jueves, 31 de agosto de 2017

El nuevo partido político de Alemania es solo otro partido del gran gobierno, por Mises Hispano.

Las elecciones alemanas son dentro de un mes y con ellas hay una verdadera rareza: un partido entrando en el parlamento que está a la “derecha” de la CDU de Angela Merkel y su socio bávaro, la CSU. A lo largo de las últimas décadas, esta ha sido una zona impracticable en la política alemana, muy severa con los recuerdos de la época nazi. Pero cuando llegue septiembre, la Alternative für Deutschland (Alternativa por Alemania) o AfD marcará un hito, superando el umbral del 5% para entrar en el parlamento con toda probabilidad (actualmente en las encuestas tiene entre un 7 y un 10% de los votos).

Como hemos visto a lo largo de los años, los considerados como “populistas de derecha” en la corriente principal no son en modo alguno un grupo homogéneo, desde los “brexiters” del UKIP y la periferia de los conservadores como ejemplos algo más favorables a otros más aterradores como Marine Le Pen en Francia. ¿Pero qué tipo de partido es la AfD?

La AfD se fundó en 2013 por parte de un grupo de profesores de economía (al principio se la llamó burlonamente “Professorenpartei” —“Partido de los profesores”—) que estaban hartos de la crisis en Grecia y reclamaban a Alemania salir de la Eurozona. Entre ellos estaban economistas como Joachim Starbatty y Roland Vaubel, conocidos en Alemania por sus ideas de libre mercado. El objetivo era fundar un partido que reconciliaría el conservadurismo cultural que se había perdido en la conservadora CDU y las políticas económicas liberales que se habían perdido en el partido liberal clásico, la FDP. Sin embargo, la AfD se centró cada vez más en los refugiados en lugar del euro, lo que llevó a que muchos de sus miembros fundadores la abandonaran en 2015, incluyendo el líder hasta ese momento, Bernd Lucke.

A pesar de su abandono, la influencia de los ordoliberales puede sentirse hasta hoy. En el programa del partido para las próximas elecciones, la AfD sigue reclamando abandonar la Eurozona y, hasta que esto pase, acabar con la política monetaria excesiva del BCE. Se oponen a los rescates de bancos, quieren abolir el impuesto de sucesiones y rebajar los impuestos a las ventas y la renta. Deberían relajarse las subvenciones, se critica el control de rentas y la política sobre cuotas y leyes contra la discriminación es no tener ninguna. La postura es que la libertad de contratación debería por el contrario estar en primer lugar.

Es verdad que hay algunos puntos débiles: Quieren luchar contra el terrorismo islámico con prácticamente cualquier medio (a pesar del efecto represalia que realmente causan dichas acciones) y, en general, sobre el islam, sus posturas son bastante excesivas: “El islam no es parte de Alemania”, escriben y con ello llegan a propuestas como la prohibición de burkas y nicabs en espacios públicos, sermones obligatoriamente en alemán en las mezquitas y una eliminación de todas las cátedras de teología islámica en las universidades. Además, el partido ha adaptado posturas que afirman que “la protección del consumidor debería ser una tarea nacional” y de mantener el salario mínimo. Tratando de ser amigables con las familias, prometen realizar numerosos desembolsos a los padres. Tal vez lo peor de todo es que quieren reinstaurar el servicio militar.

Sin embargo, en general, el programa sigue siendo un documento poco extremista para los patrones alemanes. Lo que hace problemático al partido de la improbabilidad de que se implante alguna de las partes buenas, mientras que las partes malas es mucho más probable que sean adoptadas. Así llegamos al personal de la AfD. Sí, es verdad que quedan algunos liberales clásicos. Beatrix von Storch, miembro de la sociedad Hayek y uno de los dos representantes de la AfD en el Parlamento Europeo, se ha opuesto a cualquier colaboración con el Frente Nacional de Francia… porque son demasiado socialistas. Además, uno de los dos principales candidatos en las elecciones, Alice Weidel, se considera una “libertaria conservadora” y trata de que la AfD vuelva a hablar más acerca del euro y el BCE y menos acerca de lo malos que son los refugiados.

Sin embargo, la gran mayoría de los miembros y seguidores no tienen relación alguna con las ideas liberales, que se demuestra por el hecho de que muchos votantes de AfD votarían por Die Linke (La Izquierda), el partido socialista, como segunda opción. Alexander Gauland, el otro candidato principal junto a Weidel, ha calificado como “anticristianas” las teorías de Adam Smith y ha culpado a los mercados de la crisis financiera de 2008: “La mano invisible resultó ser exactamente lo que es realmente: ideología. El interés privado ha evolucionado hasta una completa catástrofe”.

Björn Höcke, probablemente el miembro más locuaz del partido, piensa que “El liberalismo [clásico] materialista ha llevado a una cooptación cultural de este país”. Es conocido por su nacionalismo radical en numerosos discursos, por ejemplo: “Los sirios que han llegado siguen teniendo su Siria. Pero si nosotros (a través de los sirios) perdemos nuestro Alemania no tendremos nunca más una patria”. Y en referencia a un monumento de memoria del holocausto en Berlín tuvo que decir: “Los alemanes somos el único pueblo en el mundo que ha colocado un recuerdo vergonzoso en el corazón de su capital”. Esto solo pudo ser superado por el presidente del estado de Sajonia-Anhalt, André Poggenburg, que se ha preguntado si será posible aumentar el territorio alemán en algún momento del futuro.

