En la década de 1970 oíamos que la tierra iba a estar tan poblada que no cabríamos todos. Ahora los vendedores de pánico se han cambiado a la disminución de la población. ¿Se equivocaban en los 70, así que están equivocando de nuevo? ¿Es catastrófica una disminución de la población?
Países como Alemania y Japón están invirtiendo en inmigración masiva o políticas de natalidad, suponiendo que deben importar suficientes cuerpos como para evitar el colapso económico. Creo que se equivocan. La población en disminución a nivel de país indudablemente no es una catástrofe y, de hecho, puede resultar positiva. Daré aquí algunas razones.
Históricamente, la primera pregunta era por qué disminuía la población. Si era porque los mongoles volvían a invadir, sí, la economía sufriría. No solo por la muerte, sino porque los asesinos al por mayor tienden a destruir también capital productivo.
Por otro lado, si la población está disminuyendo sin que haya guerra, tenemos un experimento natural muy estudiado en la plaga de peste negra. A la que generalmente se la considera el “despegue” de Occidente. Como la población disminuyó en un tercio, mientras que el capital, incluyendo los terrenos arables, seguía siendo el mismo, se obtuvo una plusvalía. Los mismos recursos, divididos por menos personas.
Pensad en las películas de zombis en las que los protagonistas corren a su alrededor con recursos ilimitados a su disposición: automóviles gratis, terrazas junto al río. Eso, de una forma diluida, es lo que nos da una población en disminución: más tierras, más carreteras o edificios, más recursos por persona.
Pero si la disminución de la población no se debe a un desastre terrible como la peste, sino más bien porque la gente quiere menos hijos, ni siquiera se produce el golpe masivo de perder gente productiva. Un trabajador que muere con 40 años se lleva mucha productividad con él, mientras que un niño no nacido no está destruyendo realmente nada más que sueños y esperanzas.
Así que si la peste fue una bonanza económica por cabeza para Europa, tener menos hijos debería ser una bonanza por cabeza todavía mayor.
Tomemos Alemania: antes de los recientes aumentos en la inmigración, los alemanes tenían de media 1,25 hijos por mujer. Esto se traduce en una disminución de 1/3 de la población por ciclo (es decir, 75 años si la gente vive 75 años). Así que, sin inmigración, Alemania podría esperar una disminución de 1/3 para 2100. ¿Esto es bueno o malo?
La pregunta se divide en dos partes: número absoluto de personas y cambios en la composición por edades. Solo con las cifras, es bueno para los alemanes: el mismo capital físico, la misma cantidad de tierra y aire y agua. Es verdad que hay menos contribuyentes para amortizar costes compartidos como defensa, pero estos costes son pequeños y, en la práctica, a menudo están en proporción a la población. Por ejemplo, el presupuesto militar y la población de Holanda son ambos aproximadamente 1/5 de los de Alemania.
Así que en números es bueno: más cosas para menos personas. La segunda pregunta es el perfil de edad. Aquí la clave es que una población en disminución significa menos trabajadores adultos para pagar pensiones, pero también significa todavía menos niños. Que son muy caros. La cifra que comprende ambas cosas es la “tasa de dependencia”, que es la relación entre trabajadores y niños más viejos.
Por tomar un ejemplo del mundo real, la ONU espera que Alemania en 2100 tenga 68 millones de habitantes, comparados con los 82 millones actuales (en torno a un 20% menos). El perfil por edades cambia de forma que esperan un tercio más por encima de los 65 años: de 17 a 23 millones. Al mismo tiempo, los niños por debajo de los 14 años caen de 11 a 9 millones. Así que los dependientes totales pasan de los 28 millones actuales a 32 en 2100. Entretanto, la población con edades de 15 a 64 años pasa de 54 millones en la actualidad a 36 millones en 2100. El resultado es que hoy un trabajador soporta a medio dependiente: 54 millones mantienen a 28 millones. Pero en 2100 soportará a un dependiente: 36 millones mantienen a 32 millones. Hasta aquí, malo, ¿verdad?
Bueno, aquí hay dos cosas a advertir, ambas basadas en tendencias a largo plazo. Primero, durante más de un siglo la gente ya no solo vive más tiempo, sino que vive más tiempo sana. A esto se le llama “esperanza de salud” y, siguiendo con Alemania, aumenta en torno a 1,4 años cada década.
Es implica que las personas con 65 años en 2100 estarán tan sanas como las personas con 53 años hoy. Mientras que los que tienen hoy 65 años tienen la salud de los que tengan 78 años en 2100. Solo esto rebajaría las cifras de ancianos a las actuales, pero el menor número de niños significa que las cargas para el trabajador en realidad disminuyen.
Por supuesto, esto requeriría aumentar las edades de jubilación de acuerdo con la esperanza de salud (1,4 años por década), algo a lo que los políticos evidentemente son muy reticentes.
La segunda advertencia es otra tendencia a largo plazo, el crecimiento económico. Lo irónico en este caso es que, desde el punto de vista de una población creciente, el crecimiento económico es en realidad el peor escenario. Porque si la economía se viene abajo, entonces históricamente la población acaba creciendo, al convertirse los hijos en tu red de seguridad si el estado del bienestar centra en quiebra. Así que, si no conseguimos crecer, el problema demográfico en realidad acaba resolviéndose por sí mismo. O crecemos, o la disminución de la población fue una falsa alarma en todo caso.
Cuantificando este crecimiento, a lo largo de los últimos 50 años, Alemania ha crecido un 1,65% anual real por cabeza. Esa tendencia hace que un trabajador alemán en 2100 gane cuatro veces lo que gana hoy. Tengamos en cuenta que es probable que estemos infravalorando los beneficios, porque cualquier mejor rendimiento haría aún más ricos a los alemanes, mientras que cualquier catástrofe de probablemente les haría tener más hijos.
Así que, en resumen, el aumento en la esperanza de salud implica que en realidad habrá menos dependientes en la Alemania de 2100, mientras que el crecimiento económico implica que los trabajadores alemanes serán cuatro veces más ricos, solo por dicho crecimiento. La carga demográfica cae en un 80% o más.
Por cierto, si os molesta la perspectiva de trabajar 1,4 años más por década, solo ese crecimiento económico sugiere una disminución del 50% de la carga laboral: el doble de dependientes cuadruplicando la renta. Así que, aunque los políticos sean unos flojos, la carga social disminuye incluso con más dependientes.
En resumen, tanto mirando a las cifras totales como demográficamente, la disminución de la población que proviene de simplemente elegir tener menos hijos no es nada ni remotamente catastrófico.
Un punto final: en un contexto mundial, más gente sí tiende a aumentar la inversión, y por tanto la innovación y el crecimiento económico. Esto es evidente en el agregado (no habría ninguna fábrica si no hubiera ningún ser humano) pero la gente lo olvida. Así que, a nivel mundial, deberíamos preferir tener más seres humanos, al tiempo que reconocemos que, a nivel de un país, una población decreciente indudablemente no es una catástrofe.
El artículo original se encuentra aquí.
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