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Los taxistas quieren que los españoles no se beneficien de la tecnología para moverse por la ciudad en coches de alta gama a precios más baratos.
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Manuel Llamas en Libertad Digital.
* Reemplaza la palabra “poder” por “privilegio” si ese vocablo se acomoda mejor a tu entendimiento.
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Una y otra vez, en estas páginas se han listado numerosos beneficios de la automatización y la robótica. Las explicaciones señalan que la mecanización no nos hace pobres, que intentar gravar a las máquinas es contraproducente. La automatización incluso hace más seguros nuestros trabajos ya que podemos descargar tareas peligrosas en una creación metálica.
Sin embargo, la automatización no es siempre la mejor manera de actuar y aunque la automatización haya demostrado ser eficaz en costes en muchas áreas de nuestra vida, estamos descubriendo un aumento en las empresas que empiezan a automatizar por razones distintas de una mejor productividad o eficacia en el coste.
La última noticia es que una empresa llamada Miso Robotics ha desarrollado una máquina automática para volver las hamburguesas llamada Flippy. Naturalmente, los medios ya están escribiendo titulares sobre cómo esta va a reemplazar empleos. Lo que pasa en este caso es que esta forma particular de automatización no está motivada por ningún tipo de plan de eficacia en costes, sino como un resultado de la acción del gobierno.
Antes de continuar, necesitamos primero entender dónde y cómo funciona la automatización y por qué funciona eficazmente en aquellas áreas en las que usa actualmente. La automatización requiere una cantidad importante de inversión de capital, que no es una compra de una vez, ya que el equipo tiene que ser remplazado periódicamente cuando está demasiado estropeado como para arreglarlo o demasiado anticuado para trabajar sobre productos actuales. Los sistemas automatizados también requieren costosos profesionales de mantenimiento y los cambios de función pueden poner a estas caras máquinas fuera de uso durante horas mientras se carga un nuevo producto para su producción. Incluso mantener esas mismas funciones es un costoso gasto de capital. Debido estas limitaciones, la automatización no es apropiada para actividades que tengan bajo volumen y altos niveles de variabilidad de producto a producto. Tiene sentido crear una función y producir diez millones de engranajes con una prensa automática por valor de diez millones de dólares, porque los volúmenes pueden justificar el precio de compra, los costes de financiación, el personal de cambio de funciones y los costes de mantenimiento del equipo. Tratar de hacer este trabajo cuando se fabrican diez productos de metal a medida es absurdo cuando se puede usar una prensa manual operada por una persona. Estos diez objetos serían tremendamente poco competitivos comparados con una máquina operada por un humano si se utilizara una prensa grande. No es raro que las empresas tengan problemas para comprar producción robótica para una mezcla de productos que no sea apropiada para el equipamiento.
Si el coste total por unidad del trabajo humano es menor que el coste total por unidad del sistema automático, es apropiado usar trabajo humano por encima de sistema automatizado. En caso contrario, la tarea debería automatizarse.
Por esto Flippy y otros esfuerzos de automatización en el sector de la comida rápida plantean un enigma en su automatización. Si vemos las estadísticas en bruto, descubrimos que un establecimiento típico de comida rápida tendría aproximadamente 300 clientes diarios. Esas 300 personas no están comprando un solo producto estandarizado. Algunas pedirán una hamburguesa, algunas pollo, algunas una ensalada. Incluso esas hamburguesas varían en el tamaño, el tiempo de cocina y los aderezos. Una hamburguesería es claramente el peor lugar en el que pensar en usar un sistema de producción automatizado, ya que funcionaría principalmente como una espátula muy cara.
Al menos, hasta que descubrimos que este esfuerzo se lleva a cabo principalmente por jurisdicciones que han ordenado salario mínimo de 15$. Lo que estamos viendo con este desafortunado intento de ayudar a los trabajadores pobres a obtener salarios más altos es que empuja el coste de su tipo de empleo lo suficientemente alto como para justificar invertir en un sistema automatizado, aunque ese sistema no sea especialmente apropiado para negocio. Esto significa que el nivel salarial adicional es más caro que los costes asociados con la inversión de capital y las ventas perdidas, debido a una mayor estandarización para hacer que las máquinas trabajen sin mano de obra adicional para hacerlas funcionar.
En otras palabras, Flippy no estaba pensada ni iba a desarrollarse debido a su sistema superior y eficiente en costes, sino por ser la menos dañina de dos opciones. Las empresas no iban a lanzarse a comprar este equipamiento a un nivel salarial más bajo, lo que significa que la automatización por sí misma no es superior al trabajo humano. Es simplemente superior al trabajo humano con un coste de 15$ la hora. El coste real quedaba en algún punto entre el antiguo coste laboral y el nuevo salario mínimo obligatorio.
Esto es verdad incluso para empleos por encima de salario mínimo. Todos los trabajos en EEUU tienen la carga de prestaciones e impuestos adicionales, muchos, si no la mayoría, de los cuales derivan de diversas órdenes del gobierno. Uno de los más grandes (la atención médica) ha estado menguando rápidamente la eficacia en costes de los trabajadores durante décadas debido a la interferencia de los funcionarios públicos. Usando los 10.000$ estimados en el artículo antes mencionado e incluso un generoso recorte del 50% a lo debido a la interferencia pública en el sistema médico, solo esta oculta inflación médica resulta responsable de un crecimiento del 12,5% en el coste de contratar a alguien por 30.000$ anuales. Y esto no va a menos, ya que las órdenes públicas de la incorrectamente llamada Ley de Atención Asequible continúan impactando en el mercado. Los más perjudicados son los trabajos de salarios bajos, ya que los efectos de la política pública son, en palabras del movimiento progresista, regresivos por naturaleza. Y cuando desaparecen los empleos con salarios bajos, también destruimos las bases fundamentales de crecimiento de la productividad futura. El daño real sigue estando en el futuro, cuando los jóvenes actuales, que ya no pueden acceder al mercado debido a los precios, se encuentren llevando vidas adultas más pobres.
Esto significa que para tareas que no puedan trasladarse fuera del país, ya sea por la naturaleza del producto o debido al crecimiento de dañinas políticas proteccionistas, serán objetivos cada vez mayores para la automatización aunque el mismo trabajo no pueda justificar dicho equipamiento en un entorno de libre mercado.
Así que si os encontráis presionados por la automatización o, peor aún, os preguntáis por qué hoy los jóvenes tienen problemas para encontrar ese empleo de verano, tal vez deberíais dirigir los ojos a vuestro representante público y a los funcionarios contratados. Sus órdenes podrían hacer vuestro trabajo lo suficientemente caro como para justificar esa máquina.
El artículo original se encuentra aquí.
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“No robes pero elige a otros que lo hagan en tu nombre“
No existe nada en el mundo que sea gratis. Que directamente no lo paguemos, no significa que otras personas en algún lugar de nuestro país no lo haya costeado. Y el coste puede venir bien vía impuestos -uso de la fuerza estatal para quitar todos los años una parte de la propiedad privada de las personas-; o bien vía pérdida de oportunidades. Esta segunda a veces cuesta verse directamente y entra dentro de lo que el escritor y pensador francés Fédéric Bastiat denominaba como como “lo que se ve y lo que no se ve” en cada ley, reforma impulsada por el Estado.
A falta del libre mercado y consecuencia de un Estado que regula, dispone y limita la actuación de la sociedad civil, la pérdida de esas oportunidades a menudo pasa desapercibida cuando no directamente considerada como “fallos” del mercado para que sirvan de excusas para pedir más intervención del Estado, es decir del político. No muchos son capaces ver a través de la gran niebla burocrático-estatal para llegar a la raíz del asunto y descubrir que esos grandes fallos en verdad vinieron provocados por la propia intervención inicial del mismo Estado en eso que llamamos orden espontáneo, el mercado de los mercados: la sociedad civil.
Pues bien, estos días leía un tweet de una diputada del partido Ciudadanos de la asamblea de Madrid que alardeaba toda orgullosa de que en los colegios madrileños, obviamente en los colegios públicos o sea estatales, los libros de los niños de darán por fin gratis. Claramente Dolores Pastor como le respondí yo en Twitter ni atendió mucho a clases de matemáticas, ni mucho menos de ética. Si hiciera el esfuerzo de comprender el trabajo, el esfuerzo y los recursos humanos y económicos que hay detrás de un libro de texto, seguramente no se jactaría tan irresponsablemente de lo gratis. Pastor en su inmensa ignorancia considera que los trabajadores de la editorial, la imprenta, los autores del contenido del libro, los fabricantes de las piezas y las maquinarias usadas para imprimir los libros o los desarrolladores de aplicaciones y programas online para esos libros no son personas que necesitan vivir, vestirse, alimentarse a ellos y a sus familiares, cobrar por el trabajo realizado, ahorrar para su vejez, invertir para seguir teniendo trabajo o crear nuevos puestos de trabajo. Los políticos como ella merecen enfilar la cola del paro para siempre; o quizás primero del reformatorio. Merecen ser humillados hasta que se caigan por fin del guindo del populismo barato y vivan con sentido común y no como vulgares ladrones engatusadores.
Los reformatorios deberían habilitar un nuevo ala para ingresar allí a toda la clase política española con alguna excepción -todavía sigo buscando si la hay- donde junto a las clases de FP para que desarrollen de verdad destrezas útiles para el mundo real, al servicio del mercado, también se les enseñen los principios básicos de la ética elemental empezando por el de NO ROBAR la propiedad de otro y matemáticas al menos de primaria. Quizás así puedan salvarse y podamos salvar a nuestra pobre sociedad hoy condenada a aguantar y costear a la fuerza la estupidez gratuita de los políticos, carísima en cambio para quienes tengamos que soportarla: la gente de la sociedad civil.