La deriva de la derecha colectivista también se advierte en el programa. Hubo un tiempo en el que la AfD quería privatizar de seguro de desempleo. Ahora se defiende la postura de que esas prestaciones para los desempleados deberían desembolsarse durante un periodo más largo. Ya no se oyen declaraciones desde el partido acerca de reducir las barreras económicas. Por el contrario, escuchamos llamadas a más acciones públicas si “el libre comercio está fracasando”. Las explicaciones sobre planes de desregulación y recortes fiscales son mucho más vagas (por ejemplo la afirmación de que los impuestos a las empresas deberían ser “justos”). Frases como “solo un gobierno pequeño puede ser un buen gobierno” o menciones a Wilhelm Röpke y Ludwig Erhard, que todavía se encontraban en el programa anterior, hoy se echan de menos.

Es verdad que la AfD está lejos de parecerse a un partido nazi. Ni siquiera es la Alt-Right de Alemania, a pesar de tener algunos miembros como Höcke que definitivamente pueden ubicarse en este bando. Pero, en general, las personas de mentalidad libertaria no deberían esperar gran cosa con respecto a la Alternativa para Alemania.


El artículo original se encuentra aquí.

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¿Qué es la trampa de liquidez?, por Mises Hispano.

Economistas como el premio Nobel, Paul Krugman, son de la opinión de que si EEUU cayera en una trampa de liquidez su banco central debería inyectar dinero agresivamente y rebajar los tipos de interés agresivamente para aumentar la tasa de inflación. Esto, sostiene Krugman, sacaría a la economía de la trampa de liquidez y establecería la base de una prosperidad económica. En su artículo del New York Times del 11 de enero de 2012 escribía:

Al menos hemos aprendido que la trampa de liquidez no es un producto de nuestras imaginaciones ni algo que solo ocurre Japón: es una amenaza muy real y aunque termine deberíamos sin embargo mantener la alerta frente a su retorno, lo que significa una muy buena defensa tanto de un objetivo superior de inflación como de una política agresiva (…) (del banco central).

¿Pero tiene sentido que por medio de más inflación la economía de EEUU pueda salir de la trampa de liquidez?

El origen del concepto de trampa de liquidez

En el marco del pensamiento popular que se origina partir de los escritos de John Maynard Keynes, la actividad económica se presenta en términos de flujo circular de dinero. El gasto de una persona se convierte en parte de las ganancias de otra y el gasto de otra persona se convierte en parte de las primeras ganancias de uno.

Las recesiones, según Keynes, son una respuesta al hecho de que los consumidores (por razones psicológicas) han decidido recortar su gasto y aumentar sus ahorros.

Por ejemplo, si por alguna razón la gente confía menos en el futuro, recortará sus gastos y atesorará más dinero. Por tanto, una vez que una persona gaste menos, esto empeorará la situación de otra persona, que a su vez recortará también su gasto.

Se establece un círculo vicioso: la disminución de la confianza de la gente le hace gastar menos y atesorar más dinero y esto rebaja más la actividad económica, haciendo que la gente atesore más, etc.

Siguiendo esta lógica, para impedir que una recesión se desboque, el banco central debe aumentar la oferta monetaria y rebajar agresivamente los tipos de interés.

Una vez los consumidores tengan más dinero en sus bolsillos, su confianza aumentará y empezarán a gastar de nuevo, restableciendo así el flujo circular de dinero, eso se dice.

Sin embargo, Keynes sugería en sus escritos que podría aparecer una situación en la que una rebaja agresiva de los tipos de interés por parte del banco central llevaría a dichos tipos a un nivel del que ya no podría caer más.

Según Keynes, esto podría ocurrir porque la gente podría entender que los tipos de interés han tocado fondo y que por tanto deberían aumentar a continuación, llevando a pérdidas de capital a los tenedores de títulos. Como consecuencia, la demanda de dinero de la gente será extremadamente alta, lo que implica que la gente atesorará había dinero y rechazará gastarlo sin que importe cuánto trate de expandir la oferta monetaria el banco central.

Keynes escribía:

Existe la posibilidad, por razones explicadas antes, de que, después de que el tipo de interés haya caído a cierto nivel, la preferencia de liquidez pueda convertirse en prácticamente absoluta en el sentido de que casi todos prefieran efectivo a tener una deuda que genere un tipo de interés tan bajo. En este caso, la autoridad monetaria habría perdido el control efectivo sobre el tipo de interés.[1]

Keynes sugería que, una vez se convertirán en ineficaces las políticas de tipos bajos de interés, las autoridades deberían dar un paso adelante y gastar. El gasto puede realizarse en todo tipo de proyectos, lo que importa ahora es que debe inyectarse mucho dinero, que se espera que estimule la confianza de los consumidores. Con un nivel más alto de confianza, los consumidores rebajarán sus ahorros y aumentarán sus gastos, restableciendo así el flujo circular del dinero.

¿Ahorran dinero las personas?

En el marco keynesiano, el flujo monetario en constante expansión es la clave para la prosperidad económica. Lo que dirige el crecimiento económico es el gasto monetario. Cuando la gente gasta más dinero, se considera que ahorra menos.

Por el contrario, cuando la gente reduce su gasto monetario, en el marco keynesiano, se considera que ahorra más.

Observemos que, en el modo popular (es decir, a keynesianos) de pensar, el ahorro es una mala noticia para la economía: cuanto más ahorra la gente, peores son las cosas. (La trampa de liquidez proviene de ahorrar demasiado y gastar poco, eso se dice).

Sin embargo, sugerir que la gente pueda tener una demanda ilimitada de dinero (atesorar dinero) que supuestamente lleve a una trampa de liquidez, como considera el pensamiento popular, implicaría que nadie intercambiaría bienes.

Evidentemente, no es un presupuesto realista, dado el hecho de que la gente necesita bienes para mantener sus vidas y bienestar. (Por favor, advertid que la gente demanda dinero no para acumularlo indefinidamente, sino para emplearlo en intercambios en algún momento del futuro).

