En un discurso de esta semana en la Organización de Estados Americanos, el vicepresidente Mike Pence realizó la denuncia habitual y obligada del régimen comunista de Cuba que ha dirigido la comunidad de la seguridad nacional (es decir, el Pentágono, la CIA y la NSA) a cada cambio de régimen desde la revolución cubana de 1959. Pence declaraba:
En Cuba, el nombre de Castro ha empezado a desvanecerse, pero, bajo un sucesor elegido, su legado pervive y el estado policial opresivo que crearon sigue estando presente- Con el presidente Donald Trump, Estados Unidos siempre defenderá “Que viva Cuba libre”.
Es una completa tontería. Con los conservadores estadounidenses y la comunidad de la seguridad nacional de EEUU, Estados Unidos siempre ha defendido “Que viva una dictadura conservadora en Cuba”.
Lo último que quieren para Cuba los conservadores estadounidenses y las autoridades del Pentágono, la CIA y el NSA es una verdadera libertad. Cuando dicen que quieren una Cuba “libre”, lo que realmente quieren decir que quieren remplazar el régimen de los Castro por una dictadura de derechas favorable a EEUU, igual que la que los revolucionarios cubanos sacaron del poder en la revolución: el brutal régimen dictatorial de Fulgencio Batista. Eso es lo que llaman “libertad”.
Su modelo es Batista. A las autoridades de EEUU les encantaba. La apoyaban. La adoraban. Porque estaban a las órdenes de EEUU. Obedecían las órdenes de la CIA.
¿Por qué echó del poder el pueblo cubano a Batista? Por la misma razón que el pueblo iraní echó del poder al dictador de Irán elegido por la CIA en la revolución de 1979. Batista, como el sha de Irán, fue uno de los dictadores más brutales y corruptos del mundo. Batista fue un dictador que era socio de la Mafia, la principal organización criminal del mundo. Permitió a la Mafia tener casinos en La Habana a cambio del pago de generosos sobornos al gobierno. También permitió a la Mafia usar Cuba como estación de paso para la importación de heroína en Estados Unidos.
Para asegurar que los casinos de la Mafia en La Habana pudieran competir eficazmente contra los de Las Vegas, la sociedad de Batista con la Mafia incluía mandar secuaces del gobierno a raptar a jóvenes en pueblos y villas periféricos de Cuba y llevarlas a La Habana para que las violaran jugadores adinerados. Era una gratificación que los casinos de Las Vegas no podían ofrecer. Fue una de esas violaciones la que inspiró a una mujer llamada Celia Sánchez, no a Fidel Castro, para iniciar la revolución cubana.
¿Y si alguien protestaba? Era arrestado, encarcelado, torturado y a veces asesinado. Nunca hubo un poder judicial o legislativo independiente para detener o reprimir a Batista. La suya era una dictadura en el sentido puro de la palabra, no distinta en principio a la dictadura que adoptaría Castro. Una era una dictadura de derechas, la otra de izquierdas.
Eso es todo lo que siempre ha pretendido el ataque contra el régimen de Fidel Castro de la comunidad de seguridad nacional de EEUU: librarse de Castro para instalar otra dictadura de derechas en Cuba, una que sea “pro-EEUU”, lo que significa que hará todo lo que el triunvirato de la seguridad nacional de EEUU quiera que haga.
Fijaos en Chile. Hasta hoy, los conservadores estadounidenses, el Pentágono y la CIA muestran un gran orgullo en haber traído la “libertad” a Chile en a operación de cambio de régimen de estado de la seguridad nacional de EEUU a principios de la década de 1970, cuando expulsaron violentamente del poder al régimen socialista de izquierdas y elegido democráticamente de Salvador Allende y lo remplazaron por la dictadura militar de derechas no elegida de Augusto Pinochet.
No importa que Pinochet y sus matones del estado de la seguridad nacional procedieron a detener a decenas de miles de personas y a encarcelar, torturar, violar, hacer desaparecer o ejecutar a miles de ellos. Como se sospechaba que las víctimas creían en el comunismo o el socialismo o habían votado por Allende, se consideraba completamente apropiado raptar, torturar, violar, hacer desaparecer o ejecutar a estas.
A los cargos públicos de EEUU y los conservadores estadounidenses les encantaba Pinochet. Por eso activaron las fuerzas que produjeron el golpe que derrocó violentamente (y mató) a Allende y lo reemplazaron con Pinochet. Por eso llenaron las arcas de Pinochet con dinero de los contribuyentes de EEUU.