Es una auténtica ignominia tener a las Dolores Pastor de este país pagadas de nuestros bolsillos para alabar nada menos que la “gratuidad”, que ya vimos que no existe, nada menos que en los libros de texto que sirvan para educar a nuestros niños para que se vayan formando para ser personas de bien, civilizadas. Qué clase de sociedad llevamos construyendo en España donde se enaltece, justifica y fomenta el robo a gran escala vía estatal contra la propia gente, los propios padres de esos niños entre otros. Qué clase de civismo ponemos como ejemplo a nuestros niños cuando en la misma lección de vida el colegio les enseña que quitarle y quedarse sin permiso la muñeca del compi está mal pero que el Estado le quite igualmente sin permiso y se quede básicamente la mitad de las horas trabajadas por los padres en concepto de impuestos está bien. Si ya de entrada los propios libros de texto de los niños son el producto de ese robo institucionalizado, menuda “coherencia” estamos transmitiendo a las nuevas generaciones.
Y no me sirve el argumento “utilitarista” que en verdad ni siquiera es útil de tratar de distinguir entre uno que roba más o menos. El robo sigue siendo robo. Ah, que podemos hablar de gradualismo como hacemos los libertarios. Siempre que ese gradualismo nos sirva para reformar el actual modelo basado en el latrocinio y nos pemita llevarlo hacia el objetivo último que es acabar con el robo para recuperar nuestra libertad, entonces sí es un argumento que puedo comprar siempre que no nos desviemos, ni retrasemos. Ahora bien, lo que nunca puedo comprender ni comprar es el argumento de sigo eligiendo a quienes tienen mentalidad de ladrones pero son diferentes de los ladrones de antes al menos en las formas. El que tenga mentalidad de ladrón, lo gratis es guay porque yo lo valgo, no es una opción viable si queremos un país libre, rico, desarrollado, moderno donde las oportunidades las creamos las personas, y no los despachos ministeriales analógicos casposos. Básicamente ya va siendo hora de huir como de la peste del actual comportamiento enfermizo de toda una sociedad, el de “no robes pero elige a otros que lo hagan en tu nombre”.
Los “Pastores” lobos no existen, a la postre seguirán comiéndose a las ovejas por igual. Un partido como Ciudadanos es anti-libertad. Está en su propia esencia como buen partido socialista que es. Por mucho que se disfrace de “pastor”, debajo del disfraz siempre asomará su verdadera naturaleza depredadora de lobo socialista.
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via Roxana Nicula
¿Cómo evaluaría usted las perspectivas económicas de un país asiático que tiene muy poca tierra (y encima aquella consiste solamente de puros montes erosionados) y que es realmente el país más densamente poblado del mundo; que tiene una población que ha crecido rápido, tanto por medio del aumento natural como por la inmigración a gran escala; que importa todo su petróleo y todos sus materiales crudos y aún mucha de su agua; que tiene un gobierno que no está involucrado en la planificación del desarrollo y que no ejerce control alguno por sobre los tipos de cambio ni restringe las exportaciones e importaciones de capitales; y que es la única colonia occidental de importancia alguna?[1] Usted pensaría que este país debe estar condenado, a menos que éste reciba grandes donaciones externas. O dicho de otra forma usted tendría que creer esto, si usted creyese lo que los políticos de todos los partidos, la ONU y sus organizaciones afiliadas, los economistas prominentes, y lo que la prensa de calidad dicen acerca de los países menos desarrollados. ¿Acaso no ha sido el círculo vicioso de la pobreza, la idea de que la pobreza se auto-perpetua, un principio fundamental de la economía de desarrollo desde la Segunda Guerra Mundial, y acaso no ha sido respaldada explícitamente por los Premios Nobel Gunnar Myrdal y Paul Samuelson? ¿Acaso los economistas de desarrollo del Instituto Tecnológico de Massachussets no han dicho categóricamente sobre los países menos desarrollados que
La escasez general relativa a la población de casi todos los recursos crea un círculo vicioso de pobreza que se auto-perpetúa. El capital adicional es necesario para aumentar la producción, pero la pobreza en sí hace que sea imposible poder llevar a cabo el ahorro y la inversión requeridos para una reducción voluntaria en el consumo.[2]
¿Acaso no ha insistido Gunnar Myrdal que “debe haber algo malo con un país subdesarrollado que no tiene dificultades de tipo de cambio extranjero”? ¿Acaso no dijo también que todos los expertos en desarrollo estaban de acuerdo con que la planificación comprensiva era la primera condición para el progreso económico y, de hecho, no ha sido esta la opinión de muchos economistas de desarrollo prominentes en las décadas más recientes? De nuevo, ¿acaso no dijo el celebrado Informe Pearson, encargado por el Banco Mundial, que “ningún otro fenómeno presenta perspectivas más oscuras para el desarrollo internacional que el asombroso crecimiento de la población”? Y, finalmente, ¿Acaso no incluyó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en su Principio General Catorce que “la liquidación de los restos del colonialismo en todas sus formas es una condición necesaria para el desarrollo”?
Por lo tanto, de acuerdo a la visión enfática de muchas de las figuras respetadas en este campo, y de los representantes de la llamada opinión mundial, hasta una media docena de características con las cuales yo comencé deberían asegurar una pobreza persistente.
Pero si en vez de seguir la moda, usted piensa por sí mismo y forma su opinión en base a la evidencia, entonces usted sabrá que Hong Kong, el país en cuestión, ha progresado fenomenalmente desde los años 40, cuando era todavía muy pobre, y que se ha convertido en un competidor tan formidable que los países occidentales erigen barreras comerciales en contra de aquel país distante. Si analizara más a fondo, sabría que los ingresos y los salarios reales han subido rápidamente en Hong Kong en las recientes décadas. E incidentalmente Hong Kong es sólo un caso extremo de un fenómeno más general porque algo similar aunque con un progreso material menos pronunciado ha ocurrido en algunos países o regiones—Corea del Sur, Taiwán y Singapur entre ellos—cuando de acuerdo a los expertos esto debería haber sido imposible.
Si hubiese sospechado todo este tiempo que la opinión establecida sobre estas cuestiones era perceptiblemente infundada, usted disfrutaría de una corta pero instructiva monografía, Hong Kong: Un estudio en la libertad económica (University of Chicago Press) escrito por el Dr. Alvin Rabushka. Rabushka, un politólogo convertido en economista, conoce a Hong Kong bien, y su esposa es china. Tiene una mente incisiva. Escribe de forma clara, con confianza y, de hecho, con entusiasmo. Sus puntos principales no son difíciles, aunque se necesita de una mente firme y de un poco de coraje para presentarlos de manera tan concisa y vigorosa.
Rabushka analiza los procesos y métodos por los cuales en menos de 140 años, unas cuantas rocas vacías y estériles se convirtieron en un gran centro industrial de comercio y finanzas con cerca de cinco millones de habitantes. Él le atribuye esta historia de éxito económico a las aptitudes de las personas y a la adherencia a las políticas públicas adecuadas. La empresa, el trabajo duro, la habilidad de detectar y utilizar las oportunidades económicas, están extendidas en una población que es china en un 98 por ciento, que está concentrada determinadamente en ganar dinero día y noche. Muchos son inmigrantes que trajeron habilidades y empresa más que nada de China, especialmente de Shanghai, el olvidado lugar de habilidad y empresa ubicado en el centro de China. Las políticas enfatizadas por Rabushka son el conservadurismo fiscal; los impuestos bajos; el cobro de precios de mercado por ciertos servicios gubernamentales; la política liberal de inmigración, al menos hasta hace poco; el libre comercio en ambas direcciones; el movimiento sin restricciones del capital entrando y saliendo del país; la participación mínima del gobierno en la vida comercial, incluyendo la resistencia a conceder privilegios a los intereses seccionales. No hay incentivos especiales o barreras a la inversión extranjera, no hay insistencia en la participación local de las empresas extranjeras. Tampoco hay exenciones de impuestos o cualquier otra concesión especial para la inversión extranjera, pero de igual manera no hay restricciones sobre el retiro de capital o sobre la remisión de ganancias. Estas políticas liberales, notablemente la libertad para retirar el capital, fueron diseñadas para fomentar el flujo entrante del capital y la empresa productiva, algo que de hecho lograron.
La falta de recursos naturales junto con el dominio colonial promovieron tanto la no intervención económica oficial como el conservadurismo fiscal. La ausencia de los recursos naturales ha promovido una economía abierta con un gran volumen de exportaciones para pagar las importaciones necesarias. Tal economía requiere de un amplio rango de exportaciones competitivas y también de mercados domésticos competitivos. La asistencia gubernamental a particulares actividades económicas desvía los recursos hacia usos menos productivos y socava la posición competitiva internacional de la economía. Además, en una economía tan abierta como Hong Kong, los resultados despilfarradores de tales subsidios se vuelven evidentes más pronto que en otros lugares. Por lo tanto la misma ausencia de los recursos naturales ha asistido al progreso material al desalentar políticas públicas despilfarradoras. Es mucho más probable que las políticas públicas inapropiadas inhiban el avance económico a que lo haga una falta de recursos físicos. Los déficit presupuestarios sostenidos, financiados por creación de crédito, también tienden a resultar en gastos malversados, por lo que la pobreza de recursos desalienta la financiación de déficit. En el sistema de contabilidad tradicional inglés, las colonias no podían operar con déficit presupuestarios por mucho tiempo, y esta tradición fue continuada luego de que se obtuvo la autonomía fiscal en 1958, en parte por las razones que acabo de señalar. La ausencia de las promesas electorales, junto con una economía abierta y un gobierno limitado, han reducido los premios de la actividad política y por ende el interés en organizar grupos de presión. Todo esto promovió el conservadurismo fiscal, es decir, los impuestos bajos, los presupuestos equilibrados, y el cobro de precios de mercados por servicios públicos específicos. El deseo de atraer el capital extranjero, la visión empresarial de una comunidad tradicional de comercio, y la preocupación general de ganar dinero también contribuyeron a este fin.