Al ser el medio de intercambio, el dinero solo puede ayudar a intercambiar los bienes de un productor por los bienes de otro productor.

El estado de la demanda de dinero no puede alterar la cantidad de bienes producidos, es decir, no puede alterar el llamado crecimiento económico real.

Igualmente, un cambio en la oferta de dinero no tiene ningún poder para hacer crecer la economía real.

Contrariamente al pensamiento popular, una trampa de liquidez no aparece en respuesta a aumentos masivos de los consumidores en su demanda de dinero, sino como resultado de políticas monetarias muy laxas, que infligen graves daños a las existencias de ahorro real.

La trampa de liquidez y la disminución de las existencias de ahorro real

Según Mises:

El sine qua non de cualquier alargamiento del proceso de producción adoptado es el ahorro, es decir, un exceso de producción actual sobre consumo actual. El ahorro es el primer paso en el camino hacia la mejora del bienestar material ya hacía todo progreso ulterior en esta vía.[2]

Mientras la tasa de crecimiento de las existencias de ahorro real se mantenga positiva, este puede continuar sosteniendo actividades productivas e improductivas. Sin embargo, surgen problemas cuando, debido a políticas monetarias y fiscales laxas, aparece una estructura de producción que utiliza muchos más bienes de consumo que la cantidad que produce. Este consumo excesivo en relación con la producción de bienes de consumo lleva a una disminución en las existencias de ahorro real.

Esto a su vez debilita el apoyo de las actividades económicas haciendo que la economía caiga en una recesión. (Las existencias de ahorro real en disminución revelan la falacia comúnmente aceptada de que la política monetaria laxa del banco central puede hacer crecer la economía).

Una vez la economía cae en una recesión debido a una disminución de las existencias de ahorro real, cualquier intento del gobierno o el banco central de reavivar la economía debe fracasar.

Estos intentos no solo no reavivarán la economía: ahogarán aún más las existencias de ahorro real, prolongando así la recesión económica.

Igualmente, cualquier política que obligue a los bancos a expandir los préstamos “de la nada” dañará aún más las existencias y reducirá aún más la capacidad de dichos bancos para prestar.

Advirtamos que la esencia del préstamo es el ahorro real y no el dinero como tal. El ahorro real impone restricciones sobre la capacidad de los bancos para prestar. (El dinero es solo el medio de intercambio, que facilita el ahorro real).

Asimismo, advirtamos que sin una existencia de ahorro real en expansión ninguna expansión del préstamo bancario va a aumentar los activos irrealizables de los bancos.

Contrariamente a Krugman, creemos que si la economía de EEUU cayera en una trampa de liquidez, la razón para ello no sería un aumento agudo en la demanda de dinero, sino porque las políticas monetarias laxas han agotado las existencias de ahorro real.

Lo que hace falta en este caso no es generar más inflación sino exactamente lo contrario. Establecer un objetivo más alto de inflación, como sugiere Krugman, solo debilitará más la existencia de ahorro real y garantizará que la economía se mantendrá en un estado deprimido durante un tiempo prolongado.


El artículo original se encuentra aquí.

 

[1] John Maynard Keynes, The General Theory of Employment, Interest, and Money, MacMillan &
Co. Ltd. (1964), p. 207. [Teoría general].

[2] Ludwig Von Mises, Human Action, Contemporary Books, p.490. [La acción humana].

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Mossos: del Olimpo a la picota

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La odisea del café (I)

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miércoles, 30 de agosto de 2017

A palabras necias, Rajoyes sordos

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La oposición venezolana debe dirigirse a crear un gobierno paralelo, por Mises Hispano.

Existe una gran oportunidad de los venezolanos de enfrentar la dictadura en la que están viviendo, si buscan instaurar un “gobierno paralelo” con el objeto de amenazar y deslegitimar el gobierno socialista de Nicolás Maduro.

Ya conocemos por los medios el permanente estado de crisis política –mencionar la económica es ya casi una perogrullada—que vive el país vecino. Desde abril se viven todas las semanas movilizaciones, marchas, muchas veces violentas, de la oposición al régimen chavista. Se diría que en la escalada de la crisis, todo podría culminar en un golpe de Estado, en una guerra civil o en la simple implosión del socialismo si nada de lo anterior funciona. Al final, como bastantes casos lo demuestran, este es un modelo económico destinado al fracaso, así existan argumento tan descarados que dicen: “es que eso no fue socialismo, intentémoslo de nuevo”.

Pero, solo desde hace unas semanas, se habla de la desembocadura de la crisis bajo otra posibilidad: la instauración por parte de la oposición de un “gobierno paralelo”. Una estrategia de golpe de Estado poco tradicional, que tiene que ver más en desobediencia del gobierno actual y la instauración de otro que buscaría llegar a ser más legítimo que el presente, y no recurrir a la usual acción de tomarse el poder central por la violencia, deponiendo el gobierno que lo administra.

Han existido varios casos de gobiernos paralelos, siendo los más recientes los de Libia en 2011 y Siria en 2013. El primero fue de cierta manera exitosa, ya que cumplió su objetivo de deponer el gobierno de más de 40 años de Muamar el Gadafi, con el costo de muertes, guerra y pobreza. El segundo, es lo que ahora conocemos como Estado Islámico, cuyos dirigentes administran sus zonas controladas como cualquier Estado; sin embargo al no ser reconocido por ningún otro Estado, prácticamente se encuentran en guerra con todo el planeta, al no existir implicaciones legales por la injerencia en sus asuntos internos o una posible invasión.

Es real la posibilidad de que la instauración de un gobierno paralelo en el vecino país lleve a un enfrentamiento frontal: se podría dar una fragmentación de las fuerzas militares y de seguridad, y así enfrentarse en un conflicto violento con mayores saldos de muertos por las dos partes. En definitiva, si se pensaba que las cosas estaban mal, hay que pensar en la posibilidad de que se pongan peor.

