Oí hablar por primera vez de Murray N. Rothbard en el otoño de 1973, en el seminario de Economía Austríaca que todos los jueves por la tarde mantenía Luis Reig en su domicilio particular de Madrid. Las ideas de Rothbard levantaban a la sazón acaloradas polémicas, que ocupaban buena parte de las sesiones del seminario. En concreto, discutíamos con detalle, comparándolas con la teoría económica “ortodoxa”, tanto las aportaciones de Rothbard como las de su maestro Ludwig von Mises y las del resto de los teóricos de la Escuela Austríaca. También llamaba fuertemente la atención la teoría del monopolio que, de la mano de Rothbard, había sido depurada de las imperfecciones e incoherencias que la misma todavía conservaba en la Acción Humana de Mises. Finalmente, en el campo de la filosofía política, Rothbard también se separaba de su maestro defendiendo una posición iusnaturalista que contrastaba agudamente con el claro utilitarismo de Mises. Estas y otras razones me llevaron a emprender el estudio detallado de dos obras claves que Murray Rothbard había escrito algunos años antes: su tratado Man, Economy and State1 y el libro complementario del anterior, Power and Market2.
Que Rothbard lograra culminar las casi mil páginas de sus Principios de Economía a los treinta y seis años de edad es algo admirable. La claridad expositiva, profundidad y agudeza del análisis, espíritu crítico y originalidad son características que rezuman en cada página de Man, Economy and State. No es de extrañar, por tanto, que este libro tuviera en mi formación universitaria como economista una profunda influencia, que también se ha dejado sentir en toda una generación de economistas austríacos de todo el mundo.
Tendrían que transcurrir, no obstante, ocho años para que se produjera mi primer encuentro personal con Rothbard, al que conocí en su casa de Palo Alto en 1980. Este encuentro tuvo lugar gracias a la feliz coincidencia de que Rothbard se encontraba trabajando bajo los auspicios del Institutefor Humane Studies justo al lado de la Universidad de Stanford, a la que acababa de llegar becado por el Banco de España para completar mis estudios de Economía Política. Aunque ya conocía las principales obras y aportaciones teóricas de Rothbard, mi contacto personal con él fue una experiencia memorable. Su extraordinaria simpatía personal, entusiasmo inagotable y sorprendente erudición hacían que fuera un indescriptible placer intelectual comentar y discutir con él no solo los temas más vivos, polémicos e interesantes de la ciencia económica, sino también otros múltiples aspectos directa o indirectamente relacionados con la misma y que entraban de lleno en el campo de la ciencia política, la filosofía, la ética e incluso la teología3.
De Salamanca y la Escuela Austríaca
Si extraordinaria era la experiencia de discutir, incluso hasta altas horas de la madrugada4, con Murray N. Rothbard en un ambiente relajado en el que se permitía la expresión abierta de todas las posiciones que, sin embargo, siempre eran objeto de aguda crítica y profunda disección teórica por parte de Rothbard, más extraordinario era, si aún cabe, constatar y disfrutar de la vastísima cultura y difícilmente igualable erudición que Rothbard mostraba en todas sus tertulias. Así, era asombroso su conocimiento de la historia de España5, del papel que los fueros y el movimiento foral había desempeñado en la formación de nuestro derecho y en nuestra historia política, así como su conocimiento sobre la tradición libertaria hispana, que siempre juzgó con gran simpatía desde el punto de vista de la posición coherentemente anarcocapitalista que mantuvo a lo largo de toda su vida.
Además, Rothbard tenía un profundo conocimiento de las aportaciones de los teóricos de la Escuela de Salamanca de nuestra España del Siglo de Oro, y que resumió en su artículo “New Light on the Prehistory of the Austrian School”6. De acuerdo con Rothbard, los fundamentos de la moderna economía austríaca deben retrotraerse hasta los escolásticos españoles de los siglos xvi y xvn, que no solo desarrollaron la teoría subjetiva del valor, sino que además la aplicaron al dinero y al estudio de las instituciones sociales. En esta perspectiva, además, se entiende que el desarrollo de la economía por parte de la escuela clásica anglosajona, centrada en la teoría objetiva del valor trabajo y en el análisis del equilibrio, pueda interpretarse como un desviacionismo de origen protestante frente a la tradición tomista continental, más centrada en el ser humano y no obsesionada por los dogmas de la predestinación y de la redención basada en el trabajo7.
De vuelta a España en 1983, continué manteniendo una próxima relación epistolar con Murray N. Rothbard, al que no obstante encontré de nuevo en diversas ocasiones. De este período cabe destacar no solo la aparición de su obra seminal sobre ética, The Ethics of Liberty8, cuyo manuscrito tuvo la gran amabilidad de facilitarme y permitirme leer y comentar con antelación a su publicación, sino también la fundación del Ludwig von Mises Institute en 1985 y la aparición de The Review of Austrian Economics, como revista científica dedicada exclusivamente al análisis y discusión de los principales campos de investigación de la Escuela Austríaca.
Una de las características más típicas del intercambio epistolar con Murray N. Rothbard era que, ante un breve comentario o planteamiento de algún tema interesante, nunca dejaba de contestar con cartas de varias páginas escritas en apretada letra a un solo espacio, que muchas veces constituían verdaderos artículos seminales por su amplitud de conocimientos, erudición y planteamiento de ideas y soluciones teóricas siempre sugerentes y atractivas.
