lunes, 4 de diciembre de 2017

Cómo irradiar fábricas a Marte, por Mises Hispano.

En un reciente post de su blog, Paul Krugman trataba de ilustrar algo acerca del plan de rebajas fiscales del Partido Republicano imaginando un comercio interplanetario con los marcianos. (al menos ahora piensa en transacciones voluntarias, en lugar de en una invasión alienígena). Aun así, en su celo por rebajar los potenciales beneficios para los trabajadores de un recorte en el impuesto de sociedades, Krugman acaba rebajando la versatilidad los mercados. Como ejercicio de enseñanza, me ocuparé de todas las implicaciones de la historia de Krugman acerca los marcianos, para mostrar la elegancia del capitalismo.

El escenario marciano de Krugman

El contexto del imaginativo experimento mental de Krugman es el plan del Partido Republicano de rebajar el tipo del impuesto de sociedades del 35% al 20%. Para vender este plan como favorable a los trabajadores, los defensores del Partido Republicano están argumentando que el capital es muy móvil en el mercado internacional. Por tanto, los inversores globales pueden ser muy exigentes y deben ganar la misma tasa de retorno después de impuestos (teniendo en cuenta el riesgo) dondequiera que inviertan. Esto significa, continúa el argumento del Partido Republicano, que una gran rebaja en el tipo del impuesto de sociedades de EEUU sencillamente atraería un flujo de capital extranjero a EEUU, impulsando a la baja el tipo de retorno anterior a impuestos para restablecer el equilibrio entre todos los países. Sin embargo, este proceso ayuda a los trabajadores estadounidenses, que ahora están mezclando su trabajo con una mayor existencia de capital. Como la productividad laboral es más alta con más herramientas y equipos, las tasas salariales acaban aumentando. Así, concluye el argumento, los beneficiarios principales el recorte fiscal del Partido Republicano no serían los capitalistas internacionales, sino los trabajadores estadounidenses.

Como podéis imaginar, Krugman ha estado haciendo todo lo posible por arrojar un jarro de agua fría sobre esta cadena de razonamiento. Una línea de ataque ha sido el supuesto casual de que pudiera entrar en EEUU una inundación de nueva inversión extranjera y que esta aumentara rápidamente la existencia de capital, para impulsar a la baja las ganancias de capital (aunque aumentando las ganancias de los trabajadores). Krugman argumenta que, como los mercados globales no están completamente integrados, el proceso de ajuste podría llevar décadas, lo que significa que los trabajadores tendrían que esperar mucho tiempo para ver los supuestos beneficios del gran recorte fiscal a las corporaciones.

Para justificar esto, Krugman se imagina un escenario marciano:

En estos casos, a menudo es útil empezar con casos extremos. ¿Qué pasaría si nada fuera comerciable? Supongamos, por ejemplo, que descubriéramos una sociedad capitalista en Marte, con una bolsa, un impuesto de sociedades y todo lo demás. Podríamos mandar fácilmente datos de un lado a otro, con solo unos pocos minutos de retraso impuestos por la velocidad de la luz. Podríamos comerciar en activos, ya que la propiedad no es realmente nada más que datos. Pero hasta que Elon Musk descubra una manera de reducir los costes de transporte en varios órdenes de magnitud, no podemos realmente enviar o recibir cosas útiles de nuestros amigos marcianos.

Así que, supongamos que Marte rebaja su impuesto de sociedades. ¿En qué medida la incidencia de ese recorte se ve afectada por la existencia de un mercado interplanetario de capitales? En ninguna en absoluto: no podemos enviar capital físico a Marte, no podemos convertir ninguna ganancia en activos marcianos en algo con un uso terrenal, así que no pasa nada. La falta total integración real hace irrelevante la integración financiera.

Supongamos ahora que por alguna razón una mínima parte de la producción marciana se convierten comerciable, supongamos que ciertos servicios pueden proporcionarse a través de la Solar Wide Web, equivaliendo al 1% o 2% del PIB marciano. Indudablemente esto no puede cambiar radicalmente la explicación. [Krugman, cursivas añadidas].

Es esta última parte del escenario de Krugman lo que creo que está mal. Dependiendo de los detalles, la apertura de Marte al comercio (limitado) con la Tierra podría tener grandes consecuencias para el mercado marciano de capitales.

Cómo irradiar fábricas a Marte

En este breve post, por supuesto, no estoy tratando de agotar todos los posibles experimentos mentales relacionados con el crecimiento económico marciano. Mi modesta propuesta es demostrar que Krugman (motivado sin duda por su deseo de despreciar a los defensores del plan del Partido Republicano) se apresuró demasiado al concluir sobre el canal comercial Tierra/Marte que “Indudablemente esto no puede cambiar radicalmente la explicación”.

Dejadme poner las cosas a mi favor eligiendo un ejemplo extremo. Supongamos que los marcianos tienen una preferencia temporal muy alta, lo que significa que (en igualdad de condiciones) prefieren fuertemente consumir antes en lugar de después. Antes de tomar contacto con los terrícolas, los marcianos tienen un tipo real de interés de (digamos) el 100%. Como son tan pródigos, los marcianos no ahorran mucho, ni siquiera con este alto tipo de interés. Consecuentemente, tienen muy poco capital físico invertido por trabajador. De hecho, todas las existencias marcianas de capital solo representan el 2% del PIB. Actualmente los marcianos solo ahorran e invierten una cantidad mínima cada año (digamos el 0,2% del PIB) para remplazar las herramientas y equipos amortizados al depreciarse.