Sin embargo, ¿qué les queda?, ¿qué le queda a la oposición para reaccionar contra un gobierno que de manera autoritaria les quita el poder que ganaron de manera democrática y legítimamente?

Lo que les queda, creo yo, es la instauración de un gobierno paralelo, pero basado en la desobediencia; sin la búsqueda de la toma del poder por medio de las armas.

Las acciones que la oposición se encuentra realizando como las manifestaciones y la protesta es algo que no debe dejar de hacerse, pero obviamente no es suficiente. Si el objetivo es la caída del régimen socialista en Venezuela, parece que en vez de avanzar, se estuviera retrocediendo: los desmanes, abusos y políticas autoritarias del gobierno de Maduro son cada vez más directos y descarados.

Es partiendo del objetivo de fracturar la legitimidad de donde debe pensarse el accionar de la oposición. Gene Sharp, gran académico exponente de la lucha contra las dictaduras con métodos no violentos menciona diversas tácticas que los venezolanos podrían utilizar. El poder descansa en la obediencia: si las personas escogen no hacer caso, se pierde todo el poder de los dirigentes. Para esto es necesario deslegitimar al régimen. Si esta legitimidad no existe, sus órdenes no son merecedoras de respeto; no existe razón para hacerle caso. El poder no emana del líder, sino de la disposición de los demás de obedecerlo.

Esto, creo yo, es la clave para la búsqueda del derrocamiento de una dictadura. No basta con acusar al régimen de dictadura totalitaria, o de denunciar sus desmanes violentos o sus malas decisiones económicas. No basta tampoco salir a la calle y marchar.

Lo importante entonces es crear un clima de ingobernabilidad. Recordando que existe una real posibilidad de una reacción violenta, la idea de la oposición al gobierno chavista de conformar un gobierno paralelo no debería descartarse y más bien debería ser alentada, pero con paso cauteloso, basándose en la desobediencia, no en la violencia.

El panorama más pesimista sería que la instauración de un gobierno disidente lleve a una guerra civil abierta en Venezuela: viendo todos los desmanes del actual gobierno venezolano y la creciente megalomanía de Maduro, la amenaza existe en un eventual cisma venezolano. Pero como van las cosas, creo que es un riesgo que vale la pena correr.

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Revista austriaca de prensa: 30-VIII-2017, por Mises Hispano.

  • Jhon Guzmán Pinilla entrevista en La República a Jorge Iván González, que menciona a Mises.
  • La Tribuna Hispana USA traduce un artículo de Tyler Durden sobre Ron Paul.
  • Javier Milei dedica un muy recomendable artículo en El Cronista a la Escuela Austriaca.

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martes, 29 de agosto de 2017

¿Merece Corea ser respondida?

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Revista austriaca de prensa: 29-VIII-2017, por Mises Hispano.

  • Mamela Fiallo recoge y comenta en Panampost un artículo de Ron Paul.
  • Antonio España cita a Mises en su siempre muy recomendable columna en El Confidencial.
  • Más Instituto Ron Paul en News-Front.
  • Entrevista a Daniel Lacalle en Intereconomía.

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¿Qué es la trampa de liquidez?, por Mises Hispano.

Economistas como el premio Nobel, Paul Krugman, son de la opinión de que si EEUU cayera en una trampa de liquidez su banco central debería inyectar dinero agresivamente y rebajar los tipos de interés agresivamente para aumentar la tasa de inflación. Esto, sostiene Krugman, sacaría a la economía de la trampa de liquidez y establecería la base de una prosperidad económica. En su artículo del New York Times del 11 de enero de 2012 escribía:

Al menos hemos aprendido que la trampa de liquidez no es un producto de nuestras imaginaciones ni algo que solo ocurre Japón: es una amenaza muy real y aunque termine deberíamos sin embargo mantener la alerta frente a su retorno, lo que significa una muy buena defensa tanto de un objetivo superior de inflación como de una política agresiva (…) (del banco central).

¿Pero tiene sentido que por medio de más inflación la economía de EEUU pueda salir de la trampa de liquidez?

El origen del concepto de trampa de liquidez

En el marco del pensamiento popular que se origina partir de los escritos de John Maynard Keynes, la actividad económica se presenta en términos de flujo circular de dinero. El gasto de una persona se convierte en parte de las ganancias de otra y el gasto de otra persona se convierte en parte de las primeras ganancias de uno.

Las recesiones, según Keynes, son una respuesta al hecho de que los consumidores (por razones psicológicas) han decidido recortar su gasto y aumentar sus ahorros.

Por ejemplo, si por alguna razón la gente confía menos en el futuro, recortará sus gastos y atesorará más dinero. Por tanto, una vez que una persona gaste menos, esto empeorará la situación de otra persona, que a su vez recortará también su gasto.

Se establece un círculo vicioso: la disminución de la confianza de la gente le hace gastar menos y atesorar más dinero y esto rebaja más la actividad económica, haciendo que la gente atesore más, etc.

Siguiendo esta lógica, para impedir que una recesión se desboque, el banco central debe aumentar la oferta monetaria y rebajar agresivamente los tipos de interés.

Una vez los consumidores tengan más dinero en sus bolsillos, su confianza aumentará y empezarán a gastar de nuevo, restableciendo así el flujo circular de dinero, eso se dice.

Sin embargo, Keynes sugería en sus escritos que podría aparecer una situación en la que una rebaja agresiva de los tipos de interés por parte del banco central llevaría a dichos tipos a un nivel del que ya no podría caer más.

