lunes, 29 de julio de 2019

Los datos muestran que los socialistas (no las sanciones) destruyeron la economía de Venezuela, por Mises Hispano.

En abril de 2019, el Center for Economic and Policy Research (CEPR) publicó un informe titulado Economic Sanctions as Collective Punishment (Weisbrot y Sachs 2019). El informe intenta evaluar las consecuencias de las sanciones económicas que Estados Unidos impuso a Venezuela en agosto de 2017. En él, los autores concluyen que dichas sanciones disminuyeron la ingesta calórica diaria de la población, aumentaron la tasa de mortalidad y desplazaron a millones de venezolanos como consecuencia del empeoramiento de la depresión económica y la hiperinflación.

Sin embargo, en mayo de 2019, Brookings publicó un informe que refuta estas afirmaciones. Este nuevo informe, Impact of the 2017 Sanctions on Venezuela: Revisiting the Evidence (Bahar, Bustos, Morales y Santos 2019), se encuentra que la metodología utilizada por Weisbrot y Sachs no les permitió estimar el efecto causal de las sanciones y que por lo tanto sus conclusiones son incorrectas por dos razones. En primer lugar, a falta de un contra-factor adecuado, los efectos de las sanciones no pueden separarse de las tendencias económicas negativas en Venezuela que las precedieron. En segundo lugar, el deterioro observado por Weisbrot y Sachs también podría explicarse por otros factores más importantes, más allá de las sanciones de 2017, que no se han tenido en cuenta.

Si nos atenemos a los datos, independientemente del indicador socioeconómico que elijamos, parece claro que la fuerte recesión económica comenzó mucho antes de 2017.

Acceso a los mercados financieros internacionales

Antes de agosto de 2017, los mercados internacionales ya habían detenido el flujo de crédito a Venezuela. El diferencial de la deuda soberana de Venezuela (la prima que los tenedores de bonos soberanos exigen que el país pague por encima de la tasa «libre de riesgo») fue en promedio de 2.884 puntos básicos en los 30 días previos al anuncio de las sanciones. Esto es 7,8 veces más que el margen pagado por el resto de América Latina y 9,5 veces más que lo que pagaron los mercados emergentes durante el mismo período. Como puede observarse en el siguiente gráfico, la imposición de sanciones no tuvo impacto en el diferencial venezolano.

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Por el contrario, el diferencial sólo aumentó -en 1.013 puntos básicos- cuando Nicolás Maduro anunció la creación de una comisión para refinanciar y reestructurar la deuda externa de Venezuela. Los datos indican que para el 25 de agosto de 2017, la capacidad del gobierno venezolano para emitir deuda estaba severamente limitada o era inexistente y los inversionistas ya habían descontado posibles sanciones y su impacto potencial.

Producción de petróleo

Weisbrot y Sachs argumentan en su informe que los problemas de Venezuela empeoraron como consecuencia de las sanciones. Utilizan la producción petrolera colombiana como contrapartida para determinar el impacto de las sanciones en Venezuela. Para que la producción de petróleo de Colombia sea considerada una comparación adecuada, ambas tendencias deberían ser similares antes de las sanciones impuestas a Venezuela.

Sin embargo, aunque las tendencias parecen similares para el período seleccionado por Weisbrot y Sasch, difieren significativamente si nos remontamos más atrás en el tiempo.

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Por lo tanto, no sería razonable esperar tendencias paralelas después de las sanciones. De hecho, la evolución de la producción de petróleo en Colombia se debe a factores subyacentes muy diferentes, lo que explicaría las diferentes tendencias. Algunos analistas coinciden en que la caída de la producción petrolera venezolana no es más que la continuación de un declive que comenzó con el despido de más de dieciocho mil trabajadores de PDVSA (la empresa estatal de petróleo y gas natural) tras el paro nacional durante la presidencia de Hugo Chávez. Este despido supuso una importante pérdida de capacidad administrativa y técnica (Forero 2003). Incluso durante la edad dorada del petróleo, 2004-14, la producción de petróleo de Venezuela cayó en un 24% entre 2005 y 2016.

Se puede hacer otra comparación con la producción de petróleo en países que pertenecen a la OPEP (excluyendo a Venezuela). Como muestra el siguiente gráfico, las tendencias de la producción de petróleo eran similares antes de la caída de los precios del petróleo (incluso desde 2013). Sin embargo, la producción de petróleo en los países de la OPEP no disminuyó tras la caída de los precios del crudo a principios de 2016. En Venezuela, por otro lado, la producción de petróleo comenzó a colapsar.

