jueves, 4 de mayo de 2017

Lo que significa ser estatista, por Mises Hispano.

Ser estatista es ser criminal. Es ser cómplice de robos institucionalizados a gran escala (impuestos), y de asesinatos (guerras). Es apoyar la mayor mafia jamás creada. En definitiva, es apoyar y promover la agresión.

Defender el Estado -por mínimo que éste sea- es concederle unos privilegios absurdos a cierta gente (normalmente a los más demagogos y mentirosos) para que practiquen la agresión y coacción contra los demás individuos -estén éstos de acuerdo o no. La mayoría de estatistas apoyan la democracia; dicen ser demócratas. La cuestión es que la democracia es un sistema totalmente ilegítimo (ver más abajo). Ellos no se lo plantean -y hay pocas posibilidades de que lo hagan-, puesto que han sido manipulados desde bien pequeños mediante la educación estatal.

El Estado es quien decide qué debe estudiar una persona -y, además, le obliga a hacerlo. Tiene, pues, bien controlado lo que una persona aprende a lo largo de su vida y esto lo consigue mediante educación obligatoria. Apoyan la educación obligatoria y gratuita (que en realidad no lo es, se paga con el dinero previamente robado a los contribuyentes) y dicen que es por nuestro bien. En realidad, al Estado le interesa tener a la población alfabetizada; así nos pueden manipular mejor mediante su educación (ya que así somos capaces de leer los libros que a ellos les interesa). Nos obligan, arbitrariamente, a leer ciertos autores que ellos creen convenientes. Pero, ¿por qué éstos y no otros?

Si nos fijamos bien, nos enseñan la geografía del Estado (¿por qué tenemos que aprender la geografía de un trozo de tierra que ellos llaman países y no otra?), la historia del Estado, la lengua del Estado, la política del Estado, las leyes del Estado… Todo esto es para que adoremos y veneremos al Estado. Manipulación pura y dura. De entrada, ya nos ponen barreras -que, en realidad, no existen- entre los diferentes países. Ya nos separan los trocitos de Tierra pos países con líneas imaginarias. Nos crean una especie de sentimiento nacional para que defendamos al Estado.

La democracia es un absurdo sistema de organización social. Es una dictadura de la mayoría en contra de las minorías; aunque esta mayoría no tenga ni idea de lo que vota. Es un sistema donde el 51% de la población puede echar por tierra los derechos o deseos del 49% restante. Es darle el poder necesario a un grupo -que pueden no ser muy lúcidos- para que organice y decida los derechos de los otros. Y la única justificación es que son más. Es como someter leyes matemáticas o físicas a votación. Por mucho que una inmensa mayoría creyera que la Tierra es plana, no indicaría que tuvieran razón. La mayoría, en muchas ocasiones, puede estar muy equivocada (y, de hecho, la historia nos lo confirma).

El estatista es una persona manipulada por el Estado desde bien pequeño. Una persona que encuentra legítimo -e incluso necesario- dejar que el Estado meta mano en nuestros bolsillos y nos quite más de un 50% de lo que ganamos justamente. El estatista también apoya o legitima las guerras contra otros estados para nuestra protección. En definitiva, no ser anarquista es ser criminal.


 

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