El Presidente Donald Trump está preparándose para sumergirse en el ardiente Oriente Medio con el celo y la arrogancia de un cruzado medieval. Los conocimientos de la región de la nueva administración son básicos pero superficiales.
Reviviendo una terrible idea originada por los ignorantes republicanos del Congreso, Trump propone “zonas seguras” mantenidas por EEUU en Siria, para los refugiados del conflicto de esta nación. El presidente se esforzó mucho en explicar que dichas zonas seguras evitarían que Estados Unidos tuviera que acoger a los refugiados sirios.
Mas le valdría ocuparse de Chicago, donde 762 ciudadanos fueron asesinados el año pasado.
Al mismo tiempo, Trump, declamando desde su nuevo Monte Olimpo que es la Torre Trump de Nueva York, prometió imponer un cese de la inmigración durante 30 días de países como Irán, Iraq, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, para “proteger al pueblo americano de ataques terroristas extranjeros”
Uno se pregunta si alguno de los “guardias pretorianos” de Trump se ha dado cuenta de que todos estos “países terroristas” han sido atacados por EEUU o sus gobiernos han sido derrocados por el Tío Sam. Me sorprende que Afganistán y Pakistán no estén en la lista. Seguro que pronto les llega su hora. ¿Acaso resulta una sorpresa que todos estos países estén muy enfadados con Estados Unidos? El grupo que más enfadado está es el ISIS, que quiere vengarse por la destrucción de Irak.
El anterior presidente Barak Obama rehuyó la intervención militar directa en Siria, prefiriendo la guerra cautelosa, drones, y escuadrones de asesinos. Tuvo el sentido común de saber que una intervención militar estadounidense en el corazón de Oriente Medio estaría llena de peligros, por no hablar de choques entre Estados Unidos y Rusia. La Historia demuestra que es sencillo invadir zonas inestables, pero no es tan fácil salir de ellas.
Pero no para el toro Trump en la tienda de porcelana china, mientras carga hacia Levante, aconsejado por los generales que destrozaron Siria, Afganistán e Irak. El gabinete claramente pro-israelí de Trump debe de estar frotándose las manos con júbilo al ver a Siria en el punto de mira. La destrucción del régimen sirio y la fragmentación de esa nación es la prioridad estratégica de Israel.
Uno desearía que Trump parase un momento y reflexionase. Hay 11 millones de refugiados sirios en Siria y en los estados colindantes. Ellos son el resultado de una guerra civil manufacturada por Washington, Turquía, los Emiratos y Arabia Saudí, con la asistencia de Francia y Gran Bretaña. El dinero, el armamento, y los suministros occidentales han avivado este conflicto de seis años con el objetivo de derrocar al gobierno de Assad en Siria por ser aliado de Irán.
Estados Unidos y Francia hicieron exactamente lo mismo en Libia, derrocando a su líder, Muammar Khadaffi, y asesinándolo – gracias, Hillary Clinton. EEUU invadió y destruyó Irak, desgarró Siria y su vecino Sudan, y ahora está proporcionando aviones de combate, bombas, y asesores mercenarios a Arabia Saudí -el patrón de las fuerzas yihadistas en Siria-, quien está usándolos para aplastar al pequeño Yemen.
La mayor parte de los refugiados de Oriente Medio se encuentran ahora en Siria (gracias, tío Sam), y en sus vecinos Jordania y Líbano. El segundo mayor grupo son los 5,2 millones de refugiados palestinos desperdigados por todo el Levante. Irak está inundado de refugiados internos (gracias, George W. Bush). Añádele a eso ahora un par de millones de refugiados provenientes de un Sudan desgarrado por la guerra, un nuevo estado fallido creado por la desastrosa política estadounidense en Oriente Medio, llevada a cabo para castigar al desobediente Sudán.
Al mismo tiempo, Washington debe evitar cualquier riesgo de enfrentamientos militares en Siria con Rusia. No podemos seguir diciendo acaloradamente que a Rusia no se le ha perdido nada en Siria cuando se encuentra tan cerca del sur de Rusia como el Norte de México de Texas. EEUU tiene tropas y bases por todo el globo, las más recientes en África. ¿Quiénes somos para decirle a Rusia que salga de Siria?
Justo cuando parecía que el conflicto sirio estaba empezando a enfriarse, la intervención de Trump ciertamente avivará el conflicto y socavará acuerdos de paz potenciales. Si quedase algún musulmán que creyese que EEUU es su amigo, como era el caso hace 50 años, ahora estará convencido de que Estados Unidos es su enemigo gracias a las torpes políticas anti-musulmanas de Trump.
Los musulmanes son el 23% de la población mundial, y superarán a los cristianos en cuatro décadas. Aparte de hacer enfadar a los chinos, ¿es realmente sabio antagonizar e insultar a los musulmanes, la religión mundial con más rápido crecimiento? ¿Y señalar que los musulmanes son los que tienen más posibilidades de ser torturados? Mala idea.
Publicado originalmente el 28/01/2017.
Traducido del inglés por Verónica Santamaría, editoria de revista Libertario.es. El artículo original se encuentra aquí.
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