[Extraído de Quarterly Journal of Austrian Economics 20, nº 2 (Verano 2017): 194-198]
[The International Monetary System and the Theory of Monetary Systems · Pascal Salin · Edward Elgar, 2016 · 261 páginas]
Este libro es una lograda investigación teórica del funcionamiento del sistema monetario internacional. Como explica el propio autor en el prólogo, el libro pretende proporcionar a los lectores una buena comprensión de los principios y los problemas de la economía monetaria internacional, al tiempo que explica teoría económica general sólida. Salin sale completamente airoso a la hora de mostrar una imagen clara y concisa de los problemas actuales de las raciones monetarias internacionales y de las discusiones teóricas y soluciones propuestas que los rodean.
Adaptando un punto de vista casi exclusivamente teórico, Salin guía a sus lectores con el estilo de un libro de texto a través de las intrincadas proposiciones esecniales de la economía monetaria internacional. Las primeras dos partes del libro explican los enunciados y análisis clásicos del campo, como la teoría del intercambio, la demanda de dinero, el tipo de cambio y los principios fundamentales del análisis de la balanza de pagos. La parte III trata el tema del equilibrio monetario internacional, tocando los conceptos de inflación y devaluación, formación de precios internacionales y una serie de sistemas de tipo de cambio, que incluyen los tipos de cambio fijos inflexibles. En la parte IV, Salin concluye sus investigaciones con un breve análisis de la política monetaria, las crisis monetarias y la integración monetaria.
Desde el principio, las piezas de construcción de los argumentos de Salin se colocan excelentemente y juntas forman un sistema casi autocontenido y completo de pensamiento acerca de problemas monetarios. Pero la fortaleza del libro proviene principalmente del hecho de que este sistema está basado en la teoría económica general. Aunque algunas explicaciones concretas son especializadas y por tanto algo estrechas, el libro en general añade al panorama general del funcionamiento de la macroeconomía monetaria una base sólida en teoría microeconómica. Cada capítulo llega claramente a una conclusión sobre la que Salin construye argumentos adicionales, pero también constituye una lección valiosa por sí mismo. Al final estos análisis llevan a un comentario globalizador novedoso: “una sorprendente paradoja en teoría monetaria: la gente debate acerca de la mejor política monetaria, aunque la mejor solución sería no tener ninguna política monetaria. Así era en el patrón oro puro (es decir, sin bancos centrales)” (p. 245).
En relación con esta idea bienvenida, tres de las valiosas lecciones que ofrece el pequeño libro de Salin merecen una atención especial. En cada caso, el autor muestra una crítica competente de la extendida malinterpretación que rodea a estos temas en la literatura moderna.
Primero, Salin completa la explicación en la Parte II con un análisis pormenorizado de las políticas de balanza de pagos (o equilibrio externo). Demuestra que esas políticas están “condenadas al fracaso porque [están] basadas en una definición apriorística y arbitraria del equilibrio y el desequilibrio” (p. 100) con respecto a las decisiones de balance de caja individual. En consecuencia, argumenta, tratar de equilibrar las cuentas de la balanza de pagos a menudo llevan al desequilibrio en el mercado, “ya que se está prohibiendo a los individuos asignar sus recursos a lo largo de tiempo de una manera que sería óptima para ellos” (p. 100). Con respecto a la discutida relación entre la balanza de pagos y el tipo de cambio, Salin también señala correctamente que, contrariamente a la creencia popular, “la tasa de cambio no es el precio de la balanza del equilibrio comercial, lo que evidentemente no tendría sentido (…) [y como] un déficit no es un síntoma de desequilibrio, no hay por tanto ninguna razón para que cause un cambio en el tipo de cambio” (p. 102).
Segundo, Salin dedica todo un capítulo (el capítulo 12) a una explicación detallada de por qué la inflación es un fenómeno monetario (pp. 112-118), en el caso de una economía cerrada, así como en una situación internacional con inflación importada. Esta explicación no solo se levante por sí misma, sino que acaba excelentemente apoyando el análisis posterior de Salin de la transmisión internacional de la creación de dinero a través de fronteras nacionales con diversos regímenes de divisa y tipo de cambio (cap. 16, pp. 137-149) y su congenérico impacto sobre el equilibrio monetario internacional (cap. 17, pp. 150-163). Tercero, el mismo capítulo contiene una opinión casi tabú en economía monetaria, que es que la deflación no solo no es problemática, sino que en realidad es beneficiosa (pp. 118–119). Salin vuelve a este punto a lo largo del libro (pp. 41-42; 157-158; 226), reiterando la idea de que “contrariamente a ideas ampliamente sostenidas, la deflación es preferible a la inflación”.
Otros análisis igualmente esclarecedores pueden encontrarse a lo largo del libro y hacia el final del mismo Salim ofrece algunas frases muy citables: por ejemplo, al explicar la integración monetaria en Europa argumenta que “el euro es el resultado de una aproximación que mezcla nacionalismo monetario, politización del dinero, sustitución de la pseudo-independencia por un control externo por competencia y el uso de un proceso obligatorio y constructivista en lugar de uno espontáneo” (p. 241).