Según Keynes, esto podría ocurrir porque la gente podría entender que los tipos de interés han tocado fondo y que por tanto deberían aumentar a continuación, llevando a pérdidas de capital a los tenedores de títulos. Como consecuencia, la demanda de dinero de la gente será extremadamente alta, lo que implica que la gente atesorará había dinero y rechazará gastarlo sin que importe cuánto trate de expandir la oferta monetaria el banco central.

Keynes escribía:

Existe la posibilidad, por razones explicadas antes, de que, después de que el tipo de interés haya caído a cierto nivel, la preferencia de liquidez pueda convertirse en prácticamente absoluta en el sentido de que casi todos prefieran efectivo a tener una deuda que genere un tipo de interés tan bajo. En este caso, la autoridad monetaria habría perdido el control efectivo sobre el tipo de interés.[1]

Keynes sugería que, una vez se convertirán en ineficaces las políticas de tipos bajos de interés, las autoridades deberían dar un paso adelante y gastar. El gasto puede realizarse en todo tipo de proyectos, lo que importa ahora es que debe inyectarse mucho dinero, que se espera que estimule la confianza de los consumidores. Con un nivel más alto de confianza, los consumidores rebajarán sus ahorros y aumentarán sus gastos, restableciendo así el flujo circular del dinero.

¿Ahorran dinero las personas?

En el marco keynesiano, el flujo monetario en constante expansión es la clave para la prosperidad económica. Lo que dirige el crecimiento económico es el gasto monetario. Cuando la gente gasta más dinero, se considera que ahorra menos.

Por el contrario, cuando la gente reduce su gasto monetario, en el marco keynesiano, se considera que ahorra más.

Observemos que, en el modo popular (es decir, a keynesianos) de pensar, el ahorro es una mala noticia para la economía: cuanto más ahorra la gente, peores son las cosas. (La trampa de liquidez proviene de ahorrar demasiado y gastar poco, eso se dice).

Sin embargo, sugerir que la gente pueda tener una demanda ilimitada de dinero (atesorar dinero) que supuestamente lleve a una trampa de liquidez, como considera el pensamiento popular, implicaría que nadie intercambiaría bienes.

Evidentemente, no es un presupuesto realista, dado el hecho de que la gente necesita bienes para mantener sus vidas y bienestar. (Por favor, advertid que la gente demanda dinero no para acumularlo indefinidamente, sino para emplearlo en intercambios en algún momento del futuro).

Al ser el medio de intercambio, el dinero solo puede ayudar a intercambiar los bienes de un productor por los bienes de otro productor.

El estado de la demanda de dinero no puede alterar la cantidad de bienes producidos, es decir, no puede alterar el llamado crecimiento económico real.

Igualmente, un cambio en la oferta de dinero no tiene ningún poder para hacer crecer la economía real.

Contrariamente al pensamiento popular, una trampa de liquidez no aparece en respuesta a aumentos masivos de los consumidores en su demanda de dinero, sino como resultado de políticas monetarias muy laxas, que infligen graves daños a las existencias de ahorro real.

La trampa de liquidez y la disminución de las existencias de ahorro real

Según Mises:

El sine qua non de cualquier alargamiento del proceso de producción adoptado es el ahorro, es decir, un exceso de producción actual sobre consumo actual. El ahorro es el primer paso en el camino hacia la mejora del bienestar material ya hacía todo progreso ulterior en esta vía.[2]

Mientras la tasa de crecimiento de las existencias de ahorro real se mantenga positiva, este puede continuar sosteniendo actividades productivas e improductivas. Sin embargo, surgen problemas cuando, debido a políticas monetarias y fiscales laxas, aparece una estructura de producción que utiliza muchos más bienes de consumo que la cantidad que produce. Este consumo excesivo en relación con la producción de bienes de consumo lleva a una disminución en las existencias de ahorro real.

Esto a su vez debilita el apoyo de las actividades económicas haciendo que la economía caiga en una recesión. (Las existencias de ahorro real en disminución revelan la falacia comúnmente aceptada de que la política monetaria laxa del banco central puede hacer crecer la economía).

Una vez la economía cae en una recesión debido a una disminución de las existencias de ahorro real, cualquier intento del gobierno o el banco central de reavivar la economía debe fracasar.

Estos intentos no solo no reavivarán la economía: ahogarán aún más las existencias de ahorro real, prolongando así la recesión económica.

Igualmente, cualquier política que obligue a los bancos a expandir los préstamos “de la nada” dañará aún más las existencias y reducirá aún más la capacidad de dichos bancos para prestar.

Advirtamos que la esencia del préstamo es el ahorro real y no el dinero como tal. El ahorro real impone restricciones sobre la capacidad de los bancos para prestar. (El dinero es solo el medio de intercambio, que facilita el ahorro real).

Asimismo, advirtamos que sin una existencia de ahorro real en expansión ninguna expansión del préstamo bancario va a aumentar los activos irrealizables de los bancos.

Contrariamente a Krugman, creemos que si la economía de EEUU cayera en una trampa de liquidez, la razón para ello no sería un aumento agudo en la demanda de dinero, sino porque las políticas monetarias laxas han agotado las existencias de ahorro real.

Lo que hace falta en este caso no es generar más inflación sino exactamente lo contrario. Establecer un objetivo más alto de inflación, como sugiere Krugman, solo debilitará más la existencia de ahorro real y garantizará que la economía se mantendrá en un estado deprimido durante un tiempo prolongado.


El artículo original se encuentra aquí.

 

[1] John Maynard Keynes, The General Theory of Employment, Interest, and Money, MacMillan &
Co. Ltd. (1964), p. 207. [Teoría general].

[2] Ludwig Von Mises, Human Action, Contemporary Books, p.490. [La acción humana].

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lunes, 28 de agosto de 2017

La república independiente de su casa

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La Señora de Éfeso

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Revista austriaca de prensa: 28-VIII-2017, por Mises Hispano.

