martes, 28 de marzo de 2017

Los Señores de la Guerra de Kiev, por Mises Hispano.

Los señores de la guerra de Kiev están pasando a la ofensiva, violando los términos de los acuerdos de paz de Minsk, y atacando a los rebeldes separatistas en la parte oriental del país, en un intento desesperado por provocar un conflicto abierto con Rusia. Lo que les motiva es el temor al presidente Donald Trump, que a menudo ha expresado su deseo de “llevarse bien con Rusia” y que ha dicho abiertamente que Ucrania no es de interés vital para la seguridad nacional estadounidense. Lo que motiva sus nuevas agresiones es la posibilidad de que las subvenciones estadounidenses, que han hecho posible su atroz guerra contra su propio pueblo -10.000 muertos hasta la fecha- les sean retiradas.
Desde que las fuerzas de choque ucranianas respaldadas por Estados Unidos y la Unión Europea derrocaron al gobierno democráticamente electo del presidente Viktor Yanukovich, los líderes del golpe en Kiev han librado una guerra implacable contra sus súbditos rebeldes del este. Como dijo el “Presidente” Petro Poroshenko:

“¡Nosotros tendremos trabajo, ellos no! ¡Tendremos pensiones, ellos no! ¡Tendremos prestaciones para los jubilados y los niños, ellos no! Nuestros niños irán a las escuelas y guarderías, sus hijos se sentarán en los sótanos! No pueden hacer nada por evitarlo… ¡Y así es como vamos a ganar esta guerra!”

Para gran vergüenza de los políticos estadounidenses, Estados Unidos ha respaldado a este monstruo, enviando miles de millones en “ayuda exterior” a lo que sin duda es el país más corrupto de Europa, llegando incluso a enviar a soldados estadounidenses para “entrenar” a los asesinos de Poroshenko. Sin embargo, incluso los propagandistas de Washington de la “Radio Free Europe” han informado de que el ejército ucraniano es responsable del incremento actual del número de combates: “Desde mediados de diciembre las fuerzas armadas ucranianas han avanzado más hacia partes de la zona gris, internándose en las ciudades, destrozadas por la guerra, de Avdiivka, Debaltseve, Dokuchaievsk, Horlivka, y Mariupol, o situándose en sus proximidades, reduciendo la distancia entre ellos y los separatistas”. Estas acciones son una clara violación del acuerdo de “Minsk II”, firmado por el “Presidente” Poroshenko y los representantes de la UE y Rusia el 15 de febrero de 2015, que estipulan un alto el fuego y una “zona gris” para separar a las dos partes.

El ejército ucraniano ha violado ambas disposiciones, y los líderes golpistas de Kiev se han resistido obstinadamente a todos los esfuerzos por implementar las reformas políticas estipuladas en el acuerdo: autonomía local para las provincias orientales, la reanudación de los servicios gubernamentales, nuevas elecciones y el final del bloqueo económico que detuvo la entrega de todo excepto carbón. Y ahora incluso las entregas de carbón que llegan desde el este a las provincias occidentales carentes de combustible están siendo bloqueadas por grupos paramilitares ultra nacionalistas, que se han unido a la lucha y anunciaron que están allí para detener el “contrabando” de los separatistas. Oh, pero no os preocupéis, el tío Sam intervendrá para arreglar la situación.

A las incursiones de Ucrania en Crimea, que resultaron en la muerte de un soldado ruso y un oficial ruso del FSB, se les suma ahora el asesinato de varios comandantes rebeldes: cómicamente, los “informes” occidentales atribuyen estos homicidios – aproximadamente media docena hasta la fecha – a los Rusos, aunque las pruebas que presentan consisten únicamente en afirmaciones de las autoridades de Kiev y sus partidarios. Y esto es así pese a que la llamada “milicia popular” – un grupo clandestino pro ucraniano que opera en la República separatista de Luhansk – ha asumido la responsabilidad de al menos dos de estos ataques terroristas.

