Este octubre, el cannabis recreativo será legal en Canadá. O, dicho más exactamente, será legal de nuevo.
Igual que en Estados Unidos, la prohibición a de la marihuana fue una invención del siglo XX, y aun así se mantuvo como una prohibición intocable durante muchas décadas, a pesar de la recomendación de una comisión federal en 1972 de que la marihuana fuera despenalizada.
La marihuana médica fue legalizada finalmente en 2001, aunque los intentos de despenalizar la marihuana recreativa fracasaron en 2003 y 2004.
Sin embargo, con la elección de Justin Trudeau en 2015 empezó a hablarse seriamente de legalización y tras lo dicho el martes, parece que la marihuana recreativa será legal este mismo año. CNN informa:
El uso de marihuana recreativa será pronto legal en Canadá después de que el Senado aprobara una propuesta “histórica” el martes con una votación de 52-29. (…) La ley para legalizar el uso recreativo de la hierba fue presentada el 13 de abril de 2017 y fue posteriormente aprobada por la Cámara de los Comunes en noviembre. La aprobación por el Senado de la propuesta era el último obstáculo en el proceso.
Con la aprobación de la propuesta, Canadá se convierte solo en el segundo gobierno nacional que legaliza la marihuana.
El primero fue Uruguay en 2013, aunque la experiencia uruguaya se ignora a menudo (a pesar de que Uruguay tiene una economía estable y un nivel de vida relativamente alto). Sin embargo, el país es bastante pequeño, con solo 3,4 millones de habitantes.
Así que la legalización de la marihuana en Canadá, con sus 36 millones de personas, es un giro importante en los acontecimientos en la guerra global contra las drogas.
Este otoño las provincias todavía mantendrán poderes para regular el cannabis, pero, en general, la marihuana recreativa ya no estará prohibida en Canadá.
Esto cambia considerablemente la geografía de la prohibición de las drogas en Norteamérica. Dado que toda la Costa Oeste de Estados Unidos y buena parte de Nueva Inglaterra han legalizado ya la marihuana recreativa, esto añade otra gran cuña de Norteamérica (excluyendo México) a lo que podríamos llamar la “zona de legalización”.
Esto también significa que más de 100 millones de personas en Norteamérica vivirán pronto en lugares en los que ha sido legalizada la marihuana recreativa. Esto comprende casi el 30% de la población combinada de EEUU y Canadá. Pronto será posible conducir a lo largo de la costa occidental de Norte América desde San Diego al Círculo Polar Ártico sin abandonar jurisdicciones donde esté permitida la marihuana recreativa. Al menos de acuerdo con la ley local.
Por supuesto, la ley federal de EEUU continúa siendo un problema. Gracias a las regulaciones bancarias federales, sigue siendo difícil a las empresas estadounidenses relacionadas con el cannabis conseguir servicios financieros. Y tanto usuarios como productores continúan habitando un área legal gris en la que los agentes federales todavía pueden detener un selectivamente a personas que, de acuerdo con la ley del estado, son ciudadanos cumplidores de la legalidad. Indudablemente, las agencias federales no tienen personal para realizar detenciones generales en áreas con marihuana legalizada, pero los federales pueden todavía “dar una lección” a ciertas personas, si quieren.
Sin embargo, continúa creciendo la resistencia local a esas detenciones federales. Especialmente en estados en los que el sector del cannabis ha ganado en implantación económica, como en Colorado, incluso los políticos republicanos se enfurecen ante la idea de intromisión federal adicional. Por ejemplo, en enero, la delegación del Congreso de Colorado (incluyendo la parte del Partido Republicano de este) respondió con furia relativa al anuncio de Jeff Sessions de que planeaba intensificar la persecución federal de la marihuana.[1]
Desde entonces, el senador del Partido Republicano de Colorado, Cory Gardner, se ha unido a Elizabeth Warren para “dar a los estados el derecho a determinar sus propias políticas sobre marihuana sin interferencia federal”.
Además de eliminar el cáñamo industrial de la prohibición federal, la propuesta también:
Enmienda la Ley de Sustancias Controladas (21 U.S.C. § 801 et seq.) (CSA) de forma que (mientras estados y tribus cumplan con unas pocas disposiciones básicas) sus disposiciones ya no se aplicarían a ninguna persona que actúe cumpliendo las leyes estatales o tribales con respecto a la fabricación, producción, posesión, distribución, dispensa, administración o envío de marihuana.
Trump ha anunciado que “probablemente” apoye la propuesta.
Por supuesto, con Trump eso podría significar cualquier cosa, pero la tendencia a largo plazo está clara en este momento. Gracias al éxito local de esencialmente anular las leyes federales de marihuana, es solo cosa de tiempo que los cambios políticos en EEUU permitan mucha mayor autonomía estatal sobre este asunto.
Por supuesto, en términos constitucionales, los estados siempre han tenido la prerrogativa de hacer lo que quieran en temas de política sobre drogas. Esto ha sido enormemente claro durante mucho tiempo en la Décima Enmienda.
El artículo original se encuentra aquí.
[1] También hay una falta de resistencia constante a la continuación de la legalización en Colorado. Por ejemplo, estudios recientes demuestran que el uso de hierba entre los adolescentes ha disminuido desde la legalización.
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