lunes, 29 de mayo de 2017

La crisis ética de los libros de texto “gratuitos”

No robes pero elige a otros que lo hagan en tu nombre

Nada es gratis en el mundo

No existe nada en el mundo que sea gratis. Que directamente no lo paguemos, no significa que otras personas en algún lugar de nuestro país no lo haya costeado. Y el coste puede venir bien vía impuestos -uso de la fuerza estatal para quitar todos los años una parte de la propiedad privada de las personas-; o bien vía pérdida de oportunidades. Esta segunda a veces cuesta verse directamente y entra dentro de lo que el escritor y pensador francés Fédéric Bastiat denominaba como como “lo que se ve y lo que no se ve” en cada ley, reforma impulsada por el Estado.

A falta del libre mercado y consecuencia de un Estado que regula, dispone y limita la actuación de la sociedad civil, la pérdida de esas oportunidades a menudo pasa desapercibida cuando no directamente considerada como “fallos” del mercado para que sirvan de excusas para pedir más intervención del Estado, es decir del político. No muchos son capaces ver a través de la gran niebla burocrático-estatal para llegar a la raíz del asunto y descubrir que esos grandes fallos en verdad vinieron provocados por la propia intervención inicial del mismo Estado en eso que llamamos orden espontáneo, el mercado de los mercados: la sociedad civil.

Pues bien, estos días leía un tweet de una diputada del partido Ciudadanos de la asamblea de Madrid que alardeaba toda orgullosa de que en los colegios madrileños, obviamente en los colegios públicos o sea estatales, los libros de los niños de darán por fin gratis. Claramente Dolores Pastor como le respondí yo en Twitter ni atendió mucho a clases de matemáticas, ni mucho menos de ética. Si hiciera el esfuerzo de comprender el trabajo, el esfuerzo y los recursos humanos y económicos que hay detrás de un libro de texto, seguramente no se jactaría tan irresponsablemente de lo gratis. Pastor en su inmensa ignorancia considera que los trabajadores de la editorial, la imprenta, los autores del contenido del libro, los fabricantes de las piezas y las maquinarias usadas para imprimir los libros o los desarrolladores de aplicaciones y programas online para esos libros no son personas que necesitan vivir, vestirse, alimentarse a ellos y a sus familiares, cobrar por el trabajo realizado, ahorrar para su vejez, invertir para seguir teniendo trabajo o crear nuevos puestos de trabajo. Los políticos como ella merecen enfilar la cola del paro para siempre; o quizás primero del reformatorio. Merecen ser humillados hasta que se caigan por fin del guindo del populismo barato y vivan con sentido común y no como vulgares ladrones engatusadores.

Los reformatorios deberían habilitar un nuevo ala para ingresar allí a toda la clase política española con alguna excepción -todavía sigo buscando si la hay- donde junto a las clases de FP para que desarrollen de verdad destrezas útiles para el mundo real, al servicio del mercado, también se les enseñen los principios básicos de la ética elemental empezando por el de NO ROBAR la propiedad de otro y matemáticas al menos de primaria. Quizás así puedan salvarse y podamos salvar a nuestra pobre sociedad hoy condenada a aguantar y costear a la fuerza la estupidez gratuita de los políticos, carísima en cambio para quienes tengamos que soportarla: la gente de la sociedad civil.

Libros de texto gratuitosEs una auténtica ignominia tener a las Dolores Pastor de este país pagadas de nuestros bolsillos para alabar nada menos que la “gratuidad”, que ya vimos que no existe, nada menos que en los libros de texto que sirvan para educar a nuestros niños para que se vayan formando para ser personas de bien, civilizadas. Qué clase de sociedad llevamos construyendo en España donde se enaltece, justifica y fomenta el robo a gran escala vía estatal contra la propia gente, los propios padres de esos niños entre otros. Qué clase de civismo ponemos como ejemplo a nuestros niños cuando en la misma lección de vida el colegio les enseña que quitarle y quedarse sin permiso la muñeca del compi está mal pero que el Estado le quite igualmente sin permiso y se quede básicamente la mitad de las horas trabajadas por los padres en concepto de impuestos está bien. Si ya de entrada los propios libros de texto de los niños son el producto de ese robo institucionalizado, menuda “coherencia” estamos transmitiendo a las nuevas generaciones.

Y no me sirve el argumento “utilitarista” que en verdad ni siquiera es útil de tratar de distinguir entre uno que roba más o menos. El robo sigue siendo robo. Ah, que podemos hablar de gradualismo como hacemos los libertarios. Siempre que ese gradualismo nos sirva para reformar el actual modelo basado en el latrocinio y nos pemita llevarlo hacia el objetivo último que es acabar con el robo para recuperar nuestra libertad, entonces sí es un argumento que puedo comprar siempre que no nos desviemos, ni retrasemos. Ahora bien, lo que nunca puedo comprender ni comprar es el argumento de sigo eligiendo a quienes tienen mentalidad de ladrones pero son diferentes de los ladrones de antes al menos en las formas. El que tenga mentalidad de ladrón, lo gratis es guay porque yo lo valgo, no es una opción viable si queremos un país libre, rico, desarrollado, moderno donde las oportunidades las creamos las personas, y no los despachos ministeriales analógicos casposos. Básicamente ya va siendo hora de huir como de la peste del actual comportamiento enfermizo de toda una sociedad, el de “no robes pero elige a otros que lo hagan en tu nombre”.

Los “Pastores” lobos no existen, a la postre seguirán comiéndose a las ovejas por igual. Un partido como Ciudadanos es anti-libertad. Está en su propia esencia como buen partido socialista que es. Por mucho que se disfrace de “pastor”, debajo del disfraz siempre asomará su verdadera naturaleza depredadora de lobo socialista.

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