Las “noticias falsas” son especialmente abundantes cuando se trata de informar sobre Ucrania.

Mientras que la subdirectora de la OTAN Rose Gottemoeller ha anunciado el apoyo “unánime” de la alianza a esta nueva escalada de la guerra de Ucrania contra su propio pueblo, el presidente Trump podría no estar de acuerdo. “En realidad no sabemos exactamente” qué está pasando en Ucrania, dijo Trump a Fox News en una entrevista, pero se comprometió a averiguarlo. Agregó que le “sorprendería” si Rusia intensificara el conflicto poco después de haber hablado con Putin por teléfono, como afirma el senador John McCain, un viejo partidario del régimen de Kiev. Lo que parece más probable es que Ucrania lanzase su renovada campaña militar después de que la noticia de la llamada de Trump a Putin llegase a los titulares.

Durante la campaña presidencial, los comentarios de Trump sobre Ucrania reflejaron su inclinación general a permanecer fuera del conflicto. Cuando el New York Times le preguntó sobre el tema, dijo:

“Y una de las cosas que odiaba ver es a Ucrania… ¿Por qué siempre Estados Unidos está en mitad del jaleo, haciendo cosas que – ya sabes, nos afectan, pero no tanto como afectan a otros países?”.

Trump se negó a reunirse con Poroshenko, incluso a pesar de que el primer ministro Arsenyiv Yatsensuk lo denunciase por cometer “una violación de principios morales y civilizados”. Y los esfuerzos del gobierno ucraniano por tenderle una emboscada cuando Trump era candidato durante la campaña, los cuales llevaron a la dimisión de Paul Manafort como director de campaña de Trump, son bien conocidos.

El desafío de Trump a la histeria anti-rusa que se ha apoderado de la clase política y los medios de comunicación hace que la continuación del apoyo incondicional de Washington a Kiev sea poco probable. Sin embargo, hay facciones dentro de la administración de Trump que están seguras de que lograran resistirse a solucionar de cualquier manera el conflicto ucraniano, por no hablar de un acercamiento con Rusia. El hecho de que el primer acto del embajador de la ONU, Nikki Haley, fuese repetir el mismo error sobre la “agresión rusa” -cuando es evidente que los ucranianos están redoblando los esfuerzos- no es una buena señal.

Mi conjetura es que el presidente Trump estará tan preocupado ocupándose de la guerra en casa, luchando contra las poderosas fuerzas en ambos partidos que intentan socavar su administración, que tendrá poco tiempo para concentrarse en Ucrania. Y sus esfuerzos por establecer un alto el fuego con Rusia están siendo hostigados por todas partes: una coalición bipartidista en el Congreso está preparando una legislación que le impedirá levantar las sanciones contra Rusia, y la campaña de los medios de comunicación para pintarlo como un “títere de Putin”, como le llamaba a menudo el ojito derecho de los medios Hillary Clinton, ha sido implacable. Así que las perspectivas de detener la guerra en Ucrania como parte de un acuerdo global con Vladimir Putin se están desvaneciendo, y las provocaciones militares ucranianas están alcanzando un clímax mortal.

La cuestión de Ucrania depende de un cierto número de puntos calientes locales cuyos conflictos sólo pueden resolverse de forma pacífica si se logra el cese de hostilidades con Rusia; y hay tantos actores, tanto extranjeros como nacionales, determinados a evitar este resultado que a Trump le costará mucho neutralizarlos. Los proxys extranjeros preferidos del Partido de la Guerra -no sólo los líderes golpistas de Kiev sino también los “rebeldes” islámicos de Siria- confían en que sus aliados en las capitales europeas y Washington, DC, prevalezcan. Aún está por ver si Trump logrará oponerse a esta marea y llevar a cabo su política exterior de “EEUU primero” pese a esta poderosa resistencia.


Publicado originalmente el 10/02/2017

Traducido del inglés por Verónica Santamaría, editoria de revista Libertario.es.

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