Las políticas oficiales y las aptitudes y los hábitos de la población han resultado en una economía capaz de ajustes rápidos. Esta adaptabilidad le ha permitido a Hong Kong sobrevivir y aún prosperar a pesar de numerosas restricciones en contra de sus exportaciones, muchas veces impuestas o aumentadas con poco tiempo de aviso.
Por razones sociales, el principio de cobrar precios de mercado por servicios gubernamentales específicos ha estado sujeto a excepciones mayores por algún tiempo. La provisión a gran escala de viviendas subsidiadas para los pobres y la racionalización del agua al cortar la oferta de ella durante algunos periodos, en vez de cobrar precios más altos a cambio de una oferta continua, son las dos excepciones más importantes. Fueron introducidas luego de mucho debate emocional y con las condiciones sociales locales en la mira. Los subsidios están además en gran parte circunscritos a los verdaderamente pobres. Aparte de estos subsidios directos, hay subsidios en efectivo sustanciales para asegurarles a los pobres un ingreso mínimo, y también hay varias subvenciones para los deshabilitados y los enfermos. La educación primaria comprensiva y obligatoria, de hecho es como en su nombre dice, y los extensos servicios de salud pública, han operado por muchos años.
En los últimos años Hong Kong ha llegado a ser presionada tanto por el gobierno inglés como por varias organizaciones internacionales para que se dirija hacia un tal llamado completo estado de bienestar, junto con privilegios para los sindicatos, servicios sociales comprensivos, legislación laboral de gran envergadura e impuestos redistributivos. Rabushka correctamente indica que estas presiones extranjeras reflejan simplemente un deseo de servir varios intereses occidentales, como por ejemplo el de reducir la competitividad de Hong Kong al inflar los costos allá. Rabushka también se refiere al disgusto o hasta al resentimiento engendrado por los defensores de las economías controladas por el estado hacia la mejora rápida de los criterios generales en Hong Kong como también en otras economías con orientación de mercado. Estas presiones externas puede que todavía apoyen de nuevo dentro de Hong Kong a ambiciosos administradores, intelectuales descontentos, y políticos ambiciosos, todos esperando tener un mayor espacio en una sociedad más politizada. El gobernador sir Murria McLehose también está más preocupado con la opinión externa que con la de sus predecesores. Rabushka cree, yo pienso que correctamente, que la expiración en 1997 de la concesión de gran parte del terreno de Hong Kong, o la posible acción hostil por parte de la República Popular China, son una amenaza menos grave para el futuro de Hong Kong que las barreras comerciales en el occidente y las presiones occidentales para la introducción de más legislación laboral, un estado de bienestar comprehensivo, y otras políticas públicas que inflan los costos y reducen la adaptabilidad.
La admiración sinvergüenza de Rabushka por Hong Kong y por su economía de mercado permea todo el libro.
¿Acaso me atrevo a revelar mi mal gusto al decir que el ruido y el ritmo apresurado económico de Hong Kong me parecen más interesantes, divertidos, y liberadores que su falta de ópera, música y teatro refinados? El oriente en verdad se ha topado con el occidente en la economía de mercado. Los chinos y los europeos en Hong Kong no tienen tiempo para los altercados raciales, los cuales solo interferirían con la posibilidad de ganar dinero. Este prospecto de ganancia individual en el mercado hacen de la actividad colectiva para la ganancia política algo innecesario; la economía de mercado es realmente daltoniana.
Hay algo de excesiva simplificación en esto. Por ejemplo, la búsqueda de ganancias puede muy fácilmente ir de la mano con los conflictos raciales en las economías controladas por el estado. El factor crucial no es el hecho de que se pueda ganar dinero como tal sino el gobierno limitado. Es, sin embargo, claro que una sociedad como Hong Kong ofrece poco espacio para los literatos ambiciosos, que muchas veces se vuelven amargados o, peor aún, hostiles. Hasta hace poco y en cualquier nivel, la filosofía económica del gobierno ofrecía pocas oportunidades de empleo para los sociólogos, especialmente para los economistas. Antes de 1973, las estimaciones del ingreso nacional no habían sido publicadas. Esto de ninguna manera inhibió el espectacular crecimiento de ingresos y de calidad de vida. Pero redujo las oportunidades de empleo para economistas, expertos en estadística y servidores civiles y, por ende, para los bachilleres de las universidades, lo cual de nuevo incitó hostilidad por parte de los literatos tanto en casa como en el extranjero.
Aparte de los principales puntos, hay mucho detalle más informativo e inesperado en este libro. Por ejemplo, quién hubiera pensado que en 1843 el secretario para asuntos exteriores de Gran Bretaña insistió que si, como resultado de la creación de un puerto de mercado libre, “muchas personas eran atraídas a Hong Kong, entonces el gobierno H.M. se sentiría justificado en asegurarle a la Reina los valores aumentados que la tierra entonces tendría”.
El rol decisivo en la vida económica de las aptitudes y motivaciones personales, las costumbres sociales, y los arreglos políticos apropiados es la lección sobresaliente de Hong Kong. El acceso a los mercados también es importante, pero menos fundamental. Otros países también han tenido acceso a los mercados y provisiones extranjeras, sin haber producido tal historia de éxito económico. Los recursos físicos o financieros son mucho menos importantes; o aún insignificantes, comparados con los factores personales y sociales y con los arreglos políticos apropiados, especialmente con el gobierno firme pero limitado.
La noción de que el ingreso bajo inicia un círculo vicioso de pobreza y estancamiento confunde la pobreza con sus causas. Tener dinero es el resultado de un logro económico, no su precondición. La utilización de los recursos naturales depende enteramente de otros factores que acaban de ser señalados. En ciertas condiciones de mercado o situaciones políticas, la posesión o adquisición de recursos naturales puede traer ganancias inesperadas; nótese el oro y la plata de los estadounidenses en el siglo XVI y las operaciones de OPEC en el siglo XX. Pero hasta ahora en cualquier circunstancia, aquellas ganancias inesperadas no se han transformado en progreso económico duradero, mucho menos en el avance sostenido y espectacular como el de Hong Kong. Tampoco es el éxito económico sin recursos naturales algo nuevo, es tan evidente como por ejemplo en Venecia, los Países Bajos, Suiza, y Japón. Recíprocamente, el retraso en medio de abundantes recursos naturales es evidente tanto en los indios americanos como en el actual Tercer Mundo, dónde muchos millones de personas extremadamente pobres viven en medio de tierra cultivable ilimitada. Hace más de 100 años atrás Tocqueville escribió,
Observando el vuelco dado al espíritu humano en Inglaterra por la vida política; viendo que el inglés, seguro del apoyo de sus propias leyes, confiando en si mismo e inconsciente de obstáculo alguno excepto el límite de sus propios poderes, actuando sin restricción. . . Yo no estoy en apuro alguno de averiguar si la naturaleza ha puesto un puerto para él, y le ha dado carbón y hierro. La razón para su prosperidad comercial no está ahí para nada: está en sí mismo.[3]
Hong Kong muestra que el aumento en la población no es un obstáculo para el crecimiento, que las personas motivadas de manera adecuada son bienes más no deudas, son agentes del progreso como también sus beneficiarios. Muestra también como el desempeño económico le debe poco a la educación formal. En Hong Kong como en otras partes del oriente lejano, el desempeño económico o el éxito de cientos de miles o hasta millones de personas ha resultado no de la educación formal sino de la industria, la empresa, la frugalidad y la habilidad de aprovechar las oportunidades económicas. Eso está incomodando a los educadores profesionales, a quienes las gusta mercadear sus mercancías como necesarias para el éxito económico.
Otras lecciones de Hong Kong son, nuevamente, discernibles en otras partes pero sobresalen de manera clara especialmente ahí. Hong Kong es aún otra refutación más evidente de los principios de la literatura de desarrollo dominante y popular, los cuales he mencionado antes, tales como la creencia de que la pobreza se auto-perpetúa; que las dificultades en la balanza de pagos son inevitables en el camino desde la pobreza hacia el avance económico; que la planificación comprensiva y la ayuda externa son indispensables o aún suficientes para el progreso económico. Aún así estas fábulas son propagadas por el resto del occidente por las organizaciones internacionales, por las agencias de ayuda externa, y por los académicos financiados por los contribuyentes y por las grandes fundaciones. De hecho, los propagadores de estos mitos están a cargo de recursos casi ilimitados lo que hace que sea más difícil poner en evidencia sus fábulas. La experiencia de Hong Kong ofende la opinión respetable de otras maneras también. Muestra que los equipos de planificación y los grupos para consejo son innecesarios para el desarrollo; y por contraste con la experiencia de otros países, gruñendo bajo las políticas respaldadas por las Naciones Unidas y por los consejeros académicos aceptados, muestra que sus actividades es probable que sean perjudiciales. Hong Kong ha triunfado de manera imperdonable desafiando la mejor opinión profesional.
Hong Kong no es popular ni entre los grupos estatales de ayuda externa ni entre las organizaciones caritativas politizadas. Estos grupos son hostiles a las personas que pueden dispensar de sus ministerios. De ahí la mala prensa que Hong Kong tiene en occidente y la hostilidad que recibe de los grandes y de los buenos. El logro es ignorado o aminorado, y las limitaciones, sean reales o ficticias, evitables o inevitables, son destacadas de manera prominente. La sobrepoblación y el trabajo infantil son ejemplos. En todas estas cuestiones, Hong Kong está mejor que el resto de Asia. Por ejemplo, los salarios reales son los más altos en Asia, después de Japón. Pero si un gobierno trata de conducir una economía socialista, o en cualquier grado a una que sea en gran parte controlada por el estado, los políticos occidentales, los escritores, los académicos, y los periodistas son aptos para presentar el infortunio y aún el sufrimiento de ahí como algo inevitable o hasta lo felicitan por sus loables esfuerzos por promover el progreso. Pero si el gobierno depende de una economía de mercado, entonces cualquier desviación de las normas arbitrarias e inspiradas en el occidente es vista como un defecto o hasta como un crimen. Y si además ese país es exitoso y también deja de usar la ayuda externa oficial y la caridad politizada, la conducta del gobierno o hasta de la población será vista como inaceptable.