Eso es lo que quieren para Cuba. Es lo que siempre han querido. Ese es su concepto de “Cuba libre”. Otro Augusto Pinochet. Otro Fulgencio Batista. Otro Carlos Castillo Armas, el brutal dictador de derechas que la CIA puso en el poder en Guatemala en la operación con éxito de cambio de régimen en la que un presidente democráticamente elegido de un país fue también violentamente derrocado de su cargo. Otro sha de Irán. U otro Abdel Fattah el-Sisi, el brutal dictador militar de derechas que dirige actualmente Egipto, a quien el Pentágono y la CIA llevan mucho tiempo apoyando, abrazando y siendo socios.
Lo que Pence no contaba en el discurso de la OEA era lo común de las creencias económicas entre los conservadores estadounidenses (incluyendo lo exiliados cubanos) la comunidad de seguridad nacional de EEUU y el régimen comunista de Cuba.
Seguridad Social. Medicare y Medicaid. Escolarización pública gratuita. Un banco central. Papel moneda irredimible. Leyes contra las drogas. Restricciones de viaje. Regulaciones económicas. Impuesto de la renta. Licencias de trabajo. Un ejército permanente. Vigilancia pública masiva. Obsesión por la “seguridad”.
Todas ellas son parte integrante del régimen comunista-socialista de Cuba. También son parte integrante de la filosofía política y económica de los conservadores estadounidenses, el Pentágono, la CIA y la NSA. Les encantan estos programas y aparatos socialistas y casi totalitarios aquí en EEUU. Consideran que son “libertad”. Así que no tienen ningún deseo de desmantelarlos en Cuba. Solo quieren que su dictador de derechas gobierne el sistema.
Mientras Pence señalaba en su discurso en la OEA las violaciones masivas de las libertades civiles en Venezuela, Nicaragua y Cuba, olvidaba mencionar lo que ha estado pasando en el lado estadounidense de Cuba, la bahía de Guantánamo, la base militar que los dirigentes de EEUU obligaron a los dirigentes cubanos a concederles hace más de un siglo. Detenciones indefinidas. ¡Vaya, ahora mismo hay personas en la prisión del pentágono y la CIA a las que se ha negado un juicio durante más de una década! Tortura. Denegación del proceso debido. Rumores en los juicios (si es que hay juicios). Tribunales militares canguro. En otras palabras, el mismo tipo de sistema “judicial” que se encuentra en los regímenes comunistas y otros totalitarios.
Pence sí mencionaba el sistema de sanciones de EEUU contra Venezuela, que produce todavía más sufrimiento económico al pueblo venezolano del que ya están sufriendo bajo el sistema socialista del dictador. Se supone que el pueblo venezolano tiene que agradecer el sufrimiento económico adicional infligido por el gobierno de EEUU, porque pretende producir un cambio de régimen en su país.
Las sanciones de EEUU contra Venezuela, por supuesto, recuerdan aquellas que se aplicaron contra el régimen de Sadam Hussein en Irak y que contribuyeron a las muertes de cientos de miles de niños iraquíes. Aunque aquellas sanciones nunca produjeron el cambio de régimen que esperaban los dirigentes de EEUU, su embajadora en la ONU, Madeleine Albright, expresaba el sentimiento oficial del gobierno de EEUU cuando decía en Sixty Minutes que las muertes de medio millón de niños iraquíes “merecían la pena”.
Curiosamente, Pence no mencionaba el indulto al embargo de EEUU contra Cuba, esa medida de la época de la Guerra Fría que sigue hoy en existencia y que, combinada con el sistema socialista de Cuba, ha producido un sufrimiento económico incalculable para el pueblo cubano como medio para conseguir por fin un cambio de régimen que traiga a Cuba de vuelta una dictadura de derechas favorable a EEUU.
En ese sentido, Pence tampoco mencionó la asociación de la CIA con el socio de Batista, la Mafia, y sus repetidos intentos de asesinar a Fidel Castro, ni la invasión paramilitar de Cuba de la CIA, ni la Operación Northwoods del Pentágono, ni las muchas acciones de sabotaje y terrorismo de la CIA dentro de Cuba, que dejaron muchos cubanos inocentes muertos.
No importa que Cuba nunca haya atacado EEUU o siquiera haya amenazado con hacerlo. Eso se considera irrelevante. El Pentágono y la CIA atienden el “derecho” a agredir a Cuba, dicen los dirigentes de Estados Unidos, porque Castro era un comunista.
Y, por supuesto, Pence no mencionaba la destrucción de la libertad estadounidense en todo esto, especialmente al castigar a ciudadanos estadounidenses con multas y cárcel por ejercitar sus derechos naturales esenciales y otorgados por Dios de libertad de viajar y de propiedad privada para viajar a Cuba o gastar allí su dinero.
El discurso de Pence en la OEA es el mismo modelo de la hipocresía que es el núcleo de la política exterior de Estados Unidos, especialmente en lo que se refiere a los enemigos de la Guerra Fría de la comunidad de seguridad nacional de EEUU.
Originalmente publicado para la Future of Freedom Foundation.
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