  • Alberto Benegas Lynch (h) menciona a Mises y Hayek en su artículo en El Cronista.
  • Guillermo Barba remite Menger en El Horizonte.
  • Liberland, en El Periódico, por Ernest Alós.

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domingo, 27 de agosto de 2017

Justicia en contraposición a justicia social, por Mises Hispano.

¿Qué es Justicia? «Justicia» dice James Madison «es la finalidad del Gobierno y es la finalidad de la sociedad civil». Esta definición me satisface. Mi contención o tesis es que la Justicia y la llamada «Justicia Social» están en pugna y que pretender fomentar la última es contrarrestar la primera.

La Justicia como la Honradez debe ser la meta de nuestra conducta con los demás. Cierto que también podemos ser injustos o deshonestos con nosotros mismos, pero eso es otro cantar. La que ahora nos ocupa es un problema social que cubre las relaciones entre usted y yo y otros individuos. No son los grupos o clases, sino los individuos los que están sujetos a la justicia o injusticia, a la honradez o deshonestidad, a la armonía o desarmonía. Sabemos que la Sociedad está compuesta por personas como usted y yo, pero en adición a eso, no tenemos ni remota idea de lo que es la sociedad. La Justicia no cabe aplicarse a todos en general, sólo a cada uno en lo particular.

Lo que hemos dado en llamar sociedad civil consiste de una cantidad diversa y variante de individuos, cada uno de por sí, un mundo, y que viven contemporáneamente. Cada uno puede alcanzar el máximo de sus potencialidades sólo en tanto prevalezca la justicia en sus relaciones personales, o sea la ausencia de injusticia. Comprendida en esta forma, la justicia es en realidad la finalidad de la sociedad civil.

El Gobierno en su concepción ideal, no puede tener ninguna otra finalidad que una justicia común, porque esa es la finalidad de la sociedad civil, de la cual el gobierno es sólo el instrumento o el agente. A la diosa Justicia se le representa con los ojos vendados, precisamente porque si atisba, o mira a hurtadillas, trampea. Lo que le concierne no es quién es la persona, sino qué fue lo que hizo o de qué se le acusa. Tal es el significado de lo que se dice ser: «Un gobierno de leyes, no de hombres».

Hemos de admitir que la igualdad de oportunidades, sin favores ni privilegios especiales para nadie, es un ideal u objetivo un tanto lejos de realización y al que apenas podemos aspirar. Sin embargo, no podemos siquiera pretender aproximarnos a dicho ideal, si no comprendemos claramente lo que es la justicia y cómo puede alcanzarse. Algunas verdades o realidades pueden contribuir a aclarar nuestras ideas acerca de la justicia.

«No hagas a otros, lo que no quieras que hagan contigo» es una máxima venerable que puede servirnos de guía de la forma en que cada individuo debe comportarse hacia los demás. La práctica de la mutualidad y reciprocidad es quizás la forma más acertada y por la cual no es dable aproximarnos más al alcance de la justicia.

Podemos también hacer la prueba de lo que es bueno y justo, aplicando el principio de universalidad a las máximas que nos sirven de guía. Por ejemplo, «Tengo derecho moral a la propia vida, a poder adquirir los medios de vida y a la libertad». ¿Es esto justo? Sí, siempre que concedamos el mismo derecho a los demás. ¿Se puede? Entonces es justo. Probemos ahora enunciando la máxima al revés: «¿Me cabe el derecho de quitar la vida, los medios de vida y la libertad a los demás?» ¿Es esto justo?

Lo sería si pudiéramos racionalmente con ceder el derecho de asesinar, robar o esclavizar a los demás. Pero como racionalmente no podemos conceder ese derecho a ninguno, por consiguiente no es ni bueno, ni justo.

La institución de la libertad, correctamente entendida, basta para hacer justicia a cada individuo. John Stuart Mill nos dio la siguiente definición:

«La única libertad que merece el nombre nuestro propio bienestar a nuestra manera, siempre que no intentemos privar a los de más del mismo derecho, o impidamos sus esfuerzos por alcanzarlo».

Mi propia definición si fuera puesta en práctica, asegurarla la justicia universal: «Que no existan restricciones hechas por el hombre que limiten el desenvolvimiento de la energía creadora». Lo cual significa que nadie tendría derecho a inhibir a ningún individuo en ningún sentido, excepto el de impedir cualquier acción destructiva, tales como: el fraude, la violencia, el engaño, el robo, etc.

Las fórmulas expuestas son cuatro maneras de expresar substancialmente la misma idea: «La Justicia en contraposición a la concesión de privilegias es únicamente la ausencia de represión de las aspiraciones creadoras del individuo. Dejad a cada cual que persiga sus propios fines, siempre y cuando no interfiera con la persecución de fines pacíficos por los demás. La Justicia correctamente entendida, es como Alejandro Hamilton la definiera: «El cemento de la sociedad».

Ahora consideraremos lo que es conocido como: «Justicia Social», aunque tanto en teoría como en la práctica, dista mucho de ser Justicia. La Justicia Social refleja la corriente de nuestros tiempos. Es de origen muy antiguo, aunque todavía sirve como bandera para políticos y planificadores que tratan de ganar votos para alcanzar el poder. La Justicia Social sirve únicamente para conquistar el poder, no tiene ninguna base racional y es simplemente una manifestación del complejo de Diosificación que hoy día afecta en gran parte de la humanidad.

En la práctica de la tan recantada Justicia Social, al individuo se le ignora por completo. En cambio a la población y a la economía se le considera globalmente; a los individuos se les clasifica vagamente como: ricos y pobres, y en las votaciones se les toma en cuenta como bloques de finqueros, asalariados, pensionados, minorías oprimidas, víctimas de desastres, personas desalojadas, habitantes de palomares, y muchas otras clases de grupos, en la guerra que se libra contra la pobreza.