De acuerdo al Principio General Catorce de UNCTAD, el status colonial es incompatible con el progreso material. Esto fue formalmente anunciado en 1964, cuando Hong Kong llevaba años progresando rápidamente y después de que las incursiones de sus productos en los mercados occidentales causaran tanta vergüenza. Sin importar lo que uno piense del colonialismo occidental, el Principio General Catorce de UNCTAD es una falsedad evidente. Esto es claro no solo en Hong Kong pero también debido al avance a gran escala de muchas colonias occidentales, incluyendo Malasia, Nigeria, Ghana, Costa de Marfil, y Singapur. Aún así esta patente falsedad fue anunciada solemnemente en una conferencia internacional muy importante que fue en gran parte financiada por occidente.
Otra implicación de la experiencia de Hong Kong también alborota el clima político e intelectual. Que un país sea una colonia o un estado soberano e independiente no tiene nada que ver con la libertad personal que ahí pueda haber. Los estados africanos recientemente independientes muchas veces son denominados libres, queriendo decir que sus gobiernos son soberanos. Pero las personas ahí no son nada libres, menos libres de lo que eran bajo el reinado colonial; son seguramente mucho menos libres que las personas en Hong Kong. Hong Kong es una dictadura, en la que las personas no tienen voto. Pero en sus vidas personales, especialmente en su vida económica, son más libres que la mayoría de las personas en occidente. Hong Kong debería recordarnos que en el mundo moderno un gobierno no elegido puede ser más limitado que uno elegido y que, para la mayoría de las personas ordinarias, es en cierta forma más importante si el gobierno es limitado o ilimitado que si el gobierno es elegido o no elegido.
[1] En 1997 Gran Bretaña entregó Hong Kong a China.
[2] Estudio presentado por el Center for Internacional Studies of the Massachussets Institute of Technology al Comité del Senado investigando el funcionamiento de la Ayuda Externa (Washington, DC.: Oficina de Impresión del Gobierno, 1957), p. 37.
[3] Alexis de Tocqueville, Journeys to England and Ireland, (1833), ed. J.P. Mayer (London: Faber and Faber, 1958).
Este documento apareció en el libro From Subsistence to Exchange and Other Essays (Princeton, 2000) y se publica por cortesía de Cato Institute.
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Esta pasada semana la administración Trump anunció su propuesta de proyecto para 2018. El plan muestra un sorprendente parecido con el primer intento de presupuesto de Trump en tres aspectos claves: contiene algunos recortes legítimos a varios programas públicos, muestra aumentos en el irracional presupuesto militar de Estados Unidos y en general refleja un aumento importante en el gasto público con respecto a los niveles actuales. Asimismo, tiene cero posibilidades de ser aprobado en Washington, lo que puede que sea el aspecto más importante del presupuesto.
Tan pronto como aparecieron los detalles, fue despedazado por un enjambre de expertos, think tanks y políticos. No porque no se ocupara adecuadamente de la bomba de relojería de la creciente deuda de Estados Unidos, sino porque promovía una visión “extremista” de austeridad. A pesar de su rechazo a aceptar los billones en obligaciones de subsidios para la Seguridad Social y Medicare, las modestas reducciones presupuestarias a Medicaid se consideraron “radicales”. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, advirtió que los recortes propuestos a programas sociales adicionales literalmente matarían niños. Entretanto, esa garantía de absurdo que es Jennifer Rubin se ha indignado porque Trump no iba a gastar lo suficiente en la guerra.
Así, los republicanos tanto en la Cámara como en el Senado han dejado claro que no les interesa la “nueva fundación para la grandeza estadounidense” de Trump.
A pesar de los evidentes defectos dentro del presupuesto de Trump, es difícil no simpatizar con su Director de Presupuesto y Gestión, Mick Mulvaney. Defendiendo los recortes propuestos, el jueves dijo en el Congreso:
Este es un documento moral y este es el lado moral: si te quito dinero y no tengo intención de devolvértelo nunca, eso no es deuda, es robo. Si te quito dinero y te demuestro que puedo devolvértelo, eso es deuda.
Esto tiene sentido en el mundo real, pero no en una ciudad que no tiene que preocuparse por pagar su deuda en bastante tiempo. Al controlar la divisa de reserva mundial y colocar fuera de balance enormes programas de subsidios, los políticos se han convertido maestros del arte de ir tirando.
Por supuesto, esto no puede durar eternamente.
Como señalaba Jeff Deist el pasado fin de semana:
En un mundo razonable y decente, el derroche se castiga. El resto del mundo sabe que Estados Unidos nunca tendrá en orden su casa fiscal. Ningún patrón contable sensato permitiría nunca que un gobierno y mantuviera billones de dólares en promesas de subsidio fuera de balance.
Si lo pensamos racionalmente, esto debería significar que los acreedores dejarían de prestarnos completamente o al menos reclamarían tipos de interés propios de bonos basura. Debería significar recortes y poner a prueba la Seguridad Social y el Medicare. Debería significar vender activos federales, incluyendo los grandes territorios occidentales. Debería significar recortes importantes en el presupuesto federal. El congreso no hará ninguna de estas cosas, ni puede hacerlo.
Hemos sobrepasado el punto de las soluciones políticas.
Por eso, como he señalado repetidamente, lo más inteligente que dijo Trump en la campaña fue sugerir que se acabaría impagando la deuda. Estados Unidos VA a impagar, igual que hemos hecho antes. Solo se trata de saber cuándo y cómo.
Tal vez esto podría estar influyendo en el valor creciente de Bitcoin y otras criptodivisas.
Después de todo, estas monedas alternativas comparten la misma ventaja de la que disfruta el oro y la moneda no fiduciaria, al estar libres de gobiernos y banqueros centrales cada vez más insensatos. De hecho, en años recientes hemos visto cómo los consumidores se pasan al Bitcoin cuando se enfrentan a una crisis monetaria.
Por ejemplo, cuando el gobierno indio prohibió el uso de sus billetes de mayor valor, la demanda de criptomonedas aumentó drásticamente en el país. Igualmente, al crecer una devastadora inflación en Venezuela, lo mismo hizo el atractivo del Bitcoin. También es posible que la política de tipos negativos de interés del Banco de Japón desempeñara un papel en que el uso del Bitcoin se hiciera tan común como para que el país lo acepte ahora como una forma legal de pago.
Aunque es difícil averiguar en qué medida el extraordinario auge del Bitcoin es producto de un razonamiento económico sensato (y en qué medida es especulación) es fácil ver que el mundo está ahogado en deuda pública. Esta misma semana Moody’s degradó la deuda china por primera vez en décadas debido a preocupaciones sobre su crecimiento para responder de sus deudas financieras. Dada esa realidad y la evidente falta de valor por parte de los políticos para atajar el estos problemas tan difíciles es fácil ver que las criptodivisas podrían ser cada vez más atractivas en el futuro.
Puede que hayamos sobrepasado el punto de las soluciones políticas, pero no las de mercado.
El artículo original se encuentra aquí.
de Instituto Mises http://ift.tt/2s5ATPq
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from Fernando Díaz Villanueva https://www.youtube.com/watch?v=baIzMXLebdw
La idea de que hay que castigar fiscalmente a las máquinas por ser responsables del desempleo es un disparate ludita que no se tiene en pie.
from Libertad Digital: Carlos Rodríguez Braun http://ift.tt/2saZB08
via Carlos Rodríguez Brown en Libertad digital.
from Fernando Díaz Villanueva https://www.youtube.com/watch?v=WkcimfoZtFY
[Extraído de Quarterly Journal of Austrian Economics 19, nº 4 (Invierno 2016): 309-329]
El proceso de prestar y el flujo ininterrumpido de crédito en la economía real ya no se basan únicamente en los bancos, sino en un proceso que extiende una red de bancos, intermediarios financieros, gestores de activos y banca en la sombra financiados globalmente a través de la financiación al por mayor y los mercados de capital.
Pozsaret et al., 2013, p. 10
Según la versión estándar de la teoría austriaca del ciclo económico (por ejemplo, Mises, 1949), dicho ciclo económico se causa por la expansión del crédito realizada por los bancos comerciales que funciona sobre la base de la reserva fraccionaria.[1] Y aunque sea cierta, esta visión puede ser demasiado estrecha o pasada de moda, porque otras instituciones financieras también pueden expandir el crédito.[2]
Primero, los bancos comerciales no son el único tipo de instituciones de depósito. Esta categoría incluye, en Estados Unidos, las cajas de ahorro, las instituciones de ahorro y las cooperativas de crédito, que también tienen reservas fraccionarias y producen expansión del crédito (Feinman, 1993, p. 570).[3]
Segundo, algunas instituciones financieras ofrecen instrumentos que ocultan su naturaleza de depósitos a la vista (Huerta de Soto, 2006, pp. 155-165 y 584-600). El mejor ejemplo pueden ser los fondos del mercado monetario.[4] Se crearon como sustitutivo de las cuentas bancarias, porque la Regulación Q prohibía a los bancos pagar intereses sobre depósitos a la vista (Pozsar, 2011, p. 18 n22). Es importante señalar que los fondos del mercado monetario se comprometen a mantener un valor neto y estable de activos para sus participaciones, que son redimibles a voluntad. Por eso los fondos del mercado monetario parecen bancos bajo el disfraz de fondos mutuos (Tucker, 2012, p. 4) y, en consecuencia, tienen el mismo descalce de plazos que los bancos, por lo que también puede llevar a corridas.[5]
Muchos economistas señalan que los acuerdos de recompra (repos) también se asemejan a los depósitos a la vista. Son a corto plazo y pueden retirarse en cualquier momento, como los depósitos a la vista. Según Gorton y Metrick (2009), la crisis financiera de2007-2008 fue en esencia un pánico bancario en el mercado de repos (“corrida de repos”).
