Los libertarios defienden la tolerancia radical. El Libertarismo es una doctrina exigente, exige que nos ocupemos de nuestros propios negocios, incluso si la mayoría de nosotros preferiría no hacerlo. En una sociedad libre, algunos elegirán estilo de vida tradicionales. Otros elegirán nuevas maneras de vivir. Algunos elegirán comunidades unidas. Algunos elegirán comunas. Algunos elegirán una vida en soledad. Algunos serán malvados. Algunos serán virtuosos. Siempre y cuando una persona viva en paz y respete la Libertad de los demás, ella podrá utilizar su vida como lo prefiera. Los Libertarios dicen, “Vive y deja vivir”. Nadie debe ser forzado a compartir la visión de otra persona de lo que es la buena vida. Incluso cuando vemos que otros llevan vidas perversas, imprudentes, autodestructivas o estúpidas, debemos dejarlos, siempre y cuando esas personas respeten los derechos de los demás. Podemos tratar de persuadir a otros a cambiar sus formas. Podemos establecer buenos ejemplos. Pero no podemos obligarlos a hacerlo mejor.
Los libertarios defienden un voluntarismo radical. Los Libertarios quieren que todas las interacciones humanas se basen en el consentimiento, no en la fuerza. Cada persona debe ser soberana sobre su propia vida.
Los libertarios defienden el respeto radical. Todo adulto normal tiene el poder de desarrollar y actuar bajo la concepción de la buena vida y un plan para llevar a cabo dicha concepción. Las personas son agentes de sus propias vidas. Este asunto es importante, es lo que diferencia a los humanos de otras criaturas sensibles. Para respetar a los individuos como agentes, debemos otorgarles una esfera de libertad personal, civil y económica lo más amplia posible, en consonancia con que otros tengan una igual esfera de libertad.
Los libertarios defienden la igualdad radical. Ninguna persona o grupo de personas tiene alguna autoridad especial sobre otras. Ningún derecho. Cada persona, independientemente de sus habilidades, virtudes o clase social, tiene fundamentalmente el mismo estatus moral. Todos somos igualmente soberanos sobre nosotros mismos e igualmente no soberanos sobre otros.
Los libertarios defienden la paz radical. Muchas personas parecen creer que los gobiernos pueden tratar a los ciudadanos de otros países como si no fueran completamente humanos. Los libertarios creen que cada persona, sin importar dónde haya nacido, tiene la misma posición moral. Ninguna nación puede sacrificar los intereses de los extranjeros para impulsar su propia economía. El imperio y la conquista nunca están justificados. Los gobiernos no pueden hacer la guerra solo por buscar ventajas para sus ciudadanos. Los gobiernos pueden hacer la guerra solo en legitima defensa.
Los libertarios defienden la responsabilidad. En una sociedad libre, la gente debe tener responsabilidad por cada una de sus decisiones. No deben externalizar hacia otros los costos de sus malas decisiones. Los libertarios también creen que una persona libre y responsable se juntara con otros para solucionar problemas.
Por lo tanto, los libertarios abogan por la libertad radical. Cada persona puede decidir cómo irá su propia vida. No necesitamos justificarnos ante los demás. Cada uno de nosotros posee una inviolabilidad fundamentada en la justicia, que prohíbe el sacrificarnos para lograr una mayor estabilidad social, eficiencia económica o fines culturales deseables.
Traducido del inglés por Dakar Parada
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