Supongamos ahora que los marcianos por fin consiguen que funcionen sus routers wi-fi y se sorprenden al descubrir vida inteligente en el cercano planeta azul. Después de idear cómo comunicarse y consumar transacciones financieras, ocurre algo maravilloso: cantidades masivas de capital financiero de inversores humanos empiezan a entrar en la economía marciana. Los inversores humanos están asombrados ante los tipos reales de interés disponibles del 100% en el planeta rojo y redisponen sus carteras de acuerdo con ello. Esto  impulsa a la baja el tipo de mercado de los intereses en Marte y empuja al alza el tipo del mercado de los intereses en la Tierra, hasta que el tipo marciano de interés (una vez tenido en cuenta el riesgo de las inversiones) es comparable al rendimiento sobre activos terrícolas.

Aun así, para responder a Krugman, tenemos que ser más concretos acerca de cómo ocurre físicamente este proceso. Bueno, en el ejemplo de extremo que he ideado, podemos imaginar que la enorme economía terrícola inunda la economía marciana. Así que lo que pasa en el primer año es que todo el comercio sigue un solo camino. En concreto, todo lo que pueda importarse de la Tierra se importará de la Tierra. Esto incluye bases de datos y alojamiento la nube, servicios de contabilidad, enseñanza de matemáticas y diseño de sitios web. Cualquier trabajo que puedan hacer los terrícolas y luego ser irradiado a Marte, se realizará.

Sin embargo, como dice Krugman, esto solo puede afectar, como máximo, al 2% de la economía marciana. Aun así, consideremos el impacto. Los trabajadores marcianos que se encargaran de mantener bases de datos y dar servicios de contabilidad, se verían ahora liberados para hacer otros trabajos. De hecho, los trabajos e industrias marcianos se reordenarían de forma de que ahora dedicarían un 2% más de su producción económica a la fabricación de máquinas, herramientas y otros equipos.[1]

Los capitalistas en la tierra acabarían queriendo enviar bienes físicos de capital a Marte, donde el “producto marginal del capital” (es decir, de los bienes de capital) es mucho mayor que en la Tierra. Pero debido a los prohibitivos costes de envío, en su lugar lo que harían sería exportar servicios electrónicos a Marte, para conseguir la divisa marciana con la que contratar marcianos para construir bienes de capital. Luego los terrícolas retendrían la propiedad esos bienes de capital (ubicados en Marte), donde generarían grandes ganancias, porque los bienes de capital inicialmente son muy escasos.[2]

¿Valdría la pena?

Finalmente, podemos preguntarnos de nuestro imaginativo escenario: ¿les valdría la pena a los marcianos la opción de comerciar con la Tierra? Indudablemente sí en el ejemplo extremo que he ideado. En concreto, el flujo por valor del 2% del PIB marciano de inversión extranjera permitiría que las existencias de capital en Marte se doblaran en el primer año.[3] (Recordemos que dije que empezaban con unas existencias de capital equivalentes al 2% del PIB marciano). Esto impulsaría a la baja los tipos marcianos de interés y aumentaría los salarios reales ganados por los trabajadores marcianos. (Advirtamos que deberíamos tener cuidado en no confundir capital físico y financiero, como explico aquí. Pero en nuestra sencilla historia podemos ser algo descuidados). Así que, en contra de lo que dice Krugman, no podemos rechazar automáticamente el impacto de que un 2% de la economía sea comerciable.

Mi artículo no quiere defender el plan fiscal del Partido Republicano e indudablemente no es un estudio de la economía de Marte. Más bien el extravagante experimento mental de Krugman proporciona una oportunidad para presentar el ingenio y las oportunidades que pueden desencadenarse en los mercados financieros. Incluso si estuvieran limitados a transferencias de información, hemos visto cómo los capitalistas en la tierra podrían en la práctica “irradiar fábricas” a Marte, para estimular la productividad de los trabajadores marcianos.


El artículo original se encuentra aquí.

 

[1] Hablando estrictamente, en un argumento más formal tendía que especificar las habilidades laborales y otras capacidades de la economía marciana para ver en qué medida se traduce el influjo del capital financiero humano en una mayor inversión en Marte, frente al mayor consumo marciano. Podría hacer suposiciones generosas para determinarlo. O también podría hacer lo contrario y decir que las existencias de capital marciano iniciales eran de solo un 1% del PIB marciano, así que incluso si el influjo de las “importaciones” de la tierra impulsaran a la baja el sector electrónico en sólo un 1% de la economía marciana (ya que los precios relativos de los servicios de contabilidad, gestión de bases de datos, etc. se desplomarían una vez se abriera el comercio con la Tierra), seguiríamos consiguiendo aproximadamente doblar las existencias de capital marciano en el primer año.

[2] Si os estáis preguntando por qué harían esto los terrícolas, podríamos sencillamente decir que están amasando riqueza para cuando los primeros humanos empiecen a mudarse a Marte. Pero aunque eso no pudiera ocurrir nunca, seguiría habiendo un intercambio mutuamente ventajoso para que los humanos enviaran a los marcianos una gran cantidad de servicios electrónicos por adelantado, a cambio de un flujo neto de servicios electrónicos de vuelta a la tierra posteriormente. Este es el mismo patrón de un intercambio de ganancias mutuas similar a cuando un banco presta dinero a un comprador de una vivienda, que luego devuelve más dinero a lo largo de la vida de la hipoteca.

[3] No estoy considerando el probable resultado de que los propios marcianos dejaran de reinvertir y así (contando la depreciación) las existencias de capital marciano acabarían en sólo un 3,8% de su PIB inicial. Sin embargo, evidentemente podría haber jugado con las cifras iniciales para seguir consiguiendo el resultado final del doble durante el primer año.

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