Este trabajo se centra en los efectos de la titularización y la intermediación colateral (dos funciones principales de la banca en la sombra) sobre la expansión del crédito y el ciclo económico.[6] La justificación para centrarnos únicamente en los bancos en la sombra es la falta de importancia cuantitativa de las instituciones de ahorro, cuyos activos en su posesión equivalen a solo el 7,55% de los activos de los bancos comerciales (Federal Deposit Insurance Corporation, 2014a, b) y la creciente importancia de los bancos en la sombra. De hecho, la banca se ha “alejado de las actividades ‘comerciales’ tradicionales de originadora de préstamos y emisora de depósitos hacia un modelo de negocio de ‘banca garantizada’ en el que los préstamos se distribuyen a entidades que han pasado a conocerse como bancos ‘en la sombra’” (Meeks et al., 2013, p. 5). Esto significa que la financiación bancaria se basa en los mercados de capital en un grado mayor que en el pasado y que los bancos dependen menos de los depósitos tradicionales (Loutskina, 2010).
Según la definición más común, la banca en la sombra es “intermediación de crédito que afecta a entidades y actividades fuera del sistema bancario regulado” ” (Financial Stability Board, 2013, p. 1).[7] La banca en la sombra es similar a la banca de depósitos también en que transforma plazos y riesgo. En otras palabras, los bancos en la sombra proporcionan crédito como los bancos tradicionales. Sin embargo no toman depósitos al por menor, sino que confían en la financiación al por mayor y el mercado de repos. Y como no tienen acceso a una red de seguridad y a la reservas del banco central, prestan contra colateral.
Las dos funciones más importantes de la banca en la sombra son la titularización y la intermediación colateral. La titularización es “un proceso que, a través de tramos, reagrupa flujos de caja en de préstamos subyacentes y crea activos que son percibidos por los participantes en el mercado como completamente seguros”, mientras que la intermediación colateral significa “apoyar operaciones basadas en colateral dentro del sistema financiero que implican la reutilización intensiva de colateral escaso” (Claessens et al., 2012, pp. 7, 14). La banca en la sombra es un asunto empíricamente importante porque “en total, el sistema de banca en la sombra (intermediarios de crédito no bancarios) parece constituir en torno al 25-30% del sistema financiero total y tiene aproximadamente la mitad del tamaño de los activos bancarios” (Financial Stability Board, 2011, p. 8).[8]
Por tanto, la teoría austriaca del ciclo económico debería tener en cuenta el importante impacto de la banca en la sombra sobre la expansión del crédito y el ciclo económico y los cambios en el sistema bancario. El sistema bancario contemporáneo está en buena parte basado en el mercado, en el que la creación de préstamos se lleva a cabo principalmente para convertirlos en títulos (en lugar de mantenerlos en los balances del banco). Hay una creciente literatura en la economía dominante acerca de la banca en la sombra y la inestabilidad macroeconómica. Sin embargo hay una falta de interés sobre este tema en los economistas austriacos, con las únicas excepciones de Gertchev (2009) y Giménez Roche y Lermyte (2016). Esta omisión resulta misteriosa, dadas las preocupaciones de los austriacos por la estabilidad macroeconómica bajo el actual sistema financiero. Además, ya en 1935, Hayek ([1935] 2008, pp. 411-412) indicaba que la banca es un fenómeno omnipresente y, por tanto, la banca tradicional puede evolucionar hacia otras formas menos fáciles de controlar con nuevas formas de sustitutivos del dinero. El objetivo de este artículo es rellenar este hueco, mostrando cómo la banca en la sombra afecta a la expansión del crédito y, por tanto, al ciclo económico. Las conclusiones principales son que la titularización aumenta la capacidad de los bancos tradicionales de expandir el crédito,[9] mientras que la intermediación de colateral permite adicionalmente a los bancos en la sombra crear crédito por sí mismos. En ambos casos, los bancos en la sombra contribuyen a la expansión del crédito, rebajando aún más los tipos de interés y exacerbando el ciclo económico.
El resto de este trabajo se organiza como sigue. La sección II analiza el impacto de la titularización sobre la capacidad de los bancos tradicionales para crear nuevos préstamos y el curso del ciclo económico. La sección III se centra en la intermediación de colateral y examina como los bancos en la sombra pueden aumentar directamente la oferta de crédito por sí mismos. La sección IV contiene las conclusiones.
¿Cómo afecta esta titularización a la expansión del crédito y el ciclo económico? El primer efecto del titularización es transferir el riesgo de crédito de los préstamos de los balances de los bancos a los inversores a través de títulos respaldados por activos (Gertchev, 2009). Este “arbitraje regulatorio” permite a las instituciones eludir requisitos de reserva y adecuación de capital y, consecuentemente, estimular su expansión del crédito. Esto ocurre porque los bancos necesitan mantener un nivel mínimo regulatorio de capital en relación con los activos dentro de un nivel de riesgo. Cuando los bancos venden existencias de préstamos arriesgados a una tercera entidad, disminuyen la cantidad de activos de riesgo y mejoran su relación adecuada de capital. De esa manera, la transferencia de préstamos aumenta el potencial de los bancos para crear más préstamos sin obtener capital.[10]
El papel de la banca la sombra en la expansión del crédito puede ilustrarse por el hecho de que los activos del sistema de banca la sombra crecieron rápidamente antes de la crisis, de 27 billones de dólares en 2002 a 60 billones en 2007, lo que coincide con un agudo crecimiento también de los activos bancarios (Financial Stability Board, 2011, p. 8). Así que la titularización crea la ilusión de que las actividades de los bancos comerciales son menos inflacionistas de lo que son realmente. De esta manera los bancos son capaces de conceder tantos nuevos préstamos como créditos se hayan titularizado, lo que debilita la relación entre la base monetaria y la oferta de crédito y, en consecuencia, el papel de la política monetaria. En otras palabras, la titularización expande la oferta de crédito aumentando la oferta de activos pignorables.
Segundo, la titularización puede realizarse con el objetivo de usar los títulos creados como colateral con el banco central para obtener financiación (Financial Stability Board, 2013, pp. 17-18). Los bancos pueden también utilizar estos activos titularizados como colateral para financiación de repos de instituciones privadas. De esta manera, pueden conseguir fondos más baratos y en mayor cantidad que si se basaran en pasivos tradicionales como los depósitos (Claessens et al., 2012, p. 12). Con estos fondos puede expandirse la creación del crédito.
Tercero, la titularización permite a los bancos satisfacer mejor la demanda de las instituciones financieras de activos seguros, porque transforma préstamos relativamente arriesgados, a largo plazo e ilíquidos en derechos seguros, a corto plazo y líquidos “similares al dinero”. Esta característica también permite a los bancos comerciales expandir en un grado mayor su creación de crédito.
Cuarto, en la banca en la sombra aumenta la vulnerabilidad del sistema financiero y hace los declives más graves. Indudablemente, la titularización puede reducir los riesgos idiosincráticos a través de la diversificación,[11] pero simultáneamente aumenta el riesgo sistémico al exponer al sistema a efectos colaterales en el caso de sacudidas grandes y negativas (Claessens et al., 2012, p. 27). Esto se debe a que la titularización expande los balances de los bancos, hace más similares las carteras de los intermediarios, reduce el control y aumenta las relaciones financieras entre bancos, al tiempo que una sacudida negativa de los precios de los activos tiende a reducir del valor neto de los bancos en la sombra y limita la oferta de colateral para los bancos comerciales, lo que les lleva al desapalancamiento, lo que rebaja aún más los precios de los activos (Meeks et al., 2013, p. 8).[12] Además, los bancos en la sombra están sometidos a corridas, porque tienen activos a plazo más largo que los pasivos, al tiempo que no disfrutan de cobertura bajo una red formal regulatoria de seguridad.[13] Adicionalmente, Adrian y Ashcraft (2012) citan el comportamiento procíclico del apalancamiento de la banca en la sombra y el comportamiento contracíclico de sus participaciones. Hay una relación positiva entre apalancamiento y precios de activos y una negativa entre apalancamiento y prima de riesgo, contribuyendo también a la inestabilidad del sistema financiero.
Quinto, la banca en la sombra disminuye el poder de la política monetaria (Estrella, 2002). Esto pasa en parte porque la banca en la sombra no está regulada de la misma manera que los bancos tradicionales, pero principalmente porque la titularización aísla la actividad de préstamo de los bancos de los fondos obtenidos del banco central (Gertchev, 2009). En otras palabras, el préstamo de dichos bancos depende menos de la financiación de los bancos centrales o de los requisitos regulatorios sobre el capital y más del buen funcionamiento de los mercados de capital, incluyendo la banca en la sombra, y su demanda de activos titularizados. Por tanto la titularización hace desaparecer la relación entre la base monetaria y los depósitos de particulares por un lado y la oferta de crédito por el otro, ya que la creación de crédito se traslada de algún modo de los bancos comerciales a las instituciones financieras basadas en el mercado que compran préstamos bancarios (Fawley y Wen, 2013).
