sobre el éxito percibido de los “recortes fiscales de Trump”. Por supuesto, Mr. Trump casi con seguridad no fue el único engranaje de la rueda para la creación de recortes fiscales, pero aun así se le alaba por esto.
Es bastante cierto que los recortes fiscales proporcionarán un repunte en la actividad económica, igual que una dosis de anfetaminas proporciona una rápida respuesta en el cuerpo humano. Sin embargo, el beneficio no se sostendrá. Los recortes fiscales solo funcionan si hay un recorte correspondiente en el gasto público.
Por desgracia, el Congreso (tanto republicanos como demócratas) está votando grandes aumentos en el gasto, lo que generará una recesión económica después del breve estímulo anfetamínico de los recortes fiscales. Como sabe (o debería saber) cualquier ama de casa, no se puede recortar la oferta monetaria y aumentar el gasto al mismo tiempo. Se acaba quebrando.
Igual que muchos progresistas estaban falsamente entusiasmados con la mera presencia en la Casa Blanca de Mr. Obama, muchos conservadores están falsamente entusiasmados por la presencia de Mr. Trump. Por desgracia, ningún presidente es “el Gran Oz”. En algún momento, Toto hará caer la cortina para revelar que son los tipos detrás de ella los que están creando falsas imágenes de prosperidad y proporcionando información incorrecta a los medios.
En realidad, ningún presidente merece ni las alabanzas extremadas ni las críticas extremadas que reciben. La maquinaria del gobierno funciona como se pretende que lo haga, independientemente de quién resulte estar en la Casa Blanca. El resto es una mera distracción.
Es sabido que Mark Twain decía: “Si no lees el periódico, no estás informado. Si lees el periódico, estás mal informado”.
Algo así. Sería sensato ver a los medios (tanto conservadores como progresistas) con cierto cinismo. Y rechazar ser un animador de cualquier líder político.
El programa político en casi cualquier país se lleva a cabo sin que importe quién sea el personaje elegido. Para ver a los trileros actuales más claramente, sería mejor darse cuenta de que el gobierno, en su totalidad, es el problema, no quién resulte estar desempeñando el papel del Gran Oz en cada momento.
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