Los últimos años
La última vez que estuve personalmente con Murray N. Rothbard fue en la Reunión Regional de la Mont-Pélerin Society que tuvo lugar en Rio de Janeiro en septiembre de 1993. En este congreso, Rothbard presentó un trabajo sobre la privatización de las naciones que acaba de ser publicado con pequeñas variaciones en The Journal of Libertarian Studies9. Esta reunión de la Mont-Pélerin fue notable por reunir a los teóricos más significados de la actual Escuela Austríaca de Economía encabezados por Murray N. Rothbard e Israel M. Kirzner. Fue muy curioso e interesante observar la relación personal entre estos dos gigantes de la Escuela Austríaca, de personalidad y forma de ser tan distinta. De gran simpatía y don de gentes Murray Rothbard; serio, circunspecto y siempre muy correcto Israel M. Kirzner. En todo caso, el trato personal siempre fue mucho más fluido y directo con Rothbard que con Kirzner, si bien Kirzner es más educado en sus comentarios críticos y, a diferencia de Rothbard, nunca hiere susceptibilidades personales.
Como anécdota final, he de indicar que Rothbard me manifestaba en Rio de Janeiro su gran ilusión por visitar la Universidad de Salamanca, origen según él de los fundamentos de la moderna Escuela Austríaca de Economía. Además, el interés de Rothbard por los escolásticos de nuestro país se vio incrementado al saber que, como resultado de mis investigaciones sobre teoría monetaria, había llegado a la conclusión de que la enfrentada posición entre la escuela bancaria y la escuela monetaria había surgido no en la Inglaterra del siglo XIX, sino casi tres siglos antes de la mano de los escolásticos españoles. Rothbard me animó a resumir por escrito las principales conclusiones de mi trabajo de cara a su publicación en The Review of Austrian Economics. Y juntos organizamos una gira de conferencias por España y Portugal que habría de culminar en la Universidad de Salamanca y que tendría lugar en la segunda mitad de 1995. Desgraciadamente, en enero de este año recibí las pruebas de imprenta de mi trabajo, corregidas a mano por el propio Rothbard, junto con una nota del editor indicándome que el gran maestro de los economistas austríacos había fallecido en Nueva York de un infarto de miocardio el 7 de enero de 1995. Lamentablemente Rothbard nunca podrá ya visitar nuestro país y su querida Escuela de Salamanca, pero permanecen con nosotros sus veinticinco libros y sus miles de artículos, que seguirán siendo fuente inagotable de enriquecimiento intelectual y sugerencias para futuras investigaciones de todos sus discípulos.
Notas
1 · Man, Economy and State. A Treatise on Economic Principles, fue originariamente publicado en dos volúmenes por Van Nostrand, Princeton (Nueva Jersey, 1962). Posteriormente aparecieron de forma sucesiva tres nuevas ediciones, una publicada por Nash Publishing (Los Angeles, 1970); otra por la New York University Press (Nueva York, 1979); y la tercera por el Ludwig von Mises Institute y la Auburn University, en 1994. Diversas secciones de este libro han sido traducidas al castellano y publicadas en los volúmenes 1 y II de mis Lecturas de Economía Política, Unión Editorial (Madrid, 1986-1987).
2 · Power and Market, Institute for Humane Studies, Menlo Park (California, 1970); 2a edición por New York University Press (Nueva York, 1977).
3 · La defensa del iusnaturalismo tomista efectuada por Rothbard fue tan enérgica que llegó a correrse el rumor de su conversión al catolicismo. Aunque Rothbard desmintió este rumor, continuó no obstante siendo un “tomista agnóstico”, tal y como le ha calificado recientemente el padre Robert Sirico en la revista Liberty, vol. 8, n° 4, marzo de 1995, p. 13.
4 · Otra de estas sesiones maratonianas de discusión fue la que interesó a Robert Nozick por la teoría liberal, según confesión de este propio autor: “It was a long conversation about six years ago with Murray Rothbard that stimulated my interest in individualist anarchist theory”. Robert Nozick, Anarchy, State and Utopia, Basic Books (Nueva York, 1974), p. XV.
5 · Joseph Soberan, en sus rememoranzas de Rothbard, nos indica como “Murray’s earliest memory of a political conversation was of a family gathering in the 30’s at which his relatives, most of them communists, were denouncing Franco. The prepubescent Murray Rothbard shocked them by asking “what’s so bad about Franco anyway?” In that setting the question was heretical. Murray started young.” (Liberty, vol. 8, n° 4, marzo de 1995, p. 26). Aunque la pregunta del joven Rothbard hubiera podido parecer herética a sus parientes comunistas, estaba cargada de razón, sobre todo si se constataba la gran similitud existente entre el carácter dictatorial y coactivo del régimen franquista y el de aquél que trataban de imponer por la fuerza sus oponentes comunistas.
6 · Murray N. Rothbard, “New Light on the Prehistory of the Austrian School”, cap. 3 del libro The Foundations of Modern Austrian Economics, Edwin G. Dolan (ed.), Sheed & Ward (Kansas City, 1976), pp. 52-74.
7 · Con carácter postumo, acaban de publicarse por Edward Elgar dos volúmenes de Rothbard dedicados a la historia del análisis económico hasta el surgimiento de la escuela clásica anglosajona, en los que amplía y profundiza in extenso sobre la importancia de la tradición católica continental frente a la anglosajona de origen protestante. Sobre este tema véase también mi artículo “Génesis, esencia y evolución de la Escuela Austríaca de Economía”, publicado como el capítulo 1 de mis Estudios de Economía Política, Unión Editorial (Madrid, 1994).
8 · Murray N. Rothbard, The Ethics of Liberty, Humanities Press (Nueva Jersey, 1982). Existe una traducción al francés publicada con el título de L’Éthique de la Liberté, Les Belles Lettres (París, 1991). La edición castellana de La Ética de la Libertad será próximamente publicada bajo mis auspicios por Unión Editorial.
9 · Murray N. Rothbard, “Nations by Consent: Decomposing the Nation-State”, en The Journal of Libertarian Studies, vol. 11, n° 1, otoño de 1994, pp. 1-10.
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