Similar a la leyenda inglesa Robin Hood, el personaje Juanito Manzanas (Johnny Appleseed) ha evolucionado a lo largo del tiempo hasta ser un ícono progresista. El primero, el famoso forajido, convertido en enemigo del estado por reclamar este impuestos injustos, se convirtió en un héroe folclórico socialista que “robaba a los ricos para dárselo a los pobres”. Juanito Manzanas, una leyenda estadounidense, se retrata como un vagabundo abnegado, que viaja por el país plantando manzanos para que nadie pase hambre. Llevaba un estilo estético de vida, predicado el evangelio de Jesucristo y rechazaba dañar a cualquier criatura de Dios (un cuento apócrifo afirma que tiró con enfado su zapato por considerarlo culpable de haber pisado accidentalmente un gusano).
Algunas de estas características formuladas se basan en la verdad. Johnny Appleseed sí vivía muy por debajo de sus medios financieros, por ejemplo, dando la gente la falsa impresión de que era un hombre pobre. Pero los verdaderos logros de Johnny Appleseed (la acumulación con éxito de riqueza a través de la especulación empresarial y los derechos calculados a propiedad privada que consiguió con sus semillas de manzana) se han visto completamente omitidos de las leyendas que se enseñan a los niños en la escuela. Explicada de manera apropiada, la vida de Johnny Appleseed es la historia de un éxito capitalista.
Juanito Manzanas lleva el alcohol a la frontera
La leyenda de Robin Hood era una ficción que nació otra ficción, pero la leyenda de Juanito Manzanas es una ficción que nació de una persona real. John Chapman nació el 26 de septiembre de 1774, hijo de un veterano de la Guerra de Independencia que posteriormente animó a su hijo a ser un cultivador de frutales.
En esos tiempos, la gente no comía manzanas muy a menudo. Como fruta, las manzanas son radicalmente heterocigotas, lo que significa que una semilla cualquiera de manzana es muy impredecible con respecto al tipo de manzana que producirá. Las manzanas modernas se producen de manera fiable con un proceso de injerto, en el que se planta en la guía el retoño de un nuevo manzano, cultivando así manzanas idénticas a las del árbol original en lugar de las manzanas incontrolables de una semilla independiente.
John Chapman no creía en los injertos. Los consideraba una manipulación arrogante de la naturaleza que ofendían su sensibilidad como cristiano. La práctica del injerto no se convirtió en común en Estados Unidos hasta después de la muerte de Chapman, así que la mayoría de los manzanos producían manzanas que eran ácidas, blandas o inapropiadas para comer por alguna otra razón. El uso más común de las manzanas era la producción de sidra.
Antes de crearse la fontanería interior, el agua potable era difícil de conseguir. Se podía hervir el agua, pero era un proceso que consumía tiempo en una época en la que se necesitaba la mano de obra para muchas otras actividades. Para muchos miembros de la pobreza rural era mucho más prudente producir simplemente sidra alcohólica, que era mucho más saludable para beber que el agua que se encontraba en la naturaleza. Hay algunas personas que se asombran de la joven edad en la que los padres daban alcohol a sus hijos a principios de siglo XIX y antes, pero en el contexto del momento era a menudo la alternativa más sana).
El movimiento antialcohólico, después de la muerte de Chapman, acabaría empujando al sector de la manzana hacia su cultivo como comida. Una de las manzanas más comunes, la “Red Delicious” proviene de un concurso en el siglo XIX para producir la manzana con mejor sabor, los injertos se extendieron y el lema “An apple a day keeps the doctor away” (“Una manzana al día evita acudir al doctor”) se popularizó como estrategia de mercadotecnia para animar a la gente a comer manzanas.
Pero durante la vida de Chapman las manzanas seguían usándose sobre todo para fabricar alcohol y cuando este viajaba por Ohio y otras regiones subdesarrolladas del país plantando manzanares, estaba previendo deseo futuro de los colonos de tener sidra en lugar de comida. Y su especulación era rentable.
Ocupación y especulación sobre los terrenos
Contrariamente a la leyenda, las decisiones de John Chapman con respecto a dónde plantar sus manzanares eran decisiones calculadas de negocio. Plantar la semilla en un terreno sin dueño era ocuparlo, tanto en un sentido libertario como de acuerdo con el sistema legal del momento. Desarrollar manzanares le dio un derecho al terreno, reconocido por el gobierno.
Sus plantaciones eran una inversión. Una vez empezaban a crecer, se trasladaba a nuevos terrenos y plantaba también allí manzanos. Con el tiempo volvería a una plantación anterior (ahora completamente desarrollada) y vendería el terreno a nuevos colonos. Estos querían tierras y los manzanos eran un producto valioso que ya no tendrían que plantar ellos mismos. John Chapman preveía correctamente los deseos de los futuros clientes y se beneficiaba bastante de ello.
La leyenda de Juanito Manzanas le muestra como un amante de la naturaleza pobre e itinerante. Sin duda es cierto que amaba la naturaleza. También es cierto que se vestía de una manera suficientemente modesta como para dar la apariencia de que era pobre. Pero el verdadero John Chapman acumuló bastante riqueza a lo largo de su vida. Es difícil evaluar cuánta riqueza, porque no confiaban los bancos, prefiriendo enterrar su dinero en diversos lugares a lo largo de sus viajes. Sin embargo, no se discute entre los historiadores que lo han estudiado que era un hombre de negocios calculador que murió con una considerable cantidad de riqueza y aproximadamente 1.200 acres de manzanos todavía por vender.
Incluso en vida, Juanito Manzanas (como era conocido mucho antes de su muerte) era un personaje querido por aquellos que le conocían. Se le ofrecía a menudo alojamiento a lo largo de sus viajes, era popular entre los niños y cuando vendía sus semillas a personas para que cultivaran sus propios manzanos en terrenos recién adquiridos, prefería intercambiarlas directamente por bienes en lugar de intercambiarlas indirectamente por dinero. Combinemos estas verdades con su aparente amor por la naturaleza y los animales (aunque el grado de su amor por la naturaleza casi con seguridad se ha exagerado) y es fácil entender por qué se convirtió en el icono mitificado de la moralidad progresista. Juanito Manzanas es un hombre que en realidad merece ser considerado un héroe estadounidense, pero ante todo y sobre todo debería recordarse como un héroe del capitalismo estadounidense.
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