Sexto, como los bancos transfieren riesgos que originaron en otros agentes, la titularización reduce los incentivos de los bancos para controlar y analizar cuidadosamente a los tomadores de préstamos (gracias a la titularización, los bancos no tienen que tener préstamos en sus balances). Los patrones de crédito más laxos y la verificación de los prestatarios más genérica llevaron a un mayor crecimiento del crédito en la década del 2000, exacerbando la posterior crisis financiera. La titularización también puede asociarse con la selección adversa, ya que los bancos tienen un mejor conocimiento de la calidad de los préstamos que originan. Así que los bancos podrían aprovecharse de su información y titularizar préstamos de calidad inferior. La separación de funciones del originador de préstamos y el que soporta los riesgos de impago del préstamo generó una calidad media inferior de los prestatarios y unas mayores tasas de morosidad tras el colapso de la burbuja subprime de EEUU en 2007 (Keys et al., 2008; Purnanandam, 2010).
Finalmente, la expansión del crédito con titularización conlleva un patrón distinto de rentas y redistribución de riqueza comparada con la expansión tradicional del crédito, porque algunos préstamos son mejor aceptados por los bancos para utilizarlos en este proceso. Esto induce a los bancos a conceder ciertos préstamos más a menudo que sin titularización. Estos préstamos son principalmente hipotecas, pero también obligaciones de deuda colateralizada y deuda respaldada por tarjetas de crédito, automóviles y préstamos a estudiantes.[14] Esto significa que los prestatarios dependientes de dichos créditos se benefician a través de este efecto Cantillon (Cantillon, 1755). Durante el auge de la década del 2000, la emisión de títulos respaldados por activos no tradicionales (como hipotecas subprime y obligaciones de deuda colateralizada) superaron considerablemente la emisión de títulos respaldados por activos tradicionales (como los títulos respaldados por préstamos de automóviles, tarjetas de crédito y a estudiantes) (Stein, 2010, pp. 43-44). Así que la titularización contribuyó significativamente a la burbuja de la vivienda en EEUU, pero también en España antes de la crisis financiera de 2007–2008 (Carbó-Valverde et al., 2011). A este respecto, merece la pena señalar que el préstamo inmobiliario rebaja la estabilidad financiera y normalmente lleva a recesiones más profundas y recuperaciones más lentas (Jordà et al., 2014). Además, como el sector financiero está profundamente implicado en la titularización, la expansión del crédito con titularización parece apoyar a este sector en relación con la expansión tradicional de crédito.
En resumen, la titularización no permite a los bancos en la sombra crear dinero y crédito, porque en este proceso solo recogen, agrupan y venden préstamos vendidos por bancos tradicionales a inversores. Pero siguen afectando de manera importante al mecanismo de transmisión de la política monetaria, la expansión del crédito y el ciclo económico al permitir a los bancos tradicionales expandir la actividad de crédito y afectar al referido efecto Cantillon. En otras palabras, la titularización cambió el modelo de negocio de los bancos de “originar y mantener” a “originar y distribuir” afectando a su capacidad de suministrar nuevos préstamos y a la calidad de estos nuevos préstamos. El uso extendido la titularización anterior a la crisis financiera de 2007-2008 aumentó la capacidad los bancos de transferir riesgos, llevando a una mayor asunción de riesgos y contribuyendo a la crisis subprime. En la próxima sección, explicaré si la banca en la sombra puede crear nuevo crédito.
Ya he analizado cómo los bancos en la sombra pueden afectar indirectamente a la creación de nuevo crédito a través de la titularización. Transferir préstamos de las cuentas de los bancos tradicionales les permite aumentar la expansión del crédito, incluso con una base monetaria constante. Pero los bancos en la sombra también pueden crear crédito directamente a través de intermediación-colateral, que consiste en la múltiple reutilización de colaterales.
Como explican Singh y Stella (2012b): “el colateral que respalda un préstamo puede volver a usarse como colateral para préstamos posteriores, de tal forma que el mismo activo subyacente acabe garantizando préstamos por un valor múltiple del suyo propio”. En otras palabras, gracias a la rehipoteca, que significa la reutilización del colateral presentado por la contraparte para su propio uso, los colaterales pueden reutilizarse muchas veces (Andolfatto et al., 2014, p. 2).[15]
El parecido con la banca de reserva fraccionaria es sorprendente. Los bancos en la sombra no tienen acceso a la reservas del banco central, pero usan en su lugar el colateral. Igual que los préstamos bancarios son un múltiplo de sus reservas, los préstamos de los bancos en la sombra son un múltiplo de su colateral.[16] En cada Ronda de préstamo bancario aumenta la relación del dinero general con las reservas, aunque a un ritmo en disminución, basado en la relación de reserva. Igualmente, en cada ronda de préstamos de la banca la sombra aumenta la relación de los préstamos con el colateral a un ritmo en disminución, basado en el recorte. En ambos casos es posible el desapalancamiento (y también las corridas). Con los bancos tradicionales, esto se produce cuando se liquidan los préstamos, la reserva disminuye o aumenta la relación de reserva. Con los bancos en la sombra, se produce cuando el colateral pierde valor, se acorta la cadena del colateral o aumentan los recortes (Steele, 2014). Simplemente se prestan los títulos contra efectivo y luego se hacen préstamos o se compran activos financieros con un plazo más largo de liquidación (Tucker, 2012, p. 6).
Además, “si se ha producido rehipoteca, el tomador de colateral se espera que devuelva títulos equivalentes y no exactamente la misma propiedad recibida inicialmente como colateral” (Singh, 2012, p. 6 n5). Como pasa con todos los depósitos de bienes fungibles (también llamados depósitos irregulares), los bancos en la sombra tienen la tentación de re-prestar los activos de sus clientes.[17] De hecho, intermediarios y comerciantes, que deberían actuar como custodios separando los títulos en una cuenta de cliente, hacen repos de los títulos en busca de efectivo y usan los beneficios para financiar sus propios negocios (Tucker, 2012, pp. 5-6). Por esto la reutilización múltiple de colateral no se limita a facilitar la transferencia de la propia de dinero, sino que también aumenta la oferta de crédito.
Por tanto, cuando los títulos que una parte puede reclamar a la vista se usan para financiar los negocios de su intermediario, equivale a la banca de reserva fraccionaria y puede explicar por qué hay corridas en los bancos en la sombra.[18] Esas actividades de los bancos en la sombra fueron el origen de inestabilidad de los bancos de inversión en 2008, como Bear Sterns, Merrill Lynch y Lehman Brothers, contribuyendo al estallido de la crisis (Claessens et al., 2012, pp. 16-17). Los fondos de inversión que tenían colateral comprometido con Lehman Brothers no fueron capaces de recuperar lo cuando este fue la quiebra porque lo había reutilizado como colateral propio (Fender y Gyntelberg, 2008, p. 7).[19]
Tal vez la múltiple reutilización de colaterales pueda entenderse mejor observando las cuentas financieras de las instituciones: “Cosas fuera de balance como ‘colateral que se puede reutilizar’ aparecen en notas a pie de página simultáneamente en múltiples entidades, es decir, el colateral no comprometido no es propiedad de estas empresas, pero debido a los derechos de rehipoteca están autorizados legalmente a usar el colateral en su propio nombre” (Singh, Aitken, 2010, p. 9). Es importante señalar que esta práctica es legal y a menudo, como en los contratos repo, incluye transferencia de título (Singh, 2012, p. 6 n5).[20] Andolfatto et al. (2014, p. 2) escriben que el derecho de rehipoteca está explícitamente establecido la mayoría de los acuerdos de intermediación y es beneficioso para los clientes, que pueden pagar tipos de interés más bajos en sus préstamos de efectivo. Así que el debate entre los defensores y los oponentes de la rehipoteca se parece al debate entre defensores y oponentes de la banca de reserva fraccionaria.
En todo caso, la creación de crédito a través de cadenas de colateral es una fuente importante de crédito en el sistema financiero actual, contribuyendo al ciclo económico (Brown, 2013). Al final de 2007, aproximadamente 3,4 billones de dólares en colateral “de origen primario” se convirtieron en aproximadamente 10 billones de dólares en colateral comprometido, un multiplicador en torno a tres. En comparación, el M2 (incluyendo el dinero de crédito creado por bancos) equivalió a aproximadamente 7 billones de dólares en 2007 (Brown, 2013; Singh, 2012). Por tanto, la rehipoteca ha sido uno de los impulsores importantes de la crisis financiera de 2007-2008 y de la quiebra en 2011 de MF Global (Maurin, 2015).