Justicia Social es el juego por el cual se «roba al minoritario de Pedro para ayudar al mayoritario de Pablo». Esta forma de comportamiento político busca el beneficio de algunos a costa del sacrificio de otros y en realidad es una forma de lo enunciado por Marx en su fórmula: «de cada cual según su habilidad, a cada cual según su necesidad». No es el hecho de que la Justicia Social siga los lineamientos del pensamiento de Marx, lo que la condena, sino únicamente lo que atrae nuestra censura es el hecho de que la justicia queda burlada. Para apreciar la diferencia, sometamos los principios de la Justicia Social a algunas de las fórmulas usadas con anterioridad.

«La Regla de Oro». Si no estuvieras de acuerdo en aprobar que otros forcivoluntariamente te quitaran lo tuyo para apropiárselo, tampoco puedes pretender que se les quite a ellos para tu propio beneficio. La Justicia Social está en pugna con este principio.

«Universalidad». Si no puedes racionalmente aprobar la práctica del despojo legal por parte de otros como medio de enriquecerse, tampoco puedes aprobarlo como medio de enriquecimiento propio. La Justicia Social resulta totalmente antagónica a este principio.

«La persecución del propio bien, siempre que a los demás no se les prive del mismo derecho». La Justicia Social persigue exactamente el fin opuesto, o sea el de privar a los demás, para beneficio propio.

«Que no existan restricciones hechas por el hombre que impidan el desenvolvimiento de energías creadoras». La Justicia Social busca premiar al indolente, penando y restringiendo a los que han ejercitado su energía creadora.

La llamada Justicia Social es la mayor injusticia del hombre para con el hombre. En vez de cimentar y consolidar a la sociedad, fomenta la codicia del poder y privilegio y es la semilla que germina en la corrupción y caída del hombre.

Finalmente, la Justicia Social en modo alguno se ajusta a la pretensión de sus partidarios, quienes pretenden que es expresión de misericordia y de piedad. Estas virtudes son de carácter estrictamente personal y hallan expresión únicamente en la voluntaria donación de lo que es de uno, nunca en la acción de arrebatar y redistribuir las posesiones de los demás.

Los ciudadanos que actúan motivados por una educación moral y ética, pueden condonar una filosofía tal como la llamada Justicia Social, solamente en caso de no darse cuenta de la terrible injusticia involucrada en la misma.


Traducido por el CEES.

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Corea y Venezuela: Las dos caras de la misma moneda, por Mises Hispano.

Al sugerir que podría ordenar una invasión de Venezuela para cambiar su régimen, el presidente Trump ha mostrado inadvertidamente por qué Corea del Norte ha estado tratando de desarrollar armas nucleares desesperadamente: para servir como disuasión o defensa contra una de esas famosas operaciones de cambio de régimen del estado de seguridad nacional de EEUU. De hecho, no sería sorprendente ver que Venezuela y, en ese sentido, otros países del Tercer Mundo que se enfrentan al Imperio de EEUU tratar de poner sus manos obre armas nucleares, ¿Qué mejor manera de disuadir una operación de cambio de régimen de EEUU?

Recordemos la crisis de los misiles de Cuba. El estamento de la seguridad nacional de EEUU había iniciado una misión militar en Cuba en la Bahía de Cochinos, había exhortado al presidente Kennedy a bombardear Cuba durante esa invasión y luego había recomendado que el presidente creara un pretexto fraudulento (la llamada Operación Northwoods) para una invasión militar a gran escala de Cuba.

Por eso Cuba, que nunca inició ninguna acción de agresión contra Estados Unidos, quiso que se instalaran misiles soviéticos en su país. El líder de Cuba, Fidel Castro, sabía que había forma de que Cuba pudiera derrotar a Estados Unidos en una guerra convencional. Todos sabes que el estamento militar en Estados Unidos es tan grande y tan poderoso que puede aplastar fácilmente cualquier nación del Tercer Mundo, incluyendo Cuba, Corea del Norte, Iraq, Afganistán y Venezuela.

La estrategia de Castro funcionó. Los misiles nucleares soviéticos instalados en Cuba llevaron a Kennedy a rechazar las vehementes exhortaciones del Pentágono y la CIA para bombardear e invadir Cuba. La manera en que el Pentágono y la CIA veían la situación era que Kennedy tenía su justificación para realizar una operación violenta de cambio de régimen en Cuba. La manera en la que Kennedy veía la situación era que una operación violenta de cambio de régimen mediante bombardeos e invasión podía generar fácilmente una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Resultó que Kennedy tenía razón. De lo que no se dieron cuenta el Pentágono y la CIA en ese momento es que los comandantes soviéticos sobre el terreno en Cuba tenían armas nucleares tácticas completamente preparadas a su disposición y la autoridad militar para usarlas en caso de bombardeo o invasión de la isla por EEUU. Si Kennedy hubiera seguido los dictados del Pentágono y la CIA, casi con seguridad el resultado habría sido una guerra nuclear abierta entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Hay que agradecerle eternamente que Kennedy llegara a un acuerdo por el que prometía que Estados Unidos se detendría y desistiría de invadir Cuba a cambio de la renuncia de la Unión Soviética a sus misiles nucleares en Cuba.

Se trata de esto: Si el Pentágono y la CIA no hubieran tratado de lograr un cambio de régimen en Cuba, Cuba nunca hubiera sentido la necesidad de conseguir esos misiles soviéticos. Fue el compromiso del Pentágono y la CIA con el cambio de régimen en Cuba lo que nos trajo la crisis de los misiles cubanos.