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¿Podemos concluir que la diferencia en la producción de petróleo entre los países de la OPEP y Venezuela es el resultado de las sanciones? Basado en los datos, la respuesta es no. De hecho, no hay ningún contra-factor que sea apropiado para analizar las tendencias de la producción petrolera de Venezuela.

Consecuencias socioeconómicas

El trabajo de Weisbrot y Sachs atribuye el desempeño negativo de los indicadores socioeconómicos de Venezuela enteramente a las sanciones de agosto de 2017. Argumentan que Venezuela carece de divisas suficientes para importar alimentos y medicinas para satisfacer las necesidades básicas de la población debido a la caída de la producción de petróleo y la consiguiente disminución de los ingresos. En contraste, el nuevo informe de Brookings concluye que es imposible medir el efecto de la disminución observada en la producción antes de las sanciones. Además, el deterioro significativo de las condiciones socioeconómicas de Venezuela comenzó en 2013 y no se puede observar en ninguna otra parte de la región.

La siguiente imagen muestra el valor de las importaciones de alimentos de América Latina a lo largo del tiempo. En 2016, el año anterior a la imposición de las sanciones, Venezuela ya importaba 71% menos que su máximo en 2013.

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Algo similar ocurrió con las importaciones de medicamentos y equipos médicos. Las importaciones venezolanas cayeron un 68% entre 2013 y 2016, mientras que en el resto de la región se mantuvieron constantes. En otras palabras, la mayor parte de la caída ocurrió antes de las sanciones de agosto de 2017. A fines de 2017, las importaciones venezolanas de estos productos sanitarios básicos constituían sólo el 8% del monto observado en 2013.

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A continuación, se analiza la medida diaria del poder adquisitivo del salario mínimo venezolano en términos de las calorías más baratas disponibles, calculadas por Douglas Barrios del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard (CENDAS). Utilizando los precios reportados por CENDAS para cincuenta y ocho productos en más de cincuenta puntos de venta en el área metropolitana de Caracas, se obtuvo la máxima cantidad de calorías diarias que se pueden comprar con un salario mínimo, en promedio, por cada mes entre 2010 y 2018. Como se puede observar en el siguiente gráfico, ha habido una fuerte reducción en el consumo de calorías de los venezolanos, pero esta disminución comenzó mucho antes de las sanciones de 2017.

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Los datos muestran que en el momento en que se impusieron las sanciones, un salario mínimo completo sólo podía comprar 6.132 de las calorías más baratas disponibles por día, 92% menos que en enero de 2010. Esto representa sólo el 56% de las necesidades dietéticas mínimas de una familia de cinco personas, que se estima en 10.800 calorías diarias. Si bien el poder adquisitivo del salario mínimo siguió disminuyendo después de agosto de 2017 (en niveles que sólo permiten la compra de cientos de calorías), es imposible determinar en qué medida esta disminución fue simplemente una continuación de la fuerte tendencia observada antes de que se impusieran las sanciones.

Weisbrot y Sachs también asocian un aumento del 31% en la tasa global de mortalidad registrada en Venezuela entre 2017 y 2018 (según sus propias fuentes) con las sanciones, concluyendo que han sido directamente responsables de cuarenta mil muertes. Estos datos supuestamente han sido extraídos de un informe interno de las Naciones Unidas sobre Venezuela, Overview of Priority Human Needs (marzo de 2019), que, al parecer, no está disponible públicamente. Por lo tanto, para hacer una comparación objetiva y públicamente disponible, utilizamos datos sobre la mortalidad infantil porque a menudo se reconoce como una buena medida indirecta de la calidad general de los servicios de salud pública.

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El gráfico muestra las tasas de mortalidad infantil en el primer año de vida expresadas por cada mil nacidos vivos en América Latina a lo largo del tiempo. En consonancia con las conclusiones anteriores, la disminución de la mortalidad infantil (y el aumento correlativo de las tasas generales de mortalidad) precedió a la imposición de sanciones en agosto de 2017.

Conclusión

Aunque es probable que las sanciones hayan tenido algún impacto en la producción de petróleo en Venezuela, el análisis del informe de Brookings no encuentra pruebas suficientes para concluir que las sanciones fueron responsables del empeoramiento de la crisis socioeconómica. En este momento, no hay suficientes datos disponibles públicamente para estimar rigurosamente un efecto causal. Por lo tanto, el informe Brookings concluye que la mayor parte del deterioro de los indicadores socioeconómicos ocurrió antes de las sanciones de agosto de 2017. De hecho, gran parte del sufrimiento y la devastación en Venezuela ha sido infligida por quienes están en el poder desde 1999 y no tanto por las sanciones impuestas en 2017.

Originally published at UFM Market Trends

Fuente.

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