Se puede dudar sobre si la rehipoteca afecta a la cantidad de crédito de circulación y por tanto al nivel del tipo de interés en el ciclo económico. Puede argumentarse que el colateral usado en este proceso no es equivalente al dinero y que su reutilización, aunque pueda causar inestabilidad financiera, no lleva a la creación de dinero.[21] Estas son preocupaciones importantes que explicaré a continuación
A lo que me refiero es a que el punto de vista del libro de texto, en el que los bancos principalmente toman depósitos de las familias y crean crédito a partir de ellos, ya no es válido. En mi artículo anterior (Sieroń, 2015), demostré que los bancos pueden realizar expansión de crédito no solo concediendo préstamos, sino también adquiriendo activos. Siguiendo esta lógica, los bancos pueden también crear depósitos al por mayor a corto plazo usando transacciones repo y rehipotecas. Si el Banco A compromete colateral con el Banco B para tomar prestado un depósito colateralizado, entonces el Banco B puede recomprometer colateral con el Banco C para tomar prestado otro depósito colateralizado (Sławiński, 2015).[22] En otras palabras, la rehipoteca permite a los bancos entender y proporcionar financiación a partir de títulos tomados prestados, lo que amplía el grupo de activos contra los que puede concederse crédito, aumentando el potencial de la expansión de crédito (von der Becke y Sornette, 2014).[23]
No digo que estos depósitos al por mayor otras acciones reco sean realmente dinero. Sin embargo la clave es advertido aquí que en las economías tan temporales hay muchos activos similares al dinero (y formas distintas de dinero para distintos agentes económicos). Estoy de acuerdo en que los pasivos a corto plazo emitidos por los bancos en la sombra puede no fronterizas inmediatamente como medios de pago, pero pueden convertirse en demanda a la par con el de dinero real, y por tanto son un sustitutivo cercano (Michell, 2016).[24] Como señalaba Ricks (2011, pp. 79-80):
A efectos prácticos, las mayoría de los instrumentos del mercado monetario pueden convertirse instantáneamente en el “medio de intercambio” sin prácticamente ningún coste. La combinación de la liquidez de estos instrumentos y su mínima fluctuación de precios, los hace un sustitutivo cercano para los depósitos desde el punto de vista de sus tenedores. Reveladoramente, los gestores financieros normalmente se refieren a estos instrumentos, juntamente con los depósitos, sencillamente como “efectivo” y los inversores del mercado monetario son conocidos en el sector como “inversores de efectivo”. Esta terminología no es solo una cuestión de convención del mercado. Al contrario que otros instrumentos de deuda, los instrumentos del mercado monetario se designan como “equivalentes a efectivo” bajo principios contables generalmente aceptados.[25]
Además, estas casi monedas se añaden indirectamente a la oferta monetaria, ya que economizar dinero real y son ahora la fuente más importante de financiación del mercado para los bancos.[26]
Entre esas casi monedas están los repos, que son “una especie de dinero usada por inversores institucionales y empresas no financieras que necesitan una manera de almacenar efectivo de manera segura, ganar algún interés y tener fácil acceso al efectivo si apareciera una necesidad” (Gorton and Metrick, 2010). Actúan como depósitos bancarios, pero están titularizados (son límites sobre garantías de depósito que significarían exposiciones no titularizadas para el banco para grandes depositantes). El banco toma los fondos del cliente y emite una promesa colateralizada de devolverlos en el futuro.[27] Ahora debería quedar claro que como los repos están colateralizados las múltiples reutilizaciones del colateral aumentan la liquidez a la oferta de crédito. En otras palabras, la creación de crédito en una “banca titularizada” aumenta la oferta monetaria no emitiendo depósitos, sino mediante préstamos a corto plazo entre inversores institucionales (von der Becke y Sornette, 2014).
Uno se preguntaría se el crédito proporcionado por la banca en la sombra está respaldado por ahorro voluntario. Yo diría que no, ya que al rehipotecar el mismo colateral respalda varias transacciones (cada préstamo está respaldado solo hasta cierta fracción equivalente de colateral), lo que lleva a un desequilibrio entre ahorro e inversión. Este es exactamente el caso de los depósitos personales bajo la banca fraccionaria cuando la misma cantidad de reservas respalda varios depósitos (cada depósito está respaldado solo en una pequeña fracción).[28]
La identidad de quien inyecta nuevo dinero y crea crédito en la economía importa de verdad. Independientemente de si estas diferencias son grandes, existen y llevan a distintas manifestaciones del efecto Cantillon. Lo que importa es que no solo los bancos comerciales pueden realizar una expansión de crédito, sino también instituciones financieras no bancarias, como los bancos en la sombra. El efecto de la banca en la sombra es extremadamente importante, porque afecta de forma significativa al volumen y la calidad del crédito y, por tanto, al discurrir el ciclo económico. La titularización permite a los bancos tradicionales expandir su actividad crediticia gracias a la elusión de los requisitos de capital y a una ampliación de las fuentes de financiación. En particular, la titularización de préstamos permite a los bancos expandir el crédito, ya que los títulos pueden constar como colateral. Aquí es donde la titularización y la intermediación de colateral se relacionan entre sí. Es importante que esta última actividad permite además a los bancos en la sombra a expandir el crédito por sí mismos. Esto pasa porque pueden crear pagarés líquidos que funcionan como casi monedas y se usan como colateral frente a créditos. La reutilización de este colateral amplifica la creación de crédito.
Por tanto, parece que la teoría austriaca del ciclo económico debió extenderse para incorporar cambios de sistema bancario desde el momento en que se formuló. En la banca contemporánea, el origen de los préstamos está principalmente en su conversión en títulos, así que los bancos comerciales dependen menos de los depósitos personales o de la financiación de la banca central. Además, los bancos comerciales ya no son en la práctica las únicas instituciones que pueden crear crédito. Todas estas novedades afectan al mecanismo de transmisión de la política monetaria, debilitando la relación de la base monetaria y la oferta de crédito, destacada por la Escuela Austriaca.
El análisis de la banca la sombra y su impacto sobre la creación de crédito en el ciclo económico demuestra una cosa más. La actual definición de la oferta monetaria es demasiado estrecha y no basta para entender la economía contemporánea (Pozsar, 2014). Según Pozsar (2014), los agregados monetarios no incluyen los instrumentos que utilizan como dinero los gestores de activos, particularmente los repos. Ya en 1935, Hayek (1935, pp. 411-412) dudaba de que fuera posible establecer una división clara entre lo que es dinero y lo que que no y señalaba que en sus tiempos ya existía todo tipo de “casi dinero”. Por tanto los economistas tal vez deberían incluir también en su análisis monetario el dinero “en la sombra” y su reutilización de colateral (Singh, 2012, p. 14-16).[29]
La importancia del colateral para el sistema de banca la sombra tal vez se ilustre de la mejor manera con la creciente importancia de la titularización en la década del 2000. Sanches (2014, p. 10) argumenta que la decisión de reducir los déficits fiscales en Estados Unidos en la década de 1990 y principios de la del 2000, causó un escasez de bonos públicos, es decir, el colateral habitual, y llevó a una titularización respaldada con hipotecas, lo que apoyó el auge inmobiliario, pero agravó la crisis posterior. Esta importancia del colateral para el sistema de banca la sombra también explica tal vez por qué la flexibilización cuantitativa no estimuló la economía de manera significativa. Este programa consistía en la compra de títulos al sector bancario. De esta manera, la flexibilización cuantitativa eliminó parte del colateral necesario para crear crédito en un sistema de banca la sombra (Singh, Stella, 2012a).[30]
Por tanto, la historia de la evolución de la banca en la sombra confirma la tesis de Mises de que toda intervención pública lleva a algunas consecuencias no pretendidas (Mises, 1949).[31] La Regulación Q llevó a la aparición de alternativas a los depósitos bancarios, como fondos del mercado monetario y repos, mientras que los requerimientos de adecuación de reservas y capital estimularon el arbitraje regulatorio a través de la titularización. Posteriormente, las compras de títulos de la Fed que trataban de estimular la economía crearon una escasez de colateral seguro, justo lo que se necesitaba para crear crédito en el sistema de banca en la sombra (Kessler, 2013).
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El artículo original se encuentra aquí.
[1] Supongo que la versión ortodoxa de la teoría austriaca del ciclo económico es muy conocida entre los lectores de la QJAE. En pocas palabras, los bancos comerciales que operan bajo el sistema de reserva fraccionaria pueden crear crédito de circulación, que aumenta la oferta monetaria y rebajar el tipo de interés del mercado por debajo del nivel natural determinado por la preferencia temporal social. La oferta monetaria expandida y los tipos de interés artificialmente bajos generan diversos errores empresariales o malas inversiones. El auge inicial lleva inevitablemente a un declive, ya que las preferencias de los consumidores no cambian. Ver Hayek (1935), Mises (1949), Garrison (2001), Huerta de Soto (2006).
[2] Quiero dejar claro que cuando escribo sobre “expansión del crédito” me refiero a préstamos concedidos por encima de los ahorros monetarios disponibles para el préstamo. En otras palabras, es importante diferenciar entre “crédito mercancía”, o “crédito de transferencia”, y “crédito de circulación”. Según Mises (1928, pp. 104-105), el primero es un crédito “que concede un banco prestando sus propios fondos o fondos puestos a su disposición por depositantes”, mientras que el segundo es crédito “que se concede con la creación de medios fiduciarios, es decir, billetes y depósitos no cubiertos por dinero”. Por tanto, solo un aumento en el crédito de circulación genera creación de dinero y rebaja los tipos de interés, generando el ciclo económico. Por el contrario, el crédito completamente respaldado por reservas no lleva a esos efectos.
[3] Según Palyi (1961, p. 138): “las cajas y las asociaciones de ahorro hacen exactamente lo que hacen los bancos comerciales: crean una estructura de crédito sobre reservas fraccionarias”.
[4] Hay un debate en la literatura austriaca sobre si los fondos mutuos del mercado monetario deberían considerarse dinero. Haymond (2000) argumenta que son sustitutivos del dinero, mientras que Rothbard (1978), Salerno (1987) y Shostak (2000) están en desacuerdo. Aunque estos últimos autores proporcionan argumentos convincentes contra el tratamiento como dinero de las participaciones en los fondos mutuos del mercado monetario, olvidan que “el dinero es lo que la gente considera como algo que tiene poder adquisitivo, disponible de inmediato o en breve” (Palyi, 1961, p. 137). Además, los fondos mutuos del mercado monetario llenaron el vacío creado por el límite sobre la garantía de depósitos, lo que sugiere que actúan como depósitos a la vista y por tanto deberían incluirse en la oferta monetaria. Un análisis más detallado de la definición de la oferta monetaria queda fuera del ámbito de este trabajo. Otro ejemplo de instrumentos similares a depósitos a la vista, según Huerta de Soto (2006, pp. 161-165 y 594-596), pueden ser ciertas empresas aseguradoras que tratan de garantizar la disposición inmediata y completa de ‘primas’ para el tenedor de la póliza.
[5] Sin embargo, advirtamos que nuevas normas en vigor desde octubre de 2016 han cambiado esencialmente la manera en la que funcionan los fondos del en los mercados monetarios. Por ejemplo, requieren un valor flotante neto de activos para los fondos primarios institucionales (pero no para los personales) del mercado monetario (SEC, 2014). Sin embargo, el impacto detallado de esa reforma sobre los fondos del mercado monetario queda fuera del ámbito de este trabajo.