Igualmente importante fue que la resolución de la crisis demostró que si un régimen recalcitrante del Tercer Mundo quiere protegerse de una operación de cambio de régimen del estado de seguridad nacional de EEUU, lo mejor que puede hacer es conseguir armas nucleares. Así, la crisis actual por la intención de Corea del Norte de conseguir armas nucleares para disuadir una operación de cambio de régimen por EEUU se basa en cómo disuadió Cuba al régimen los intentos del estamento de la seguridad nacional de EEUU en 1962.

Los estadounidenses harían bien en ver las operaciones de cambio de régimen en Corea del Norte y Venezuela en el contexto de la política exterior general del gobierno de EEUU de imperio militar e intervencionismo.

Recordemos ante todo que el gobierno de EEUU tiene un largo historial de intervencionismo en Latinoamérica, donde no ha traído más que muerte, destrucción, sufrimiento, miseria y tiranía. Nicaragua, Guatemala, Chile, Brasil, Panamá y Granada son buenos ejemplos.

De hecho, la situación en Chile que ocasionó la intervención de EEUU era bastante similar a la situación actual en Venezuela. En Chile, se eligió democráticamente a un socialista y este empezó a adoptar políticas socialistas, que causaron caos económicos y crisis. La CIA y el Pentágono intencionada y secretamente hicieron todo lo que pudieron para empeorar las cosas. Los cargos de EEUU incluso se dedicaron al soborno, el secuestro y el asesinato en Chile. Incitaron y animaron un golpe de estado que consiguió acabar con el socialista democráticamente elegido y remplazarlo por un general militar “procapitalista”, cuyas fuerzas procedieron a detener, secuestrar, torturar, violar o ejecutar a decenas de miles de personas, incluyendo el asesinato de dos estadounidenses, todo con el apoyo y la complicidad del Pentágono y la CIA.

¿No hemos visto los mismos tipos de resultados con las operaciones de cambio de régimen de EEUU en Iraq, Afganistán, Libia, Yemen, Siria y otros lugares? Muerte, destrucción y caos, por no mencionar una gigantesca crisis de refugiados en Europa.

Y observad lo que el sistema intervencionista a favor del imperio ha hecho al pueblo estadounidense. Crisis constantes y eternas y caos, con Corea solo como último ejemplo. El gasto y la deuda federales fuera de control que están amenazando la nación con la quiebra financiera y las crisis económicas y financieras. Poderes de tipo totalitario ejercitados por el presidente y su estamento de seguridad nacional, incluyendo asesinatos, torturas y detenciones indefinidas. Actos extraños y gratuitos de violencia que reflejan la misma falta de respeto por la vida humana que muestran los dirigentes de EEUU en países lejanos.

No es necesario nada de esto. Es completamente posible para los estadounidenses llevar vidas, normales, sanas y libres. Todo lo que hace falta es un cambio de dirección: alejarse del imperio y el intervencionismo y dirigirse hacia una república con un gobierno limitado y un no intervencionismo en los asuntos de otras naciones. Esa es la forma de alcanzar una sociedad libre, próspera, armoniosa y amigable.


El artículo original se encuentra aquí.

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Guatemala: golpe a cámara lenta

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Revista austriaca de prensa: 27-VIII-2017, por Mises Hispano.

  • Marcelo Duclos pone los puntos sobre las íes con respecto a la Escuela Austriaca en Panampost.
  • Antonio Ochoa García de Quevedo termina su artículo en El Occidental mencionado a Hayek.
  • Guillermo Rodríguez González habla de Hayek (y Rand) en Panampost.
  • Fernando Estrada reseña en Palmiguía un libro de Jorge Iván González, con menciones a Mises y Hayek.

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sábado, 26 de agosto de 2017

La ContraRéplica (33)

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Revista austriaca de prensa: 26-VIII-2017 (volvemos desde el 16-VIII), por Mises Hispano.

  • Declaraciones de Ron Paul en Bolsamanía. Más aquí.
  • Guillermo Rodríguez González dedica un artículo a la Escuela Austriaca en Panampost.
  • Tomás Gómez menciona a Nozick en La Razón.
  • Fritz Thomas alude a Manuel Ayau en Prensa Libre.
  • Hayek “neoliberal”: Leonardo Rojas en Kaos en la Red.
  • Gabriela Calderón de Burgos cita a Mises en El Universal.
  • Hernán Sarquis cita mensajes de Twitter de Ron Paul en La Política Online.
  • Guillermo Barba cita a Huerta de Soto en El Horizonte.
  • Bladimir Díaz Borges menciona a Mises en La Patilla.
  • En Diario Constitucional se anuncia un nuevo número de la revista Estudios Públicos, que incluye un artículo sobre Mises.
  • Leocenis García menciona a Hayek en Noticiero Digital.
  • Mateo Daniel Amaya Quimbayo cita a Bsatiat en Las 2 Orillas.
  • Marian L. Tupy meciona a Hayek en El Ojo Digital.
  • José Carlos Rodríguez menciona a Lachmann en Actuall.
  • Hayek “neoliberal”: Bradford Delong en El País.
  • Javier Milei cita a Hayek en El Cronista.
  • Pablo Salvat Bologna menciona a Hayek en El Ciudadano.
  • Hayek, Rangel y Káiser, en el artículo de Francisco Javier Vargas Galindo en Analítica.
  • Hayek “neoliberal”: Atilio Borón en TeleSur.
  • Más citas de Ron Paul en Estrategias de Inversión.
  • Un Hayek “neoliberal” en un artículo de La Jornada de Zacatecas del que no conseguimos encontrar el nombre del autor.
  • Alberto benegas Lynch (h) cita a Jouvenel en Infobae.
  • Luis Alfonso Herrera Orellana menciona a Carlos Rangel en El Nacional.

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