No debería ser ninguna sorpresa que este libro tenga resonancias de las teorías monetarias clásica y misesiana y se oponga a menudo a la gran mayoría de los modelos monetarios modernos y sus conclusiones. Y aun así, el sistema de análisis monetario de Salim sí contiene algunas características propias. Algunas se deben a que el autor usa su propia terminología en situaciones tal vez innecesarias, como sustituyendo “coacción” por “intervención pública” o introduciendo “jerarquía” en las explicaciones de la creación del dinero (p. 102) para referirse a la existencia de un banco central.
Otras características propias de mayor peso creo que son reminiscencias de la familiaridad el autor con el análisis económico ortodoxo. Un ejemplo es el capítulo sobre la demanda de dinero, que contiene una explicación de los roles del dinero y la definición de dinero. Diferentes opiniones entre escuelas monetarias de pensamiento se originan desde estos aspectos: los análisis modernos en la práctica rebajan la función del dinero como medio de intercambio en relación con su rol como almacén de valor o unidad de cuenta cuando construyen modelos basados en una economía de trueque en la que se introduce posteriormente un numéraire. Sin embargo, Mises (1953, pp. 30-37), consideraba a los dos últimos papeles del dinero como funciones secundarias que solo pueden derivar de la función primaria de una moneda como medio de intercambio y a menudo alertaba de los peligros de la “ficción del trueque” (Mises, 1998 [1949], p. 202), como la llamaba, para un buen análisis económico.
Sin embargo, Salin es bastante poco convencional en su aproximación: aunque reconoce la importancia de las funciones del dinero, evita diferenciar entre el rol del dinero como medio de intercambio y el de almacén del valor a lo largo del tiempo. Históricamente, argumenta, “es posible que estos roles hayan aparecido gradual y más o menos simultáneamente, así que no es posible considerar que uno preceda claramente al otro” (p. 30) y sugiere que teóricamente, “el rol de patrón de valor [numéraire] no es necesario para que un bien sea considerado dinero, al contrario que los otros dos roles” (p. 30). Sin embargo, a esta explicación le sigue otra bastante confusa de cómo el dinero, si se introduce solo como numéraire, deja a los precios relativos sin cambios comparados con un estado de trueque. Pero Salin no específica si este es un ejercicio abstracto inútil o más bien un supuesto ficticio contrario a la realidad económica.
Más tarde en el libro, este análisis precario parece perjudicar la explicación sobre el crecimiento real y el crecimiento monetario bajo tipos fijos de cambio, para el cual Salin usa el ejemplo de los vasos comunicantes (p. 162). Esta visión hidráulica del ajuste de la balanza de pagos (que también se ve a menudo en teorías del ciclo económico) olvida los efectos Cantillon de la inflación monetaria responsables de los cambios graduales e irreversibles en los precios y la redistribución de riqueza que produce inevitablemente la creación de dinero en una economía cerrada o abierta. Más en concreto, esa opinión en realidad contradice el análisis monetario general de Salin en términos de decisiones individuales de balance de caja. En el mejor de los casos, las opiniones del autor sobre estos puntos son confusas y por tanto fáciles de ser malinterpretadas; en el peor, se alejan del por otro lado solido alegato que hace contra las políticas monetarias y de balanza de pagos.
A pesar de estos asuntos, este pequeño libro es en conjunto un placer para leer. Dominador del lenguaje de la economía monetaria moderna, Salin hace amplio uso de ecuaciones y gráficos de una manera pertinente y amigable para el usuario: unidos a explicaciones claras y concisas, estos elementos matemáticos normalmente proporcionan rigor y estructura al análisis. Aunque puede que no sean indispensables, sí mejoran algunos de los argumentos y están cuidadosamente dosificados para no obstaculizar el flujo general de la narración. Algunos lectores pueden incluso pensar que el enfoque único de Salin sobre la teoría económica tal vez les haya privado de algunas de las explicaciones de su aspecto histórico, en particular en el capítulo 20, que analiza la evolución a largo plazo de los sistemas monetarios. La colección de ensayos monetarios de Joseph Salerno (2010), que se centra en la historia de los sistemas monetarios, el desarrollo de las políticas monetarias y de balanza de pagos y la historia del pensamiento monetario podrían ser una buena compañía para el libro de Salin.
En conclusión, The International Monetary System and the Theory of Monetary Systems está repleto de argumentos bien justificados e ideas provocadoras de pensamientos. Así que es al mismo tiempo un recurso útil y distintivo para investigadores y estudiantes de economía y un viaje intelectualmente emocionante hacia los principios de las monedas nacionales fuertes y a cómo construir sistemas monetarios internacionales sólidos.
El artículo original se encuentra aquí.
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