[6] Para una explicación de los fondos del mercado monetario como institución de la banca en la sombra y sus relaciones con la titularización y la intermediación colateral, ver Gorton y Metrick (2009) y Sanches (2014).
[7] Aunque sea la más común, esta definición está lejos de ser precisa, porque no todas las entidades con crédito intermediado fuera del sistema bancario son bancos en la sombra y porque muchas actividades de banca en la sombra operan dentro del sistema bancario regulado (Claessens y Ratnovski, 2014, p. 3).
[8] “EEUU tiene el mayor sistema bancario en la sombra, con activos por 25 billones de dólares en 2007 y 24 billones en 2010” (Financial Stability Board, 2011, p. 8). Según Pozsar et al. (2010, pp. 7-9), la medición bruta de los pasivos de la banca en la sombra equivalía a casi 22 billones de dólares en junio de 2007, mientras que los pasivos totales de la banca tradicional estaban en torno a los 14 billones. Los pasivos netos de la banca en la sombra también eran mayores en comparación con los de la banca tradicional.
[9] Giménez Roche y Lermyte (2016) argumentan que solo la titularización dentro del arbitraje regulatorio exacerba el ciclo económico, ya que “la titularización por sí misma como un modelo sencillo de ‘origen y distribución’ no muestra efectos amplificadores del ciclo en sentido austriaco”, ya que “el crédito o escritura de que se titulariza se convierte en crédito real a través de la transformación de depósitos en inversión”. Sin embargo, su conclusión depende de la suposición de que la compra de préstamos titularizados por el sector no bancario aumenta el ahorro voluntario, mientras que en realidad puede simplemente cambiar la composición del ahorro. Una explicación más detallada de su interesante trabajo queda sin embargo más allá del ámbito de este artículo.
[10] Los bancos también disminuyen el riesgo de crédito mediante mejora del crédito. Un análisis más detallado de cómo la titularización permite a los bancos reducir su requisito regulatorio de capital puede encontrarse en Jones (2000), Jablecki (2009) o Giménez Roche y Lermyte (2016). Sin embargo, el arbitraje regulatorio no es el único motivo para la titularización. Los bancos comerciales también se dedican a esa actividad porque los activos titularizados son más pignorables que los préstamos opacos e idiosincráticos que retienen originalmente en el balance. Así que la titularización transforma los riesgos a los que se enfrentan los bancos comerciales, pero también atiende la demanda de inversores externos de buen colateral. También puede usarse para obtener financiación del banco central. Me ocupo de estos motivos en el texto principal.
[11] Sin embargo, la crisis financiera de 2007-2008 expuso un defecto potencial en el proceso de titularización, ya que el riesgo de crédito asociado no estaba realmente diversificado, sino concentrado en ciertos segmentos del mercado financiero (Jablecki, 2009).
[12] Los bancos en la sombra pueden, en cierto modo, suavizar el ciclo económico porque a menudo expanden el crédito cuando los bancos tradicionales lo contraen (Meeks et al., 2013, p. 5). En consecuencia, la corrección y reasignación de recursos se pospone.
[13] Aunque los clientes pueden ser conscientes de este hecho, no cambia el hecho de que los bancos en la sombra estén sometidos a corridas, lo que (a través de las ventas inmediatas) amenaza la estabilidad del sistema financiero. En realidad, algunos economistas creen en que el descalce de plazos en la banca en la sombra fue un ingrediente clave en la crisis financiera de 2007-2008 (Brunnermeier, 2009). Puede argumentarse que si los bancos en la sombra no hubieran creado dinero sobre la base de reservas fraccionarias, no se habrían producido la mayoría las corridas. Merece la pena señalar aquí que “Las empresas que se financian únicamente en los mercados de capital — con fuentes de financiación a plazo largo (deuda) o perpetuo (participaciones)—, no son vulnerables a corridas. Por supuesto, esas empresas pueden impagar, pero el concepto de corrida implica algo más que solo un impago” (Ricks, 2011, p. 84).
[14] “Al final de 2004, los sectores más grandes del mercado [de ABS] eran los títulos respaldados por tarjetas de crédito (21%), los títulos respaldados por propiedades inmobiliarias (25%), los títulos respaldados por automóviles (13%) y las obligaciones de deuda colateralizada (15%). Entre los demás segmentos del mercado estaban los títulos respaldados por préstamos a estudiantes (6%), alquileres de equipos (4%), viviendas manufacturadas (2%), préstamos a pequeños negocios (como préstamos a tiendas de conveniencia y estaciones de servicio) y alquileres de aviones” (Sabarwal, 2006, p. 259).
[15] Por tanto, la rehipoteca debería diferenciarse de las cadenas de crédito, que pueden describirse como una “red de empresas que se toman prestado y se prestan entre sí” (Kiyotaki y Moore, 1997).
[16] Al final de 2007, la velocidad del colateral, es decir, la relación entre el colateral comprometido y los activos subyacentes, era de 3. Esto significa que el sistema de banca en la sombra concedió crédito por el triple del colateral subyacente (Singh, 2011, p. 15).
[17] Los activos tangibles, como las viviendas, no pueden rehipotecarse porque los derechos contractuales limitan la apropiación por parte de terceros de diversos activos como la propiedad residencial. Sin embargo, los títulos pueden volver a comprometerse (Luttrell et al., 2012, pp. 35-36).
[18] Como en la llamada crisis de confianza que se produjo después de que Lehman Brothers quebrara, la confianza es tan importante en el sistema bancario moderno porque opera sobre reservas fraccionarias, que sencillamente no pueden garantizar el cumplimiento de las obligaciones del banco en todo momento. Tal vez pueda aplicarse lo mismo a la reutilización de colateral.
[19] Esto confirma el papel clave de la propiedad privada debidamente protegida en el funcionamiento adecuado del mercado.
[20] Según la ley, “en Reino Unido, puede rehipotecarse una cantidad limitada de los activos del cliente y no hay reglas de protección al consumidor. Por el contrario, en EEUU, la Regla 15c3–3 limita a un intermediario el uso de los títulos de su cliente para financiar sus actividades propietarias. Bajo la Regulación T, el intermediario puede usar o rehipotecar una cantidad de hasta el 140% del balance de deuda del cliente. La ley de la UE no establece un máximo cuantitativo sobre la rehipoteca de colateral comprometido por intermediarios equivalente a la que se encuentra en la Regla 15c3–3 de la SEC. (…) [En la Europa continental], la ley permite a las partes negociar con respecto a cuaánto colateral (si se acuerda alguno) puede estar sometido a derechos de reutilización” (Singh, Aitken, 2010, pp. 4-5). Sobre distintos tipos de contrato de rehipoteca, ver Monnet (2012, pp. 20–22).
[21] Me gustaría agradecer a ambos referidos por señalar la evidente necesidad de dejar claro esto.
[22] Advirtamos por favor que los bancos pueden crear en primer lugar depósitos comprando títulos, que pueden usar (y reusar) posteriormente como colateral para la financiación de repos.
[23] Esto es porque “la creación potencial de crédito depende la disponibilidad de activos cualificados como colaterales para préstamos” (von der Becke y Sornette, 2014, p. 19).
[24] Como señalaba Sławiński (2015, p. 196 n.5), “ los depósitos a largo plazo son fácilmente convertibles en dinero del banco central (efectivo y reservas líquidas) porque las grandes inversiones y los bancos universales están entre los principales intermediarios de los bancos centrales”.
[25] De hecho, de acuerdo con el análisis empírico de Sunderam, los inversores tratan la deuda a corto plazo emitida por los bancos en la sombra como un derecho similar a dinero (Sunderam, 2015).
[26] Como señalaba Hayek, “es necesario tener en cuenta ciertas formas de crédito no relacionadas con bancos que ayudan, como se dice habitualmente, a economizar dinero o hacer el trabajo para el que requeriría dinero en su sentido estricto, si no existieran”.
[27] Un análisis más detallado de cómo funcionan los repos puede encontrarse en Gorton y Metrick (2010) o en Gabor y Vestergaard (2016).
[28] De hecho, podemos decir que casi todo el dinero en depósitos personales se rehipoteca en la práctica a otras entidades. Alternativamente, si los almacenes de oro prestaran el oro depositado podríamos decir que rehipotecan oro físico.
[29] Adrian y Shin (2009) incluso argumentan que, debido a la disminución del papel de los bancos comerciales a favor de las instituciones basadas en el mercado , los pasivos basados en el mercado, como los repos y el papel comercial, podría ser mejores indicadores de las condiciones de crédito que los agregados monetarios tradicionales.
[30] Se aprecia en el simultáneo crecimiento de la oferta monetaria medida por el M2 y la disminución en el volumen del dinero privado amplio (Pozsar, 2011, pp. 10-11). Confirma que la inflación monetaria no neutraliza la deflación monetaria, porque es muy improbable que el nuevo dinero fluya directamente a las manos de los que lo perdieron.
[31] La política inflacionista de EEUU en general lleva a consecuencias no pretendidas y es autodestructiva, al menos con respecto al colateral, porque el aumento de la oferta monetaria por parte de la Fed lleva a la acumulación de reservas por parte de los bancos centrales extranjeros, sobre todo en forma de títulos garantizados por el gobierno de EEUU, lo que lleva su vez a una falta de colateral (Pozsar, 2011, p. 17). Finalmente, no deberíamos olvidar a “los MBS desarrollados en Estados Unidos bajo el patrocinio de las empresas de patrocinio público (GSE) como Fannie Mae y Freddie Mac, que tratan de crear un mercado secundario para préstamos hipotecarios de vivienda” (Gertchev, 2009). De hecho las empresas de patrocinio público fueron las principales contribuidoras a la expansión de la titularización de préstamos bancarios (Loutskina, 2010), lo que demuestra que el desarrollo de los bancos en la sombra se debió en parte a la intervención pública en el sector financiero.
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